sábado, 10 de febrero de 2024

Respuesta a "Preservative Against Popery". El Papado. Parte I.

Preservativo contra el papado - Wikipedia


Volumen 2:  UNA Preservación contra el papado, en varios discursos selectos sobre el princi... - Google Books

Volumen 3:  Una defensa contra el papado, en varios discursos selectos sobre... - Edmund Gibson - Google Libros

Volumen 5:  Una defensa contra el papado: en varios discursos selectos sobre... - Edmund Gibson - Google Libros 


Bueno, no me funciona el enlace que tenía guardado y de donde saqué el texto y lo traduje.

Así que no sé de qué parte de la obra lo saqué. De todos modos, estará ahí.

Específicamente, la cuestión era sobre el Papado y el Primado de Pedro.

Solo eso voy a responder. Y nada más algunas partes, porque ya se vuelve repetitivo. Refutando esto, queda refutado lo demás, porque solo repite los mismos argumentos.

Como se ve, lo que escribo yo va en rojo, mientras que el texto de la obra va en negro.


PD: Finalmente, volvió a encontrar el texto. Era el " Tratado sobre la supremacía del Papa" de Isaac Barrow.

https://books.google.com.ar/books?id=TSyhRebVqDQC&pg=PA53&dq=4.+Si+San.+Pedro+ha+sido+instituido+soberano+del+Senado+Apostólico&hl=es-419&newbks=1&newbks_redir=0& sa=X&ved=2ahUKEwiMucKlvLSIAxXxpZUCHV8MBiAQ6AF6BAgMEAI#v=onepage&q=4.%20If%20St.%20Peter%20ha%20ha%20sido%20instituido%20sovereign%20of%20the%20Apostolic%20Senate&f=false



1. Era necesario que una comisión de Dios fuera concedida en términos claros y claros; que ningún hombre pueda tener duda alguna de ello . Pero tal comisión no existe en la Escritura.

 

Respuesta: La comisión fue concedida en términos claros, como se ve en Mateo 16 y puede deducir cualquiera que no tenga un prejuicio anticatólico que comprometa su postura teológica.

 

2. Si el Señor instituyó el oficio del Papado, es extraño que no se mencione en ningún lugar su institución, el momento, forma y circunstancia en que San Pedro lo recibió; la naturaleza, reglas y límites del cargo. Esto, siento de gran importancia, no podría haber sido omitido.

 

Respuesta: Cristo también instituyó el episcopado y sin embargo no hay ningún lugar donde se señale su institución, el momento, forma y circunstancias; la naturaleza, reglas y límites del cargo. Y está claro que eso no nos impide deducir que el episcopado existe, porque lo enseña la misma Escritura (Hch. 20:28), ni nos impide saber más o menos cuál es su naturaleza, por las analogías que se usan para describirlo: pastor, inspector, gobernador. Nos basta saber que el episcopado se lo dio Cristo a sus Apóstoles, y que la naturaleza del cargo es la de la plenitud del sacerdocio y el gobierno de la Iglesia.

Pues lo mismo ocurre con el Papado. Sabemos que implica ser cabeza del alcalde gobernador de la Iglesia.

De igual forma Cristo no explicitó en los Evangelios cosas sobre los sacramentos: ¿Está él presente de forma simbólica o real? ¿Y si es real, lo está junto con el pan o no? Y si no: ¿se produjo la transubstanciación como creen los católicos?

¿Hasta qué momento está presente Cristo en la Eucaristía? ¿Hasta que se lo manduca?

Sin embargo, todas estas cosas no las cuentas Cristo con sus palabras expresadas claramente en la Escritura. Y aún así, eso no nos impide decir lo que sí conocemos con toda claridad: que Cristo está presente de alguna manera, por las palabras de consagración, y que aquello es un sacrificio visible perpetuo.

 

 

3. Difícilmente se puede asignar tiempo a la institución de dicha autoridad. Ni siquiera sirve el apéndice de San Juan, como luego se mostrará.

4. Si San Pedro hubiera sido instituido Papa, su oficio y estado habrían sido en naturaleza y especie muy distintas del oficio común de los demás Apóstoles, y esto habría sido significado por algún nombre o título distinto. Pero tal nombre o título nunca fue asumido por él, ni por los demás se le atribuyó.

 

Respuesta: No necesitó título alguno, más que ser reconocido como “El primero” o “El principal”. Y así lo han tratado los padres: Como príncipe, corifeo, primero, vocero, cabeza.

Lo que hace al oficio es su naturaleza, no el título.

Ya en los primeros siglos se creía que se creía que el obispo de Roma tenía primacía, y sin embargo no había ningún título para distinguirlo de los demás, porque incluso “Papa” se usaba con los demás.

No solo eso, sino que en la misma Escritura alguien como Moisés, o Josué también, tiene autoridad sobre todo el pueblo y sin embargo no tienen ningún título asignado que los distinga. Solo se los considera jueces o gobernantes o príncipes, porque juzgan, gobiernan y tienen principado. Y sin embargo tales títulos se aplicaba también con los subordinados, pues en Israel había varios jueces, gobernantes o príncipes inferiores.

Hasta en la propia República Romana, en el inicio, Octaviano era simple senador,   distinguido nada más por el título de Princeps, que solo significa principio, primacía, primero.

 

5. No había ningún oficio superior al de Apóstoles conocido por los Apóstoles o por la Iglesia Primitiva.

Respuesta: Y el Papa es tenido como Apóstol, no como algo superior al Apostolado.

Como dice San Roberto Belarmino:

"El sumo pontificado está elocuentemente postulado por el Apóstol en estas mismas palabras: “Y dio a unos como apóstoles”; y más claramente en 1 Corintios XII, donde dice: “Y puso en la Iglesia en primer lugar a los apóstoles, en segundo lugar a los profetas”. Si alguna vez se dio a Pedro, sino también a los demás apóstoles, un supremo poder eclesiástico, todos podían decir de Pablo: «Mi urgencia diaria es el cuidado de todas las Iglesias». Pero a Pedro se le dio como a un pastor ordinario, a quien los hombres sucedieron a otros a perpetuidad, mientras que a los demás se les delegó como a un simple delegado, a quienes los hombres no sucedieron Por eso, en aquellos primeros tiempos de la Iglesia, era necesario difundir rápidamente la fe por todo el mundo, por lo que el supremo poder y la libertad tuvieron que conceder a los primeros predicadores y fundadores de la Iglesia pero después de la muerte de los apóstoles, la autoridad apostólica permaneció solo; en el sucesor de Pedro en efecto, ningún obispo, aparte; del obispo romano, tuvo jamás cuidado de todas las Iglesias, y él solo fue llamado Pontífice Apostólico por todos, así como por su Sede Apostólica, y por la antinomasia y el oficio de su apostolado".


    Fundamento:

a) San Juan Crisóstomo: “Era la mayor autoridad y la cumbre de las autoridades; no hubo ninguno antes que un Apóstol, ningún superior, ningún igual a él (referido particularmente a San Pablo, pero dicho de todos los Apóstoles)”.

Respuesta: San Juan Crióstomo creía en el primado de Pedro. La cita alegada por el negador no se refiere a la autoridad o superioridad de jurisdicción, sino en el orden de la labor evangelizadora.

 

b) San Pablo, enumerando los oficios, pone primero a los Apóstoles. Luego profetas, evangelistas, pastores y maestros. ¿Por qué no puso primero un papá?

Respuesta: San Pablo no está haciendo un listado en orden descendente de la jerarquía eclesiástica, sino que está mencionando dones y carismas, que incluso puede tener una sola persona.   El Papa ya está incluido entre los Apóstoles.

De hecho, Belarmino justamente estaba respondiendo ese mismo argumento en la cita de arriba.

6. Cristo mismo se opuso contra este tipo de primado , instituyendo la igualdad entre los Apóstoles, prohibiéndoles afectar, buscar, asumir o admitir una superioridad de poder de unos sobre otros.

 Fundamento:

a ) La contienda entre los Apóstoles sobre quién debería ser considerado el mayor . El Señor la detuvo diciéndoles no que ya había nombrado un superior, sino que no debían pretender que alguno lo fuera, porque no sería una monarquía: todos debían ser humildes y condescendientes unos con otros. El mandar es un servicio, el que es líder es un servidor; el que es superior debe actuar como inferior. Así, prohibió ejercer cualquier dominio o autoridad sobre el resto como hacen los príncipes mundanos.

Respuesta: Cristo no les dijo que no habría un alcalde. Les dijo que no debían pretender tener los primeros puestos, porque la autoridad es un servicio. Quieren ir más allá de lo que dice el texto.

Por eso responde Belarmino:

"Respondo: tanto en este lugar como en Mateo 20, el Señor no elimina la monarquía de la Iglesia, sino que más bien la establece y aconseja, siendo diferente de la monarquía civil de las naciones. En primer lugar, el Señor no dice: “No estarás a carga de otros de ninguna manera”, sino más bien “No estarás a carga como ellos”, es decir, verdaderamente estarás a carga, pero de una manera diferente a ellos. Por lo tanto, ¿no se añade claramente en esta cita: “El que es mayor entre vosotros, que sea como el más joven, y el que es líder (en griego es h`gouvmenoj, general y príncipe), que sea hecho vuestro siervo”? Por lo tanto, uno fue designado por el Señor. En seguida, con su propio ejemplo, declaró: «Así como yo no he venido para ser servido, sino para servir». Y «Estoy en medio de vosotros como si fuera un servidor». Y, sin embargo, dice de sí mismo en el Evangelio de Juan: «Me llamáis Maestro y Señor, y decís bien: Verdaderamente lo soy». Cristo, por tanto, no se enseñoreó ni se hizo cargo, aunque era el Señor, así también quiere que uno de los suyos sea verdaderamente el que gobierne, pero sin afán de dominio, como sucede en los reyes de las naciones, que son en su mayoría tiranos, y mandan a sus subditos como esclavos, y todo lo relacionan con su propio placer y gloria. Por eso quiere que su vicario esté sobre la Iglesia como un pastor y un padre, que no busca el honor y el provecho, sino el bien de sus súbditos, y que, aparte de los demás, trabaje y sirva al bien de todos."

b ) La madre de Santiago y San Juan pidió una preeminencia sobre los demás para sus hijos, que se sienten uno a la izquierda y otro a la derecha del Señor en la gloria. Pero el Señor rechazó la demanda, porque en su reino no hay lugar para tal ambición. Los Apóstoles habrían de sufrir persecuciones por el Reino, antes de gozar de dignidad o ejercer mando.

Respuesta: Ídem.

c) En otra ocasión los Apóstoles, imaginando el Reino, disputaban quién sería el mayor, y preguntaron al Señor al respecto; pero Él no les respondió que sería Pedro, sino que les enseñó a no pretender cosa alguna como preferencia sobre los demás: el que quiera ser el primero, que se haga el último.

Respuesta: ídem. Y añado: Cristo les dijo que el mayor sería servidor, e inmediatamente habló directamente a Pedro, diciéndole que oraría específicamente por él, para que su fe no falle y luego confirme a sus hermanos. Lo cual indica una primacía de Pedro sobre los demás.

d) El Señor también prohibió parecerse a los escribas y fariseos en sus ambiciosos deseos y prácticas, sus afectaciones de preeminencia, su asunción de lugares y títulos que implican diferencia de rango y autoridad: No te llames Rabí, porque un solo Maestro tenemos.

Respuesta: ¿En qué quedamos? ¿Cristo prohibió que haya maestros o en cambio hay “profetas, evangelistas, pastores y maestros ”?

Otra vez: la condena a la soberbia, vanagloria, ambición y demás vicios no implica negar la autoridad. Porque al fin y al cabo, el mismo Cristo mandó obedecer a los escribas y fariseos que se sientan en la cátedra de Moisés. Y el mismo objetor, por otro lado, de por sí acepta que Cristo adquirió autoridad sobre toda la Iglesia. Solo que considera que era colegiado y no unipersonal.

Si se dice que tal discurso impugna toda jurisdicción eclesiástica, respondo que, de hecho, con ello se elimina todo gobierno tan altivo y duro que algunos han ejercido sobre los cristianos ; esa adería, (poder arbitrario;) que í ávúduvos, (autoridad absoluta, incontrolable Eph. Or . rity;) ese тupan govoμix, (prerrogativa tiránica,) de la que se quejan los Padres; ese xaraxUPIEÚELY Txpwr, (dominante sobre sus pupilos), que San Pedro prohíbe. Nosotros, dice San Crisóstomo, fuimos diseñados para enseñar la palabra, no para ejercer imperio o soberanía absoluta; tenemos el rango de consejeros, exhortando al deber

Respuesta: Entonces, el mismo que plantea la objeción admite que tal objeción no impugna la existencia de jurisdicción eclesiástica , sino solo el ejercerla de forma altiva y dura o el de pretenderla o ambicionarla. Por lo que su mismo argumento se viene a pique .

Nadie, como el Papá, reclamó:

-Tener dominio no solo sobre los actos internos sino sobre las reflexiones internas, sujetando las conciencias a sus dictados, leyes y censuras.

-Lanzar maldiciones y condenaciones sobre todos aquellos que se atrevieran a disentir de su opinión.

-Tener poder para hacer, abolir, suspender leyes o imponer lo que quisiera, bajo obligación de conciencia.

-Tener poder para disponer de todas las cosas, se directa o indirectamente; e incluso disponer de reinos, juzgar a príncipes soberanos, condenarlo, deponerlos y absolver a sus súbditos de la lealtad.

-Tener prerrogativa de juzgar a todos pero no ser juzgado.

Ahora bien: Si asumir y ejercer tales poderes no es exaltarse a uno mismo, cosa que el Señor prohíbe, ¿qué es eso entonces?

Respuesta: ¿De dónde se deduce que tener autoridad sobre toda la Iglesia, como reclamar el Papa, es lo mismo a un “gobierno tan altivo y duro”?

El mismo objetor acepta la autoridad monárquica dentro de una diócesis: ¿lo que no es altivo y duro para una diócesis sí lo es para la Iglesia universal?

El mismo objetor es británico y la cabeza de su Iglesia es el mismo monarca. ¿No es altivo y duro el gobierno monárquico para un país pero sí para la Iglesia?

El mismo Dios estableció a Moisés sobre todo Israel, y luego a Josué y los demás jueces, y posteriormente a los reyes: ¿No era altivo y duro el gobierno unipersonal para Israel pero sí lo era es la Iglesia?

Más que demostrar su punto, el objetor solo lo supone.

 

7. Examinando los detalles, no encontraremos ninguna administración peculiar confiada a San Pedro, ni privilegio alguno conferido a él, que no fuera también concedido a los demás Apóstoles.

Respuesta: Todo lo que pueda alegar el objetor para mostrar que las prerrogativas de Pedro también pertenecen a los demás Apóstoles, es irrelevante. Porque reconocemos de buen grado que los demás Apóstoles tenían todas las prerrogativas de Pedro.

Simplemente que Pedro las tenía como cabeza y como oficio ordinario perpetuo en sus sucesores, mientras que en los demás Apóstoles eran extraordinarias y terminarían con ellos.

Habría siempre en la Iglesia una cabeza, pero no siempre habría doce Apóstoles.

a)Embajador, mayordomo, ministro, vicario: Los demás también lo eran por orden no menos inmediata y expresa de Cristo: “Como el Padre me envió, así también yo os envío”; (San Cipriano: “Concediendo un poder igual  todos los Apóstoles”) “Somos embajadores de Cristo; os rogamos, en lugar de Cristo (…) cada uno de nosotros como ministros de Cristo y administradores”

Respuesta: ¿Cuántos mayordomos o ministros puede haber en un Reino según la misma Escritura? ¡Uno solo! Como establece Isaías 22:22. ¿Cuántos siervos gobiernan una casa? ¡Uno solo! Como establece  Mateo 24:45-51. ¿Cuántos pastores puede tener un rebaño? ¡Uno solo! Como establece Juan 10:16. ¿Qué pasa si una casa está dividida en ausencia de autoridad? No puede permanecer, como dice Mateo 12:15. Por tanto, está claro que todos los demás solo pueden ser pastores o embajadores de un modo subordinado mientras haya uno que sea cabeza. Así, por ejemplo, en el pueblo de Israel había muchos jueces, y sin embargo estaban subordinados a un juez supremo que era Moisés (Dt. 18:13-26); como de igual manera Israel tuvo su Rey o Príncipe, y sin embargo cada tribu tenía sus príncipes (Núm. 7:2, Js. 22:14, Is. 31:1).

Y no puede replicarse: “Bueno, en realidad ya hay un Pastor, que es Cristo. Pero en la tierra no se necesita uno supremo”. Porque la Escritura enseña que, a pesar de ser Dios Pastor y Rey desde el cielo, sin embargo se necesita Pastor visible en la tierra para que no haya anarquía o división (Núm. 27:17, Jue. 21:7).

Ahora, las citas alegadas: “así también yo os envío”. Nada impide que un Rey envíe a muchos generales para comandar un ejército y sin embargo ponga una cabeza sobre ellos (1 Re- 15:20, 2 Re. 2:9, 6:14.23). De hecho, es lo que ocurre en la realidad. Cristo los envió como Apóstoles, pero eso no quita que entre los Apóstoles tenga que haber cabeza, como justamente demuestran los argumentos católicos. De hecho, justamente: ¿Cuándo se manda una comitiva no se manda también un líder de la misma? Dios mismo “envió” al Pueblo de Israel (Dt. 9:23) y sin embargo, eso no quita que tuvieran superiores. En 2 Reyes 2:2-3 el Rey Ezequías mandó al mayordomo de Palacio, al escriba y a los sacerdotes a decir algo al profeta Isaías; y nada impide pensar que había una jerarquía entre ellos para el envío. En Jueces 21:13 Israel envió un ejército, y no por eso el Ejército era acéfalo. Salomón mismo enviaba siervos al Líbano y sin embargo eso no excluía que estos tuvieran oficiales principales que los dirigieran (1 Re. 5:6. 13-16). Cualquiera sabe que en esas obras se necesita dirección; y aunque muchos obreros trabajen en hacer una casa, siempre hay un maestro mayor de obra.

El “Somos embajadores de Cristo” se hace en virtud del poder sacerdotal, común desde el cura de pueblo hasta el Papa. Pero eso no quita que igualmente los presbíteros estén sujetos a los obispos. Una cosa no quita la otra.

Sobre San Cipriano: el mismo poder se refiere al poder sacerdotal y apostólico; pero eso no excluye que a uno hiciera cabeza. El mismo Cipriano creía que Pedro era cabeza y signo de la unidad. Por lo que es evidente que Pedro tenía algo especial que los demás no.

 

b) Roca sobre la que se funda la Iglesia: no menos que todos, porque la Jerusalén tenía doce cimientos. “Todos estamos edificados sobre el fundamento de los profetas y apóstoles, siendo Cristo la piedra angular” (Ef. 2:20).

Respuesta: Cosa nunca negada por los católicos. Pero es evidente que Pedro es piedra en un sentido distinguido, y por eso justamente se le cambia el nombre de “Simón” a “Pedro”; y por algo a él solo se le promete de manera especial las llaves del Reino y atar y desatar, y ser cabeza de la Iglesia. Como también a él solo se le asigna el pastoreo de las ovejas, y a él solo se le promete que su fe no fallará para que confirme a sus hermanos. Y a él solo se le dice que es el “primero”, y siempre aparece distinguido mencionado primero y aparte del resto de los Apóstoles, y siempre hablando por todos y tomando la iniciativa.

Está claro, entonces, que Pedro es la piedra de una manera particular.

Ese es el punto de discusión, no si existen más que sean piedras.

c) Arquitecto de la casa espiritual (1 Pe 2:5): también los demás: “Como sabio arquitecto, he puesto los cimientos” dice Pablo.

d) Llaves de la Iglesia : cualquiera sea la facultad que importaron las llaves (abrir o cerrar por instrucción y persuasión, sacramentos, ejercicio de la disciplina, exclusión de escandalosos y heréticos), también lo tenían los Apóstoles.

Respuesta: Lo mismo que con el punto “a)”. El protestantismo simplemente se queda de sin nada que decir ante la cuestión de por qué Pedro recibe de manera especial las llaves y por qué parece tener una preeminencia. Y por qué parece ser un mayordomo del Reino siguiendo el modelo del antiguo Israel. No les queda más que encogerse de brazos.

e) Poder de atar y desatar : Lo concedió inmediatamente el Señor a todos.

f) Perdonar y retener los pecados : fue en virtud de la promesa común, “a quienes remitáis los pecados…”

Respuesta: Esto es propio del poder sacerdotal, no solamente de la autoridad papal. La distinción es de jurisdicción, no de grado.

g) Poder y obligación de alimentar   las ovejas : así lo habrían hecho todos los que fueron pastores ya los que se les dio el encargo (Hechos 20:28).

Respuesta: Y sin embargo, se necesita un solo pastor.

h) Comisión universal o ilimitada : también lo fue el de los demás apóstoles, por la misma autoridad inmediata: “Todo poder me es dado en la tierra: id, pues, y enseñad a todas las naciones…”. Ellos, como dice San Crisóstomo, "eran todos encomendados en común con el mundo entero y tenían el cuidado de todas las naciones".

Respuesta: Y aún así tenían una cabeza, que era “el principal, Simón, llamado Pedro” (Mt. 10:2).

i) Dones extraordinarios, gracias especiales, para desempeñar el oficio apostólico : Ellos también, por el envío del Espíritu Santo para guiarlos a toda la verdad (Juan 16).

¿Qué prerrogativa singular puede entonces imaginarse perteneciente a San Pedro? ¿Qué ventaja sustancial podría pretender tener sobre los demás Apóstoles?

Respuesta: La prerrogativa especial de Pedro es que tenía autoridad sobre toda la Iglesia, incluidos los demás Apóstoles. Y por tal motivo, era cabeza de toda la Iglesia.

8. Pedro mismo en sus dos epístolas no da ningún indicio de tener la autoridad de un Papa.

Respuesta: Tampoco da indicio de tener una autoridad superior a la de un presbítero. Y sin embargo, no por eso no la tenía en realidad, porque era Apóstol. Su humildad no niega su autoridad.

9. En la Historia apostólica no aparece ninguna huella de que Pedro ejerciera esa autoridad . No se da ningún caso en que él imponga órdenes a algún Apóstol o ejerza algún acto de jurisdicción sobre ellos, sino que se da lo contrario . En la administración es solo uno más; todas las cosas se hacen de común acuerdo y en nombre de todos los que concurren. Fundamento:

a) Designación de un nuevo Apóstol: declaró su sentir pero en conjunto eligieron dos y echaron suertes.

Respuesta: Pedro por propia iniciativa inició con la cuestión, lo cual ya indica su preeminencia. Y como dice San Juan Crisóstomo: si Pedro no eligió personalmente al reemplazo de Judas se debió para que no se creyera que había favoritismo.

b) Institución de diáconos: los doce llamaron a la multitud y ordenaron elegir personas.

c) Disputa con judaizantes: San Pablo y Bernabé no apelaron a la autoridad de San Pedro, sino que fueron a consultar a los Apóstoles y ancianos.

d) El Concilio: hubo debate y San Pedro declaró según su razón y apelando a una revelación especial. Santiago, en cambio, sí juzgó. Pero se decidió por consenso general, a los apóstoles y ancianos. San Pedro no reclamó ninguna autoridad, ni siquiera él convocó el concilio sino que fue de común acuerdo; ni siquiera presidió, sino que lo hizo Santiago; y ni dio definiciones.

Respuesta: Que Pedro ejerciera su autoridad por consejo no niega la autoridad.

e) Cuando San Pedro recibió en la fe a Cornelio, diversos buenos cristianos no temieron disputarle sobre ello, sin tener noción alguna de su supuesta autoridad suprema. Y no responde apelando a su autoridad, sino satisfaciendo con razones.

Respuesta: ¿De qué manera muestra esto que Pedro no tenía un primado, cuando el mismo objetor acepta que Pedro tenía jurisdicción universal sobre la Iglesia por ser Apóstol? Los “buenos cristianos” no dejaron de disputar contra un Apóstol con jurisdicción universal. ¿De qué manera, entonces, esto es un argumento contra el Papado?

Sería como decir que es un argumento contra el Apostolado de Pedro también, y que la disputa de tales cristianos demuestra que Pedro no tenía tal autoridad. ¿Se ve lo absurdo de la objeción? 

f) San Pedro estaba presto a obedecer, como cuando fue enviado a Samaría junto con Juan. Si hubiera sido él superior, hubiera sido indecoroso y presuntuoso porque los subditos no envían al príncipe ni los soldados al capitán. Un siervo no es mayor a su señor.

Respuesta: ¿No se ha dicho previamente que grande es el que sirve; ¿Que el que quiera ser el mayor que se haga servidor, y que el que tiene autoridad que haga como si no la tuviera?

Esta objeción, junto con las anteriores, simplemente asume que Pedro, por el hecho de tener autoridad, siempre y en cada momento debía ejercerla e imponer su voluntad, y no tener ni consejo ni ayuda.

Si Pedro estaba presto a obedecer, y un siervo no es mayor que su señor: ¿entonces está queriendo decir que Pedro era inferior al resto de los Apóstoles?

Además: ¿de dónde saca que el que un superior sea enviado sea indecoroso y presuntuoso?

Si el superior cree que es conveniente que él vaya a hacer una misión o encargo, no es ni indecoroso ni presuntuoso el hacerlo por el consejo de los demás.

Dice que los súbditos no envían al príncipe, y sin embargo la Escritura muestra que los súbditos enviaron a los príncipes (Josué 22:12-14; conéctelo también con Hechos 23:5 y Éxodo 22:28).

 

Ya que le parece indecoroso que un superior sea enviado: ¿le parece indecoroso que un Señor sirva, como hizo el Señor Jesús, y hasta se ponga a lavar los pies a sus discípulos?

 

 

I. Alegan [los católicos] esas palabras de nuestro Salvador, pronunciadas por él con ocasión de que San Pedro le confesara ser el Hijo de Dios: Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia. Aquí, dicen [los católicos], se declara a San Pedro fundamento, es decir, único gobernador supremo de la Iglesia.

A esto respondo: 1. Esas palabras no significan claramente nada para su propósito; porque son metafóricos y, por tanto, ambiguos o susceptibles de diversas interpretaciones; de donde no pueden bastar para fundamentar un punto de doctrina tan importante , ni para justificar una pretensión tan enorme; Éstos deben basarse en un testimonio franco, evidente e indudable. Es bonito observar cómo Belarmino propone este testimonio; De cuyas palabras, dice, el sentido es claro y obvio, que debe entenderse que bajo dos metáforas, se prometió el principio de toda la Iglesia; como si ese sentido pudiera ser tan claro y obvio, que se expresa bajo dos metáforas, y aquellas que no son muy claras o claras en su aplicación a su sentido.

 

Respuesta: Sí significa claramente el Papado para cualquiera que quiera entender sinceramente las palabras. Pues aquel que es la piedra de fundamento, está claro que   es puesto como principio de la unidad y gobernante de la Iglesia. Está claro que aquel que recibe las llaves del reino, como mayordomo de una casa. Está claro que aquel que recibe el poder de atar y desatar, recibe la potestad del gobierno.

Que sean “metafóricos” no los hace “ambiguos”; de una cosa no se sigue la otra. Y que sean “susceptibles de diversas interpretaciones” no hace que no haya una interpretación obvia a primera vista que es la más natural y acorde. De hecho, no habría problemas de “muchas interpretaciones” si no hubiera interesado en negar la interpretación que siempre se dio. Pero como los protestantes están interesados ​​en negar el primado de Pedro y el Papado, han tenido que inventarse interpretaciones y considerar confuso lo que siempre estuvo claro.

Hay muchas interpretaciones porque varios son los sentidos de la Escritura: literal, moral, alegórico y alegógico.

 

2. Esto se confirma manifiestamente por el hecho de que los Padres y los Teólogos, tanto antiguos como modernos, han diferido mucho en la exposición de estas palabras . Tosta. en Mateo. xvi. q. 67. 1 Cor. III. 11. [Algunos, dice Abulensis, dicen que esta roca es Pedro; otros dicen, y mejor, que es Cristo; otros dicen, y aún mejor, que es la confesión que hace Pedro. ]

 

Respuesta: Todos los que sostuvieron que la piedra era Cristo o la confesión, sostuvieron a su vez que era Pedro. Porque nada impide que tomado en distintos sentidos pueda significar distintas cosas, como cuando un texto se aplica para la vida eclesial o para la vida individual, o sea, la interpretación moral. Y ambas interpretaciones no son ni contradictorias ni excluyentes.

