Los señores de laicismo.org, en un artículo (https://laicismo.org/por-que-la-constitucion-nacional-de-argentina-no-es-catolica-a-pesar-del-art-2/151547) quieren argumentar porqué, según ellos, la Constitución Argentina no es confesional.
Las razones que han dado ya las he respondido en una serie de artículos de abril de este año. Pero queda una sola cosa por responder más profundamente.
Los de laicismo.org alegan que en la reforma constitucional de 1860, el constituyente Frías propuso una modificación del artículo 2 para que fuera confesional; y que Sarmiento salió a responderle, siendo que "parte de su brillante argumentación estuvo dirigida a demostrar cuál era el espíritu del art. 2 en su versión original, frente a las interpretaciones confusionistas de Frías y sus aliados".
En este artículo voy a refutar esta paparruchada que se dice, por el simple hecho de que Sarmiento NO defiende el espíritu original del artículo 2 de 1853, sino sus propias ideas que incluso son CONTRARIAS al espíritu de la Constitución.
Vamos a mostrarlo exponiendo los distintos argumentos de Frias y Sarmiento.
El debate Frías-Sarmiento.
Acá empieza el discurso de Frías en el que propone reformar
el artículo 2 de la Constitución, el 11 de mayo de 1860:
http://ravignanidigital.com.ar/asambleas/asa4/asa4110000.html?h=915
Analicemos, pues, qué es lo que dice, y luego cuáles fueron
las respuestas por las que se rechazó la reforma.
Argumenta Frías:
-Las causas del malestar social no están en las leyes sino en los hombres que carecen las virtudes necesarias para darles vida. Las instituciones no son más importantes que los hombres. Ergo, hay que corregir al hombre antes que a las instituciones.
-Desde la revolución se creyó erróneamente que bastaba decretar la libertad para que la misma existiera. Pero la libertad está en las costumbres y no en un papel. Sin valor sería el decreto que hiciera a la Inglaterra esclava. Un pueblo es libre por sus costumbres.
-Solo son libres los pueblos educados, y son educados por la religión para la libertad.
-El desenvolvimiento de la civilización democrática en Estados Unidos es gracias a la alianza hecha entre religión y libertad. Fueron fundados por un puñado de beatos llenos de fe en Dios y de respeto en la ley divina. Comprendieron que el hombre es libre cuando obedece al Creador. La libertad para ellos no era un papel, sino un dogma de conciencia: eran libres por ser cristianos. Esa alianza de espíritu liberal y religioso los ha hecho grandes, como observa Tocqueville y todos los que lo han estudiado.
-En Estados Unidos el capellán hace oración antes de las sesiones parlamentarias, y la Reina británica establece día de ayuno y oración. Y hablamos de las dos naciones más libres del mundo.
-No hay libertad donde falta religión. Y en Hispanoamérica faltó libertad porque desde el inicio se estableció el divorcio entre religión y libertad.
-Se dice con razón que donde el individuo es soberano, el primer interés de la nación es que sea ilustrado. Pero, ¿ilustrado por quién y para qué? Por la religión para la libertad. Nuestros padres, discípulos de Rousseau, no vieron en la religión el gran medio para educar al pueblo, sino que intentaron hacer una república sin religión o aún contra ella.
-De Estados Unidos tomamos las instituciones, de Francia las ideas. Las instituciones quedan guardadas en archivos, y como no es la revolución la que moraliza sino que las pervierte y deteriora, la libertad ha carecido de base, asiento y garantía. Falta en el hombre la luz de la verdad y el freno de la moral.
-Mientras subsista el divorcio entre religión y libertad, seremos liberales, pero no libres. La religión es una madre que cesa de ser fecunda cuando no es amada. Amémosla y nos dará libertad.
-Si se quiere atribuir el progreso de Estados Unidos al protestantismo y decir que el catolicismo es incompatible con las libertades políticas, los católicos de aquél país desmienten tal afirmación. Hasta Tocqueville dice que es un error mirar a los católicos como enemigos de la democracia, y que los católicos son “la clase más republicana y la más democrática”. Bélgica es otro ejemplo de país católico y liberal.
-No ignoro que no prospera igualmente la libertad en todos los países católicos, pero la culpa no es de la religión que condena todo abuso de los gobernantes, sino de la revolución que ha apagado en la conciencia la noción del deber.