 

 Porque algunos interpretan que esta roca es Cristo mismo, de quien San Pablo dice: Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, que es Jesucristo. San Agustín nos dice en sus Retractaciones que a menudo había expuesto las palabras con este propósito, aunque no rechazó absolutamente esa interpretación que hizo de San Pedro la roca; dejando a elección del lector cuál es lo más probable.c Otros (y los Padres más eminentes) consideran que la roca es la fe o profesión de San Pedro; Sobre la roca, dice el príncipe de los intérpretes, es decir, sobre la fe de su profesión; y nuevamente Cristo dijo que edificaría su Iglesia sobre la confesión de Pedro; y nuevamente, (él, u otro escritor antiguo bajo su nombre,) Sobre esta roca, no dijo sobre Pedro; porque él no construyó su Iglesia sobre el hombre, sino sobre su fe.

Nuestro Señor, dice Teodoreto, permitió que el primero de los Apóstoles, cuya confesión fijó como puntal o fundamento de la Iglesia, fuera sacudido. [De donde dice Orígenes que todo discípulo de Cristo es la roca, en virtud de su acuerdo con Pedro en esa santa confesión. ) Este sentido lo han abrazado incluso los Papas.i Otros dicen, "que así como San Pedro no habló por sí mismo, sino en nombre de todos los Apóstoles y de todos los fieles, en representación de los pastores y del pueblo de la Iglesia; así también Nuestro Señor declaró que edificaría su Iglesia sobre pastores y confesores fieles. Toda la Iglesia. Vide Rigalt. in Cypr. Ep 27. 40. 70. 71. 73. 69. Los teólogos, escolásticos y canonistas de la comunión romana tampoco están de acuerdo en la exposición de las palabras, y diversos de los más eruditos entre ellos aprueban la interpretación de San Crisóstomo. Ahora bien, ¿cómo puede un punto tan importante de doctrina estar firmemente fundamentado en un lugar de interpretación tan dudosa? ¿Cómo puede alguien verse obligado a entender las palabras según su interpretación, que personas De tan buen sentido y de tan gran autoridad, ¿entiendes lo contrario? ¿Con qué modestia pueden pretender que sea claro ese significado que ojos tan perspicaces no pudieron discernir en él? ¿Por qué no puedo, excusablemente, estar de acuerdo con San Crisóstomo o San Austin en la comprensión del lugar? ¿No puedo oponer razonablemente su juicio a la opinión de cualquier médico moderno, considerando a Belarmino tan falible en sus concepciones como uno de ellos? ¿Por qué, en consecuencia, no puedo rechazar sin culpa su doctrina, tal como está construida en este lugar, o negar la bondad de esta prueba?

 

3. Es muy evidente que los mismos Apóstoles no entendieron que aquellas palabras de nuestro Señor significaran concesión o promesa alguna a San Pedro de supremacía sobre ellos; porque ¿habrían contendido por el lugar principal, si hubieran entendido de quién era el derecho por la propia determinación positiva de nuestro Señor? Marcos ix. 34. ¿Han discutido sobre una cuestión que, según su conocimiento, ya había sido planteada por su Maestro? ¿Habrían molestado a nuestro Señor preguntándole quién sería el mayor en su reino, cuando sabían que nuestro Señor había declarado su voluntad de hacer virrey a San Pedro? ¿Habrían sido tan necios y presuntuosos los hijos de Zebedeo como para mendigar el lugar que conocían por la palabra y promesa de nuestro Señor fijada en San Pedro? ¿Se habría preocupado San Pedro, entre los demás, por esa ociosa propuesta, cuando conocía el lugar por el propósito inmutable y la declaración infalible de nuestro Señor que le había asegurado? Y si ninguno de los Apóstoles entendió que las palabras implicaban este sentido romano, ¿quién puede estar obligado a entenderlas así? sí, ¿quién puede comprenderlos sabiamente y con seguridad? porque seguramente tenían sentido común, como cualquier hombre que vive ahora; tenían tanta ventaja como nosotros podemos tener para conocer el significado de nuestro Señor; Por lo tanto, su ignorancia de que este sentido sea tan evidente no es sólo una excusa justa para no admitir esta interpretación, sino un fuerte obstáculo contra ella.

 

4. Esta interpretación tampoco concuerda con las respuestas de nuestro Señor a las contiendas, consultas y peticiones de sus discípulos sobre el punto de superioridad: porque él (si las exposiciones romanas son buenas) no parece en esas ocasiones, no sólo ¿Disimular su propia palabra y promesa, pero repudiarlas o frustrarlas? ¿Podemos concebir que, en tal caso de duda, se abstuviera de resolverlas, de instruirlas claramente y amonestarlas sobre su deber?

 

Respuesta: Esto ya lo hemos respondido anteriormente.

 

5. Tomando la roca, según ellos, como la persona de San Pedro, y que sobre él se edificaría la Iglesia; Sin embargo, ¿las palabras ser una roca no denotan probablemente gobierno? ¿Qué semejanza hay entre ser roca y ser gobernador? al menos, ¿qué seguridad puede haber de que esta metáfora importe precisamente ese sentido? viendo en otros aspectos, por semejanzas justas, se le podría llamar así? San Austin dice: "Los Apóstoles fueron fundamentos, porque su autoridad sostiene nuestra debilidad. San Jerónimo dice que fueron fundamentos, porque la fe de la Iglesia fue puesta primero en ellos. San Basilio dice que el alma de San Pedro Se llamaba roca porque estaba firmemente arraigada en la fe y se mantenía firme sin ceder a los golpes de la tentación. Crisólogo dice que Pedro tomó su nombre de una roca porque fue el primero en merecer fundar la Iglesia con la firmeza de su fe. fe.

Éstas son explicaciones justas de la metáfora, sin ninguna referencia al gobierno de San Pedro. Pero, sin embargo, admitiendo también esto, que ser tal roca implica cargo de gobierno y pastoral; sin embargo, (a pesar de estas concesiones y suposiciones) no producen nada; porque no pueden probar las palabras dichas exclusivamente con respecto a otros Apóstoles, ni importar nada singular para él por encima o al lado de ellos: él podría ser una roca gobernante, también podrían serlo otros; la Iglesia podría construirse sobre él, así como sobre otros Apóstoles; él podría ser designado gobernador, un gran gobernador, un gobernador principal, y ellos también podrían serlo; Esto podría ser sin violencia alguna sobre esas palabras. Y esto en verdad fue; por todos los demás Apóstoles en Santo. Las Escrituras se llaman fundamentos y se dice que la Iglesia está edificada sobre ellos. Si, dice Orígenes, Padre de los intérpretes, pensáis que toda la Iglesia está edificada sólo sobre Pedro, ¿qué diréis de Juan, hijo del trueno, y de cada uno de los Apóstoles? &C. en gran medida a este propósito. Ef. ii. 20. r S Cristo, como dice San Jerónimo, fue la Roca, y a los Apóstoles les dio el nombre de rocas. Y dices, dice nuevamente, que la Iglesia está fundada en Pedro; pero lo mismo en otro lugar se hace con todos los Apóstoles. Los doce Apóstoles, dice otro autor antiguo, eran los pilares inmutables de la ortodoxia, la roca de la Iglesia. La Iglesia, dice San Basilio, está construida sobre el fundamento de los Profetas y Apóstoles; Pedro también era uno de los montes; sobre cuya roca el Señor prometió edificar su Iglesia.

San Cipriano, en sus disputas con el Papa Esteban, alegó más de una vez este lugar, pero no podía tomarlas en el sentido de que significaban exclusivamente; porque no reconoció ninguna imparcialidad de poder entre los Apóstoles o sus sucesores. De hecho, claramente tomó estas palabras para respetar a todos los Apóstoles y sus sucesores; Nuestro Señor aprovechó la ocasión para prometerle a uno lo que tenía la intención de impartir a todos para ellos y sus sucesores; "Nuestro Señor, dice, ordenando el honor de un obispo y el orden de su Iglesia, dice a Pedro: Te digo, etc. De ahí, a través de los tiempos y sucesiones, la ordenación de los obispos y la manera de la Iglesia. Prosigue diciendo que la Iglesia debería basarse en los obispos, y que cada acto de la Iglesia debería ser gobernado por los mismos prelados: así como él concibió que la Iglesia se basaría, no en el Papa singularmente, sino en todos los obispos; así pensó que nuestro Señor tenía la intención de construir su Iglesia, no sólo sobre San Pedro, sino sobre todos sus Apóstoles.

6. No se dice que los Apóstoles, o el oficio apostólico, deban construirse sobre él; porque esto no pudo ser, ya que los Apóstoles fueron constituidos y el oficio apostólico fue fundado antes de aquella promesa; Por lo tanto, las palabras sólo pueden importar que, según algún significado, él era una roca sobre la cual debería construirse la Iglesia, que luego sería recolectada; él era una roca de la Iglesia por construir, como habla Tertuliano: las palabras, por lo tanto, no pueden significar nada disponible para su propósito, en relación con los Apóstoles.

7. Si tomamos al propio San Pedro por la roca, entonces (según yo lo entiendo) importa el mejor significado de las palabras: que nuestro Señor designó a San Pedro como un instrumento principal" (el primer motor, el más diligente y activo al principio, el más constante, rígido y firme,) en el sostenimiento de su verdad, y propagación de su doctrina, o conversión de los hombres a la fe del Evangelio; lo que se llama edificación de la Iglesia; según la de San Ambrosio, o algún antiguo homolista bajo su nombre, "Se le llama roca, porque fue el primero en poner en las naciones los fundamentos de la fe, en cuyo sentido, como a los otros Apóstoles se les llama fundamentos de la Iglesia, (la Iglesia estando fundado en sus trabajos, así podría llamarse así a San Pedro; quien, como dice San Basilio, interpretando alusivamente las palabras de nuestro Salvador, por la excelencia de su fe asumió la edificación de la Iglesia.

Respuesta, desde el punto 5: Se pregunta que qué relación hay entre "piedra" y "gobierno". Que sea el mismo Cristo el que hable. ¿Por qué llama a Simón “Pedro”? Porque sobre él edifica la Iglesia. ¿En qué sentido edifica sobre él la Iglesia? En el que le da las llaves del Reino. ¿Y qué implican las llaves del Reino? Tener autoridad de gobierno sobre el Reino o Casa, como un mayordomo (Is. 22:22). Eso es lo que de la Escritura se deriva. Como se deriva también del mismo Mateo 18:17, donde se da el poder de atar y desatar “a la Iglesia”, entendida en sus pastores en tanto que juzgan. Así, pues, Simón es Pedro o “piedra” porque tiene el gobierno de la Iglesia cual mayordomo.

Por lo que Pedro NO SOLO es meramente “piedra” o “fundamento” porque sostiene la verdad, propaga la doctrina y edifica la Iglesia. Eso es lo que el protestante interpreta simplemente yendo en la Escritura a ver en qué otros contextos significa ser “piedra” o “fundamento”; trayendo la interpretación moral como si eso anulara la interpretación literal. Pero ignora lo que dice la Escritura cuando habla de las llaves del Reino e ignora cómo es el gobierno de un Reino según la Escritura. Así, pues, los protestantes tienen que mutilar los significados de la Escritura. Y mientras el católico no tiene ningún problema en añadir los significados que alegan los protestantes (porque las interpretaciones alegóricas y morales las aceptamos), sin embargo los protestantes se ven comprometidos en añadir el significado que alegan los católicos (el literal).

Por eso no sirve de nada traer en su defensa lo que dicen San Ambrosio y San Basilio, pues estas interpretaciones las aceptamos los católicos; no son excluyentes a la que estamos dando.

 

Aquellos santos aceptaban también el sentido literal. Que es la que da San Gregorio Magno:

“Está probado a todos que conoce el Evangelio de que el cuidado de toda la Iglesia fue confiado a San Pedro, príncipe de todos los apóstoles por la voz del Señor. A todas luces se le dijo: 'Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia'" (Bk. 4, ep. 32.)

Ahora, que ellos mismos lo expresen:

San Agustín:

"Se dicen algunas cosas que parecen relacionarse especialmente con el apóstol Pedro, y sin embargo no son claras en su significado a menos que se refieran a la Iglesia, a la que se reconoce que representó en una figura a causa de la primacía que tuvo entre los discípulos. Tal es 'Os daré las llaves del reino de los cielos', y otros pasajes similares" (Comentario al Salmo 108 1).

Optato de Milevis:

"No podéis negar que sabéis que en la ciudad de Roma la cátedra episcopal fue dada primero a Pedro; la silla en la que se sentaba Pedro, el mismo que era cabeza —por eso también se le llama Cefas ['Roca']— de todos los apóstoles ; la única silla en la que todos mantienen la unidad" (El Cisma de los Donatistas 2:2).

Concilio de Calcedonia:

"Por tanto, el santísimo y bendito León, arzobispo de la grande y antigua Roma, por medio de nosotros, y por medio de este santísimo sínodo, junto con el tres veces bendito y glorioso apóstol Pedro, que es la roca y fundamento de la Iglesia Católica, y el fundamento de la fe ortodoxa ..." (Concilio de Calcedonia, Sesión III).

San Teodoreto el Estudita:

“Ordena que se recibe la declaración de la antigua Roma (…) Porque esta, oh Emperador, es la más alta de las Iglesias de Dios , en la que primero Pedro utilizó la Cátedra , a quien el Señor dijo: Tú eres Pedro ...” (Teodoro, Libro II. Ep. 86).

“Testifico ahora ante Dios y ante los hombres, que se han arrancado del Cuerpo de Cristo, de la  Sede Suprema, en la cual Cristo colocó las llaves de la Fe, contra la cual las puertas del infierno (me refiero a la boca de los herejes) no han prevalecido ” (Teodoro Bk. II. Ep. 63).

San Máximo el Confesor:

“La Sede Apostólica (…) De acuerdo con los santos cánones y definiciones , ha recibido el dominio, la autoridad y el poder universal y supremo de atar y desatar sobre todas las santas iglesias de Dios en todo el mundo ” (Máximo, Carta a Pedro, en Mansi x, 692).

San Teodoreto de Ciro:

“Porque ese trono santísimo (Roma) tiene la soberanía sobre las iglesias en todo el universo por muchos motivos” (Teodoreto, Tom. iv. Epist. cxvi. Renato, p. 1197)

San Efrén el Sirio:

"A veces te llamé Pedro, porque sostendrás todos sus edificios . Tú eres el inspector de aquellos que construirán en la Tierra una Iglesia para mí. Si quisieran construir lo que es falso, ustedes, la fundación, los condenarían. Tú eres la cabeza de la fuente de la que brota mi enseñanza; Tú eres el jefe de mis discípulos . Por medio de ti daré de beber a todos los pueblos . Tuya es esa dulzura vivificante que yo dispensa. Te he elegido para que seas, por así decirlo, el primogénito de mi institución para que, como heredero, seas el albacea de mis tesoros. Te he dado las llaves de mi reino. He aquí, yo te he dado autoridad sobre todos mis tesoros " (Homilías 4:1).

San Jerónimo de Estridón:

"No sigo a nadie más que a Cristo y no me uno en comunión con nadie más que con tu bienaventuranza [el Papa Dámaso I], es decir, con la cátedra de Pedro. Sé que esta es la roca sobre la que se ha edificado la Iglesia. El que come el Cordero fuera de esta casa es profano. Cualquiera que no esté en el arca de Noé perecerá cuando prevalezca el diluvio" (Cartas 15:2).

San Cipriano de Cartago:

“Es sobre él sobre quien edifica la Iglesia, y a él confía las ovejas para apacentar. Y aunque asigna un poder similar a todos los apóstoles, sin embargo, fundó una sola Cátedra, estableciendo así por su propia autoridad la fuente y el sello distintivo de la unidad (de la Iglesia). No hay duda de que los otros eran todo lo que Pedro era, pero se le da una primacía, y se aclara que no hay más que un solo rebaño que debe ser alimentado por todos los apóstoles de común acuerdo. Si un hombre no se aferra a esta unidad de Pedro, ¿se imagina que todavía tiene la fe? Si abandona la Cátedra de Pedro, sobre la cual se edificó la Iglesia, ¿todavía confía en que está en la Iglesia? Esta unidad debemos mantenerla y mantenerla firmemente, especialmente nosotros los obispos que presidimos la Iglesia, a fin de que podamos aprobar que el episcopado mismo sea uno e indivisible"(La unidad de la Iglesia, 4-5).

San León Magno:

“Porque la solidez de la fe que fue alabada en el jefe de los apóstoles es perpetua: y como lo que Pedro creyó en Cristo, así también lo que Cristo instituyó en Pedro... Por lo tanto, la dispensación de la Verdad permanece, y el bienaventurado Pedro, perseverando en la fuerza de la Roca que ha recibido, no ha abandonado el timón de la Iglesia, que él emprendió. Porque fue ordenado antes que los demás de tal manera que por ser llamado la Roca, por ser pronunciado el Fundamento, por ser constituido como el Portero del reino de los cielos, por ser puesto como el Árbitro para atar y desatar, cuyos juicios conservarán su validez en el cielo, por todos estos títulos místicos podamos conocer la naturaleza de su asociación con Cristo " (Sermón 3:2-3).

San Dámaso I, Papa:

La santa Iglesia Romana ha sido colocada en primer plano no por las decisiones conciliares de otras Iglesias, sino que ha recibido la primacía por la voz evangélica de nuestro Señor y Salvador, que dice: 'Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella…” (Decreto de Dámaso 3).

 

Creo que son suficientes todos estos testimonios, que muestran un pensamiento unánime de los Padres, en donde las palabras de Cristo significan también una primacía.

 

Ahora, analicemos las citas que se alega.

Agustín: “Los Apóstoles fueron fundamentos, porque su autoridad sostiene nuestra debilidad”.

Jerónimo: fueron fundamentos, porque la fe de la Iglesia fue puesta primero en ellos. Y en otro lugar: Cristo fue la roca, y a los Apóstoels les dio el nombre de Rocas. Otro: La Iglesia está fundada en Pedro, pero también sobre los Apóstoles.

Basilio: El alma de Pedro se llamaba roca porque estaba firmemente arraigada en la fe y se mantenía firme sin ceder a los golpes de la tentación. Otro: la Iglesia está construida sobre el fundamento de los profetas y Apóstoles.

Crisólogo: Pedro tomó su nombre de una roca porque fue el primero en merecer fundar la Iglesia con la firmeza de su fe.

Orígenes: “pensáis que toda la Iglesia está edificada sólo sobre Pedro, ¿qué diréis de Juan, hijo del trueno, y de cada uno de los Apóstoles”

Cipriano: Nuestro Señor aprovechó la ocasión para prometerle a uno lo que tenía la intención de impartir a todos para ellos y sus sucesores.

Ambrosio: “Se le llama roca, porque fue el primero en poner en las naciones los fundamentos de la fe”.

 

De Agustín, Jerónimo y Cipriano ya vimos las citas donde de las palabras de Cristo sí deducen la preeminencia de Pedro.

Orígenes dice lo mismo. Deduce en el sentido literal una preeminencia de Pedro, pero aplicando luego los sentidos moral y alegórico deduce que todos somos piedra.

De Basilio, se aplica lo ya dicho. Además de que Basilio creyó que Roma podía juzgar asuntos de Oriente, como lo expresa en una carta:

“Me pareció agradable escribir al obispo de Roma para que pudiera ocuparse de nuestros asuntos e imponer un decreto según su criterio”.

De Crisólogo, no conozco que interpretara que Pedro es la piedra porque gobierna, pero sí atribuyó al obispo de Roma el gobernar en nombre de Pedro como su sede, que proporciona la verdad y que no se pueden juzgar casos de fe sin él:

"Te exhortamos en todo, honorable hermano, a que escuches obedientemente lo que ha escrito el santísimo Papa de la ciudad de Roma, porque el bienaventurado Pedro, que vive y preside en su propia sede, proporciona la verdad de la fe a los que la buscan. Porque nosotros, en razón de nuestra búsqueda de la paz y de la fe, no podemos juzgar casos de fe sin el consentimiento del obispo de Roma" (Cartas 25:2).

¿Alguien puede pensar, entonces, que verdaderamente no creía que Pedro tenía preeminencia?

De Ambrosio, él mismo cita a San Lorenzo evidenciando que creía que Pedro era la cabeza, diciendo:

 "Y no pasemos por alto a San Lorenzo, el cual, viendo a su  obispo  Xisto conducido al  martirio , comenzó a llorar, no por sus sufrimientos, sino por el hecho de que él mismo se quedaría atrás. Con estas palabras comenzó a dirigirse a él: ¿A dónde, padre, vas sin tu hijo? ¿A dónde,  santo sacerdote , te apresuras sin tu  diácono  ? (...) Abraham  ofreció a su hijo, ¡Pedro envió a Esteban delante de él!...". 

¿Por qué “Pedro envió a Esteban” cual obispo al diácono si Pedro supuestamente no tenía ningún primado sobre el resto de los Apóstoles, y cuando el obispo de Jerusalén era Santiago y no Pedro?

En otra parte, afirma: “La roca se llama Pedro como si fuera una roca inamovible para que contuviera la estructura unificada de toda la obra cristiana”. (234)

¿De qué manera él como piedra mantiene unificada la Iglesia, si no es con el gobierno?

En otra, afirma: “Andrés siguió primero al salvador, pero no recibirá el primado, sino Pedro” (361).'

¿Qué “primado” recibe a Pedro?

En otro, afirma: “Era digno que [Pablo] deseara ver a Pedro, porque era el primero entre los Apóstoles en quienes el Salvador había delegado el cuidado de las Iglesias” (381).

¿En qué sentido Pedro era “el primero entre los Apóstoles”? ¿No lo es, justamente, en cuanto el “cuidado de las Iglesias”, lo que significa la supremacía de autoridad?

En otra, afirma: “El Señor subió sólo a esta barca de la Iglesia, en la que Pedro se constituía en maestro” (373).

¿Cuál es el sentido metafórico de que el Señor solo enseñe desde la barca de Pedro, y que Pedro está constituido maestro de la Iglesia?

Y todo eso a pesar de que Ambrosio dice:

“A Pedro se le dice: A ti te daré las llaves del reino de los cielos; y así, mientras el convertido del robo obtiene descanso, al que ha sido probado en el Apostolado se le concede autoridad ” Cartas 71:9).

Si Pedro no es la cabeza: ¿Por qué siempre Pedro aparece recibiendo autoridad aparte y de manera especial al resto de los Apóstoles cuando resulta que son todos iguales, si no es porque Pedro está constituido como cabeza?

 

Tanto él como ellos también podrían ser llamados así, porque en sus testimonios acerca de la vida, muerte y resurrección de Cristo, se basó la fe de los cristianos ; como también se basa en sus discursos convincentes, su práctica santa, sus actuaciones milagrosas; en todo lo cual San Pedro fue más eminente; y en el comienzo del cristianismo los mostraron para la edificación de la Iglesia.

Esta interpretación claramente concuerda con los hechos y la historia; cuál es el mejor intérprete del derecho o privilegio en tales casos; porque podemos entender razonablemente que nuestro Salvador prometió lo que en efecto vemos realizado; Como lo demuestra el acontecimiento , la Iglesia fue construida sobre él, es decir, por él , dice Tertuliano.

Pero este sentido no implica ninguna superioridad de poder o dignidad otorgada a San Pedro sobre sus hermanos ; Sin embargo, puede significar una ventaja que le pertenece y que merece un respeto especial; como lo establece notable San Crisóstomo en estas palabras; Aunque Juan, aunque Santiago, aunque Pablo, aunque cualquier otro que aparezca realizando grandes obras; aún los supera a todos, quien los precedió en la libertad de expresión, y abrió la entrada, y les dio, como a un río arrastrado por una enorme corriente, entrar con gran facilidad: haciendo esto, como, digo, podría significar que es una roca de la Iglesia, por lo que denota una excelencia de mérito, pero no una superioridad en poder.

 

Respuesta: Aquí solo se reafirma lo ya dicho.

Dice que esa interpretación “claramente conecta con los hechos y con la historia”.

Por supuesto. Pero no excluye la interpretación añadida que estamos dando, que concuerda también con los hechos, la historia y la Escritura. Y que sin embargo los protestantes se ven obligados a negar. No porque puedan refutarla, sino porque por necesidad deben rechazarla, así que pena de dejar de ser protestantes.

 

8. También se puede observar que San Pedro, antes de que nuestro Señor pronuncie esas palabras, puede parecer haber tenido una primacía , insinuada por los evangelistas, cuando informan de su llamado al oficio apostólico; y por su comportamiento , cuando en esta confesión, y antes en otras similares, se comprometió a ser su boca y portavoz ; cuando, sin olvidar su lugar, dice San Ambrosio, actuó como primado; un primado, añade ese Padre, de confesión, no de honor; de fe, no de orden : por lo tanto, su primado (tal como lo tenía) no puede fundarse bien en este lugar, ya que antes lo poseía y, como lo concibió San Ambrosio, lo ejercía en ese momento.

Respuesta: O sea, Pedro tenía primado pero no lo tenía. Era y no era a la vez. Vemos que tiene un primado pero no es un primado. ¿En qué quedamos?

Ven claramente que Pedro tiene un primado pero también se ven en la necesidad de negar a priori que fuera un primado de autoridad, en vez de dejar que la Escritura los vaya guiando y les aclare qué tipo de primado es. Pero no, lo niegan a priori diciendo que es un primado de honor, a pesar de que no es eso lo que enseña la Escritura, sino que es la interpretación privada de los protestantes, porque se ven en aprietos si reconocen un primado de autoridad. Entonces trasladan al texto su propia preocupación.

Lo que enseña la Escritura es que toda sociedad necesita gobierno. Que Dios prefiere el gobierno monárquico. Que Dios estableció a la Iglesia como un Reino. Que Cristo estableció a Pedro como Mayordomo, y que vemos a ese Pedro actuando como si tuviera un primado. Y, sin embargo, deciden negar un primado de autoridad y sostener que el gobierno de la Iglesia era aristocrático, ¡a pesar de que la Iglesia, el Reino, una monarquía!

Se escudarán en que el Rey es Cristo: ¡pero ignorarán cuando la Escritura establece que la monarquía de Dios no quita la necesidad de cabeza visible!

Replicarán que tal cosa no se necesita en la nueva alianza, porque Cristo no lo estableció.

¡Sin embargo, le estamos mostrando por Mateo 16 que justamente sí lo estableció!

Lo rechazan diciendo que el texto es metafórico, ambiguo y da lugar a muchas interpretaciones.

¿Alguien entiende el modo de razonar del protestante?


10. En todas las relaciones que aparecen en las Escrituras sobre controversias relacionadas con la doctrina o la práctica, no se apela al juicio de San Pedro ni se alega que sea decisivo; no se construye ningún argumento sobre su autoridad: el disenso con su opinión, la disconformidad con su práctica o la desobediencia a sus órdenes no se mencionan como base de reproche, como agravación de ningún error, de ningún delito, de ningún desorden; lo cual sería muy extraño si entonces se admitiera o se supiera que era el príncipe universal y pastor de los cristianos, o el juez supremo y árbitro de las controversias entre ellos; porque entonces seguramente la manera más clara, compendiosa y eficaz de refutar cualquier error o de poner freno a cualquier desorden hubiera sido alegar la autoridad de San Pedro en su contra; ¿quién habría podido resistir un prejuicio tan poderoso contra su causa? 


¿A quiénes quieren convencer con estos argumentos?

Porque la realidad, pésele a quien le pese, Cristo dio a Pedro la potestad de atar y desatar. Por lo que incluso solo como Apóstol y aún asumiendo que no tuviera ninguna autoridad superior al resto de los Apóstoles, ya solo como Apóstol en igualdad de jerarquía con los demás, podía apelarse a Pedro para conocer el juicio decisivo, como de igual manera podía apelarse a cualquier apóstol. Su palabra tenía autoridad; en lo que decidía nadie podía desobedecer o estar disconforme, y esto se reputaba como delito y pecado.
Por ello, Ananías y Safira fueron castigados por Dios con la muerte, por haber engañado a Pedro.
Por ello San Pedro podía escribir Escritura inspirada, y la misma no podía ser cuestionada; al igual que San Pablo, Santiago, Judas y San Juan.
¿Así que qué se supone que demuestra ese argumento tan pueril?

¿Su argumento va a ser que nadie apeló a Pedro y, por tanto, usar eso para negar la autoridad de Pedro?
Pues nadie apeló igualmente a Santiago, o a Juan, o a Andrés, o a Felipe. Y sin embargo, está claro que nadie usaría este argumento para negar que Santiago, Juan, Andrés o Felipe tuvieron autoridad definitiva. Nadie apeló a las columnas; y, sin embargo, no por ello vamos a negar que eran columnas.
¿Se ve lo flaco de la argumentacón?