-En la actualidad es contrasentido mantener a la Iglesia encadenada con leyes medievales (patronato). Podría yo pedir a los liberales que sean consecuentes consigo mismos y den la libertad que merece a la Iglesia.
-Después de las lecciones de experiencia, a la Iglesia de nuestros mayores hay que ofrecerle algo más que un salario y el patronato, que hace a la Iglesia más esclava que lo que es en Rusia.
-Buenos Aires ha declarado que es la religión de Estado. Las Constituciones de Catamarca, Córdoba, Santa Fe y Corrientes agregan ese reconocimiento social: “El gobierno prestará la más decidida y eficaz protección, y todos sus habitantes le deben el mayor respeto y la más profunda veneración”.
Ahora bien, ¿Qué tiene para decir
Sarmiento a todo esto?
Responde en la página 922:
-La Comisión ha pesado palabra por palabra de la Constitución y se ha ocupado menos de la perfección o imperfección de algunas disposiciones que de los puntos primordiales (…) para asegurar la unión de Buenos Aires con las provincias.
-Cuando llegamos al artículo 2° lo dejamos así después de una ligera discusión, no porque lo creyésemos perfecto sino porque creíamos que hemos avanzado con él un poco más adelante.
-Ese artículo es una conquista que el progreso ha hecho sobre la Constitución de Buenos Aires, muy atrasada a este respecto.
-No es cierto que las provincias se hayan levantado contra ese artículo, por considerarlo defectuoso, ni puede decirse que no ha habido moderación de nuestra parte porque no se ha dicho ni una palabra en pro o en contra de la religión, puesto que no hemos hecho más que evitar dificultades a ese respecto.
-El discurso de Frías tiene ideas felices, pero las desapruebo.
-La religión es una cosa divina que nadie ataca, y el señor convencional (Frias) no ha tenido antecedente ninguno para entenderse a favor del catolicismo, ni en contra del protestantismo.
-Se dice que la religión impide la revolución. Eso es desmentido por la historia.
-Los beatos amantes de la libertad a los que se refirió Frías, comenzaron a matarse entre sí. Hasta que vino Rogerio Williams y dijo que la conciencia no entra en la administración pública. Esta es la cuestión que tenemos que resolver ahora.
-La base de la libertad es la libertad de conciencia, y eso es lo que toma la Constitución y lo que debemos conservar.
-Se habla de religión y moral, pero 3 siglos ha tenido la religión para producir bellos resultados. Hubiesen prosperado antes los pueblos “si la base de libertad y el progreso es el predominio exclusivo de una religión”.
-En ese momento era religión de Estado. Por eso se ha querido evitar armar a la religión con el poder civil, para que no persiguiera o matara al pensamiento.
-La libertad no se consigue con persecución, sino con tolerancia y con la libertad de conciencia.
-Y las religiones, porque son divinas y dogmáticas, son intolerantes y perseguidoras, y para ellas no hay crimen mayor que contradecirlas.
-La Constitución de Estados Unidos establece que la religión no esté armada. Y precisamente por eso progresa el catolicismo, porque no está armado ni puede perseguir.
-Sobre religión y moral. Ha habido progresos en los últimos 40 años (ej. No hay saqueadores en caminos de Chile, o un callejón de Buenos Aires es seguro). Y esto porque los pueblos progresan. Si la religión produce esos progresos: ¿por qué no lo ha hecho en 18 siglos y no ha educado al mundo?
-“No quiero decir una palabra contra el despotismo religioso, pero ese era primer grado a donde conducirá la reforma propuesta. Después vienen otras constituciones y han dicho: la religión católica apostólica romana es la religión del Estado con excepción de toda otra religión”. FALACIA DE EFECTO DOMINÓ.
-La Const. De la Federación establece solo que se sostiene el culto católico. O sea, se reconoce este principio: no haya religiones perseguidoras ni armadas, ni haya delitos religiosos. Pero la Constitución de Estados Unidos es mejor, y dice que el congreso no podrá legislar sobre religión, ni preferirá un culto a otro. Y la Constitución de Nueva Granada establece que el Estado garante la libertad de conciencia, pensamiento opuesto al sostenido por Frias.
¿Qué decir?
Sarmiento no ha hecho más que caer en pura falacia de paja, atacando lo que nadie estaba defendiendo.
Lo único que hace es atacar la
idea atentar civilmente contra la libertad de conciencia, castigando –por
ejemplo- la herejía, la apostasía y el cisma. Y Frías en ningún momento está
proponiendo eso. Él solo dijo que hay que darle más reconocimiento y defensa a
la Religión por ser ésta el apoyo de la moral. Y propone dos cosas
específicamente: oración del capellán en el parlamento, y decretar días de
ayuno y oración para hacer penitencia o también para dar gracias a Dios. Dos
cosas que se hacen en Estados Unidos y Reino Unido, naciones liberales, y que
sin embargo Sarmiento ignoró.
Sarmiento mezcla los conceptos de
Religión de Estado con la de violación de libertad de conciencia.
Falazmente pretende hacerlos equivalente, y Frías le está diciendo que no lo
son.
¿Qué implica la Religión de Estado según Frías?
Reconocer la veracidad de una
religión, y reflejarlo consecuentemente en la legislación. Si el matrimonio
sacramental es verdadero matrimonio, entonces no podés obligar a los católicos
a celebrar matrimonio civil. Tenés que reconocerle el matrimonio sacramental, y
por tanto reconocer también su indisolubilidad. Eso no atenta contra la
libertad de conciencia, porque nadie que no sea católico es obligado a contraer
matrimonio católico contra su voluntad.
Si el catolicismo es verdadera
religión, es evidente que debe enseñarse en las escuelas públicas, o que se
deben subvencionar las escuelas católicas. Eso no es violar la libertad de
conciencia. Los que no san católicos tienen sus escuelas.
Si la Iglesia enseña que la vida
inicia desde la concepción, entonces es evidente que desde la concepción hay
que reconocer el derecho a la vida, y por tanto no legalizar el aborto. Eso no
es atentar contra la libertad de conciencia, como no lo es el prohibir el
asesinato.
Sarmiento alega que las
religiones, porque son divinas, son de suyo perseguidoras de quienes los
contradicen. Sin embargo ignora el mismo Sarmiento que la libertad tiene un
límite, y ese es el bien común. Si me religión me dice que tengo que hacer
esclavos y realizar sacrificios humanos, ¿se me debe respetar mi libertad?
Evidentemente, no. Puedo tener, en mi conciencia, las ideas que yo quiera, solo
soy responsable ante Dios. Pero eso no significa que me sea lícito llevarlas en
práctica.
¿Cuál es el límite, entonces, de
la libertad? El bien del otro y de la sociedad. Pero para ello hay que partir
de un estándar objetivo de “bien”. ¿Hay bien solo material? ¿Hay alma? ¿Es un
bien reconocer la verdadera religión? ¿Es un mal profesar el error? ¿Afecta eso
individualmente o socialmente? Todas estas cuestiones no pueden ser respondidas
ignorando la veracidad de alguna Religión.
Por otro lado, ¡toda moral
persigue a quienes la contradicen! Quien
dice que robar es inmoral va a perseguir a aquel que dice “no lo es” cuando
lleve su pensamiento a la práctica. Por lo que rechazar ad hoc la “persecución” ignorando si se basa en la
verdad y el bien, es un absurdo.
Además, lo que dice Sarmiento va
en contra de lo argumentado en los debates de los constituyentes de 1853, va en
contra del pensamiento de Alberdi, va en contra del pensamiento de Gorostiaga
–redactor de la Constitución del 53- y va en contra de la Comisión de Negocios
Constitucionales de 1853. El mismo informe de la Comisión dice que es necesario sostener el culto para no terminar con una sociedad de inmorales y ateos.
Por lo que las ideas que plantea
Sarmiento no son más que opinión personal suya que no refleja el espíritu de la
Constitución. Ese espíritu lo refleja verdaderamente Frías.
http://ravignanidigital.com.ar/asambleas/asa4/asa4110000.html?h=925
Sarmiento contra Sarmiento.
Por otro lado, ¡el mismo Sarmiento reconoce que moral y religión están relacionados! Le está reconociendo a Frías su punto principal.