Piensa el objetor que, si se pensaba que Pedro "príncipe universal y pastor de los cristianos, o el juez supremo y árbitro", se hubiese alegado simplemente a la autoridad de Pedro. Pero como tal cosa no se hizo, concluye que no se pensaba que Pedro tuviera tal autoridad.
No se consigue argumento más absurdo.

Hubiese bastado apelar a cualquier Apóstol, porque todos gozaban de la infalibilidad.
Aun así, San Pablo mismo era Apóstol; su autoridad hubiese bastado para resolver controversias. Sin embargo, no era escuchado por los judaizantes. Por ello apeló a un concilio, para que con el consenso de todos los opositores no tuvieran excusa.
Pues aunque uno solo tenga autoridad y esta baste para resolver la cuestión; sin embargo, los hombres no se guían solo por esta, pues hasta pueden ponerle resistencia.

Del mismo modo, el pueblo de Israel era conducido por Moisés, y sin embargo el pueblo de Israel se le opuso y hasta la resistió.
¿Acaso eso negaría que Moisés era, efectivamente, la cabeza del pueblo de Israel? Evidentemente, no. Porque lo enseña explícitamente la Escritura.

Pues lo que plantea la objeción es algo parecido a decir que, como Israel se opuso a Moisés, eso demuestra que Moisés no era cabeza de Israel.


Si ahora surge una cuestión sobre cualquier punto de doctrina, inmediatamente las partes s (al menos algunas de ellas, que esperan encontrar el mayor favor) tiene que recurrir al Papa para definirlo ; y su juicio, con aquellos que admiten sus pretensiones, resulta suficientemente decisivo, o al menos influye mucho en perjuicio de la parte contraria. Si se plantea alguna herejía u opinión que discrepa de los sentimientos corrientes, el Papa inmediatamente se asegura de que su voz se oye en toda la cristiandad y la derriba con un trueno; si surge algún cisma o desorden, podéis estar seguros de que Roma se entrará inmediatamente para aplastarlo o para resolver los asuntos de la manera que mejor se adapte a sus principios e intereses; tal influencia tiene ahora la sombra de la autoridad de San Pedro ; pero entonces no se tenía tanta consideración por el pobre Papa Pedro mismo: no estaba tan ocupado ni se movía tanto en tales casos; los Apóstoles no enviaron a los herejes para que los derribara con su sentencia , ni a los cismáticos para que los azotara con su censura, sino que estaban dispuestos a utilizar el largo camino de la disputa, esforzándose por convencerlos con testimonios de las Escrituras y un discurso racional. Si es que usaron autoridad, fue la suya propia, a la que "desafiaron como si les hubiera sido dada por Cristo para edificación" o en razón de dones y gracias más que ordinarios del Espíritu Divino, que Dios les confiró. San Pedro no aparece en ninguna parte interviniendo como juez o gobernador supremo en tales casos; más aún, cuando él mismo trata con herejes y personas desordenadas, refutándolos y reprobándolos (como trata con varios notoriamente así), no procede como un Papa que decreta, sino como un Apóstol que advierte, argumenta y persuade contra ellos .


¿Cómo la autoridad del Papa es una sombra de la que tuvo Pedro, cuando a Pedro se encomendó el pastoreo de toda la Iglesia, cuando se lo hizo piedra de la Iglesia, cuando se le encomendó el confirmar a los hermanos, cuando a él se le encomendó las llaves y el poder de atar y desatar?
El Papa actúa con la autoridad apostólica: ¿No apeló San Pablo al concilio de Jerusalén, donde los Apóstoles definieron la cuestión con su autoridad?
Lo que hace el Papa lo hace en función de aquellos poderes otorgados a Pedro.

Que Pedro no demuestre ejercer estos poderes no demuestra que no los tuviera; justamente, ya mostramos que los tenía porque justamente era Apóstol. El mismo objetor acepta que Pedro los tenía por su apostolado. Por lo que este punto es completamente irrelevante.

Pero además, es falso que no demuestre tenerlos. Porque justamente Pablo fue a presentarse ante Pedro para confirmar su apostolado, como corresponde hacerlo con la cabeza de la Iglesia.
Además de que el poder de Pedro es el mismo poder apostólico, que el mismo objetor acepta que implica jurisdicción universal y autoridad magisterial.

Así que la ausencia del ejercicio de estos poderes en Pedro a como los usa el Papa actualmente, se explica no porque Pedro no tenía dichos poderes, sino porque no le era necesario ejercerlos de aquella manera en ese tiempo, porque ya había más Apóstoles que podían encargarse de gobernar a la Iglesia por ellos mismos.

11. Es particularmente notable cómo San Pablo, al reprender las facciones que había entre los cristianos de Corinto, representa a los diversos partidos diciendo: "Yo soy de Pablo, yo soy de Apolos, yo soy de Cefas, yo soy de Cristo". + Ahora bien, suponiendo que el caso hubiera sido claro y cierto entonces (y si no lo fue entonces, ¿cómo puede serlo ahora?) que San Pedro era soberano de los Apóstoles, ¿no es maravilloso que cualquier cristiano prefiera a cualquier Apóstol o predicador antes que a él? Como si ahora fuera claro y generalmente reconocido que el Papa es verdaderamente lo que pretende ser, ¿alguien competiría con él, alguien se gloriaría en relación con cualquier otro ministro antes que él?


¿Qué clase de argumento es este?

Ahí mismo se dice que unos dicen que prefirieron a Pablo, otros a Apolos, otros a Cefas, y otros finalmente a Cristo.  ¿Acaso eso significa que Cristo no era reconocido como Rey, Pastor supremo, Príncipe de los Pastores, Maestro y Sumo Sacerdote solo porque algunos decían que preferían a Pablo, Apolos y Cefas?

Claramente, razonar así sería tremendamente absurdo.

¿Y qué? ¿Por el hecho de que algunos dicen que prefieren a Apolos antes que a un Apóstol como Pedro, diremos que los Apóstoles no tienen autoridad sobre toda la Iglesia?

Claramente, no. Porque es aceptado que los Apóstoles eran superiores a los demás en la autoridad.

Por lo que claramente el argumento es absurdo.

La preferencia que tienen los corintios por uno o por otro no pone en cuestión la autoridad que estos pueden tener. Porque la disputa no se fundamentaba en quién tenía mayor autoridad. 

Porque si ese fuere el caso, todos habrían tenido que decir al unísono: "Yo soy de Cristo", ya que es evidente que Cristo está en un nivel cualitativamente distinto a los demás.

Como de igual modo, Pedro y Pablo están en un nivel distinto y superior a Apolos.


Sin embargo, como las facciones son imprudentes e irracionales, los facciosos apelan a distintos motivos para apoyar a uno y otro. De allí que, precisamente, surgen las distintas facciones.

Los de Cefas muy bien podrían haber dicho: "Yo lo apoyo porque él es la cabeza de los Apóstoles".

Los de Pablo podrían haber dicho: "Pero ser cabeza no le da la razón en todo lo que hace o dice, ni le hace el más sabio ni el mejor predicador ni el mejor en nada".


Y por ello no sirve alegar, como hace el objetor, que si se reconoce a alguien como cabeza entonces todos tienen que ser de su facción.

Por ello han podido existir en la Iglesia Católica distintas facciones, y muchos se han opuesto al Sumo Pontífice, incluyendo los príncipes y emperadores.

Así cuando surgió entre el Papa y el Emperador la querella de las investiduras, y hubo guerra entre ambos. Unos apoyaron al Papa y otros al Emperador.

Así cuando Felipe el Hermoso, rey de Francia, acusó de herejía al Papa Bonifacio VIII, y lo mandó detener. Unos apoyaron al rey y otros al Papa.

Así cuando el Papa entró en guerra con el Emperador Carlos V, al punto de que este terminó saqueando Roma. Unos apoyaron al Emperador y otros al Papa.

En la actualidad misma, muchos se consideran a sí mismo "tradicionalistas" y son tremendamente críticos del Papa reinante. Pero no le niegan su autoridad, ni dejan de reconocerle como Papa.


El ser la cabeza no tiene nada que ver con el recibir el apoyo de todos en las controversias.


Es observable cómo San Clemente reflexiona sobre esta afirmación: "Eran (dijo) menos culpables de esa parcialidad; porque entonces se inclinaban por apóstoles renombrados y por un hombre aprobado por ellos; pero ahora", etc. ‡

Si se responde que Cristo mismo entró en la comparación, respondo que probablemente nadie fue tan vano como para compararlo con los demás, ni tampoco ninguno podría pretender haber sido bautizado por él (que era el motivo de la emulación con respecto a los otros), pero aquellos que decían que eran de Cristo, eran la clase sabia y pacífica, que al decirlo declinaban y rechazaban la facción; cuya conducta el mismo San Pablo en su discurso elogia y confirma, mostrando que todos eran en verdad de Cristo, siendo los Apóstoles solo sus ministros para obrar fe y virtud en ellos. "Ninguno (dice San Agustín) de esas personas contenciosas era bueno, excepto aquellos que decían: Pero yo soy de Cristo". *


 ¡El mismo objetor está reconociendo que a su objeción se le puede replicar algo tan simple como que Cristo entra en la comparación!

Solo que ahora debe imaginar una respuesta para zafar. Pero es irrelevante que los que dijeran que son de Cristo eran la clase más sabia y pacífica, y que rechazaban la facción.


También podemos observar aquí que San Pablo, al reflexionar sobre estas contenciones, tuvo una buena ocasión de insinuar algo acerca de la supremacía de San Pedro y agravar la censurable inclinación de aquellos que comparaban a otros con él.

Aquí el objetor solo vuelve a insistir con su errónea concepción de lo que implica la facción y lo que implica ser cabeza.

Y sí; por supuesto que San Pablo tenía ocasión de insinuar algo sobre la Supremacía de Pedro. ¿Y qué? Tenía ocasión también para insinuar algo sobre la obediencia a los pastores legítimos, sobre la superioridad de los Apóstoles, sobre la autoridad de los concilios y sobre otras cosas.

¿Y qué si no lo hizo? ¿Vamos a dudar de todo aquello que está suficientemente enseñado en la Escritura solo porque Pablo no lo insinuó justo aquí? Evidentemente, no.


12. La consideración de los Apóstoles procediendo en la conversión de personas, en la fundación de iglesias y en la administración de sus asuntos espirituales, excluirá cualquier probabilidad de la jurisdicción de San Pedro sobre ellos. Ellos se dedicaron a sus asuntos no por orden o licencia de San Pedro, sino según el instinto especial y la dirección del Espíritu de Dios (siendo enviados por el Espíritu Santo; yendo por revelación), † o según su prudencia ordinaria y la sabiduría habitual que les fue dada; con esas ayudas, (sin molestar más a San Pedro ni a ellos mismos) fundaron sociedades, ordenaron pastores, formularon reglas es y órdenes necesarias para la edificación y buen gobierno de las iglesias, reservándose para sí mismos una especie de inspección y jurisdicción suprema sobre ellas; que en efecto era solo aтρLKY Euéλeia, § un cuidado paternal sobre ellas, que particularmente reclamaban para sí mismos a causa de la paternidad espiritual, porque las habían engendrado para Cristo: "Si (dice San Pablo a los Corintios) no soy apóstol para otros, sin embargo lo soy para ustedes". ¿Por qué? Porque los había convertido y podía decir: "Como a mis hijos amados les advierto, porque aunque tengan diez mil instructores en Cristo, sin embargo no tienen muchos padres; porque en Cristo Jesús los he engendrado por medio del Evangelio". Este encargo paternal lo ejercían sin ninguna dependencia o consideración de San Pedro, nada de eso parecía, sin mencionarse que alguna vez consultaron su placer o le dieron cuenta de sus procedimientos; Pero más bien, en los relatos de sus acciones se da a entender que procedieron absolutamente en virtud de su oficio universal y de la comisión de nuestro Señor. Si se alega que San Pablo fue a Jerusalén a ver a San Pedro, respondo que fue para visitarlo por respeto y amor, o para conferenciar con él para mutua edificación y consuelo, o, a lo sumo, para obtener la aprobación de él y de los otros apóstoles, lo que podría satisfacer a algunos escépticos, pero no para recibir sus órdenes o instrucciones autorizadas de él, siendo, como veremos más adelante, el propósito del discurso de San Pablo negar tal dependencia de cualquier hombre. Así escribe San Juan Crisóstomo: "¿Quién puede ser más humilde que esta alma? Después de tantas y tan grandes hazañas, no teniendo necesidad de Pedro ni de sus discursos, sino siendo en dignidad igual a él (porque no diré más), sin embargo, se acerca a él, como a uno mayor y más antiguo; y sólo la vista de Pedro es la causa de su viaje allí". Y fue, dice de nuevo, no para aprender nada de él, ni para recibir corrección de él, sino sólo para poder verlo y honrarlo con su presencia". + Y, de hecho, podemos suponer razonablemente que no hubo tal deferencia de los Apóstoles hacia San Pedro, porque entonces hubiera sido no sólo impertinente e innecesaria, sino incómoda y molesta. Porque,


¿Pero quién dice que es necesario que los Apóstoles actuaran "por orden o licencia" de Pedro, para que Pedro tuviera jurisdicción sobre ellos?

No necesitaban tal orden o licencia porque la simple comunión y el común acuerdo bastaba como aprobación para que ellos hicieran lo que más les conviniera. 

Los poderes de los Apóstoles eran tan grandes, tan iguales a los de Pedro, que era Apóstol igual que ellos, que no tenían necesidad de que Pedro estuviese guiándolos siempre y en cada momento. Ellos ya tenían las mismas prerrogativas que Pedro.

La jurisdicción de Pedro sobre los Apóstoles no se manifiesta en que él tuviera que estar ordenándoles, mandándoles, definiéndoles la doctrina; sino en que fuera la cabeza de ellos; y que en él, como cabeza, subsiste la unidad de la Iglesia. Están en la Iglesia los que están en comunión con Pedro.


13. Si consideramos la naturaleza del oficio apostólico, el estado de las cosas en ese tiempo y la manera de la vida de San Pedro; En correspondencia con esas cosas, parecerá incapaz o no apto para ejercer sobre los Apóstoles la jurisdicción que le asignan.

Respuesta: ¿Y qué con esto? Justamente porque sería difícil que Pedro ejerciera autoridad sobre ellos, es que el Señor instituyó varios Apóstoles a los cuales a todos dotó de amplias prerrogativas. Eso no niega que estableciera a uno como cabeza y que ese fuera Pedro, cuyo oficio sería ordinario y perpetuo en sus sucesores mientras que el de los demás apóstoles no. Ese es el punto en discusión, y el objetor solo se centra en tratar de "demostrar" que no existe un primado en la Iglesia fundado en el primado de Pedro apelando a que Pedro no tenía autoridad sobre los demás Apóstoles.

Pero hasta ahora, solo ha mostrado que tiene muy malos argumentos.

La naturaleza del ministerio apostólico era tal que los Apóstoles no estaban fijos en un lugar de residencia, sino que se desplazaban continuamente por el mundo, o in procinctu, listos con sus engranajes para ir adonde las sugerencias divinas los llamaran o la ocasión propicia los invitara, para la propagación o el fomento del Evangelio. "El estado de cosas no era favorable para los Apóstoles, quienes fueron desacreditados y deshonrados, perseguidos y expulsados ​​de un lugar a otro; (como nuestro Señor predijo de ellos). Los cristianos estaban dispersos en lugares distantes, de modo que no se encontraban fácilmente oportunidades de envío para transmitirle instrucciones o informes de él. †

Santo Tomás predicaba en Partia, San Andrés en Escitia, San Juan en Asia, Simón Zelotes en Britania, San Pablo en muchos lugares; otros Apóstoles y hombres apostólicos en Arabia, en Etiopía, en la India, en España, en la Galia, en Alemania, en todo el mundo y en toda la creación bajo el cielo (como habla San Pablo) || no podían mantener correspondencia con San Pedro, especialmente considerando la forma de su vida, que no estaba establecida en ningún lugar conocido, sino movible e incierta; porque continuamente vagaba por el ancho mundo, predicando el Evangelio, convirtiendo, confirmando y ¿Cómo podría, entonces, administrar cómodamente toda su influencia de gobierno y juicio? ¿Cómo, en los casos incidentales, se podría obtener de él la dirección o recurrir a él por parte de los gobernadores subordinados, que no podían saber fácilmente dónde acudir a él o de dónde recibir noticias suyas en el momento oportuno? Enviarle mensajes hubiera sido como disparar a los vagabundos; por lo tanto, los asuntos que debían depender de su resolución y órdenes debieron haber tenido grandes obstáculos; no pudo haber ejecutado tal oficio más que muy débilmente; de ​​modo que su jurisdicción debió haber sido más bien un inconveniente y un estorbo extremos, que de cualquier modo beneficiosos o útiles para la Iglesia. "No tenía oro ni plata", o una bolsa muy pequeña para mantener a los dependientes y oficiales que lo ayudaran (nuncios, legados posteriores, secretarios, auditores, etc.). Una infinidad de asuntos habría oprimido a un pobre hombre indefenso; y para soportar una carga como la que le impusieron nadie podría ser suficiente.


Respuesta: ¿Quién dijo que era necesario que los Apóstoles estuviesen manteniendo correspondencia con Pedro para así demostrar que Pedro era cabeza?

¿Y qué tiene que ver con el hecho de que los Apóstoles tenían amplia libertad con el hecho de si tenían cabeza o no?


14. En verdad, era sumamente necesario que cada Apóstol tuviera una autoridad completa, absoluta e independiente en la gestión de los asuntos y deberes de su oficio.

¿Entonces para qué argumentaron anteriormente que nadie apeló a Pedro, para así negar que tuviera autoridad; cuando la realidad es que sí tenía esa autoridad en virtud de su oficio apostólico?

Todo lo que va a argumentar para mostrar la independencia y gran autoridad de los Apóstoles, y especialmente de San Pablo, es completamente superfluo, porque en nada afecta la autoridad de Pedro y sus sucesores. Como escribe San Roberto Belarmino:

"La suprema dignidad y autoridad de Pablo tampoco frena el pontificado de Pedro, porque fue extraordinario, tal como fue. Por eso, es exactamente como el pueblo de Israel: Moisés era mayor que Aarón, y exactamente Aarón era verdadera y propiamente el sumo sacerdote y no Moisés, pero los hijos de Aarón sucedieron en esa suprema dignidad, porque el poder de Moisés era extraordinario, pero el de Aarón era ordinario. Así también, si admitiéramos por un privilegio extraordinario que Pablo era mayor que Pedro, no negaríamos por eso que Pedro fuera el ordinario y supremo pontífice de la Iglesia."

  Los apóstoles, que habían sido llamados a servir a Dios, se esforzaron por no tener que consultar a otros, ni por no tener que recibir órdenes de quienes estaban lejos y no podían discernir bien lo que era conveniente hacer en cada lugar. La dirección de Aquel que había prometido estar siempre presente con ellos y guiarlos, instruirlos y amonestarlos por medio de su Espíritu Santo en todas las ocasiones, era más que suficiente; no necesitaban ninguna otra conducta o ayuda además de esa luz especial y esa poderosa influencia de la gracia que recibían de él, la cual, como dice San Pablo, "los hizo ministros suficientes del Nuevo Testamento". 12. Por consiguiente, su discurso y su práctica tienen un profundo sabor a tal independencia; 15. En particular, el discurso y la conducta de San Pablo hacia San Pedro evidencian que no reconocía ninguna dependencia de él ni ninguna sujeción a él. San Pablo a menudo afirma deliberadamente que tiene un poder independiente y absoluto, inferior o subordinado a ningún otro, insistiendo en ello para la aplicación o la defensa necesaria de su doctrina y práctica: "Me he vuelto un necio en gloriarme; me habéis obligado", (dice); alegando diversos argumentos significativos para probarlo y confirmarlo, extraídos de la manera en que fue llamado, los caracteres y garantías de su cargo, el tenor de sus procedimientos en el desempeño del mismo, el éxito de sus esfuerzos, la aprobación y el comportamiento hacia él de otros apóstoles. 


a) En cuanto a su llamado y comisión al oficio apostólico, él mantiene (como si quisiera excluir deliberadamente aquellas pretensiones de que otros Apóstoles fueron llamados sólo in partem solicitu dinis con San Pedro) que él era un Apóstol no de los hombres, ni por el hombre, sino por Jesucristo y Dios el Padre; "* esto es, que él no derivó su oficio inmediata o mediatamente de los hombres, o por el ministerio de ningún hombre; sino que inmediatamente había recibido la concesión y el encargo de nuestro Señor; como de hecho la historia muestra claramente, en la que nuestro Señor le dice que él "lo constituyó un oficial y un instrumento escogido para él, para llevar su nombre a los gentiles". + ap De ahí que tan a menudo sea cuidadoso y cauteloso al expresarse como un Apóstol por la voluntad y gracia especial, o favor y designación, y mandato de Dios: y particularmente les dice a los romanos que "por Cristo había recibido gracia, gracia y apostolado". " +


b) Para la garantía de su carga, no alega la concesión de San Pedro ni de ningún otro, sino aquellos dones y gracias especiales que fueron notorios en él y ejercidos en realizaciones milagrosas : "Verdaderamente (dice él) las señales de un Apóstol fueron obradas entre vosotros en toda paciencia, en señales y prodigios y hechos poderosos; "Y no me atreveré a hablar de ninguna de esas cosas, que Cristo no haya obrado por medio de mí para hacer obedientes a los gentiles con palabras y obras, con señales y prodigios poderosos, en el poder del Espíritu de Dios."§ CC Con el mismo propósito alega su exitosa industria en convertir a los hombres al Evangelio: "¿No soy un apóstol? (dice él) ¿No sois vosotros mi obra en el Señor? Si no soy apóstol para otros, ciertamente lo soy para vosotros; porque el sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor." Y, "por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia que fue sobre mí no fue en vano, antes trabajé más abundantemente que todos ellos."|| En el desempeño de su oficio, inmediatamente (después de haber recibido su llamado y encargo de nuestro Salvador) sin consultar ni pedir licencia a nadie, se aplicó vigorosamente a la obra. "En seguida (dice él) no consulté con carne y sangre, ni subí a Jerusalén a los que me precedieron los apóstoles"; tan poco se consideró responsable ante ningún hombre. Al poner orden y corregir irregularidades en la Iglesia, profesaba actuar simplemente por su propia autoridad, que le había sido conferida por nuestro Señor: "Por lo tanto (dice él) estando ausente escribo estas cosas, para que estando presente no use de severidad, conforme a la autoridad que el Señor me ha dado para edificación, no para destrucción". + Siendo cuentos los privilegios que se atribuía a sí mismo con toda confianza, no recibió por ello ningún freno de los otros apóstoles, sino que el jefe de ellos, "conociendo la gracia que le había sido dada, le dio la diestra de compañerismo" en señal de que reconocían y aprobaban sus procedimientos.

Por estas consideraciones (que significan claramente su absoluta independencia en la recepción y ejecución de su oficio), él más de una vez afirma (y en cierto modo se jacta) de ser "inferior en nada a los principales Apóstoles"; § en nada, es decir en nada pertinente a la autoridad o dignidad sustancial de su puesto; porque en cuanto a su mérito personal él se profesa "mucho menos que el más pequeño de los Apóstoles",|| pero en cuanto a la autenticidad y autoridad de su oficio se consideró igual al más grande; "siendo por la gracia de Dios lo que era; Cuando decía que no estaba detrás de nadie, no podía olvidar a San Pedro; cuando decía que no estaba detrás de nadie, no podía dejar de referirse especialmente a él (de hecho, como dice San Crisóstomo, tenía la intención de compararse con San Pedro); cuando decía que no estaba detrás de nadie, no podía dejar de referirse a lo que era más considerable, la autoridad de su puesto, que en el contexto mencionó expresamente. Porque cuando se objetaba a sí mismo la apariencia de cariño o arrogancia al hablar de esa manera, declaraba que no hablaba precipitadamente o en vano, sino que, tras una seria reflexión y con plena seguridad, se encontraba muy necesario o útil mantener su autoridad, o "magnificar su oficio", como habla en otra parte. según nos dicen, pastor ordinario; que no debía considerar cuán susceptibles eran de interpretarse tales palabras en derogación de las debidas prerrogativas de San Pedro. † Pero no es de extrañar que San Pablo, en ausencia de San Pedro, se mantuviera así sobre sus propias piernas, sin parecer importarle, cuando en las transacciones inmediatas con él se comportaba como su compañero, sin cederle ningún respeto o deferencia como a su superior. Porque,


Respuesta: 

Los puntos a) yb) son superfluos, porque estos no están en disputa. La supremacía de Pedro no depende de si él es el que instituye a los Apóstoles. Nadie pretende eso porque es evidente que los Apóstoles los instituyó Dios mismo. Por lo alegar esto es “mear fuera del tarro”.

Eso no quita que, igualmente, entre los Apóstoles que Dios instituyó, Dios quisiera instituir igualmente a uno que fuera cabeza perpetua de la Iglesia. 

Del punto c) no se concluye nada. Porque para algo precisamente se instituyeron varios Apóstoles: para que puedan actuar inmediatamente, sin consultar a nadie, de forma rápida, según su criterio. Eso no niega que exista una cabeza, que es el punto en cuestión, y no si los Apóstoles tienen amplias prerrogativas.

El punto e) no concluye nada. Porque Pablo se considera igual al resto de los Apóstoles en el oficio apostólico común a todos ellos, independientemente de lo que pudieran tener como agregado algunos de ellos. Y Pedro tiene algo agregado a su oficio apostólico: que el suyo es ordinario mientras que en el resto es extraordinario. El de Pedro está llamado a perdurar como cabeza de la Iglesia, siendo como es él cabeza del colegio apostólico.


Nada de lo objetado hasta ahora demuestra que Pedro no fuera cabeza o que Pablo no lo tuviera como tal.


Cuando San Pablo fue a Jerusalén para tener una conferencia con San Pedro y otros apóstoles, que eran los principales en reputación, profesa que "ellos no le confirieron nada", como para cambiar su opinión, o desviarlo de su curso ordinario de práctica, que era diferente al de ellos; esto no era (parece) apropiado o apropiado que lo dijera, si San Pedro hubiera sido su soberano; pero parece decirlo con el mismo propósito, para excluir cualquier prejuicio que pudiera surgir hacia su doctrina debido a la autoridad o reputación de ellos; su autoridad no es ninguna sobre él, su reputación es impertinente para el caso; "porque lo que sea (añade) que fueron, a mí no me importa, Dios no respeta la persona de nadie". Lo cual bien podría decirse de personas mayores en la estima común, pero no tanto de alguien que era superior a él en el cargo; a cuya opinión y conducta, como a su juez y pastor por designación de Dios, debía una consideración especial. 

Respuesta: No le confirieron nada ni buscaron cambiar su opinión porque ellos creían y predicaban lo mismo que Pablo, como no podía ser de otra manera ya que ambos predicaban el Evangelio.

Eso no tiene nada que ver con negar la autoridad de Pedro.

El que objeta ignora que Pablo tuvo que ir a Jerusalén para justificarse y explicar ante Pedro, Santiago y Juan qué era lo que estaba enseñando. Y es así que, expuesto lo que enseñaba, no tuvieron nada que objetarle, sino que reconocieron la gracia del Apostolado que se le había dado y estrecharon la diestra en señal de compañerismo. Sin ello, Pablo habría sido considerado hereje y excomulgado. Pero no, lo reconocieron y solo le pidieron que se acordara de los pobres.


Además, este argumento ya lo responde suficientemente San Roberto Belarmino:

La tercera objeción es común a Lutero y los demás, que citamos al principio del capítulo. El apóstol Pablo en Gálatas no reconoce ninguna sujeción a Pedro, o Santiago, o Juan: "A quienes no cedimos en sujeción, ni por una hora". Asimismo: "No tiene importancia para mí, de qué calidad eran algunos, que parecen ser algo". Asimismo: "Los que parecían ser algo, no me dieron órdenes". Y nuevamente: "No me confirieron nada ... Me abrazaron en amistad".

 

Respondo: L o que Pablo propuso en la epístola a los Gálatas no fue demostrar que no estaba sujeto a Pedro (no menciona que alcanzó el gobierno), sino que su evangelio era igualmente verdadero y divino , y recibido inmediatamente de Cristo mismo, lo mismo que el evangelio de Pedro, Santiago y Juan. Por lo tanto, la realidad es que los pseudoapóstoles se jactaban de que, dado que Pedro, Santiago y Juan fueron enseñados por Cristo, Pablo era un discípulo de los hombres , por lo que les parecía que el evangelio de los primeros era más verdadero que el de Pablo. Por lo tanto, contra las calumnias de los pseudoapóstoles Pablo ordenó su epístola: "Pablo, apóstol, no por medio de hombres ni por medio de un hombre, sino por medio de Jesucristo y Dios Padre, . . . Os doy a conocer el evangelio que prediqué, porque no hay segundo hombre. Ni lo recibí de un hombre, ni lo aprendí, sino que lo recibí por revelación de Jesucristo". A esto se refiere también: «Los que parecían ser algo, nada me aportaron». Por tanto, Pablo quiere decir con estas palabras que no recibió ninguna doctrina de los demás apóstoles, sino que fue instruido diligentemente en todas las cosas por Cristo . Además añade: «Me recibió en amistad». En efecto, nos obliga a creer que Pedro y Pablo eran compañeros en el mismo oficio de predicar, pero no nos prohíbe entender que Pedro era mayor que Pablo en el oficio de gobernar . Porque también en el primer libro de los Reyes, la Escritura dice: «Saúl y sus compañeros». Sin embargo, la misma Escritura hace de Saúl el rey, y de los demás sus siervos. Pero aquello de «a quienes no nos a veces» no se refiere a Pedro y Santiago, sino a los pseudoapóstoles. Así leemos: «Pero a causa de que falsos hermanos fueron introducidos para investigar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para poder relegarnos a servidumbre, a quienes no nos sometemos. Además, esa cita: “No me importa de qué calidad eran algunos que parecían ser algo”, no se dice en desprecio de Pedro y Juan , como lo quiere el libro de Esmalcalda, sino en alabanza y honor. La razón que da Pablo para comparar su evangelio con el de los apóstoles que estaban en Jerusalén, aunque en algún momento eran hombres sin letras y pescadores, y dice que él es igual a ellos, como lo fueron en otro tiempo, es que Dios no recibe personas, sino que se dirige a ellas, de modo que los que ya eran grandes apóstoles por la gracia de Dios parecen columnas de la Iglesia.. Además, esa cita: “A mí me parecía algo, pero no me dieron órdenes”, sin duda el Sínodo de Esmalcalda de los luteranos vio algún lugar donde la leyó, y de allí copió esas palabras en su pequeño libro sobre la primacía del Papa, porque es seguro que no se encuentra en ninguna parte de Pablo. Sin embargo, sin duda esa es la familiaridad que nuestros adversarios tienen con Dios, que añaden con valentía a su palabra, sin temer la herida con la que Dios amenaza a los que añaden a su palabra.


Así que: ¿por qué el objetor actúa como si hubiera leído a Belarmino, como ya ha hecho, pero luego finge demencia y sale con objeciones ya respondidas por el mismo Belarmino? 


Además, San Pablo en Antioquía, observando a San Pedro por temor y política de actuar de otra manera que se convirtió en la sencillez y sinceridad de los cristianos, en perjuicio de la verdad evangélica, la caridad y la libertad, en contra de su propio juicio y práctica anterior, arrastrando a otros por su ejemplo al mismo curso injustificable de conducta , lo "resistió a la cara", lo "reprendió abiertamente delante de todos, porque era censurable , lo refutó dignamente, como afirma el Papa Gelasio I (para excusar a otro Papa que se portaba mal); lo corrigió, lo reprendió, lo reprendió (como San Agustín a menudo afirma y exhorta, en prueba de que las personas más grandes a veces pueden errar y fallar "Lo corrigió, lo reprendió, lo reprendió " . pude objetar la procacidad de San Pablo al imponer impuestos a sus superiores, porque en ese caso no nos habría mostrado un ejemplo loable de conducta hacia nuestros gobernadores al oponerse tan audazmente a San Pedro, al censurarlo tan abiertamente y al refutarlo tan vivamente. Más indecoroso hubiera sido también informar del asunto como lo hace al escribir a los gálatas, porque divulgar los errores de los superiores, revivir la memoria de ellos , registrarlos y transmitirlos a toda la posteridad, exponer nuestros enfrentamientos y disputas con ellos, es apenas permisible. Si bien esto puede concordar con la justicia y la honestidad, no tiene, sin embargo, ningún sabor a gravedad y modestia. Hubiera sido más apropiado que San Pablo hubiera reprendido privada y humildemente a San Pedro, que haberlo reprendido abierta y directamente; al menos, le hubiera convenido que, a sangre fría, hubiera presentado su conducta con más respeto, consultando el honor del Pastor Universal, cuya reputación iba a sufrir por tal presentación de sus procedimientos. El Papa Pelagio II hubiera enseñado a San Pablo mejores modales, quien dice que "No deben ser aprobados, sino reprobados, quienes reprenden o acusan a sus prelados"; y el Papa Gregorio le hubiera enseñado otra lección, a saber, que "los males de sus superiores desagradan tanto a los buenos súbditos, que, por más que los oculten a los demás"; y "se debe amonestar a los súbditos para que no juzguen precipitadamente la vida de sus superiores, si tal vez los ven obrar censurablemente", etc. Es evidente que San Pablo fue más audaz con San Pedro de lo que cualquier hombre debe ser ahora con el Papa; "Por más grandes que sean los crímenes que cometa el Papa, ningún mortal (dice el derecho canónico) se atreve a reprender sus faltas."+


Respuesta: ¿Qué es todo esto, sino las imaginaciones del objetor?

Porque siempre en la teología católica se aceptó que los inferiores pueden resistir a los superiores, y se ha apelado al incidente de Antioquia para mostrarlo. Pablo no fue indecoroso ni faltó el respeto a un superior, porque se estaba ocasionando escándalo a la fe. Y en tal caso, es lícito hablar públicamente.

Como dice Santo Tomás de Aquino:

“Si existiera un peligro próximo para la Fe, los prelados deben ser reprendidos, incluso públicamente, por parte de sus súbditos. Así San Pablo, que se sometía a San Pedro, lo reprendió públicamente, en vista del peligro inminente de escándalo en materia de Fe. Y como dicen  los comentarios de San Agustín, “el mismo San Pedro les dio ejemplo a los hombres que gobiernan, a fin de que ellos, nunca se alejasen del sendero recto, de que no rechazaran como indebida una corrección que proviniese de sus súbditos” (ad Gal 2,14)”.

En efecto, esto es lo que dice San Agustín:

"Fue la necesidad la que le obligó a decírselo en presencia de todos. De esa manera, el reproche dirigido a él podría sanar a todos. No resultaba de provecho corregir en privado un error que ocasionaba un daño público. A esto se añade todavía el detalle de la firmeza y amor de Pedro, a quien el Señor dijo por tres veces: ¿Me amas? Apacienta mis ovejas. En bien de la salvación de su grey, soportaba con sumo agrado tal reproche que le llegaba de otro pastor inferior. La persona que recibía el reproche era más digna de admiración y más difícil de imitar que la que se lo dirigía."


Pero si San Pedro no fuera superior en el cargo a San Pablo, sino su colega e igual en autoridad, aunque lo precediera en posición, reputación y otras ventajas; entonces el libre proceder de San Pablo hacia él no sólo era justificable, sino saludable y digno de ser recitado y registrado para edificación; como implicando un ejemplo de cómo los colegas en ocasiones deben con libertad y sinceridad amonestar a sus hermanos de sus errores y faltas; la conducta de San Pedro al soportar pacientemente esa corrección también ofrece otro buen modelo de ecuanimidad en tales casos; 

Respuesta: Que fuera algo justificable y provechoso SOLO en caso de que Pablo fuera un igual y no un inferior, claramente es algo falso.

Era justificable y provechoso aunque Pablo fuera un inferior.


... a cuyo propósito San Cipriano (alegado y aprobado por San Agustín) aplica este pasaje: "Porque (dice él) ni Pedro a quien el Señor eligió primero, y sobre quien construyó su Iglesia , cuando Pablo luego disputó con él sobre la circuncisión, lo desafió insolentemente o arrogantemente, y no lo hizo, ni lo hizo con insolencia ni lo hizo con arrogancia." No se arroga nada, como para decir que tenía la primacía, y que más bien los apóstoles más nuevos y posteriores debían obedecerle; ni despreció a San Pablo , porque antes fue perseguidor de la Iglesia; sino que admitió el consejo de la verdad y consintió fácilmente en el curso legal , que San Pablo mantuvo; dándonos de hecho un documento tanto de concordia como de paciencia, para que no amemos pertinazmente nuestras propias cosas, sino que más bien tomemos como nuestras aquellas cosas que a veces son sugeridas de manera provechosa y saludable por nuestros hermanos y colegas, si son verdaderas y legales. 

Esto habla San Cipriano suponiendo que San Pedro y San Pablo eran iguales, o (como él los llama) colegas y hermanos , en rango coordinado; De otro modo, San Cipriano no hubiera aprobado esta acción, pues a menudo arremete con severidad contra los inferiores que se toman la responsabilidad de censurar a sus superiores : «¿Qué tumor de orgullo, qué arrogancia de espíritu, qué inflación de corazón es llamar a nuestros superiores y obispos a nuestro conocimiento?». Por tanto, San Cipriano no podía concebir que San Pedro fuera el gobernador de San Pablo o superior en poder ; de hecho, en las palabras citadas da a entender con bastante claridad que, a su juicio, San Pedro habría accionado con insolencia y arrogancia si hubiera supuesto alguna obediencia de San Pablo. 

Respuesta: ¡Oh, cómo le encanta a los protestantes torcer a los Padres para usarlos a conveniencia!

Para empezar, el mismo San Cipriano está diciendo que Pedro fue el primero y sobre él se edificó la Iglesia ahí mismo. Pero además, ahí mismo está diciendo que Pedro tenía el primado pero que no lo alegó en su reprensión. San Cipriano dice aquello no para negar que Pedro tuviera el primado, sino justamente ¡afirmando que lo tenía, y que no lo usábamos como excusa! Pedro no nos su primado para excusarse, ni apeló al pasado de San Pablo para echárselo en cara y rechazar su reprensión. No, sino que "admitió el consejo de la verdad" dándonos ejemplo "de concordia como de paciencia". Por lo que Cipriano está diciendo lo contrario a lo que el objetor interpretó .

En segundo lugar, Cipriano alaba a Pedro justamente porque aceptó la corrección siendo mayor, no porque era un igual a Pablo. Como enseña Belarmino: "Por eso Cipriano alaba la humildad de Pedro, no porque hubiera sido condenado por Pablo, sino porque tenía el primado y, más aún, le convenía ser sumiso a los jóvenes y sucesores, donde indica que Pedro fue condenado por un inferior".

En tercer lugar, Cipriano no está diciendo que San Pedro y San Pablo sean iguales. Justamente dice lo contrario.

En cuarto lugar, Cipriano no rechaza que un inferior reproche a un superior, como muestra este mismo ejemplo. La cita alegada solo reprocha a quienes enfrentan a sus superiores en lo que no deben y, además, por orgullo y arrogancia. Pero justamente, como Pedro era superior y Pablo inferior, es que aclara que cuando Pablo corrigió a Pedro "no lo hizo ni lo hizo con insolencia ni lo hizo con arrogancia". 


San Agustín también hace la misma aplicación de este pasaje en varios lugares de sus escritos. El antiguo escritor, contemporáneo de San Ambrosio y que se hacía llamar San Ambrosio, argumenta de esta manera: "¿Quién se atrevió a resistir a Pedro, el primer apóstol, a quien el Señor dio las llaves del reino de los cielos, sino otro tal, que, seguro de su elección, sabiendo que no era desigual a él, pudiera constantemente refutar lo que había hecho imprudentemente?" Es bien conocido que Orígenes, y después de él San Crisóstomo y San Jerónimo, y varios de los antiguos además, concibieron que San Pablo no se opuso ni criticó seriamente a San Pedro, sino que lo hizo aparentemente, en connivencia con él, para promover un buen designio. Esta interpretación, por forzada y seriamente impugnada por San Agustín, no la discutiré, sino que solo observaré que, al admitirla, fortalece más que debilita nuestro discurso, porque si San Pedro fuese el gobernador de San Pablo, esto hace que San Pedro haya consentido en un acto en toda apariencia indecente, irregular y escandaloso ; ¿Y cómo podemos imaginar que San Pedro hubiera conspirado para perjudicar a su propia y justa autoridad a los ojos de una gran Iglesia ? ¿No implica tal condescendencia en él una negación de superioridad sobre San Pablo, o una conspiración con él para derrocar el buen orden? A este respecto podemos observar que San Crisóstomo, en un discurso extenso y muy elaborado, en el que profesa se esforzase por agravar la irregularidad de la conducta de San Pablo, si fuera grave, no pone el énfasis de esa agravación en la oposición de San Pablo a su gobernador legítimo; Pero el hecho de que tratara así a un coapóstol de tal eminencia no se debe hacer, ni siquiera cuando, con ese fin, se propone calcular todas las ventajas de San Pedro por encima de San Pablo o de cualquier otro apóstol, menciona esto, que era principalmente importante para su propósito, que era el gobernador de San Pablo; observaciones que, si las sopesamos cuidadosamente, difícilmente podemos imaginar que San Crisóstomo tuviera alguna noción de la supremacía de San Pedro en relación con los apóstoles. 


Respuestas: especulación tras especulación, en donde el objetor solo expone sus propios criterios.

Aunque asumimos por un momento que "San Pablo no se opuso ni criticó seriamente a San Pedro, sino que lo hizo aparentemente, en connivencia con él", de eso no se sigue que "San Pedro haya consentido en un acto en toda apariencia indecente, irregular y escandaloso" en el que "hubiera conspirado para perjudicar su propia y justa autoridad a los ojos de una gran Iglesia", y que aquello  " una negación de superioridad sobre San Pablo".

Basta considerar el simple motivo por el cual supuestamente podría haber hecho aquello: " para promover un buen designio".

Y en nada se debilitó su autoridad, pues todos los autores alaban cómo San Pedro fue humilde y nos dio ejemplo a todos, y especialmente a los pastores, a aceptar las correcciones cuando se equivocan.


Por otro lado, la referencia de San Juan Crisóstomo, referida a que denunciando la irregularidad de la conducta de San Pablo no pone énfasis en su oposición a un superior legítimo, carece de cualidad. Porque el objetor ignora completamente que, de hecho, Crisóstomo muestra creer en la superioridad de San Pedro en otros pasajes; y la omisión de ello en este caso no niega la existencia de los demás.


En resumen, la intención de San Pablo, al relatar esos pasajes que se refieren a él, no era menospreciar a los otros apóstoles, ni simplemente elogiarse a sí mismo, sino defender la verdad de su doctrina y mantener la libertad de sus discípulos contra cualquier prejuicio que pudiera surgir de cualquier autoridad que pudiera pretenderse en cualquier aspecto considerable superior a la suya y alegarse contra ellos; a cuyo fin declara con argumentos y hechos que su autoridad era perfectamente apostólica e igual al más grande; igual al de San Pedro, el primer apóstol, al de San Juan, el discípulo amado, al de Santiago, obispo de Jerusalén; El juicio o la práctica de los cuales no era ley para él, ni debía serlo para ellos más allá de lo que fuera compatible con esa doctrina que él, con una autoridad independiente y por revelación especial de Cristo, les predicaba; Podía (como señala San Crisóstomo) haber pretendido "algo de ventaja sobre ellos", en cuanto a que "había trabajado más abundantemente que todos ellos", pero se abstuvo de hacerlo, estando contento de obtener ventajas iguales. Bien, por lo tanto, considerando la desventaja que este pasaje trae a la pretensión romana, ¿podría Baronio llamar a esta historia "una historia difícil de entender, una piedra de escándalo, una roca de escándalo, un lugar escabroso, que el mismo San Agustín, bajo el favor, no podía pasar sin tropezar?". 

Respuesta:

"la intención de San Pablo (...) no era menospreciar a los otros apóstoles, ni simplemente elogiarse a sí mismo, sino defender la verdad de su doctrina y mantener la libertad de sus discípulos contra cualquier prejuicio que pudiera surgir..."

Concedemos. Precisamente solo eso prende San Pablo.

"...de cualquier autoridad que pudiera pretenderse en cualquier aspecto considerable superior a la suya y alegarse contra ellos; a cuyo fin declara con argumentos y hechos que su autoridad era perfectamente apostólica e igual al más grande; igual al de San Pedro "

Negamos. Eso ya es la especulación del objetor.

Como dice Belarmino, a quien ya citamos:

"Lo que Pablo propuso en la epístola a los Gálatas no fue demostrar que no estaba sujeto a Pedro (no menciona que alcanzó el gobierno), sino que su evangelio era igualmente verdadero y divino, y recibido inmediatamente de Cristo mismo, lo mismo que el evangelio de Pedro, Santiago y Juan. (...)  En efecto, nos obliga a creer que Pedro y Pablo eran compañeros en el mismo oficio de predicar, pero no nos prohíbe entender que Pedro era mayor que Pablo en el oficio de gobernar".


También puede considerarse que San Pablo en particular se afirma a sí mismo una autoridad independiente sobre los gentiles, coordinada con la que San Pedro tenía sobre los judíos; lo que podría comprometerlo tan seriamente a competir con San Pedro, como para seducirlos con su práctica, 10. Los gálatas, que eran gentiles bajo su cuidado, estaban obligados a respetar su autoridad. Ellos, como dice San Pablo, "sabiendo que yo estaba encargado del Evangelio de la incircuncisión, como a Pedro se le había confiado el de la circuncisión, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra de la comunión". Estas palabras significan claramente que él y los otros apóstoles lo tomaron como encargado absoluto, bajo Cristo, de los gentiles, sin subordinación a nadie; por lo que él reclama para sí, como su carga, "el cuidado de todas las iglesias"; por lo tanto, bien podía luchar por su libertad, bien podía insistir en su autoridad entre ellos. Así entendió el caso San Juan Crisóstomo: "porque Cristo (dice) encomendó a Pedro los judíos, pero puso a Pablo al frente de los gentiles; y él (dice ese gran Padre) además se muestra igual a ellos en dignidad, y se compara no sólo con los otros, sino incluso con el cabecilla, mostrando que cada uno disfrutaba de igual dignidad".

Respuesta: ¿De dónde saca el objetor que San Pablo tenía el cuidado de los gentiles "sin subordinación a nadie"? ¿De dónde?

De ningún lado. Eso es lo que él asume a priori.

Además de que no se habla de la jurisdicción o la "autoridad sobre" los gentiles, sino de la predicación. Pablo tenía bajo su cuidado a todas las Iglesias porque era Apóstol. Todos los Apóstoles tenían una jurisdicción universal sobre la Iglesia. Pedro también la tenía, por eso fue obispo de Antioquia y luego obispo de Roma, donde la mayoría de los cristianos eran gentiles, no judíos.

Que Cristo otorgara la preferencia de la predicación de los gentiles a San Pablo, y a Pedro la preferencia de la predicación a los judíos, no es lo mismo a hacer acéfalo a Pablo y quitarle cualquier sujeción a la cabeza visible, que sería Pedro.

Hasta un niño puede entender esa distinción.

Y por otro lado, no se da cuenta que se está disparando en el pie al citar a Crisóstomo. Justamente está diciendo que San Pedro es la "cabecilla", y la dignidad que se dice que tiene San Pablo igual a los otros Apóstoles se refiere a la igualdad de dignidad en el Apostolado: él se puede mostrar como un Apóstol igual a los demás, no como un advenedizo; tiene igual dignidad, porque ha recibido revelación, ha visto a Cristo resucitado, ha sido llamado a predicar igual que los demás, y ha establecido Iglesias. Pero como se ve, todo eso y esa igual dignidad no niega la existencia de una cabeza, que está afirmando explícitamente San Juan Crisóstomo.


También cualquier considerado prudente puede discernir fácilmente que si San Pedro hubiera sido realmente, como afirman, superior en autoridad a los otros Apóstoles, es casi imposible que San Pablo no expresara nada al respecto en estas ocasiones.


Terminada toda esta pantomina de argumentos, vamos a mostrar cómo San Pablo sí sostenía la superioridad de San Pedro.

Primero, Pablo entendió que Pedro era mayor que Santiago, como se desprende de Gálatas 1:9: "Después de tres años, fui a Jerusalén para ver a Pedro". Y dice esto a pesar de que Santiago era el obispo de Jerusalén y, además, el hermano del Señor.

Segundo, en 1 Corintios dice: "Quien diga: Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Cefas, yo soy de Cristo...". Pablo está procediendo en forma ascendente, y constituye a Pedro después de Cristo.

Tercero, en la misma epístola, cap. 9, dice: “¿No tenemos derecho a andar con una hermana, como los demás apóstoles y hermanos del Señor, y Cefas?”

Como dice Belarmino: "Ahora pregunto: ¿no era Cefas un discípulo? ¿No era un apóstol? ¿Por qué, pues, se dice Pedro y los Apóstoles? ¿A Pedro y los discípulos? ¿A los Apóstoles y Cefas? La única razón es que Pedro era el príncipe y cabeza de los demás". 

Cuarto, en la misma epístola, dice: "Os transmití lo que primero recibí: que Cristo murió, fue sepultado y resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas, y después a los once; después se le apareció a más de quinientos hermanos, después a Santiago y a todos los apóstoles; y por último se me apareció a mí, como a un nacido fuera del tiempo".

Cristo se apareció primero a Pedro por ser la cabeza.

Quinto: Pablo fue a justificarse ante las columnas de la Iglesia, Santiago, Cefas y Juan, y explicar cuál era el Evangelio que predicaba. Santiago está primero, pero de ellos, el más importante era obviamente Cefas. Y podría decirse que, aunque es dudoso, Cefas estaba puesto primero en vez de Santiago. 

Sexto: Los que disputaban sobre los judaizantes llevaron la controversia a Jerusalén, para que fuera tratado por los Apóstoles. Pero quien estaba a la cabeza era Pedro.


Esto es lo que se ve del primado de Pedro tomado de las Cartas de San Pablo o donde él estuvo implicado.


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16. Si San Pedro hubiera sido designado soberano de la Iglesia, parece que hubiera sido necesario que hubiera sobrevivido a todos los Apóstoles, pues entonces o bien la Iglesia hubiera necesitado una cabeza, o bien hubiera existido una controversia inextricable acerca de quién era esa cabeza. San Pedro murió mucho antes que San Juan (como todos están de acuerdo), y tal vez antes que varios otros de los Apóstoles. Ahora bien, después de su partida, ¿la Iglesia necesitaba una cabeza? (entonces podría no tener ninguna antes y después; y nuestros adversarios pierden el fundamento principal de su pretensión). ¿Se convirtió en cabeza uno de los Apóstoles? (¿Quién de ellos fue, sobre qué base asumió la jefatura, o quién se la confirió? ¿Quién reconoció tal cosa, o dónde hay algún informe al respecto?) ¿Se convirtió en cabeza alguna otra persona? (supongamos al Obispo de Roma, que sólo pretende serlo). Entonces San Juan y otros Apóstoles se sometieron a alguien en grado inferior a ellos; ¿Qué pasa entonces con los "primeros apóstoles, luego profetas, en tercer lugar maestros" de San Pablo? ¿En qué se reducen todos los privilegios apostólicos, cuando San Juan debe estar a las órdenes de Lino, Cleto, Clemente y no sé quién más? ¿No fue un gran absurdo que los Apóstoles se sometieran a los Pastores y Maestros de Roma?". Lo mismo puede decirse de Santiago, si él (como la Iglesia Romana supone en sus Litúrgicas) fuera un Apóstol, que en muchos aspectos podría reclamar la preeminencia. Quien, por lo tanto, en las Constituciones Apostólicas, es preferido antes que Clemente, obispo de Roma. 

Respuesta: ¿De dónde saca que si Pedro hubiese sido designado cabeza, entonces habría sido necesario que sobreviviera a todos los Apóstoles?

Eso no fue necesario, porque el cargo de Pedro continúa en sus sucesores.

Luego, se rasga las vestiduras porque le parece "un gran absurdo" que los Apóstoles se sometieran a los "pastores y maestros de Roma".

¿Por qué habría de ser absurdo, si se sometieron en su momento a San Pedro como cabeza, y los obispos de Roma suceden a Pedro en el primado de la Iglesia?

¿De dónde saca que "San Juan y otros Apóstoles se sometieron a alguien en grado inferior a ellos"?

El Papa no es inferior a ellos en cuanto a la jurisdicción, pues ejerce la misma que ejercía San Pedro, el cual era Apóstol.

Además de que, como ya dijimos en otro lugar, San Pablo al hablar de Apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros no está haciendo un repaso de la jerarquía eclesiástica de mayor a menor. Pues los Apóstoles eran también, a su vez, profetas, maestros, y la mayoría no fueron evangelistas; y a la vez, un evangelista (Lucas) no fue pastor ni maestro.

Pero aún así, aunque le demos el beneficio al objetor, y digamos que un Apóstol no debía someterse al Papa: del hecho de que los Apóstoles fueran superiores incluso al Papa, eso nada mengua la autoridad del Papa como sucesor de San Pedro, como del mismo modo nada mengua la autoridad del Sumo Sacerdote el que Moisés hubiese sido superior a Aarón. Pues la autoridad de Moisés era extraordinaria, mientras que la del Sumo Sacerdote era ordinaria. Así, la autoridad de Moisés desapareció con él, pero la autoridad del Sumo Sacerdote quedó como la mayor para todo el pueblo de Israel a perpetuidad.

Del mismo modo, la autoridad de los Apóstoles era extraordinaria, mientras que la del Papa era ordinaria. Y mientras la de los Apóstoles era personal y terminaría con ellos, la es Papa era de oficio y perpetua.


17. Sobre las mismas bases sobre las que se reclama una supremacía de poder a San Pedro, otros Apóstoles también podrían desafiar una superioridad en eso sobre sus hermanos, pero suponer tal diferencia de poder entre el resto es absurdo, y por lo tanto, las bases sobre las que se construye la supremacía de San Pedro no son válidas. Un ejemplo de ello son Santiago y San Juan, quienes sobre las mismas probabilidades tenían (después de San Pedro) una preferencia sobre los otros Apóstoles. Porque a ellos nuestro Salvador declaró una consideración especial; a ellos los Apóstoles después puede parecer que les dieron una diferencia particular, ellos en mérito y desempeño parecen haberlos superado. ; ellos (después de San Pedro y su hermano) fueron llamados por primera vez al oficio apostólico; ellos (como San Pedro) fueron por nuestro Señor bautizados nuevamente (por así decirlo), y nombrados Boanerges, por un nombre que significaba la eficacia de su esfuerzo en el servicio de su Maestro; ellos, junto con San Pedro, fueron asumidos para contemplar la transfiguración; fueron seleccionados para esperar a nuestro Señor en su agonía; ellos también con San Pedro (excluidos los demás) fueron tomados para dar testimonio de la realización de nuestro Señor de ese gran milagro, de restaurar la vida a la hija del gobernante; ellos, presumiendo de su favor especial con nuestro Señor, pretendieron los lugares principales en su reino.

Respuesta: ¿Por qué el objetor no sigue el principio que él mismo ya estableció previamente?

Lo vuelvo a citar para que se recuerde. Él mismo, en el punto 7: "...la historia; cuál es el mejor intérprete del derecho o privilegio en tales casos".

¿Y qué dice la Historia? Que ningún otro sucesor de los Apóstoles exigió una igual autoridad a la de Pedro "sobre las mismas bases", por el simple hecho de que nadie, además del sucesor de Pedro, puede apelar a las prerrogativas que se atribuyeron a Pedro.

Solo a Pedro se le cambió el nombre; solo a él se le dijo que era la piedra de la Iglesia; solo a él se le dijo que sobre él se construiría la Iglesia; a él solo se le dieron las llaves del reino; a él especialmente se le dio la facultad de atar y desatar; a él solo, con diferencia del resto, se le encomendó el pastoreo de las ovejas; a él solo se le dijo que era el primero de los Apóstoles; por él solo Cristo pagó el impuesto; a él solo se le encomendó especialmente el confirmar a los hermanos.

Y solo sobre él dijeron los Padres que era la cabeza, el corifeo, el príncipe, el primero, el jefe, el que porta las llaves, el que fue puesto como primero para evitar los cismas. Todo ello se dijo solo de Pedro, no de los demás Apóstoles. Por tanto, nadie podría haber apelado "las mismas bases" como dice el objetor.