Por lo que al momento de argumentar en el debate simplemente no le importa la verdad. Citemos otro texto Sarmiento, cómo fuera del debate es racional y reconoce lo que en el debate niega o minimiza:
“El remedio de males tan graves, no sería sin embargo muy difícil, si hubiese hombres demasiado filántropos, demasiado caritativos y humanos que quisiesen aplicarlo. Una sostenida instrucción religiosa y moral, la constante residencia de dos o más sacerdotes, animados de un celo piadoso y adornados de virtudes edificantes, bastaría a nuestro juicio para reducir en corto tiempo a estas almas indómitas, mejorar su suerte y asegurar la vida de muchos y las propiedades de los dueños de faena. Todos ganarían en ello; la civilización y la moral harían una conquista, y la religión salvaría algunos centenares de almas perdidas. En cuanto al mantenimiento de estos benéficos pastores, si los hubiese, los propietarios hallarían ahorro y ventaja en procurarlos; y las larguezas de los mineros harían abundantemente el resto. La religión fue siempre la maestra de las sociedades en su infancia, y la gloria del cristianismo consiste, no solo en haber ofrecido al hombre la perspectiva de una dicha imperecedera, sino también en haber llevado la civilización a los extremos de la tierra, dulcificando las costumbres y sometiendo las pasiones. ¿Se habrá extinguido del todo en nuestro sacerdocio, el piadoso celo que arrastraba en otro tiempo al misionero cristiano a los bosques, a llevar la moral evangélica a los bárbaros feroces que los poblaban, presentando al mundo como el fruto de sus tareas, sociedades de hombres sometidos por ellos a los preceptos de la moral, que habían desconocido antes? ¿Se habrá entibiado aquella caridad sublime que le hacía buscar los trabajos y apetecer los peligros, para arrancar a la ignorancia y a la idolatría sus víctimas?”. T. I, 1841, pp. 32-33.
Oh, señores, pero eso es solo una cita. Sigamos con otra:
“No dejaremos pasar en silencio la pretensión del obispado consentida ya por el Poder Ejecutivo, de alejar las mesas electorales de los templos, por ser contra las tradiciones seculares del cristianismo, y contra las leyes que en varios casos consagran esta saludable práctica de poner a la sombra de la santidad de los templos la santidad de las elecciones y otros actos públicos a fin de poner ese freno a las pasiones del hombre.
Fueron los templos desde ab initio lugares sagrados destinados al asilo de los delincuentes, de los perseguidos, y esta función desempeñan moralmente en las elecciones, que en todos los países católicos se celebran en los atrios o en el interior de las iglesias, precisamente porque la religión es uno de los frenos que contienen las pasiones de las multitudes, y porque ella, como los templos, y el carácter inviolable del sacerdote, han sido siempre aplicadas con fruto al gobierno civil.
¿Para qué jurar sobre los Santos Evangelios? Vale más la palabra de honor; pero es la ley la que prescribe aquella fórmula, porque la ley es cristiana, hecha para una sociedad cristiana. Decimos lo mismo con respecto a la elección en el atrio de las iglesias. Importaría poco el lugar; pero es que la ley que lo ordenó así era cristiana, dictada para pueblo cristiano, y mandó que el pueblo se reuniese para motivos que pueden excitar sus pasiones hasta la efusión de sangre y el crimen, en los lugares que está habituado a reverenciar, a fin de que los prestigios religiosos lo contengan”. T. XXIV, 1856, pp. 232-233.
¿Quieren más, los señores de laicismo.org?
“Obsérvase en nuestras gentes del pueblo una propensión espantosa al asesinato, y los diarios, están llenos de los que tienen lugar diariamente por querellas insignificantes, muchas veces por solo el placer de matar. La mayor parte de nuestros reos pertenecen a esta categoría del crimen. ¿De dónde proviene esta espantosa facilidad de hacer desaparecer un ser racional de la faz de la tierra?
De la cólera, que se enciende en los que lo perpetran, a términos de perder la razón, de falta de conciencia moral que es común a todos los pueblos del Mediodía de Europa, del hábito de cargar un cuchillo, del espectáculo diario de derramar sangre de animales. La facilidad de asesinar, había tomado, con la dominación de los caudillos, proporciones espantosas a punto de haber diezmado la generación presente, exterminando los habitantes, como desertores, como prisioneros, como unitarios.
Ahora dícese la religión será un remedio para moralizar estas pasiones desordenadas, hasta aquí estamos de acuerdo, pero viene la cuestión de los medios, y ya principia el disentimiento. ¿Eran más morales nuestros paisanos del siglo pasado, o lo fueron españoles e italianos en este punto, ahora dos siglos, cuando había en España un sacerdote por cada diez varones? ¿Acaso la religión con sus antiguos medios de acción, tenía entonces obstáculos en la opinión o en las ideas para obrar como medio de moralización? Todo lo contrario es lo que resulta de la historia. Sacerdotes eran los ministros de gobierno y los consejeros de la Corona que hacían las leyes y gobernaban; sacerdotes eran los miembros de los tribunales, y centenares de miles de ellos, desempeñaban todos los cargos de la sociedad. [...] Las letras, las ciencias, los medios intelectuales estaban en sus manos, y sin embargo, de ese predominio absoluto han salido las sociedades actuales con la depravación moral que queremos curar hoy, aplicando los mismos medios prácticos que fueron estériles durante tantos siglos para producir el bien, si no contribuyeran a desarrollar el mal.
Es que no se iba a la raíz del mal, que es la educación, la instrucción, la preparación para el trabajo. Todos esos sistemas moralizadores que quieren enderezar el árbol endurecido ya, no lo han conseguido ni lo conseguirán jamás, porque son impotentes.
El asesino es casi incurable, como lo muestran nuestras cárceles; pero hay un medio de evitar el hábito del asesinato, que es amansar el animal, disciplinándolo cuando aún está tierno. Es el efecto de la escuela habituar al niño a estar con otros niños, a tolerarse, a contenerse en ciertos límites, a ir y venir, sentarse, pararse, rezar, leer, escribir, obrar ordenadamente durante una serie de años. El niño que haya pasado por esta preparación moral no asesinará cuando sea hombre, porque la pasión de la cólera estará adormecida o contenida. He aquí lo que se llama educación moral”. T. XXIV, 1856, pp. 197-198.
Ahí tenemos, pues, a Sarmiento, reconociendo lo que en el debate busca negar u obviar.
Y los constituyentes de 1853 estaban inspirados en los Estados Unidos, como dicen ellos explícitamente en el mismo Informe de la Comisión de Asuntos Constitucionales (que los de laicismo.org agarraron para argumentar). Pues bien, señores: el mismo George Washigton decía que religión y moral están relacionados, en su famoso discurso de despedida:
“La religión y la moral son apoyos indispensables de todas las disposiciones y hábitos que conducen a la prosperidad pública. En vano reclamaría el título de patriota el que intentase derribar estas grandes columnas de la felicidad humana, estos apoyos firmísimos del deber del hombre y del ciudadano. Tanto el mero político como el devoto deben respetarlos y amarlos. No bastaría un tomo entero para indicar todas las conexiones que tienen con la felicidad pública y privada. Preguntaré yo únicamente ¿Dónde se encontraría la seguridad de los bienes, de la reputación y de la vida, si no se creyese que eran una obligación religiosa los juramentos que en los tribunales de justicia son los instrumentos para investigar la verdad? Debíamos lisonjearnos con cautela de la suposición, de que la moralidad puede sostenerse sin la religión. Por mucho que se conceda al influjo de una educación refinada en los espíritus de un temple peculiar, la razón y la experiencia nos prohíben esperar que la moralidad nacional pueda existir excluyendo los principios de religión.”
La réplica de Félix Frias.
¿Se rechazó la reforma del artículo 2 por los argumentos laicistas de Sarmiento?
En El Nacional del 3 de marzo de 1883 Sarmiento reconoce que siempre hubo 'Religión de Estado' en todas las constituciones y estatutos nacionales y provinciales, inclusive en la constitución provincial de la separatista Buenos Aires del 12 de abril de 1854; pero, al aceptar la provincia la constitución nacional, lo modificó en la reforma de 1873 para estar a tono con lo sancionado en 1853 y ratificado en 1860. "El Estado declaró en 1860 que sostendría los gastos y la jerarquía que demanda el culto y que esa era su manera de rendir honor a la divinidad". A saber, con pequeñas cuotas de' amortización, hasta cubrir el capital usurpado en 1822. En otro escrito de 1883 afirmó Sarmiento: "El artículo 2° de la constitución nacional es obra de Alberdi que lo copió de Francia, en cuya constitución primero decía: 'La Religión Católica, Apostólica, Romana es la Religión de la Francia'; luego dijo: 'de la mayoría de los franceses'; y, al fin, concluyó diciendo en 1848: 'El Estado sostiene con salarios el culto".
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