Se apela a Santiago a Juan. Sin embargo, Santiago y Juan siempre son mencionados después de Pedro. Además de que se reconoce que Juan era menor que Pedro, al punto de que le secundaba, como se ve en la entrada en la tumba, en el seguimiento a Jesús después de la resurrección o en la realización del primer milagro de la Iglesia. Sobre Santiago, se acepta que él fue consagrado obispo por Pedro; y el mismo San Juan Crisóstomo dice que a Santiago se le dio la sede de Jerusalén pero a Pedro se le dio todo el mundo. No solo eso, sino que Pablo fue a verlo a Pedro, no a Santiago.

Por otro lado, ni la sede de Jerusalén (Santiago) ni la sede de Éfeso (Juan) fueron reconocidos como patriarcados. Mientras tanto, sí lo fueron Roma, Alejandría y Antioquia por ser sedes de Pedro. Ninguna sede de ningún otro Apóstol fue reconocido como patriarcado, sino las de Pedro.

Y por otro lado, siempre se reconoció que el centro de la unidad era la sede de Pedro en Roma. Separarse de ella era suficiente para ser acusado de cismático. Mientras tanto, ninguna sede de ningún otro Apóstol era considerada como centro de la unidad.

Además, se reconoció que Roma era la primera sede.

Y por otro lado, no se puede equiparar cambio del nombre de Simón a Pedro con los apodos de Juan y Santiago. Pues lo de Pedro fue un nombre, mientras que lo de Juan y Santiago fueron solo apodos. Esto lo señala ya Belarmino:

"Una, que cambió el nombre de Pedro solo entre todos los Apóstoles. En efecto, aunque a los hijos de Zebedeo les impuso el nombre de Boanerges (hijos del trueno), éste era más bien un sobrenombre que un nombre propio, y los evangelistas nunca más los llaman Boanerges, sino simplemente Santiago y Juan, como antes. A Pedro, en cambio, se le llama casi siempre Pedro. Incluso Pablo lo llama a menudo Pedro, y nunca lo llama de otra manera que Pedro o Cefas, como lo llama a menudo Juan, pero Juan es siempre Juan, nunca Boanerges."

Así que equiparar a Santiago y Juan con Pedro es un argumento tremendamente malo.

Si el objetor va a ser constante en el principio que él mismo estableció de que la Historia es la intérprete del derecho, entonces que entienda que su argumento aquí es falaz.


A uno de ellos se le dice que nuestro Salvador le tenía un afecto especial, "por ser el discípulo a quien Jesús amaba y que se apoyaba en su pecho", y al otro se le reveló particularmente después de su resurrección y fue el primero en honrarlo con la corona del martirio.

Respuesta: ¡Aún así no deja de ser distinto de Pedro!
Juan era el discípulo a quien Jesús amaba. Sin embargo, Pedro era el que amaba a Jesús "más que estos", y por ello Jesús lo hizo pastor de todo el rebaño, cosa que no hizo a Juan.

A Santiago se reveló particularmente después de la resurrección: ¡Pero Cristo se apareció primeramente a Pedro, no a Santiago!

A Santiago se honró primero con la corona del martirio: ¡pero el martirio no produce primacía de jurisdicción! Pues Esteban fue el primer mártir de la Iglesia, y sin embargo era solo diácono.

Ellos, por parentesco y parentesco de sangre, eran los más cercanos a nuestro Señor, pues eran sus primos alemanes (lo que los antiguos consideraban un motivo de preferencia), como informa Hegesipo. ‡ Su laboriosidad y actividad en la propagación del Evangelio era sumamente notable.

Respuesta: ¿Quién más cercano a nuestro Señor que su bendita Madre? Y, sin embargo, Jesús no hizo a su madre Apóstola, ni Pastora.

Quiere apelar a Hegesipo. Y, sin embargo, los Padres reconocen que Santiago fue ordenado obispo por los Apóstoles y ellos lo pusieron como obispo de Jerusalén. Y cuando se refieren a "los Apóstoles", se están refiriendo especialmente a Pedro, pues se reconoce que Pedro fue el primer obispo, el cual ordenó a los demás Apóstoles.

Para ellos fue peculiar que Santiago fuera el primero en sufrir por él, y San Juan fuera el que más persistió en la fiel confesión de él, cuyos escritos, en varios tipos, siguen siendo las más ricas fuentes de doctrina cristiana, proporcionándonos los testimonios más completos sobre la divinidad de nuestro Señor, con historias especiales de su vida y con sus discursos más divinos; con vivaces exhortaciones a la piedad y a la caridad, con revelaciones proféticas sobre el estado de la Iglesia. Por lo tanto, fue uno de los orúλo , pilares y apoyos principales de la profesión cristiana, uno de los beρλíav ' Aróσтоλo , los apóstoles superlativos.

En consecuencia, en los registros de los apóstoles y en los informes sobre ellos, sus nombres suelen colocarse después de San Pedro.

Por eso también algunos de los Padres los toman, como a San Pedro, como haber sido preferidos por nuestro Señor: + "Pedro (dice San Gregorio Nacianceno) y Santiago, y Juan, quienes ambos lo fueron, y fueron considerados antes de los otros - así de hecho Cristo mismo los prefirió:" "Y Pedro, Santiago y Juan (dice Clemente Alex.) no como preferidos por el Señor mismo, compitieron por el honor, sino que eligieron a Santiago el Justo, obispo de Jerusalén (o como leyó Rufino, obispo de los Apóstoles). " Por lo tanto, si por designación de Cristo, por la concesión del colegio apostólico, por la prefulgencia de su excelente valor y mérito, o por cualquier otra base, San Pedro tuvo la Tρшτεα o primer lugar, la devrepeta o siguiente lugar en el mismo tipo, por los mismos medios, por las mismas bases parece haber pertenecido a ellos; y si su ventaja implicaba diferencia no en poder sino sólo en orden (no superioridad autoritaria, sino precedencia honoraria), entonces ya no se puede admitir ni concluir que le corresponde.

Respuesta: a confesión de parte, relevo de pruebas. Sus nombres se suelen colocar después de San Pedro. ¿Por qué? Porque el primado es el de Pedro, no el de Santiago ni el de Juan.

Entonces está claro que no puede apelarse a "las mismas bases" para la misma "supremacía" que Pedro "sobre sus hermanos".


18. Los Padres, tanto en términos expresos como implícitamente o por consecuencia, afirman que los Apóstoles fueron iguales o coordinados en poder y autoridad. ¿Qué puede ser más explícito que lo que dijo San Cipriano: “Los otros Apóstoles eran en verdad lo que era Pedro, dotados de igual consorte de honor y poder”; y también: “Aunque nuestro Señor da a todos los Apóstoles después de su resurrección un poder igual, y dice: Como el Padre me envió, así también yo os envío”.

¿Qué puede ser más claro que lo que dijo San Crisóstomo: «San Pablo demuestra que cada apóstol disfrutaba de igual dignidad»? ¿Cómo podría San Crisóstomo expresar más claramente su opinión que al comparar a San Pablo con San Pedro, llamando a San Pablo «loórov avr», igual en honor a él, añadiendo: πλέον γὰρ οὐδὲν ἐρῶ τέως, porque todavía no diré nada más», como si pensara que San Pablo era en verdad más honorable? ¿Cómo podría San Cirilo declarar más claramente que su sentimiento es el mismo, que cuando llamó a San Pedro y San Juan iooríμove anλous, "iguales entre sí en honor"? § 6. ¿No declaró también San Jerónimo suficientemente su mente en el caso, cuando dice de los Apóstoles, que la fuerza de la Iglesia está igualmente depositada en ellos? || ¿No llama Dionisio (el supuesto Areopagita) a la "década de los Apóstoles coordinada con su capataz, San Pedro"? ¶ en conformidad, supongo, con el juicio corriente de su época.

¿Qué puede ser más completo que lo de Isidoro (cuyas palabras muestran cuánto tiempo continuó este sentimiento en la Iglesia): "Los otros Apóstoles recibieron una parte igual de honor y poder, quienes también estando dispersos en todo el mundo predicaron el Evangelio, y a quienes, al partir, les sucedieron los obispos, que están constituidos a través de todo el mundo en las sedes de los Apóstoles".

Por consiguiente, los Padres afirman esta igualdad, cuando afirman (como antes mostramos) que el oficio apostólico es absolutamente supremo; cuando también afirman (como después mostraremos) que todos los sucesores de los Apóstoles son iguales como tales; y particularmente que el Obispo romano, por haber sucedido a San Pedro, no tenía preeminencia sobre sus hermanos; porque, dondequiera que esté un obispo, ya sea en Roma, o en Eugubio, en Constantinopla, o en Regio, en Alejandría, o en Thanis, es del mismo valor y del mismo sacerdocio: la fuerza de la riqueza y la bajeza de la pobreza no hacen a un obispo más alto o más bajo, porque todos ellos son sucesores de los Apóstoles.


Respuesta: ¡Qué manera de torcer a los Padres!

Vamos a usar su mismo principio, aquel de "en conformidad, supongo, con el juicio corriente de su época". Y mostrar cómo se creía que Pedro era cabeza de los Apóstoles, aunque se dijera que los Apóstoles tienen igual poder y dignidad, y expresiones semejantes.

Porque cuando se quiere expresar esto, solo se refiere a las funciones del Apostolado: ser testigos de la resurrección, recibir la revelación, estar comisionados para predicar el Evangelio, establecer o fundar la Iglesia, estar confirmados en la gracia, tener jurisdicción universal y gozar del don de infalibilidad. 

Sin embargo, a pesar de tener todos esta autoridad y prerrogativas, se constituyó a uno como cabeza. Y si uno es cabeza, se sigue que tiene algo que los demás no tienen. Y esta es la primacía.

Así, cuando los autores dicen que todos los Apóstoles son iguales en autoridad o en dignidad, lo hacen sin menguar esta primacía que, de por sí, ya reconocen; y que no ven negada por el hecho de afirmar que los Apóstoles son iguales.


Apela a San Cipriano de Cartago. 

Pero Cipriano solo habla de un igual "honor y poder" referido al Apostolado. Lo mismo cuando dice que Cristo los envió. Los envió como Apóstoles.

Ahora, el mismo Cipriano acepta que Pedro tiene algo añadido en lo cual se diferencia de los demás Apóstoles, como se ve en la cita completa y no mutilada.

"Sobre él [Pedro] edifica la Iglesia, y a él le da el mandato de apacentar las ovejas (Jn 21,17), y aunque asigna un poder igual a todos los apóstoles, sin embargo fundó una única cátedra, y estableció con su propia autoridad una fuente y una razón intrínseca para esa unidad. De hecho, los demás también fueron lo que fue Pedro [es decir, apóstoles], pero a Pedro se le da una primacía, por lo que se deja claro que hay una sola Iglesia y una sola cátedra. “Así también, todos [los apóstoles] son ​​pastores, y el rebaño se muestra como uno, alimentado por todos los apóstoles en un solo acuerdo. Si alguien no se aferra a esta unidad de Pedro, ¿puede imaginarse que todavía mantiene la fe? Si abandona la silla de Pedro sobre la cual se construyó la Iglesia, ¿puede todavía estar seguro de que está en la Iglesia?” (La unidad de la Iglesia Católica 4; 1ª edición [251 d.C.]).

O sea: Todos los Apóstoles tienen un poder igual, todos son lo mismo que fue Pedro. Apóstoles. Sin embargo, en Pedro hay algo añadido: una primacía, que le da el ser la cabeza. Él es el primero, la fuente, de donde brota la unidad. Pedro tiene una primacía porque "sobre él se edifica la Iglesia, y a él le da el mandato de apacentar a las ovejas". Por lo que su primacía implica también la superioridad de jurisdicción, por la cual él tiene la potestad de confirmar o denegar a los obispos, de denunciar a los herejes y excomulgarlos. Ya que él es el centro de la unidad, la suya es la cátedra principal, él es el que decide si los obispos cumplen las condiciones para estar en comunión o no con él.

Por eso Cipriano acepta que se apele al obispo de Roma, y acepta que el Papa tenga que confirmar a los obispos:

“Cipriano a [el Papa] Cornelio, su hermano. Saludos... Hemos decidido enviarte y te estamos enviando una carta desde toda la provincia [donde me encuentro] para que todos nuestros colegas te den su decidida aprobación y apoyo a ti y a tu comunión, es decir, tanto a la unidad como a la caridad de la Iglesia Católica” (Cartas 48:1, 3 [253 d.C.]).

“Con un falso obispo designado por los herejes, se atreven incluso a zarpar y llevar cartas de cismáticos y blasfemos a la cátedra de Pedro y a la iglesia principal [en Roma], en la que tiene su fuente la unidad sacerdotal” (ibid., 59:14).

“Hay un solo Dios y un solo Cristo, una sola Iglesia y una sola cátedra fundada sobre Pedro por la palabra del Señor. No es posible erigir otro altar ni que haya otro sacerdocio además de ese único altar y ese único sacerdocio. Quien ha reunido en otra parte, está dispersando” (Cartas 43[40]:5 [253 d.C.]).


Ahora, si vemos lo que otros decían en la época, atribuidas a Tertuliano son estas palabras:

"También he oído que se ha publicado una edición y que, en efecto, es definitiva. Evidentemente, el Sumo Pontífice, por ser obispo de obispos, declara: Perdono los pecados de adulterio y fornicación a quienes hayan cumplido la penitencia". (Autor desconocido, probablemente haciendo referencia a un edicto del Papa San Ceferino, fragmento encontrado en De pudicita de Tertuliano [c. 220-240 d. C.])

El obispo de Roma, como sucesor de Pedro, es reconocido como "Sumo Pontífice" y "obispo de obispos".


Tertuliano mismo dice que el poder de las llaves las tiene Pedro en primer lugar, y de ahí todos los demás:

“Porque aunque pensáis que el cielo todavía está cerrado, recordad que el Señor dejó las llaves de él a Pedro aquí, ya a través de él a la Iglesia, llaves que todo aquel que haya sido interrogado y haya hecho una confesión [de fe] llevar consigo” (Antídoto Contra el Escorpión 10 [211 dC]).


San Clemente de Alejandría señala la primacía de Pedro:

“El bienaventurado Pedro, el escogido, el preeminente, el primero entre los discípulos, por quien el Salvador pagó el tributo solo consigo mismo [Mt. 17:27], enseguida se quedó sin aliento y comprendió el significado. 21:3–5 [200 d. C.]).


También Orígenes ve una diferencia entre Pedro y los Apóstoles:

“Si prestamos atención a los Evangelios, también encontraríamos, en relación con aquellas cosas que parecen ser comunes a Pedro... una gran diferencia y una preeminencia en las cosas que [Jesús] le dijo a Pedro, en comparación con la segunda clase [de apóstoles]. Porque no es una diferencia pequeña el que Pedro recibiera las llaves no de un cielo sino de más, y para que todo lo que él ata en la tierra pueda ser atado no en un cielo sino en todos ellos, en comparación con los muchos que atan en la tierra y desatan en la tierra, de modo que estas cosas son atadas y desatadas no en [todos] los cielos, como en el caso de Pedro, sino en uno solo; porque no alcanzan un nivel tan alto con poder como Pedro para atar y desatar en todos los cielos” (Comentario sobre Mateo 13:31 [248 dC]).


El Papa Lucio, igualmente, apela a una superioridad con una prerrogativa de superioridad de Pedro:

“La Iglesia Apostólica Romana es madre de todas las Iglesias y nunca se ha mostrado que se haya desviado del camino de la tradición apostólica, ni que se haya deformado, sucumbido a novedades heréticas según la promesa del mismo Señor, diciendo: 'He rogado por ti , etc.' [Lc 22,32]” ([Papa San Lucio I, Mártir, Epist. I ad Episcopos Hispaniae et Galliae [253-254 dC]).


San Pedro de Alejandría también sostiene la primacía de Pedro:

“…y guardián de todos los ocupantes anteriores y posteriores de esta silla pontificia… Pedro fue el primero de los apóstoles…” (San Pedro de Alejandría, Hechos genuinos de Pedro [c. 260–311 d. C.])


En los Hechos de Pedro y Andrés, también se señala la distinción de Pedro:

“Y mientras esto decía, el Señor Jesucristo se les apareció en forma de niño, y les dijo: ¡Salve, Pedro, obispo de toda mi Iglesia!” (Hechos de los Santos Apóstoles Pedro y Andrés [finales del siglo II]).


Teodoro de Ancira también reconoció el cargo distintivo de Pedro, por el cual su Apostolado implicaba un primado que habría de perdurar:

“Esta Santa Sede tiene el reinado de las Iglesias del mundo, no sólo por otras cosas, sino también porque permanece libre del hedor herético.” (de la Epistola ad Renatum Presbyterum Romanum del mártir sirio [martirio c. 303 d.C.])


Hasta ahí.

El objetó también apela a San Juan Crisóstomo. Pero él enseña que Pedro es Jefe y Cabeza de los Apóstoles: 

“Al hablar de San Pedro, me ha venido a la mente el recuerdo de otro Pedro, el padre y maestro común, que ha heredado su destreza y también ha obtenido su cátedra. Porque este es el único gran privilegio de nuestra ciudad, Antioquía, que recibió al líder de los Apóstoles (Pedro) como su maestro en el principio. Porque era justo que ella, que fue adornada primero con el nombre de cristianos, ante todo el mundo, recibiera al primero de los apóstoles como su pastor. Pero aunque lo recibimos como maestro, no lo retuvimos hasta el final, sino que lo entregamos a la Roma real”. (Sobre la inscripción de los Hechos, II, Crisóstomo [c. 387]).

En otro lugar:

"Pedro, ese Jefe del coro, esa Boca del resto de los Apóstoles, esa Cabeza de la hermandad, ese puesto sobre todo el universo, ese Fundamento de la Iglesia". (Cris. In illud hoc Scitote [c. 387]). 

En otro lado afirma lo mismo: 

"Pedro, el Líder del coro de los Apóstoles, la Boca de los discípulos, la Columna de la Iglesia, el Contrafuerte de la fe, el Fundamento de la confesión, el Pescador del universo". (Crisóstomo, T. iii Hom). 

Lo mismo en otro lugar: 

"[Después de su arrepentimiento,] Él [Pedro] vuelve a ser la cabeza de los Apóstoles y el mundo entero está encomendado a su cuidado" (8º Discurso sobre los judíos).

En otro lugar:

“Jesús dijo a Pedro: “Apacienta mis ovejas”. ¿Por qué pasa por alto a los demás y le habla de las ovejas a Pedro? Él era el elegido de los Apóstoles, la boca de los discípulos, la cabeza del coro. Por eso Pablo subió a verlo a él en lugar de a los otros. Y también para mostrarle que debía tener confianza ahora que su negación había sido purificada. Le confía el gobierno [prostasia] sobre los hermanos y no le trae a colación la negación, ni le reprocha lo que había sucedido, sino que dice: Si me amas, preside a tus hermanos, y el cálido amor que siempre manifestaste, y en el que te regocijaste, muéstralo ahora; y la vida que dijiste que darías por Mí, dala ahora por Mis ovejas” (Homilías sobre Juan [21:15], 88.1).

En otro lugar:

“(Pedro), el fundamento de la Iglesia, el Corifeo del coro de los Apóstoles, el vehemente amante de Cristo… el que corrió por todo el mundo, que pescó en todo el mundo; este santo Corifeo del coro bendito; el ardiente discípulo, a quien le fueron confiadas las llaves del cielo, que recibió la revelación espiritual. Pedro, la boca de todos los Apóstoles, la cabeza de esa compañía, el gobernante del mundo entero.” (De Eleemos, iii. 4; Hom. de decem mille tal. 3).


Para no agobiar, solo daremos otras pocas citas de contemporáneos de Crisóstomo.

San Jerónimo, dice:

“Pero tú [Joviniano] dirás: “Fue sobre Pedro que se fundó la Iglesia” [Mt. 16:18]: aunque en otros lugares se atribuye lo mismo a todos los Apóstoles, y todos reciben las llaves del reino de los cielos, y la fuerza de la Iglesia depende de todos ellos por igual, sin embargo, uno entre los doce es elegido para que cuando se haya designado una cabeza, no haya ocasión para cisma.” (Contra Joviniano 1:26 [393 d.C.]).

En otro lugar:

“Informados, pues, por una carta del susodicho obispo, informamos a Vuestra Santidad que nosotros, que estamos también en la ciudad de Roma, en la que el príncipe de los apóstoles, el glorioso Pedro, fundó primero la iglesia y luego la fortaleció con su fe...” (Carta 95).

En otro lugar:

“Creo que es mi deber consultar la cátedra de Pedro y dirigirme a una iglesia (Roma) cuya fe ha sido alabada por Pablo. Apelo a la iglesia de la que he recibido el manto de Cristo para que me dé alimento espiritual” (Carta 15 [396 d. C.).

Y en otro:

Antes que el apóstol Pablo, Pedro ya había sabido que la ley no debía estar en vigor después de que se diera el evangelio; más aún, que Pedro fue el principal impulsor de la promulgación del decreto por el cual esto se afirmó. Además, Pedro tenía tanta autoridad que Pablo escribió en su epístola: “Luego, después de tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y estuve con él quince días”. En el siguiente contexto, añade: “Luego, catorce años después, subí de nuevo a Jerusalén con Bernabé, y llevé conmigo también a Tito. Y subí por revelación, y les comuniqué el evangelio que predico entre los gentiles”, lo que demuestra que no hubiera tenido confianza en su predicación del evangelio si no hubiera sido confirmado por el consentimiento de Pedro y de los que estaban con él” (Carta a Agustín).

En otro lugar:

“Simón Pedro, hijo de Juan, de la aldea de Betsaida en la provincia de Galilea, hermano del apóstol Andrés, y él mismo jefe de los apóstoles” (Vidas de Hombres Ilustres [c. 396 d.C.]).

En otro lugar:

“La Iglesia aquí está dividida en tres partes, cada una enseña a tomarme por su cuenta... Mientras tanto, sigo gritando: “¡Quien se une a la silla de Pedro es aceptado por mí!”..."(Carta de Jerónimo al Papa Dámaso, 15, 2 [374-379 d.C.]).

Y en otro:

“El bienestar de una Iglesia depende de la dignidad de su sumo sacerdote, y a menos que se le asignen algunas funciones extraordinarias y únicas, tendremos tantos cismas en las Iglesias como sacerdotes.” (San Jerónimo, El Diálogo contra los Luciferinos, cap. 9).

Y en otro:

“Sin embargo, aunque tu grandeza me aterroriza, tu bondad me atrae. Del sacerdote exijo la custodia de la víctima, del pastor la protección debida a las ovejas. Fuera con todo lo que es arrogante; que se retire el estado de la majestad romana. Mis palabras se dirigen al sucesor del pescador, al discípulo de la cruz. Como no sigo a ningún líder excepto a Cristo, así no me comunico con nadie más que con tu bienaventuranza, es decir, con la cátedra de Pedro. Porque ésta, sé, es la roca sobre la que se construye la iglesia! [Mateo 16:18] Esta es la casa donde solo el cordero pascual puede ser comido correctamente. [Éxodo 12:22] Esta es el Arca de Noé, y el que no se encuentre en ella perecerá cuando prevalezca el diluvio. [Génesis 7:23] Pero como a causa de mis pecados me he refugiado en este desierto que se encuentra entre Siria y el desierto incivilizado, no puedo, debido a la gran distancia que nos separa, pedir siempre a vuestra santidad lo santo del Señor. Por consiguiente, aquí sigo a los confesores egipcios que comparten vuestra fe, y afianzo mi frágil embarcación bajo la sombra de sus grandes argosías. No sé nada de Vitalis; rechazo a Melecio; no tengo nada que ver con Paulino. El que no recoge con vosotros, desparrama; [Mateo 12:30] el que no es de Cristo es del Anticristo.” (Epístola 15 al Papa Dámaso [376 d.C.)


Incluso los cánones apostólicos reconocen que al primer obispo hay que reconocerlo como cabeza. Y sabemos que Pedro es considerado el primer obispo:

“Los obispos de cada nación deben reconocer a quien es el primero entre ellos y considerarlo como su cabeza, y no hacer nada importante sin su consentimiento; pero cada uno puede hacer solo lo que concierne a su propia parroquia y a los lugares rurales que pertenecen a ella. Pero que él (que es el primero) no haga nada sin el consentimiento de todos; porque así habrá unanimidad y Dios será glorificado por medio del Señor en el Espíritu Santo” (Canon 34 [35], finales del siglo IV).


Siguiendo con el objetor, apela él a San Cirilo. Que el santo llama a Pedro y Juan como "iguales entre sí en honor".

Pero eso no es más que tendencioso. Porque Cirilo también reconoce el primado (y si hay primado, claramente no hay igualdad de honor):

“Si el mismo Pedro, aquel príncipe de los santos discípulos, se escandalizó en cierta ocasión, de modo que exclamó de repente: “Señor, lejos esté de Ti”, ¿qué tiene de extraño que la tierna mente de la mujer se dejara llevar?” (Cirilo, Ibid, p. 1064 [c. 424 d. C.]).


“Además de todo esto, que se presente aquel líder de los santos discípulos, Pedro, quien, cuando el Señor, en cierta ocasión, le preguntó: '¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?', al instante exclamó: 'Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios viviente'” (Cirilo, T. v. P.2, Hom. viii. De Fest. Pasch. p. 105 [c. 424 d. C.])


“Él (Cristo) promete fundar la Iglesia, asignándole inamovilidad, pues Él es el Señor de la fortaleza, y sobre ésta pone a Pedro como pastor.” (Cirilo, Comm. on Matt., ad loc. [c. 424 d.C.]).


Entre sus contemporáneos, dice Juan Casiano:

“Aquel gran hombre, discípulo de discípulos, maestro entre maestros, que ejerció el gobierno de la Iglesia romana y poseía la autoridad principal en la fe y en el sacerdocio. Dinos, pues, te rogamos, Pedro, príncipe de los Apóstoles, dinos cómo deben creer en Dios las Iglesias” (Casiano, Contra Nestorium, III, 12, CSEL, vol. 17, p. 276 [c. 430 d. C.]).


Y en el Concilio de Éfeso se proclama:

"Porque su bienaventuranza no ignora que la cabeza de toda la fe, la cabeza de los apóstoles, es el bienaventurado apóstol Pedro."  (Dicho por el legado romano Felipe, legado del Papa Celestino I en el Tercer Concilio Ecuménico, Actas del Concilio, Sesión 2 [431 d.C.]). 


Los Emperadores Teodosio y Valentiniano:

"Por tanto, puesto que la primacía de la sede apostólica está asegurada por el mérito de San Pedro, que es jefe del orden episcopal, por el rango de la ciudad de Roma y también por la autoridad de un sagrado sínodo, que nadie se atreva a intentar ningún acto ilícito contrario a la autoridad de esa sede"

Y siguen:

" Porque entonces, al fin, la paz de las iglesias se mantendrá en todas partes, si todo el cuerpo reconoce a su gobernante. Hasta ahora estas costumbres se han observado sin falta; pero Hilario de Arles, como nos informa el informe confiable de ese venerable hombre León, Papa de Roma, se ha aventurado con osadía contumaz en ciertos procedimientos ilegales; Por eso, las iglesias de más allá de los Alpes han sido invadidas por abominables desórdenes, de los que da testimonio particularmente un ejemplo reciente. Hilario, que se llama obispo de Arles, sin consultar al pontífice de la iglesia de la ciudad de Roma, ha usurpado su jurisdicción con la ordenación de obispos"  (Certum Est [8 de julio de 445 d. C.]).


Y finalmente, San León Magno, contemporáneo, dice:

“Puesto que el bienaventurado Pedro recibió del Señor la jefatura de los Apóstoles, y la iglesia de Roma todavía se rige por sus instituciones, es perverso creer que su santo discípulo Marcos, que fue el primero en gobernar la iglesia de Alejandría, formó sus decretos sobre una línea de tradición diferente: ya que sin duda tanto el discípulo como el maestro recibieron un solo Espíritu de la misma fuente de gracia, y el ordenado no podía transmitir nada más que lo que había recibido de su ordenante.” (Carta 9)


Finalmente, el objetor mismo apela a Isidoro de Sevilla: ¿Pero se puede ser más incoherente?

San Isidoro, al hablar de "dignidad y poder", se refiere a la dignidad y poder de atar y desatar y el poder predicar el Evangelio. 

“Así, pues, Pedro recibió primero el poder de atar y desatar, y fue el primero en conducir a la gente a la fe con el poder de su predicación. Sin embargo, los demás Apóstoles han sido hechos iguales a Pedro en una comunidad de dignidad y poder. También ellos, habiendo sido enviados a todo el mundo, predicaron el Evangelio. Habiendo descendido de estos apóstoles, los obispos los han sucedido, y por todo el mundo han sido establecidos en las sedes de los apóstoles” (De Ecclesiasticus, II.5, MPL, Vol. 83, Col. 781-782).

Del mismo modo, consideraba que Pedro era cabeza de los Apóstoles:

"Cefas fue llamado porque fue designado a la cabeza de los apóstoles; porque κεφαλή significa cabeza en griego, y el nombre Pedro es sirio" (Etimologías, De Deo, Angelis et Sanctis,VII.9).

¿Alguien en serio puede creer que Isidoro negaba el primado de Pedro y el de sus sucesores, cuando estaba en comunión con la Iglesia Romana y la Sede Apostólica?


19. Tampoco es una consideración despreciable para la prudencia el que los Padres más antiguos, teniendo ocasión a veces de hablar extensamente de San Pedro, no mencionen ninguna de esas prerrogativas que le pertenecen

Respuesta: Ya hemos visto la falsedad de esta afirmación.

20. El último argumento que emplearé contra esta primacía será la insuficiencia de los argumentos y testimonios que alegan para justificarla y probarla

Respuesta: Hasta ahora ha dado muy pobres argumentos, como se ha visto. Por lo que toda la paja que ha dicho no ha podido refutar el papado, y ya hemos repasado un cuarto de la obra.

Si este punto es de tanta importancia como lo hacen; si, como nos quieren persuadir, la subsistencia, el orden, la unidad y la paz de la Iglesia, junto con la salvación de los cristianos, dependen de él; si, como suponen, muchos grandes puntos de verdad dependen de este punto; Si es, como ellos declaran, un artículo principal de fe, y no "solamente un simple error, sino una herejía perniciosa negar esta primacía",§ (entonces es necesario que una clara revelación de Dios sea producible a favor de ella (porque sobre esa base solamente tales puntos pueden sostenerse firmemente) entonces es más probable que Dios (para prevenir controversias, ocasiones de duda y excusas de error sobre un asunto tan grande) no hubiera dejado de haberlo declarado tan claramente, como para servir para satisfacer a cualquier hombre razonable y convencer a cualquier contradictor perverso;

Respuesta: Y hemos visto cómo es declarado tan fácilmente, al punto de que fue aceptado por toda la Iglesia durante 1000 años, y por todo occidente durante otros 500 años más.

Hasta que aparecieron los protestantes, y se erigen en estándar de lo que es "razonable", como si en los 1500 años precedentes no hubiese habido hombres razonables.

Además de que muchos protestantes actuales reconocen la primacía de Pedro. Pero, por lógica, no van más allá atribuyéndosela a sus sucesores.

... pero tal revelación no aparece; porque los lugares de la Escritura que ellos alegan no lo expresan claramente, ni lo implican de manera elocuente, ni puede inferirse de ellos por una consecuencia justa: ningún hombre que no esté predispuesto a afecto por su lado lo descubriría en ellos; sin frustrar la orden de San Pedro y "torcer las Escrituras" * no pueden deducirlo de ellos. Esto al examinar sus alegaciones se verá claramente. 

En lo que sigue, va lo que ya hemos respondido arriba. Por error, no seguimos el orden. Pero dejo esto para que se vea que no quito nada. Solo copio y pego la traducción.

Retomaré la respuesta en aquella parte donde me haya quedado.

1. Alegan aquellas palabras de nuestro Salvador, pronunciadas por él con ocasión de la confesión de San Pedro como Hijo de Dios: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia"; aquí, dicen, San Pedro es declarado el fundamento, es decir, el único y supremo gobernador de la Iglesia. 

A esto respondo: 

1. Esas palabras no significan nada claramente para su propósito; porque son metafóricas y, por lo tanto, ambiguas o susceptibles de diversas interpretaciones; por lo que no pueden ser suficientes para fundamentar un punto de doctrina tan principal, ni para justificar una pretensión tan grande; deben apoyarse en un testimonio recto, evidente e indudable. Es hermoso observar cómo Bellarmino propone este testimonio: "De cuyas palabras (dice él) el sentido es claro y obvio, para que se entienda que bajo dos metáforas se prometió el principado de toda la Iglesia"; como si ese sentido pudiera ser tan claro y obvio, el que se expresa bajo dos metáforas, y que éstas no son muy claras en su aplicación a su sentido.

(volvemos a poner las respuestas que ya pusimos antes)

Respuesta: Sí significan claramente el Papado para cualquiera que quiera entender sinceramente las palabras. Pues aquel que es la piedra de fundamento, está claro que  es puesto como principio de la unidad y gobernante de la Iglesia. Está claro que aquel que recibe las llaves del reino, recibe como mayordomo de una casa. Está claro que aquel que recibe el poder de atar y desatar, recibe la potestad del gobierno.

Que sean “metafóricos” no los hace “ambiguos”; de una cosa no se sigue la otra. Y que sean “susceptibles de diversas interpretaciones” no hace que no haya una interpretación obvia a primera vista que es la más natural y acorde. De hecho, no habría problemas de “muchas interpretaciones” si no hubiese interesados en negar la interpretación que siempre se dio. Pero como los protestantes están interesados en negar el primado de Pedro y el Papado, han tenido que inventarse interpretaciones y considerar confuso lo que siempre estuvo claro.

Hay muchas interpretaciones porque varios son los sentidos de la Escritura: literal, moral, alegórico y alegógico.


2. Esto se confirma manifiestamente por el hecho de que los Padres y los teólogos, tanto antiguos como modernos, han diferido mucho en la exposición de estas palabras. ("Algunos (dice Abulensis) dicen que esta roca es Pedro; otros, y mejor aún, que es Cristo; otros dicen, y aún mejor, que es la confesión que hace Pedro"). || 

Respuesta: Todos los que sostuvieron que la piedra era Cristo o la confesión, sostuvieron a su vez que era Pedro. Porque nada impide que tomado en distintos sentidos pueda significar distintas cosas, como cuando un texto se aplica para la vida eclesial o para la vida individual, o sea, la interpretación moral. Y ambas interpretaciones no son ni contradictorias ni excluyentes.


Dicen que algunos interpretan que esta roca es el mismo Cristo, de quien dice San Pablo: "Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, que es Jesucristo". San Agustín nos dice en sus Retractaciones que a menudo había explicado las palabras con este propósito, aunque no rechazó absolutamente la interpretación que hacía de San Pedro la roca, dejando a la elección del lector cuál es la más probable. * Otros (y los Padres más eminentes) toman la roca como la fe o profesión de San Pedro: "Sobre la roca (dice el príncipe de los intérpretes) que es sobre la fe de su profesión"; y también: "Cristo dijo que edificaría su Iglesia sobre la confesión de Pedro"; y otra vez, (él, u otro escritor antiguo bajo su nombre) "Sobre esta roca", dijo no sobre Pedro, porque no edificó su Iglesia sobre el hombre, sino sobre su fe. "+ "Nuestro Señor (dice Teodoreto) permitió que el primero de los Apóstoles, cuya confesión él fijó como soporte o fundamento de la Iglesia, fuera sacudido". (De donde Orígenes dice, que "cada discípulo de Cristo es la roca",§ en virtud de su acuerdo con Pedro en esa santa confesión.) Este sentido incluso lo han adoptado los Papas. || Otros dicen, que como San Pedro no habló por sí mismo, sino en nombre de todos los Apóstoles, y de todo el pueblo fiel, representando a los pastores y al pueblo de la Iglesia; así correspondientemente nuestro Señor declaró, que edificaría su Iglesia sobre tales pastores y confesores fieles. * Otros entienden de hecho por la roca la persona de San Pedro, pero no explican que con ello se entienda que es el gobernador supremo de los Apóstoles, o de toda la Iglesia. Los teólogos, escolásticos y canonistas de la comunión romana tampoco están de acuerdo en la exposición de las palabras; y varios de los más eruditos entre ellos aprueban la interpretación de San Crisóstomo. +

Ahora bien, ¿cómo puede un punto de doctrina tan importante estar firmemente fundado en un lugar de interpretación tan dudosa? ¿Cómo puede alguien estar obligado a entender las palabras según ¿Con qué modestia pueden pretender que el significado es claro, si ojos tan perspicaces no lo pueden discernir? ¿Por qué no puedo excusablemente estar de acuerdo con San Crisóstomo o San Agustín en la interpretación del pasaje? ¿No puedo razonablemente oponer su juicio a la opinión de cualquier doctor moderno, considerando a Belarmino falible en sus concepciones, como uno de ellos? ¿Por qué, en consecuencia, no puedo rechazar sin culpa su doctrina como construida sobre este pasaje, o negar la bondad de esta prueba?

3. Es muy evidente que los mismos Apóstoles no entendieron que esas palabras de nuestro Señor significaban alguna concesión o promesa a San Pedro de supremacía sobre ellos; porque ¿habrían competido por el lugar principal, si hubieran entendido a quién le correspondía por la propia determinación positiva de nuestro Señor? ¿Habrían discutido sobre una cuestión que, según su conocimiento, ya había sido planteada por su Maestro? ¿Habrían molestado a nuestro Señor para que le preguntara quién sería el mayor en su reino, cuando sabían que nuestro Señor había declarado su voluntad de hacer virrey a San Pedro? ¿Habrían sido los hijos de Zebedeo tan tontos y presuntuosos como para pedir el lugar, que sabían por la palabra y promesa de nuestro Señor fijada para San Pedro? ¿Se habría enfadado San Pedro entre los demás por esa propuesta inútil, mientras que conocía el lugar por el propósito inmutable y la declaración infalible de nuestro Señor que le había asegurado? Y si ninguno de los Apóstoles entendió las palabras para implicar este sentido romano, ¿quién puede estar obligado a entenderlas así? Sí, ¿quién puede entenderlas sabiamente, quién puede entenderlas con seguridad? Porque seguramente tenían sentido común tan bien como cualquier hombre que vive ahora; tenían tanta ventaja como nosotros para conocer el significado de nuestro Señor;


4. Esta interpretación tampoco concuerda bien con la respuesta de nuestro Señor a las disputas, preguntas y peticiones de sus discípulos sobre el punto de superioridad; porque (si las exposiciones romanas son buenas) ¿no parece en esas ocasiones no sólo disimular su propia palabra y promesa, sino negarlas o frustrarlas? ¿Podemos concebir que en tal caso de duda se abstuviera de resolverlas, instruyéndolas claramente y amonestándolas de su deber?

Respuesta: Esto ya lo hemos respondido anteriormente.


5. Tomando la roca como ellos querrían que fuera la persona de San Pedro, y que sobre él debería construirse la Iglesia, sin embargo, las palabras ser una roca probablemente no denotan gobierno; porque ¿qué semejanza hay entre ser una roca y un gobernador? Al menos, ¿qué seguridad puede haber de que esta metáfora precisamente signifique ese sentido? ¿Si, por otros conceptos, se le puede llamar así, por analogías igualmente justas? San Agustín dice que eran fundamentos, porque su autoridad sostiene nuestra debilidad. San Jerónimo dice que eran fundamentos porque en ellos se puso primero la fe de la Iglesia. San Basilio dice que el alma de San Pedro se llamaba roca porque estaba firmemente arraigada en la fe y se mantuvo firme sin ceder ante los golpes de la tentación. Crisólogo dice que Pedro recibió su nombre de una roca porque fue el primero en merecer fundar la Iglesia por la firmeza de la fe. 

Estas son explicaciones justas de la metáfora, sin ninguna referencia al gobierno de San Pedro. Pero, por más que admitan también que ser una roca implica gobierno y carga pastoral, no hacen nada (a pesar de estas concesiones y suposiciones); porque no pueden probar las palabras dichas exclusivamente con respecto a otros Apóstole s, o significar algo singular sobre él por encima o además de ellos: podría ser una roca gobernante, así podría serlo otros ; la Iglesia podría ser construida sobre él, así podría serlo sobre otros Apóstoles; podría ser designado gobernador, un gran gobernador, un gobernador principal, así podría serlo también ellos; esto podría ser sin ninguna violencia a esas palabras. Y esto fue de hecho; porque todos los demás Apóstoles en la Sagrada Escritura son llamados fundamentos, y se dice que la Iglesia está construida sobre ellos .

"Si (dice Orígenes, el padre de los intérpretes) piensas que toda la Iglesia está construida solo sobre Pedro, ¿qué dirás de Juan, el hijo del trueno, y de cada uno de los Apóstoles?"+ etc. en gran parte con este propósito. "Cristo (como dice San Jerónimo) fue la roca, y concedió a los Apóstoles que se los llamara rocas". + Y "Tú dices (dice de nuevo) que la Iglesia está fundada sobre Pedro, pero lo mismo en otro lugar se hace sobre todos los Apóstoles." § "Los doce Apóstoles (dice otro autor antiguo) fueron los pilares inmutables de la ortodoxia, la roca de la Iglesia." "La Iglesia (dice San Basilio) está construida sobre el fundamento de los Profetas y Apóstoles, Pedro también fue uno de los de su Iglesia". * roca que el Señor prometió construir a San Cipriano en sus disputas con el Papa Esteban de Más de una vez alegó este lugar, pero no podía tomarlas en su sentido como si significaran exclusivamente; porque no reconocía ninguna desigualdad de poder entre los Apóstoles o sus sucesores. En realidad, claramente tomó estas palabras en relación con todos los Apóstoles y sus sucesores, y nuestro Señor aprovechó la ocasión para prometer a uno solo lo que tenía la intención de impartir a todos por sí mismos y sus sucesores: "Nuestro Señor (dice) ordenando el honor de un obispo y el orden de su Iglesia, dice a Pedro: Te digo, etc. De ahí que a través de los cambios de los tiempos y las sucesiones, la ordenación de los obispos y la manera de la Iglesia se desarrollaron, de modo que la Iglesia se establece sobre los obispos y todos los actos de la Iglesia sean gobernados por los mismos prelados". Por lo tanto, como concebía que la Iglesia no se edifique sobre el Papa singularmente, sino sobre todos los obispos, así pensó que nuestro Señor tenía la intención de construir su Iglesia no solo sobre San Pedro, sino sobre todos sus Apóstoles.


6. No se dice que los Apóstoles o el oficio apostólico debían ser edificados sobre él; porque eso no podía ser, ya que los Apóstoles fueron constituidos y el oficio apostólico fue fundado antes de esa promesa; por lo tanto, las palabras sólo pueden significar que, según algún significado, él era una roca sobre la cual se edificaría la Iglesia que luego se reuniría; 


7. Si tomamos a San Pedro como la roca, entonces (como yo lo entiendo) el mejor significado de las palabras implica que nuestro Señor designó a San Pedro como un instrumento principal (el primer motor, el más diligente y activo al principio, el más constante, rígido y firme) en el apoyo de su verdad y la propagación de su doctrina, o la conversión de los hombres a la creencia del Evangelio, lo que se llama la construcción de la Iglesia; según la de San Ambrosio, o algún antiguo homilista bajo su nombre, Él es llamado la roca, porque él primero puso en las naciones los fundamentos de la fe":+ en relación con lo cual como los otros Apóstoles son llamados fundamentos de la Iglesia (la Iglesia siendo fundada sobre sus trabajos), así también San Pedro podría ser llamado así; El cual, como dice San Basilio (interpretando alusivamente las palabras de nuestro Salvador), "por la excelencia de su fe se encargó de edificar a la Iglesia". Tanto él como ellos también podrían ser llamados así, porque la fe de los cristianos se basó en sus testimonios sobre la vida, muerte y resurrección de Cristo; como también se basa en sus discursos convincentes, su santa práctica, sus acciones milagrosas, en todo lo cual San Pedro fue el más eminente, y en el comienzo del cristianismo los mostró para la edificación de la Iglesia. Esta interpretación concuerda claramente con los hechos y la historia, que es el mejor intérprete del derecho o privilegio en tales casos; porque podemos entender razonablemente que nuestro Salvador haya prometido lo que en efecto vemos realizado, así que "el hecho muestra que la Iglesia fue edificada sobre él, es decir, por él", dice Tertuliano.§ Pero este sentido no implica ninguna superioridad de poder o dignidad concedida a San Pedro sobre sus hermanos; 


Respuesta, desde el punto 5: Se pregunta que qué relación hay entre "piedra" y "gobierno". Que sea el mismo Cristo el que hable. ¿Por qué llama a Simón “Pedro”? Porque sobre él edifica la Iglesia. ¿En qué sentido edifica sobre él la Iglesia? En el que le da las llaves del Reino. ¿Y qué implican las llaves del Reino? Tener autoridad de gobierno sobre el Reino o Casa, como un mayordomo (Is. 22:22). Eso es lo que de la Escritura se deriva. Como se deriva también del mismo Mateo 18:17, donde se da el poder de atar y desatar “a la Iglesia”, entendida en sus pastores en tanto que juzgan. Así, pues, Simón es Pedro o “piedra” porque tiene el gobierno de la Iglesia cual mayordomo.

Por lo que Pedro NO SOLO es meramente “piedra” o “fundamento” porque sostiene la verdad, propaga la doctrina y edifica la Iglesia. Eso es lo que el protestante interpreta simplemente yendo en la Escritura a ver en qué otros contextos significa ser “piedra” o “fundamento”; trayendo la interpretación moral como si eso anulara la interpretación literal. Pero ignora lo que dice la Escritura cuando habla de las llaves del Reino e ignora cómo es el gobierno de un Reino según la Escritura. Así, pues, los protestantes tienen que mutilar los significados de la Escritura. Y mientras el católico no tiene ningún problema en añadir los significados que alegan los protestantes (porque las interpretaciones alegóricas y morales las aceptamos), sin embargo los protestantes se ven comprometidos en añadir el significado que alegan los católicos (el literal).

Por eso no sirve de nada traer en su defensa lo que dicen San Ambrosio y San Basilio, pues estas interpretaciones las aceptamos los católicos; no son excluyentes a la que estamos dando.

 

Aquellos santos aceptaban también el sentido literal. Que es la que da San Gregorio Magno:

“Está probado a todos que conoce el Evangelio de que el cuidado de toda la Iglesia fue confiado a San Pedro, príncipe de todos los apóstoles por la voz del Señor. A todas luces se le dijo: 'Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia'" (Bk. 4, ep. 32.)

Ahora, que ellos mismos lo expresen:

San Agustín:

"Se dicen algunas cosas que parecen relacionarse especialmente con el apóstol Pedro, y sin embargo no son claras en su significado a menos que se refieran a la Iglesia, a la que se reconoce que representó en una figura a causa de la primacía que tuvo entre los discípulos. Tal es 'Os daré las llaves del reino de los cielos', y otros pasajes similares" (Comentario al Salmo 108 1).

Optato de Milevis:

"No podéis negar que sabéis que en la ciudad de Roma la cátedra episcopal fue dada primero a Pedro; la silla en la que se sentaba Pedro, el mismo que era cabeza —por eso también se le llama Cefas ['Roca']— de todos los apóstoles; la única silla en la que todos mantienen la unidad" (El Cisma de los Donatistas 2:2).

Concilio de Calcedonia:

"Por tanto, el santísimo y bendito León, arzobispo de la grande y antigua Roma, por medio de nosotros, y por medio de este santísimo sínodo, junto con el tres veces bendito y glorioso apóstol Pedro, que es la roca y fundamento de la Iglesia Católica, y el fundamento de la fe ortodoxa…" (Concilio de Calcedonia, Sesión III).

San Teodoreto el Estudita:

“Ordena que se reciba la declaración de la antigua Roma (…) Porque esta, oh Emperador, es la más alta de las Iglesias de Dios, en la que primero Pedro ocupó la Cátedra, a quien el Señor dijo: Tú eres Pedro...” (Teodoro, Libro II. Ep. 86).

“Testifico ahora ante Dios y ante los hombres, que se han arrancado del Cuerpo de Cristo, de la Sede Suprema, en la cual Cristo colocó las llaves de la Fe, contra la cual las puertas del infierno (me refiero a la boca de los herejes) no han prevalecido” (Teodoro Bk. II. Ep. 63).

San Máximo el Confesor:

“La Sede Apostólica (…) De acuerdo con los santos cánones y definiciones, ha recibido el dominio, la autoridad y el poder universal y supremo de atar y desatar sobre todas las santas iglesias de Dios en todo el mundo” (Máximo, Carta a Pedro, en Mansi x, 692).

San Teodoreto de Ciro:

“Porque ese trono santísimo (Roma) tiene la soberanía sobre las iglesias en todo el universo por muchos motivos” (Teodoreto, Tom. iv. Epist. cxvi. Renato, p. 1197)

San Efrén el Sirio:

“A veces te llamé Pedro, porque sostendrás todos sus edificios. Tú eres el inspector de aquellos que construirán en la Tierra una Iglesia para mí. Si quisieran construir lo que es falso, ustedes, la fundación, los condenarían. Tú eres la cabeza de la fuente de la que brota mi enseñanza; Tú eres el jefe de mis discípulosPor medio de ti daré de beber a todos los pueblos. Tuya es esa dulzura vivificante que yo dispenso. Te he elegido para que seas, por así decirlo, el primogénito de mi institución para que, como heredero, seas el albacea de mis tesoros. Te he dado las llaves de mi reino. He aquí, yo te he dado autoridad sobre todos mis tesoros" (Homilías 4:1).

San Jerónimo de Estridón:

"No sigo a nadie más que a Cristo y no me uno en comunión con nadie más que con tu bienaventuranza [el Papa Dámaso I], es decir, con la cátedra de Pedro. Sé que esta es la roca sobre la que se ha edificado la Iglesia. El que come el Cordero fuera de esta casa es profano. Cualquiera que no esté en el arca de Noé perecerá cuando prevalezca el diluvio" (Cartas 15:2).

San Cipriano de Cartago:

“Es sobre él sobre quien edifica la Iglesia, y a él confía las ovejas para apacentar. Y aunque asigna un poder similar a todos los apóstoles, sin embargo, fundó una sola Cátedra, estableciendo así por su propia autoridad la fuente y el sello distintivo de la unidad (de la Iglesia). No hay duda de que los otros eran todo lo que Pedro era, pero se le da una primacía, y se aclara que no hay más que un solo rebaño que debe ser alimentado por todos los apóstoles de común acuerdo. Si un hombre no se aferra a esta unidad de Pedro, ¿se imagina que todavía tiene la fe? Si abandona la Cátedra de Pedro, sobre la cual se edificó la Iglesia, ¿todavía confía en que está en la Iglesia? Esta unidad debemos mantenerla y mantenerla firmemente, especialmente nosotros los obispos que presidimos la Iglesia, a fin de que podamos aprobar que el episcopado mismo sea uno e indivisible"(La unidad de la Iglesia, 4-5).

San León Magno:

“Porque la solidez de la fe que fue alabada en el jefe de los apóstoles es perpetua: y como lo que Pedro creyó en Cristo, así también lo que Cristo instituyó en Pedro... Por lo tanto, la dispensación de la Verdad permanece, y el bienaventurado Pedro, perseverando en la fuerza de la Roca que ha recibido, no ha abandonado el timón de la Iglesia, que él emprendió. Porque fue ordenado antes que los demás de tal manera que por ser llamado la Roca, por ser pronunciado el Fundamento, por ser constituido como el Portero del reino de los cielos, por ser puesto como el Árbitro para atar y desatar, cuyos juicios conservarán su validez en el cielo, por todos estos títulos místicos podamos conocer la naturaleza de su asociación con Cristo " (Sermón 3:2-3).

San Dámaso I, Papa:

La santa Iglesia Romana ha sido colocada en primer plano no por las decisiones conciliares de otras Iglesias, sino que ha recibido la primacía por la voz evangélica de nuestro Señor y Salvador, que dice: 'Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella…” (Decreto de Dámaso 3).

 

Creo que son suficientes todos estos testimonios, que muestran un pensamiento unánime de los Padres, en donde las palabras de Cristo significan también una primacía.

 

Ahora, analicemos las citas que se alega.

Agustín: “Los Apóstoles fueron fundamentos, porque su autoridad sostiene nuestra debilidad”.

Jerónimo: fueron fundamentos, porque la fe de la Iglesia fue puesta primero en ellos. Y en otro lugar: Cristo fue la roca, y a los Apóstoels les dio el nombre de Rocas. Otro: La Iglesia está fundada en Pedro, pero también sobre los Apóstoles.

Basilio: El alma de Pedro se llamaba roca porque estaba firmemente arraigada en la fe y se mantenía firme sin ceder a los golpes de la tentación. Otro: la Iglesia está construida sobre el fundamento de los profetas y Apóstoles.

Crisólogo: Pedro tomó su nombre de una roca porque fue el primero en merecer fundar la Iglesia con la firmeza de su fe.

Orígenes: “pensáis que toda la Iglesia está edificada sólo sobre Pedro, ¿qué diréis de Juan, hijo del trueno, y de cada uno de los Apóstoles”

Cipriano: Nuestro Señor aprovechó la ocasión para prometerle a uno lo que tenía la intención de impartir a todos para ellos y sus sucesores.

Ambrosio: “Se le llama roca, porque fue el primero en poner en las naciones los fundamentos de la fe”.

 

De Agustín, Jerónimo y Cipriano ya vimos las citas donde de las palabras de Cristo sí deducen la preeminencia de Pedro.

Orígenes dice lo mismo. Deduce en el sentido literal una preeminencia de Pedro, pero aplicando luego los sentidos moral y alegórico deduce que todos somos piedra.

De Basilio, se aplica lo ya dicho. Además de que Basilio creyó que Roma podía juzgar asuntos de Oriente, como lo expresa en una carta:

“Me pareció agradable escribir al obispo de Roma para que pudiera ocuparse de nuestros asuntos e imponer un decreto según su criterio”.

De Crisólogo, no conozco que interpretara que Pedro es la piedra porque gobierna, pero sí atribuyó al obispo de Roma el gobernar en nombre de Pedro como su sede, que proporciona la verdad y que no se pueden juzgar casos de fe sin él:

"Te exhortamos en todo, honorable hermano, a que escuches obedientemente lo que ha escrito el santísimo Papa de la ciudad de Roma, porque el bienaventurado Pedro, que vive y preside en su propia sede, proporciona la verdad de la fe a los que la buscan. Porque nosotros, en razón de nuestra búsqueda de la paz y de la fe, no podemos juzgar casos de fe sin el consentimiento del obispo de Roma" (Cartas 25:2).

¿Alguien puede pensar, entonces, que verdaderamente no creía que Pedro tenía preeminencia?

De Ambrosio, él mismo cita a San Lorenzo evidenciando que creía que Pedro era la cabeza, diciendo:

 “Y no pasemos por alto a San Lorenzo, el cual, viendo a su obispo Xisto conducido al martirio, comenzó a llorar, no por sus sufrimientos, sino por el hecho de que él mismo se quedara atrás. Con estas palabras comenzó a dirigirse a él: ¿A dónde, padre, vas sin tu hijo? ¿A dónde, santo sacerdote, te apresuras sin tu diácono? (…) Abraham ofreció a su hijo, ¡Pedro envió a Esteban delante de él!...”.

¿Por qué “Pedro envió a Esteban” cual obispo al diácono si Pedro supuestamente no tenía ningún primado sobre el resto de los Apóstoles, y cuando el obispo de Jerusalén era Santiago y no Pedro?

En otra parte, afirma: “La roca se llama Pedro como si fuera una roca inamovible para que contuviera la estructura unificada de toda la obra cristiana”. (234)

¿De qué manera él como piedra mantiene unificada la Iglesia, si no es con el gobierno?

En otra, afirma: “Andrés siguió primero al salvador, pero no recibirá el primado, sino Pedro” (361).’

¿Qué “primado” recibe Pedro?

En otra, afirma: “Era digno que [Pablo] deseara ver a Pedro, porque era el primero entre los Apóstoles en quienes el Salvador había delegado el cuidado de las Iglesias” (381).

¿En qué sentido Pedro era “el primero entre los Apóstoles”? ¿No lo es, justamente, en cuanto el “cuidado de las Iglesias”, lo que significa la supremacía de autoridad?

En otra, afirma: “El Señor subió sólo a esta barca de la Iglesia, en la que Pedro se constituía en maestro” (373).

¿Cuál es el sentido metafórico de que el Señor solo enseñe desde la barca de Pedro, y que Pedro es constituido maestro de la Iglesia?

Y todo eso a pesar de que Ambrosio dice:

“A Pedro se le dice: A ti te daré las llaves del reino de los cielos; y así, mientras el convertido del robo obtiene descanso, al que ha sido probado en el Apostolado se le concede autoridad” Cartas 71:9).

Si Pedro no es la cabeza: ¿Por qué siempre Pedro aparece recibiendo autoridad aparte y de manera especial al resto de los Apóstoles cuando resulta que son todos iguales, si no es porque Pedro es constituido como cabeza?


8. Puede también observarse que San Pedro, antes de que Nuestro Señor pronunciara estas palabras, parece haber tenido una primacía, insinuada por los evangelistas cuando relatan su llamamiento al oficio apostólico; y por su conducta, cuando en esta confesión y antes en otras semejantes se comprometió a ser su portavoz y portavoz, en esta confesión y antes en otras semejantes, se mostró superior a todos ellos. cuando "no siendo descuidado de su lugar (dice San Ambrosio) ejerció una primacía; una primacía (añade este Padre) de confesión, no de honor; de fe, no de orden"; su primacía (tal como la tuvo) por lo tanto no puede fundarse en este lugar, ya que antes lo poseía y (como lo concibió San Ambrosio) lo ejercía en ese momento.


Respuesta: O sea, Pedro tenía primado pero no lo tenía. Era y no era a la vez. Vemos que tiene un primado pero no es un primado. ¿En qué quedamos?

Ven claramente que Pedro tiene un primado pero también se ven en la necesidad de negar a priori que fuera un primado de autoridad, en vez de dejar que la Escritura los vaya guiando y les aclare qué tipo de primado es. Pero no, lo niegan a priori diciendo que es un primado de honor, a pesar de que no es eso lo que enseña la Escritura, sino que es la interpretación privada de los protestantes, porque se ven en aprietos si reconocen un primado de autoridad. Entonces trasladan al texto su propia preocupación.

Lo que enseña la Escritura es que toda sociedad necesita gobierno. Que Dios prefiere el gobierno monárquico. Que Dios fundó a la Iglesia como un Reino. Que Cristo desarrolló a Pedro como Mayordomo, y que vemos a ese Pedro actuando como si tuviera un primado. Y, sin embargo, deciden negar un primado de autoridad y sostener que el gobierno de la Iglesia era aristocrático, ¡a pesar de que la Iglesia, el Reino, una monarquía!

Se escudarán en que el Rey es Cristo: ¡pero ignorarán cuando la Escritura establece que la monarquía de Dios no quita la necesidad de cabeza visible!

Replicarán que tal cosa no se necesita en la nueva alianza, porque Cristo no lo desarrolló.

¡Sin embargo, le estamos mostrando por Mateo 16 que justamente sí lo desarrollado!

Lo rechazan diciendo que el texto es metafórico, ambiguo y da lugar a muchas interpretaciones.

¿Alguien entiende el modo de razonar del protestante?


II. Alegan las siguientes palabras de nuestro Señor, dichas posteriormente en la misma ocasión: "A ti te daré las llaves del reino de los cielos", es decir, dicen, el poder supremo sobre toda la Iglesia; "Porque el que tiene las llaves es el dueño de la casa". A este testimonio podemos aplicar diversas respuestas que se dieron al primero, porque: 

1. Estas palabras son figurativas y, por lo tanto, no son lo suficientemente claras para probar su afirmación. 

Respuesta: Falso. Cualquiera con dos dedos de frente entiende que entregar las llaves es entregar la autoridad.

2. Ellos admitirán y han recibido diversas interpretaciones. 

Respuesta: Diversas interpretaciones no significa interpretaciones contradictorias. Una pueden ser en sentido literal, otra alegórica, otra moral.

Lo que el objetor debe probar es que esas interpretaciones son necesariamente contradictorias, y que la interpretación católica es necesariamente imposible.

3. Es evidente que los mismos Apóstoles no entendieron estas palabras como si significaran una supremacía sobre ellos, que San Pedro mismo no comprendió este sentido, que nuestro Señor, al ser invitado a ello en alguna ocasión, no tomó nota de su promesa, según ella. 

Respuesta: Sí lo entendieron así porque así lo entendió la Iglesia a lo largo de los siglos. Así lo entendía la misma Iglesia de Inglaterra hasta los años 1500, cuando decidieron separarse de la Iglesia a la que siempre pertenecieron.

4. No se puede asegurar de ninguna manera que las palabras "te daré" hayan sido exclusivas de otros, o apropiadas para él. Él dijo (como lo nota un hombre muy erudito de la comunión romana) a Pedro: "Te daré las llaves", pero no dijo: "Te las daré solo a ti"; "* Por lo tanto, nada puede concluir de ellos en cuanto a su propósito.

Respuesta: Todos los obispos son partícipes del poder de las llaves en comunión con Pedro, que las tiene como cabeza. Por lo cual, no es necesario que se diga "te las daré solo a ti".

5. Los Padres afirman que todos los Apóstoles recibieron las mismas llaves. " ¿Acaso (dice Orígenes) las llaves del reino de los cielos fueron dadas por el Señor solo a Pedro, y ningún otro de los bienaventurados las recibirán? Pero si esto, "Te daré las llaves del reino de los cielos", es común, ¿cómo no serán comunes también todas las cosas que se dijeron antes, o que se añadirán como se dijo a Pedro?" + San Jerónimo dice con palabras expresas que todos los Apóstoles recibieron las llaves del reino de los cielos. "Él (dice Optato) recibió solo las llaves del reino de los cielos (que debían) ser comunicadas a los demás; es decir (como bien explica Rigaltius) "que Cristo mismo también comunicaría a los demás. " || Teofilacto: "Aunque se diga sólo a Pedro: Te lo daré, sin embargo, se da a todos los Apóstoles". Es parte del carácter de San Juan en San Crisóstomo: "El que tiene las llaves de los cielos". " **

Respuesta: Idem.

Y agregado, que todos los padres sostenían que no se podía tener el poder de las llaves separadas de la cátedra de Pedro, que era la cátedra principal de donde brotaba la unidad del sacerdocio.

Lo lamento por el objetor, pero su Iglesia carece de las llaves, por estar separada de la cátedra de Pedro.

No hay mayor hipocresía que citar a Optato.

¿Por qué apela a los padres solo cuando le conviene e ignora que los Padres lo habrían rechazado a él unánimemente por cismático?

6. En efecto, cualquiera que sea (según cualquier exposición tolerable, o según las exposiciones actuales de los Padres) el significado de esas llaves del reino de los cielos (ya sea una facultad de abrirlo por la doctrina, de admitir en él por la dispensa del bautismo y la absolución, de excluir de él por censura eclesiástica, o cualquier facultad similar significada por esa expresión metafórica), * claramente pertenecía a todos los Apóstoles, y fue conferida efectivamente a ellos; sí, después de ellos a todos los pastores de la Iglesia en sus diversos recintos y grados; quienes en todas las épocas han reclamado para sí mismos el poder de las llaves; para ser (como el Concilio de Compeigne llama a todos los obispos) "clavigeri, los portadores de las llaves del reino de los cielos". + De modo que en estas palabras nada singular fue prometido o concedido a San Pedro, aunque bien puede considerarse una señal singular de favor, que lo que nuestro Señor quiso otorgar a todos los pastores, lo prometió anticipadamente a él ; o, como dicen los Padres, a la Iglesia y a sus pastores en él. En este sentido podemos admitir aquellas palabras del Papa León I. ‡

Respuesta: El objetor mismo se da cuenta que se prometió a Pedro como "señal singular de favor", de forma "anticipada". Ni siquiera él puede negar lo obvio.

Que se de cuenta que Cristo lo hizo así para dejar claro que Pedro es la cabeza, de la que brota la autoridad. 

7. De hecho, diversos Padres conciben las palabras dirigidas a San Pedro no como a una sola persona, sino como a un representante de la Iglesia, o como estando en el lugar de cada pastor en ella; a quien nuestro Señor quiso impartir el poder de las llaves. "Todos nosotros los obispos (dice San Ambrosio) hemos recibido en San Pedro las llaves del reino de los cielos". §

Respuesta: El objetor no se da cuenta que se le da a Pedro como representante de la Iglesia ya que actúa como cabeza, porque de él brota la unidad. Pedro es la cabeza, con quien hay que estar en comunión para tener el poder de las llaves.

Donde está Pedro está la Iglesia, y donde está cada obispo en comunión con Pedro, está Pedro. Esto lo dice Optato.

8. Estas respuestas se confirman con las palabras inmediatamente adjuntas, equivalentes a estas e interpretativas de ellas: "Y todo lo que ates en la tierra, será atado en el cielo", * que significan un poder o privilegio poco después expresamente, y en las mismas palabras prometidas o concedidas a todos los Apóstoles, como también el mismo poder en otras palabras fue conferido por nuestro Señor a todos ellos después de la resurrección. Si, pues, las llaves del reino de los cielos implican poder supremo, entonces cada Apóstol tenía poder supremo. 

9. Si admitimos (lo que de ningún modo puede probarse) que en esas palabras se implica algo peculiarmente propio de San Pedro, sólo puede ser esto, que él debería ser un hombre primordial en la obra de predicar y propagar el Evangelio , y transmitir el beneficio celestial de él a los creyentes, lo cual es una apertura del reino de los cielos, según lo que Tertuliano dice excelentemente de él: "Así (dice él) el evento enseña, la Iglesia fue construida en él, es decir, por él: él inició la llave vean lo cual, hombres de Israel, escuchen estas palabras, Jesús de Nazaret, un hombre aprobado por Dios entre ustedes, etc. Él, en resumen, en el bautismo de Cristo abrió la entrada al reino de los cielos, etc.

Respuesta: ¿Y quién es el objetor para decir que SOLO eso debemos admitir de algo peculiar propio de Pedro? ¿Quién es el para establecer eso, por su juicio privado?

Apela a Tertuliano, pero podemos citarle una multitud de Padres que dicen que Pedro tiene algo peculiar por su poder.

¿Quién es el objetor para andar citando a un solo Padre y preferirlo por encima de todos los demás, y encima de lo que la Iglesia enseñó duramente 1500 años, y que enseñó incluso su propia Iglesia nacional hasta que entró en cisma?

10. Parece absurdo que San Pedro ejerciera el poder de las llaves con respecto a los Apóstoles: ¿pues les abrió el reino de los cielos a quienes nuestro Señor había admitido en él mucho antes?

Respuesta: Las llaves implican la autoridad de jurisdicción. Y nada absurdo hay en que un Apóstol tenga jurisdicción sobre el resto de los Apóstoles; como no hay absurdo en que un sacerdote tenga jurisdicción sobre los otros sacerdotes, ya ese primero se lo llame "Sumo Sacerdote".

11. En resumen, nuestro Señor (como lo relata San Lucas) le dijo a San. Pedro, y probablemente a él primero: "No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres"; ¿Podría deducirse de esto que San Pedro tenía una facultad peculiar o única para pescar hombres? ¿Por qué no podría haber una consecuencia tan buena como ésta, por la cual le atribuirían esta facultad de apertura? Se podrían utilizar muchos ejemplos similares de la misma manera.

Respuesta: Incluso entre los pescadores hay una jerarquía, pues uno es capitán del barco y dirige la pesca, y los otros son pescadores y marineros subordinados que actúan según el mandato del capitán.


"Por lo que a ti respeto, obispo (...) cuando convoca a la Iglesia de Dios, exige, como el capitán de una gran embarcación , que cada uno cumpla rigurosamente con la disciplina. Di a los diáconos que, como marineros , asignan sus plazas a sus hermanos, los pasajeros, con la mayor atención y dignidad. En primer lugar, que el edificio sea alargado y esté orientado hacia oriente, con las sacristías a ambos lados hacia oriente; de ​​este modose parecerá a un barco en medio estará situada la sede del obispo ; a ambos lados se sentarán los sacerdotes estarán a su lado, atentos y vestidos con ropas amplias, como corresponden a los marineros y patrones del barco " (Constituciones Apostólicas II, 57).


"Porque toda la actividad de la iglesia es como un gran barco que, a través de una violenta tormenta, transporta a hombres de diversos lugares que desean habitar la ciudad del buen reino. Que Dios, por tanto, sea vuestro capitán; y que el piloto sea comparado con Cristo, el oficial con el obispo, los marineros con los diáconos, los guardiamarinas con los catequistas, la multitud de hermanos con los pasajeros, el mundo con el mar..." (Epístola de Clemente a Santiago, cap. 14).



III. Ellos citan aquellas palabras de nuestro Salvador a San Pedro, es decir, en la interpretación romana: "Sé tú gobernador universal de mi Iglesia". A esta acusación responde.

1. De palabras que verdadera y propiamente podrían haber sido dichas a cualquier otro Apóstol, sí, a cualquier pastor cristiano, no se puede concluir nada que signifique un deber peculiar o un privilegio singular de San Pedro.

Respuesta: Pero no se las dijo a cualquier otro Apóstol ni a cualquier pastor cristiano, se lo dijo a la persona de Pedro.

2. De palabras indefinidas no se puede inferir una conclusión definida (especialmente en asuntos de esta clase); se dice: "Apacienta tú mis ovejas", no se dice: "Apacienta tú solo a todas mis ovejas". Esta es su glosa arbitraria o mejora presuntuosa del texto; 

Respuesta: ¿Por qué alguien que alega haber leido a Belarmino insiste con argumentos ya refutados por Belarmino?

Simplemente, lo citaré al Doctor:

En efecto, cuando se añade sin restricción alguna a la palabra “ovejas” el pronombre “mis” , se quiere decir manifiestamente que todas estas ovejas están confiadas a Pedro , a quien se extiende el pronombre “mis”; Además, es cierto que la palabra “mis” se extiende simplemente a todas, y nunca hubo en la Iglesia uno que no se jactara de ser oveja de Cristo ; por eso, a todos los cristianos sin excepción , el Señor encomendó a Pedro. También vemos dichos similares por todas partes en el lenguaje común. Porque quien dice: “Dejo mis bienes a mis hijos”, sin duda no excluye nada de sus hijos s. Y el Señor, cuando dice en Juan: “Conozco mis ovejas, y mis ovejas escuchan mi voz, y doy mi alma por mis ovejas”, aunque no diga “todas las ovejas” y “por todas las ovejas”, sin embargo, nadie puede negar que habló de todas ellas.Además, ¿qué otra cosa es “Apacienta mis ovejas” sino “cuida de mi redil”? Hay un solo rebaño de Cristo, «habrá un solo rebaño y un solo pastor»; por eso Cristo confió todo el rebaño a Pedro. Por eso, cuando el Señor dijo: «Apacienta mis ovejas», o confió todas sus ovejas a Pedro, o ninguna, o algunas ciertas y definidas, o algunas indefinidas. Pero nadie habrá dicho que no se confió ninguna o algunas ciertas, lo cual es manifiestamente falso; ni siquiera algunas indefinidas, porque no es propio de un proveedor sabio renunciar al cuidado indefinido, cuando podría definirlo, especialmente cuando surge cierta confusión y perturbación de esa falta de definición. Además, recomendar a algunas, y no incluir a algunas, parece ser lo mismo que no se confió ninguna. ¿A cuáles, pregunto, apacentará quién no conoce su propio rebaño? Por lo tanto, queda que Cristo encomendó todas sus ovejas para que las apacentara Pedro. Además, esta es la enseñanza de todos los Padres. Epifanio dice: «Éste es el que oyó: Apacienta mis ovejas, a quien se le confió el redil». 315 Hay un solo rebaño y un solo pastor, como probamos un poco antes en el Evangelio. San Juan Crisóstomo dice sobre esta cita: «Sin tener en cuenta a los demás, habló sencillamente a Pedro y le encomendó el cuidado de los hermanos». Y más adelante: «Pues el Señor comunicó a Pedro:En el último capítulo de Lucas, San Ambrosio dice que el Señor nos entregó a Pedro con estas palabras: “Apacienta mis ovejas”, como vicario de su amor: “Necesitando ser elevado al cielo, dejó a uno como vicario de sus asuntos”; que sin duda tendríamos a Pedro, que nos mantendrá en el amor paternal y pastoral, como Cristo mismo lo había hecho; y además dice: “Porque, solo él profesará entre todos, y nacerá antes que todos”. El Papa León Magno en el sermón mencionado dice: “De todo el mundo solo Pedro es elegido, para que sea puesto a cargo de todas las naciones, y de todos los apóstoles, y de todos los Padres de la Iglesia; de modo que aunque pueda haber muchos sacerdotes en el pueblo de Dios, y muchos pastores, sin embargo, Pedro gobierna propiamente a todos los que Cristo gobierna”. 316 San Gregorio dice que a Pedro le fue confiado el cuidado de toda la Iglesia, y da la razón diciendo: “Es natural que se le diga: Apacienta mis ovejas”

3. Con estas palabras nuestro Señor no concede ni instituye ningún poder nuevo (al menos con seguridad); porque antes de esto los Apóstoles recibieron su garantía y autoridad cuando nuestro Señor los inspiró y los comisionó solemnemente, diciendo: "Como el Padre me envió, así también yo os envío" ; a cuya comisión estas palabras (pronunciadas ocasionalmente ante algunos de los discípulos) no añadieron ni derogaron nada. A lo sumo, las palabras sólo (como dice San Cirilo) renuevan la antigua concesión del apostolado, después de su gran ofensa de negar a nuestro Señor.

Respuesta: esto también lo responde Belarmino, ¿por qué insiste?

Belarmino: 

Si las llaves no fueron dadas a los Apóstoles en este lugar, sino solo prometidas, ¿dónde fueron dadas? Respondo: Fueron dadas en Juan XX y XXI. Porque en Juan XX, cuando el Señor dijo a los apóstoles: "La paz sea con ustedes, así como el Padre me envió, yo los envío", les atribuyó el poder, o la llave de la jurisdicción; por lo tanto, los hizo simplemente legados con estas palabras, y en su nombre gobernadores de la Iglesia; además, en las siguientes palabras: "Recibid el Espíritu Santo, a quienes perdonéis los pecados, etc.", les dio el poder de ordenar, como dijimos anteriormente. En efecto, Para que entendamos que este poder supremo fue conferido a todos los apóstoles como legados, no como pastores ordinarios, y con cierta sujeción a Pedro, se le dice solo a Pedro: “Apacienta mis ovejas”, así como de la misma manera se le había dicho solo a él: “A ti te daré las llaves”. Por lo tanto, las llaves del reino como principio y prefecto ordinario, las recibió solo, cuando oyó las palabras: “Apacienta mis ovejas”; entonces se le confió el cuidado de sus hermanos apóstoles.


4. Estas palabras no parecen instituir o colacionar el poder, sino más bien sólo admonitivas o exhortativas al deber; no implican nada más, sino la urgencia de un deber común, que incumbía a San Pedro, en una ocasión especial, en un tiempo ventajoso, para que desempeñara eficazmente el oficio que nuestro Señor le había encomendado. Nuestro Señor (digo) inmediatamente antes de su partida, cuando sus palabras iban a tener una fuerte impresión en San Pedro, le dirige y advierte fervientemente que exprese ese ardor especial de afecto, que observó en él, en un cuidado responsable para cumplir con su deber de alimentar, es decir, de instruir, guiar, edificar en la fe y la obediencia a sus ovejas, es decir, a aquellos creyentes que deberían convertirse para abrazar su religión siempre que tuviera oportunidad.


5. El mismo oficio ciertamente no se aplicaba a San Pedro, sino a los creyentes que se habían convertido para abrazar su religión en cuanto él encontrara la oportunidad. 

6. El encargo de San Pedro no podía ser más extenso que el de los otros Apóstoles; "Porque tenían un cuidado general e ilimitado de toda la Iglesia, es decir, según su capacidad y oportunidad, sin que nadie que necesitara o se interpusiera en el camino de su desempeño pastoral quedara exento de él. Eran gobernantes ecuménicos (como dice San Crisóstomo) designados por Dios, que no recibieron varias naciones o ciudades, sino que a todos en común se les confió el mundo". Por eso, en particular, San Crisóstomo llama a San Juan "columna de las Iglesias en el mundo", ya San Pablo, apóstol del mundo, que tenía el cuidado no de una casa, sino de ciudades y naciones, y de toda la tierra; que se hizo cargo del mundo y gobernó las Iglesias; sobre quien todo el mundo miraba, y de cuya alma dependían los cuidados de todas las Iglesias en todas partes; en cuyas manos fueron entregadas la tierra y el mar, las partes habitadas y deshabitadas del mundo". ¿Y podía San Pedro tener un rebaño más grande encomendado a él? ¿Podría mandar este, "apacienta mis ovejas", convenirle más a él que a aquellos que no menos que él estaban obligados a alimentar a todo el pueblo cristiano en todas partes? 

7. Las palabras, de hecho, son aplicables a todos los obispos cristianos y gobernadores de la Iglesia ; según lo que dijo San Cipriano al mismo Papa Esteban: "Nosotros, siendo muchos pastores, apacentamos un solo rebaño, y todas las ovejas de Cristo";+ porque se les llama pastores; se les exhorta en términos tan indefinidos como los de este texto "a apacentar la Iglesia de Dios, que él ha comprado con su propia sangre"; a ellos (como suponen compuestos los Padres) llega este mandato, nuestro Señor cuando habló así a San Pedro, con la intención de encomendarles a todos que expresaran su amor y piedad hacia ellos de esta manera, apacentando a sus ovejas ya su pueblo. "Qué ovejas (dice San Ambrosio), y qué rebaño, no sólo San Pedro "Nosotros no recibimos, sino que también con él lo recibimos todos nosotros los sacerdotes."

"Nuestro Señor (dice San Juan Crisóstomo) encomendó sus ovejas a Pedro ya los que vinieron después de él". Esto es para todos los pastores cristianos, como lo muestra el alcance de su discurso. "Cuando se dice a Pedro (dice San Agustín), se dice a todos: Apacienta mis ovejas". + CC Y a nosotros (dice San Basilio) nos enseña esto (la obediencia a los superiores) Cristo mismo, constituyendo a San Pedro pastor después de él de la Iglesia (porque Pedro, dice, ¿me amas más que estos? Apacienta mis ovejas), y confiriendo a todos los pastores y maestros continuamente después un poder igual (de hacer esto); de lo cual es una señal que todos de la misma manera atan y desatan como él. " San Agustín resume todas estas consideraciones en estas palabras. § ¿Cómo podrían estos grandes maestros expresar más claramente su pensamiento, que nuestro Señor en esas palabras a San Pedro inculcó un deber que de ninguna manera es peculiar a él, pero que pertenece igualmente junto con él a todos los guías de la Iglesia? 

Respuesta: Se aplica a cada pastor según proporción y por analogía.

Se aplica a los obispos con sus diócesis o Iglesias particulares; pero Pedro no tenía autoridad solo sobre una Iglesia particular, sino que tenía jurisdicción universal.

Esto mismo ya lo dijo Belarmino:

Calvino argumenta que Pedro exhorta a sus compañeros sacerdotes a que apacienten el rebaño de Dios; por tanto, o bien aquellas palabras “apacentad mis ovejas” fueron dichas a todos, o ciertamente Pedro transfirió su derecho a otros. Respondo: Pedro exhorta a sus compañeros sacerdotes a que apacienten el rebaño, no un rebaño universal, sino un rebaño particular, cuando dice: “Apacientad el rebaño que está entre vosotros”. De la misma manera, cuando San Pablo exhorta a los obispos asiáticos a que se ocupan de todo el rebaño, añade inmediatamente: «en quienes el Espíritu Santo os ha puesto como obispos», es decir, no simplemente de un rebaño universal, sino de todo el rebaño que se os ha encomendado. Por tanto, estas palabras de Pedro no prohíben que el poder general para alimentar a todo el rebaño se confíe solo a Pedro, y que él no transfiera su derecho pleno a nadie.


Y también responde a las mismas citas alegadas por el objetor:

  A partir de entonces, se pueden presentar Agustín y Crisóstomo. Porque Agustín escribió: "Cuando se le dice a él (Pedro), se dice a todos: '¿Me amas?'". Crisóstomo, tratando de persuadir a Basilio de que asumiera el episcopado al que estaba llamado, eligió esta cita y dijo: “Entonces, yendo a mostrarle a Basilio su excelente discurso en Cristo, si él apacentara su rebaño, ya que estaba escrito: 'Si me amas, apacienta mis ovejas'”. Por lo tanto, Crisóstomo quería que estas palabras del Señor se refirieran no solo a Pedro, sino a todos los obispos. Respondo : Aunque estas palabras pertenecen propiamente y principalmente a Pedro solo, sin embargo es adecuado que se refiera a todos los obispos a su manera, porque todos los que son llamados a la suerte de la solicitud de Pedro deben imitar la forma de Pedro en el pastoreo del rebaño. Por lo tanto, lo que dice el pastor supremo, que incluso en su manera, Después de haber conservado su proporción, se dice de otros pastores menores. Y como el Señor iba a hacer de Pedro pastor de la Iglesia, le preguntó si lo amaba más que a los demás, para que se les recordara a quién pertenece el derecho de elegir y constituir pastores, de modo que eligieran para el episcopado a hombres que sobresalieran en la caridad a los demás. A esto se refiere lo que dice el Papa León: “Por tanto, esto se cree universalmente de Pedro, que la forma de Pedro se propone a todos los gobernantes de la Iglesia”. 

Parece que el objetor lo único que hizo es tomar los argumentos que responde Belarmino y volver a plantearlos como si eso les diera más peso. 

8. De aquí se sigue que las ovejas que nuestro Salvador mandó a Pedro que apacentase no eran los apóstoles , que eran sus compañeros pastores, destinados a apacentar a otros y que no necesitaban ser apacentados por él; 

Respuesta: En ningún momento ha mostrado que los Apóstoles no necesitaban ser apacentados. Pues hasta todos los pastores están obligados a obedecer a un concilio, y en un concilio todos están obligados a obedecer a una cabeza.

9. Apacentad como queréis, porque los apóstoles no eran objetos adecuados de la enseñanza ni de la guía, pues Dios mismo los enseñaba y guiaba . De aquí que podemos interpretar el dicho de San Juan Crisóstomo, que es el argumento más plausible que pueden alegar en su favor, que nuestro Señor, al decir esto, encomendó a San Pedro un encargo (o presidencia) sobre sus hermanos; 

Respuesta: Dios guía y enseña a través de sus pastores. Y que Dios revelará y guiará a los Apóstoles no anula la sumisión ante las autoridades legítimas. Los profetas nunca desconocieron la autoridad del Sumo Sacerdote ni del Rey, a pesar de que Dios les daba revelación.


10. Pero ellos, en verdad, deben obligar a San Pedro a apacentar todas las ovejas de Cristo, por lo que le imponen una provincia vasta y estrecha; Una tarea muy incómoda, o más bien imposible para él: ¿cómo podría estar obligado por el deber, cómo podría en efecto ser capaz de alimentar tantos rebaños de cristianos dispersos en regiones distantes, a través de todas las naciones bajo el cielo? - él, pobre hombre, que tenía tan pocos ayudantes, que no tenía oficiales ni dependientes, ni riqueza para mantenerlos, se habría visto obligado a alimentar a las ovejas en Britania y en Partia; tal tarea necesariamente lo habría llevado a una infinita distracción de pensamientos. Pero para esto su gran campeón tiene un excelente recurso: "San Pedro (dice) apacentó todo el rebaño de Cristo, en parte por sí mismo, en parte por otros"; * de modo que parece que los otros Apóstoles fueron los curas, vicarios y diputados de San Pedro: esta era en verdad una manera fácil de alimentar; así, aunque hubiera dormido todo su tiempo, podría haber alimentado a todas las ovejas bajo el cielo; así cualquier hombre también podría haberlas alimentado. 

Respuesta: Si era imposible para Pedro, ¿cómo es posible para el Papa? ¿Cómo era posible para el orbe mantener la comunión con el obispo de Roma? ¿No dice Cipriano que el obispo de Roma debía aprobar o rechazar a los obispos? ¿No dice Optato que todo el orbe mantenía la comunión con Roma mediante cartas?

Pero me temo que esta manera de alimentar a los demás es una invención posterior, desconocida para la Iglesia , y podría parecer tan absurdo ser pastor como lo es ahora (según su propia opinión) ser un hombre justo por imputación; eso sería una especie de pastoreo putativo, como esto una justicia putativa. Sin embargo, los Apóstoles, me atrevo a decir, no se consideraban sustitutos de San Pedro , sino que se proponían ser considerados "ministros, administradores, embajadores de Cristo mismo" ; de quien inmediatamente recibían sus órdenes, en cuyo nombre accionaban, a quien constantemente referían su autoridad, sin hacer el menor caso de San Pedro ni insinuar ninguna dependencia de él. Por lo tanto, a San Pedro le bastaba con que su autoridad no se limitara a ningún lugar, sino que podía, cuando se encontraba la ocasión, predicar el Evangelio, convertir, confirmar y guiar a los cristianos en todas partes hacia la verdad y el deber; y no se puede forzar a las palabras de nuestro Salvador a significar más. En definitiva, esto (junto con los testimonios precedentes) no debe ser ignorado. interpretada de modo que se frustrara la práctica y la historia, según la cual parecía que San Pedro no ejercía tal poder y, por lo tanto, nuestro Señor no tenía la intención de conferírselo.

Respuesta: De modo análogo, todo obispo actúa como ministro, administrador y embajador de Cristo. Pero eso no niega que aún así no actúa sin misión, que le es otorgada por el Sumo Pontífice.

Además, dice el objetor que aquello es una "invención posterior, desconocida para la Iglesia". ¿Acaso Cristo dijo que su Iglesia decaería de la verdad y perdería su constitución jerárquica, o en cambio dijo que estaría siempre, todos los días hasta el fin del mundo, con su Iglesia? ¿Y no se enseña la autoridad del Papa, sin ningún tipo de duda, desde los tiempos del concilio de Nicea? ¿Cuándo establecerá el objetor que la Iglesia se inventó un gobierno? ¿Desde Nicea? ¿Desde Dámaso? ¿Desde Gregorio Magno? ¿Desde el cismo de Oriente?

Si él ya apeló a Isidoro, que es del siglo VII, entonces aceptará que hasta aquel tiempo la Iglesia de Cristo estaba incorrupta.

¿Acaso cualquier persona mínimamente racional puede pensar que en tiempos de Isidoro no se creía en el orbe cristiano en la primacía del Papa, que derivaba de la autoridad de Pedro?

¿Acaso debemos creer en las citas selectivas del objetor y las interpretaciones que les da, e ignorar todas las citas que el autor ignora, y la interpretación que da la Iglesia, que el objetor rechaza?

Nosotros lo rechazamos a él, porque somos hijos de la Iglesia y no conculcamos sus leyes.


IV. Para confirmar aún más su doctrina, presente una serie de testimonios que contienen diversas prerrogativas, como ellos las llaman, de San Pedro, que, según suponen, implican esta primacía . Son tan agudos en verdad, que en cada accidente notable que le sucede, en cada acción realizada por él, o para él, o acerca de él, pueden descubrir algún argumento o insinuación astuta de su preeminencia, especialmente si se ayudan de las glosas de algún expositor fantástico. Desde el cambio de su nombre , desde su andar sobre el mar, desde su pesca milagrosa, desde la oración de nuestro Señor por él para que su fe no fallara y el mandato de que confirmara a sus hermanos ; desde el mandato de nuestro Señor de pagar el tributo por ambos; desde el primer lavado de pies de nuestro Señor y su primera aparición a él después de la resurrección; desde la predicción de su martirio; De los enfermos que se curan con su sombra; de la sentencia de muerte a Ananías y Safira; de su predicación a Cornelio; de que se diga que "pasó por todo"; de que la Iglesia oro por él; de que San Pablo fue a visitarlo . De estos pasajes, digo, se deduce o confirma su autoridad. 

Respuesta: No somos "nosotros" los que suponemos que tales testimonios impliquen primacía. Son los Padres los que suponen ello. ¿Va a ignorar el objetor a los Padres cuando no le conviene?

Específicamente, sobre tres de los testimonios allí mencionados: sobre el cambio de nombre, sobre la oración del Señor, y sobre la visita de Pablo.

1. Que el cambio de nombre implique primacía.

2. Que la oración del Señor para que la fe no falle implique primacía.

3. Que San Pablo fue a visitarlo implique primacía:

Ahora bien, en serio, ¿no es esto un argumento sólido? ¿No es una modestia egregia alegar tales pruebas? ¿Qué causa no puede ser apoyada por tan raros hallazgos? ¿Quién no sospecharía la debilidad de esa opinión, que está dispuesta a usar tales fuerzas para mantenerla? En resumen, ¿es honesto o concienzudo actuar de ese modo tergiversando o jugando con la Sagrada Escritura, pretendiendo derivar de allí pruebas, cuando no hay ninguna demostración de importancia? Para estar a la par con ellos, yo podría afirmar la primacía de San Juan, y para tal fin podría alegar sus prerrogativas (que, de hecho, pueden parecer mayores que las de San Pedro), a saber, que él era el discípulo amado, que se apoyaba en el pecho de nuestro Señor, que San Pedro, sin atreverse a hacerle una pregunta a nuestro Señor, le pidió que se la hiciera, como teniendo una confianza más especial con nuestro Señor; que San Juan hizo un servicio mayor a la Iglesia ya toda la posteridad, al escribir no sólo más epístolas, sino también un Evangelio divinísimo y una profecía sublime sobre el estado de la Iglesia; § que San Juan "corrió más rápido que Pedro y llegó primero al sepulcro" (en cuyo pasaje tan agudos inventores encontrarían un significado maravilloso), que San Juan era virgen; que sobrevivió a todos los Apóstoles (y por lo tanto era el más apto para ser pastor universal); que San Jerónimo, al comparar a Pedro y Juan, parece preferir a este último; porque "Pedro (dice) era un apóstol, y Juan era un apóstol; pero Pedro era sólo un apóstol, Juan tanto un apóstol como un evangelista, y también un profeta", y (dice) para que yo pueda en breves palabras comprender muchas cosas, y mostrar qué privilegio pertenece a Juan, sí, la virginidad en Juan; por nuestro Señor una virgen, su madre la virgen es encomendada al discípulo virgen: así podría por prerrogativas y pasajes muy notables inferir la superioridad de San Juan sobre San Pedro, en imitación de su razonamiento; pero temo que no se tomarían la molestia de responderme seriamente, sino que pensarían que basta con decir que tomé la palabra a la ligera; por lo tanto, que me baste con dejar de lado esas frivolidades del discurso.

Respuesta: Cualquiera puede darse cuenta de que el objetor cae en una falacia de falsa equivalencia.

Porque mientras los testimonios de Pedro evidencian primacía, de los testimonios de Juan no se deduce aquello.

En efecto, que solo a uno se le cambia el nombre por "Pedro", que significa "piedra", y se le dice que sobre él se edifica la Iglesia, y se le den las llaves; indica primacía. Una primacía que hasta el objetor se ve obligado a reconocer. Solo que no se atreve a decir que es de jurisdicción.

Lo mismo con ser el primer nombrado, el primero a quien se lavan los pies, el primero a quien se apareció el Señor, el primero que hizo un milagro en la Iglesia y demás; son todos testimonios que indican primacía y liderazgo. El mismo objetor se ve obligado, por esto, a reconocer cierta primacía a Pedro.

Lo mismo cuando es Pedro quien inicia la cuestión para elegir al sucesor de Judas, o cuando impone la primera disciplina a Ananías y Zafira. Aquí hay una primacía en el liderazgo.

En cambio, correr más rápido a la tumba o escribir un Evangelio o ser virgen, no son indicios de primacía. Y tener más dones (como ser a la vez apóstol, evangelista y profeta) tampoco es indicio de primacía.  Y está claro, además, que estos testimonios de Juan no son equiparables a los de Pedro.

Apela también a San Jerónimo, porque prefería a Juan antes que a Pedro. Pero el mismo San Jerónimo enseña la primacía de Pedro y de sus sucesores en la cátedra romana. ¿Puede señalarnos el objetor reconociendo la primacía del sucesor de San Juan en Éfeso? Ah, cierto; no podrá.


V. Argumentan esta primacía a partir de la constante colocación del nombre de San Pedro antes de los otros Apóstoles, en los catálogos y narraciones acerca de él y de ellos.

A esto respondo.

1. Que este orden no se observa tan estrictamente, como para no admitir algunas excepciones; pues San Pablo dice que " Santiago, Cefas y Juan conocieron la gracia que le fue dada " -así se lee habitualmente en las copias ordinarias, en el texto de los comentaristas antiguos y en las traducciones antiguas-; y " sea Pablo, sea Apolo, sea Cefas ", dice de nuevo San Pablo; y "como los otros Apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas "; y Felipe (dice San Juan) era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro; " y Clemente Alejandro en Eusebio dice que "el Señor después de su resurrección entregó el conocimiento especial a Santiago el Justo, a Juan ya Pedro", * posponiendo a San Pedro, como tal vez creyendo que recibió menos revelaciones sublimes; ese orden, por lo tanto, no es tan puntualmente constante. En las Constituciones Apostólicas , San Pablo y San Pedro fueron inducidos conjuntamente a prescribir órdenes, comienzan, "Yo Pablo y yo Pedro, nombro" * -tan poco ambiciosos o curiosos de precedencia se representa.

Respuesta: ¡Alguien que se ufana de responder a Belarmino no se toma la molestia de señalar qué es lo que responde Belarmino!

Si lo hubiera leído con determinación, habría anotado que tres de las cuatro citas que pone de la Escritura pueden usarse para fundamentar el primado de Pedro.

Ya lo hemos señalado antes, pero lo volvemos a señalar.

"Sin embargo, hay una cita en la que Pedro no es nombrado en primer lugar, ciertamente en Gálatas II, donde se dice: Santiago, Cefas y Juan. Pero no es especialmente seguro que Pablo hablara así. Porque Ambrosio, Agustín y Jerónimo leen en esta cita, tanto en el texto como en su comentario, Pedro, Santiago y Juan. Además, Crisóstomo dice en su comentario sobre este pasaje: “Pedro, Santiago y Juan”, lo que indica que así lo leyó, y por lo tanto es creíble que Pablo hablara de esa manera. Pero si admitimos que debe leerse Santiago, Pedro y Juan, se puede decir, incluso con San Anselmo y Santo Tomás en este pasaje, que se hizo porque Santiago era el obispo de Jerusalén, donde estaban los apóstoles entonces, desde donde Pablo está hablando o que Pablo no mantuvo ningún orden en este lugar. En cualquier caso, que Pablo entendió que Pedro era mayor que Santiago se desprende de la misma epístola, en el capítulo I, donde dice: «Después de tres años fui a Jerusalén para ver a Pedro». No dice: «Fui a ver a Santiago», aunque también era obispo de Jerusalén."

Y también:

"Dice: «Quien diga: Yo soy de Pablo, yo de Apolo, yo de Cefas, yo de Cristo, etc.». Obviamente procede ascendiendo y constituye a Pedro después de Cristo. (...)

1 Corintios IX: “¿No tenemos derecho a andar con una hermana, como los demás apóstoles y hermanos del Señor, y Cefas?” Ahora pregunto: ¿no era Cefas un discípulo? ¿No era un apóstol? ¿Por qué, pues, se dice Pedro y los Apóstoles? ¿A Pedro y los discípulos? ¿A los Apóstoles y Cefas? La única razón es que Pedro era el príncipe y cabeza de los demás".


La cita de Andrés y Pedro, se explica porque Andrés era el hermano mayor. Esto también lo señala Belarmino:

"Porque Epifanio dice: Corriendo a recibirlo, sucedió que Andrés fue el primero, porque Pedro era más joven en edad"


Luego, el objetor apeló a Clemente Alejandrino en Eusebio. ¡Pero Eusebio dice que Pedro es pontífice de los cristianos! ¿Se puede ser tan selectivo como el objetor?  Y por otro lado, contra Clemente Alejandrino, San Pablo dice que el Señor resucitado se apareció en primer lugar a Pedro, no a Santiago. Así que Clemente, en realidad, parece solo estar invirtiendo el orden dado por San Pablo, yendo en sentido ascendente en vez de descendente.

Apela a las Constituciones Apostólicas. Pero justamente el texto que cita, los nombres aparecen al revés:

"Pedro y Pablo establecieron las siguientes constituciones" (lib. 8, 33).

En otros lados sucede lo mismo. Pedro va primero:

"Más aún, cuando Simón el mago nos ofreció dinero a mí, a Pedro ya Juan" (lib. 4, 7).

Pero aún asumiendo a Pablo fuera primero, eso es irrelevante. Porque nadie niega las excepciones, sino que se busca explicar la regla.

Además, ¿no es irónico que un cismático que pertenece a una Iglesia cismática que se separó de la Iglesia Católica, apele a las Constituciones Apostólicas?

Las mismas condenan la situación del objetor y su Iglesia cismática:

"I. Sobre todo, oh obispo, evita las herejías tristes, peligrosas y más ateas, rechazándolas como fuego que quema a quienes se acercan a ellas. Evita también los cismas : porque no es lícito inclinar la mente hacia herejías perversas, ni separarse de los que comparten el mismo sentimiento por ambición. Porque algunos que se atrevieron a establecer tales prácticas de antaño no escaparon al castigo . Porque Datán y Abiram, que se opusieron a Moisés, fueron devorados por la tierra, pero Coré, y los doscientos cincuenta que con él levantaron una sedición contra Aarón, fueron consumidos por el fuego. También Miriam, que reprochó a Moisés, fue expulsada del campamento durante siete días; y deseando ofrecer incienso, lo cual no le era lícito hacer, fue impedido por Azarías, el sumo sacerdote, y los ochenta sacerdotes; y cuando no quiso obedecer, encontró que la lepra le subía a la frente, y se apresuró a salir, porque el Señor lo había reprendido." (lib. VI, 1).  

https://ccel.org/ccel/schaff/anf07/anf07.ix.vii.i.html

¿Por qué el objetor pertenece a una Iglesia que se ha separado de la Iglesia a la que pertenecían los obispos del Señor, con el que Él estaría hasta el fin del mundo? ¿Y por qué rechaza su doctrina?

" Estos son los obispos que están confiados por nosotros con las parroquias en el Señor; cuya doctrina tened siempre presente , y observad nuestras palabras. Y que el Señor esté con vosotros ahora, y por los siglos de los siglos, como Él mismo nos dijo cuando estaba a punto de ser llevado a su propio Dios y Padre. Porque dice Él: He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo . Amén"

https://ccel.org/ccel/schaff/anf07/anf07.ix.viii.iv.html


2. Pero siendo de hecho tan constante que no parece casual, digo además, que la posición de los nombres no argumenta diferencia de grado o superioridad en poder; Cualquier pequeña ventaja de edad, posición, mérito o riqueza sirve para fundamentar tal precedencia, como lo demuestra la experiencia común.

Respuesta: Nadie duda de que el primero pueda ser nombrado por alguna otra causa que la diferencia de grado o superioridad en poder. Justamente, esas otras causas son las que explican que Pedro no aparece primero en otras listas o menciones, como la de Andrés y Pedro, o la de Pablo y Pedro, o la de Santiago, Cefas y Juan. Pero aquí la cuestión es qué es más probable que signifique con Pedro en los versículos que se alegan. Y claramente la opción es que él tiene una primacía de poder, no meramente alguna posición de edad, mérito o lo que sea.

3. Anteriormente asignamos otras causas suficientes y probables, por las que San Pedro nombró a San Pedro tenía este lugar. Así que esto no es una razón convincente.

Respuesta: Y lo que argumentaron fue claramente insuficiente. Por eso su respuesta no sirve aquí como alternativa viable a que la mención primera de Pedro.

Además, el mismo objetor acepta que estas menciones primero indican una primacía de Pedro, solamente que no reconoce que sea una primacía de jurisdicción. Pero que sean primacía, él lo acepta.

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VI. Además (y esto, en verdad, es con mucho su argumentación más plausible), alegan los títulos y elogios dados a San Pedro por los Padres; que lo llaman apxor (el príncipe), κορυφαῖον (el cabecilla), κεφαλὴν (el jefe), πρόεδρον (el presidente), apxnyòv (el capitán), ponyopov (el prolocutor), πρωτοστάτη ν (el capataz), προστάτην (el guardián), ἔκκριτον τῶν ᾿Αποστόλων (el apóstol elegido o egregio), majorem (el mayor o grande entre ellos), primum (el primer o principal apóstol). ) A estas y otras acusaciones similares responden: 

1. Si dijéramos que no somos responsables de cada destello o floritura hiperbólica que aparece en los Padres (siendo bien sabido que ellos, en sus discursos elogiosos, como suelen hacer los oradores, siguiendo el calor y la alegría de la fantasía, a veces se exceden), tendríamos el modelo de sus mayores controvertidos para justificarnos; pues Belarmino desmiente sus testimonios diciendo que "a veces hablan en exceso, con menos propiedad, con menos cautela, de modo que necesitan una exposición benigna" , etc., como demuestra el obispo Andrews; y es un movimiento común del cardenal Perron, del que pueden ver diversos ejemplos alegados por M. Dallée. Esta observación es especialmente aplicable a este caso; porque los hombres elocuentes nunca exceden más en su indulgencia con la imaginación que en el tipo demostrativo, en los panegíricos, en sus elogios de personas; y espero que adopten esta forma de contar con aquellas expresiones del Papa León, que suenan tan exorbitantes, que San Pedro fue por nuestro Señor "asumido en la consorte de su unidad individual"; 

2. Podemos observar que tales elogios rimbombantes de San Pedro no se encuentran en los Padres más antiguos ; pues Clemente Romano, Ireneo, Clemente Alejandro, Tertuliano, Orígenes, Cipriano, Firmiliano , cuando mencionan a San Pedro, hablan de manera más templada y sencilla, según las nociones y tradiciones corrientes de la Iglesia en su tiempo; usando ciertos términos de respeto, pero no tan altos tonos de cortejo sobre él. Pero sí se encuentran en los Padres posteriores, quienes siendo hombres de ingenio y elocuencia, y afectado en sus discursos dar rienda suelta a esas facultades, hablaron más de su invención propia y fantasía . De donde, según una estimación prudente de las cosas en tal caso, el silencio de la parsimonia del primer tipo es de mayor consideración por un lado: y podemos suponer más bien que esos títulos no pertenecen a San Pedro porque los primeros no

Respuesta: Aquellos primeros padres no dan tales títulos a Pedro, pero los que vinieron después no inventan ni son fantasiosos, sino que al llamar así a Pedro y sus sucesores expresan la doctrina ya contenida.

Justamente Cipriano y Tertuliano evidencian la primacía del obispo de Roma como sucesor de San Pedro. Lo mismo se deduce compañeros de Ireneo, aunque los protestantes lo pongan en duda.

De modo semejante, ni Bernabé, ni Ignacio, ni Justino, ni Arístides llaman a Dios "Trinidad", ni emplean el término "consustancial", ni llamaron a la Santísima Virgen "Madre de Dios"; ni siquiera lo hacen los Padres mencionados por el objetor. No por eso acusaremos de "invención y fantasía" a los Padres que vinieron después y usaron esos términos.

Por lo que es un pésimo argumento alegar que los primeros padres no usaron tal o cual término o expresión.

 3. Decimos que todos esos términos o títulos que ellos invocan son ambiguos y aplicables a cualquier clase de primacía o preeminencia ; a la que admitimos, no menos que a la que rechazamos; como se puede demostrar fácilmente con ejemplos de buenos autores y del uso común, de modo que de ellos no se puede inferir nada ventajoso para su causa. Cicerón llama a Sócrates príncipe de los filósofos; y Sulpicio, príncipe de todos los abogados ; ¿No sería ridículo deducir de ahí que Sócrates era un gobernador soberano de los filósofos, o Sulpicio de los abogados? El mismo gran orador llama a Pompeyo príncipe de la ciudad , a juicio de todos los hombres; ¿Quieres decir que ejercía jurisdicción sobre la ciudad? Tértulo llama a San Pablo "πρωτοστάτην", un cabecilla de la secta de los Nazarenos; y San Basilio llama a Eustacio Sebastián "capataz de la secta de los Pneumatomachi"; 

4. Por consiguiente, los Padres a veces explican esos elogios, significando que significan los dones y virtudes especiales de San Pedro , en los que sobresalía; así, Eusebio llama a San Pedro el más excelente y grande Apóstol , quien por su virtud fue el predicador de los demás. 

5. Esta respuesta se confirma completamente de aquí que incluso quienes dan esos títulos a San Pedro, afirman expresamente que los elogios son una expresión de la autoridad sobre los Apóstoles, sino de la eminencia entre ellos en valor, en mérito, en acciones apostólicas o, a lo sumo, en orden de precedencia.

Respuesta: ¡Pero nadie dice que no se puede aplicar esos títulos por cualquier clase de primacía o preeminencia!

Cualquiera tiene presente que tales títulos, como príncipe, cabecilla, alcalde, primero o principal puedan significar una primacía de honor o de preeminencia sin implicar autoridad. Eso lo dice hasta Belarmino:

"Por tanto, en lo que es propio del apóstol, Pablo sobresalió, y así como Pedro es llamado príncipe de los apóstoles, porque fue establecido como cabeza y pastor de las ovejas, así también Pablo puede ser llamado príncipe de los apóstoles, porque cumplió el oficio apostólico con gran excelencia. De la misma manera Virgilio es llamado príncipe de los poetas y Cicerón príncipe de los oradores."


Ahora, aquí el asunto es el sentido en que se aplica con Pedro, y que no puede significar otra cosa que él es cabeza de la Iglesia, es decir, su autoridad máxima. Y es en este sentido en que se usa gran cantidad de veces. Y el objetor no puede ignorar esto.

Sobre todo, las expresiones de jefe, presidente, capitán, capataz, sí indican necesariamente liderazgo o autoridad.

El objetor dice que Eusebio llama a Pedro el más grande y excelente Apóstol ya que por su virtud en la predicación. Pero Eusebio llama a Pedro "primer Pontífice de los cristianos". Evidentemente, no tiene sentido llamar a Pedro de esta manera, cuando resulta que todos los Apóstoles y todos los obispos son, en realidad, pontífices de los cristianos. Eusebio no llama a Pedro "pontífice de los romanos", como sí hace con otros: sobre Santiago, Eusebio dice: "Santiago, el hermano del Señor, primer obispo ordenado de entre los Apóstoles de la Iglesia del pueblo de Jerusalén". 

Del mismo modo, también llama a Pedro "general de la milicia de Dios". No tendría sentido


Se apela a que a San Pablo se le llamó "un cabecilla de la secta". Pero el "un" indica que es uno entre varios. En cambio, en los casos en los que a Pedro se lo llama "jefe", "líder", no cabe posibilidad de que sea uno entre varios, porque justamente se lo llama jefe o líder o primero de los Apóstoles.

Además, efectivamente, San Pablo era cabecilla por tener autoridad. "cabecilla" aquí sí indica que el autor pretende ignorar.





Los demás apóstoles son iguales a él en poder y dignidad. ¿ Quién le rinde mayores elogios que San Crisóstomo? Sin embargo, afirma que todos los apóstoles son supremos e iguales en dignidad ; y en particular afirma con frecuencia que San Pablo es ioóriμov, igual en honor a San Pedro , como ya hemos demostrado. Lo mismo hemos declarado de San Jerónimo, San Cirilo , etc. 

Respuesta: Y esto ya lo hemos respondido.

En cuanto a San Cipriano, que concedió una primacía a San Pedro , nada puede ser más evidente que demostró a los demás apóstoles como "iguales a él en poder y honor". 

Ya le responderemos.

Lo mismo podemos concebir de San Agustín , quien, habiendo leído cuidadosamente los escritos de San Cipriano y alegándolos con frecuencia, nunca contradice su sentimiento. 

Respuesta: San Agustín vivió en tiempos en que se reconocía que la primera sede es primera en autoridad, y tenía tal autoridad por el primado de Pedro. El mismo Agustín leyó a Optato, que dice aquello; y además él mismo aceptó la autoridad del obispo de Roma.

Para Agustín, el objetor habría sido un cismático igual que los donatistas.

Incluso el mismo Papa Gregorio reconoce que San Pedro no fue propiamente la cabeza, sino sólo el primer miembro de la Iglesia universal, siendo todos miembros de la Iglesia bajo una sola cabeza. "* 6. Si el Papa León I o cualquier otro Papa antiguo parecen querer decir algo más, podemos razonablemente exceptuar su opinión, por ser singular y proceder de un afecto parcial a su sede; afecto que tiene influencia en la mente de los hombres más sabios, de acuerdo con esa cierta máxima de Aristóteles: "Todo hombre es un mal juez en su propio caso". 7. Los antiguos, cuando el tema les atrae, adornan a otros apóstoles con títulos similares, iguales a los de San Pedro, y no muy compatibles con ellos, según ese rigor de sentido que nuestros adversarios atribuyen a las recomendaciones de San Pedro La epístola de Clemente Romanos a Santiago + (un escrito apócrifo pero antiguo) llama a Santiago, el hermano de nuestro Señor, "el Obispo de los Obispos"; "§ Hesiquio, presbítero de Jerusalén, lo llama "el capitán principal de la Nueva Jerusalén, el capitán de los sacerdotes, el príncipe de los apóstoles, el más alto entre los jefes", etc. El mismo Hesiquio llama a San Andrés "el primogénito del coro apostólico, el primer pilar establecido de la Iglesia, el Pedro antes de Pedro, el fundamento del fundamento, las primicias del principio", etc. San Crisóstomo dice de San Juan "que fue un pilar de las Iglesias en todo el mundo, el que tenía las llaves del reino de los cielos", etc. Pero como la ocasión de hablar de San Pablo fue más frecuente, los elogios de él son más copiosos y, de hecho, tan altos que no ceden ante los de San Pedro. "Él fue (dice Crisóstomo) el cabecilla y guardián del coro de todos los santos". de que los apóstoles tengan autoridad sobre ellos no se puede argumentar por la unión de San Pablo con él en las mismas denominaciones, quien, sin embargo, seguramente no podría tener jurisdicción sobre ellos, y tener alguna destruiría la pretendida monarquía eclesiástica. San Cirilo los llama juntos "patrones o presidentes de la Iglesia". $ San Agustín (o San Ambrosio o San Máximo) los llama "Príncipes de las Iglesias". || Los Papas Agatón y Adriano (en sus Sínodos Generales) los llaman "los Apóstoles que dirigen el círculo". ¶ Los Papas Nicolás I y Gregorio VII, etc., los llaman "Príncipes de los Apóstoles". *

San Ambrosio, o San Agustín, o San Máximo Taur. (escoge cuál), habla de ellos así: "Los bienaventurados Pedro y Pablo son los más eminentes entre todos los Apóstoles, sobresaliendo de los demás por una especie de prerrogativa peculiar; pero no está claro si estos dos son preferidos antes que el otro, porque los considera iguales en mérito, porque son iguales en sufrimiento, etc."*


 A todo este discurso sólo añadiré que si alguno de los Apóstoles u hombres apostólicos pudiera reclamar una presidencia o jefatura autoritaria sobre los demás, Santiago parece tener el mejor título para ello : porque "Jerusalén fue la madre de todas las Iglesias" , la fuente de la ley y doctrina cristianas, la sede de nuestro Señor mismo, el pastor principal. Por tanto, él, que (como nos dicen los Padres) fue constituido por nuestro Señor mismo obispo de esa ciudad, § y el primero de todos los obispos, podría mejor pretender ser de manera especial el vicario o sucesor de nuestro Señor. 

Respuesta: ¿Quién puede decir semejante idiotez? 

Aquí hay simple y llanamente un prejuicio contra Pedro y la sede Romana. Su odio y ceguera son tan extremos que llevan a decir incoherencias.

Santiago CLARAMENTE no tuvo ninguna presidencia o jefatura autoritaria sobre los demás. ¿No ha reconocido ya el objetor que es Pedro el que tiene cierta primacía (aunque le niegue la jurisdicción), porque es evidente que no ha podido negarla del todo?

Así que no puede negarle la primacía a Pedro que él mismo se ve obligado a reconocer porque está tan explícito que es innegable, para en cambio atribuirsela a Santiago, que no aparece en ningún lugar.

Dice que Jerusalén fue la madre de todas las Iglesias. Pero la realidad, es que se ha reconocido a Roma como la madre de todas las Iglesias, porque de ella brota la unidad del sacerdocio. Porque el episcopado procede de Pedro, el primer obispo, quien ordenó a Santiago y Juan, y estos tres ordenaron a los demás Apóstoles; y ordenaron luego a Santiago como obispo de Jerusalén.

¿Por qué ignorar estos hechos al hablar de a quién le competiría un primado en caso de existir?

La fuente de la ley y de la doctrina no fue la sede de Jerusalén, sino los Apóstoles, cuya cabeza era Pedro, y que se sentó luego en la ciudad de Roma. Y Roma fue reconocida como primera sede, mientras que Jerusalén no fue reconocida como patriarcado sino hasta Nicea, pero solo como patriarcado de honor sujeto jurídicamente al metropolitano de Cesarea. 

¿Por qué el objetor ignora esto?

Además, nuestro Señor no fue obispo de Jerusalén. Santiago no sucede a Jesucristo como obispo particular en Jerusalén. El Señor no fue pastor de ninguna diócesis particular, ni puso a los Apóstoles como obispos particulares de algún lugar. De hecho, el único al que se supone que mandó como obispo de algún lugar fue precisamente a Pedro, como obispo de Roma.

Esto lo dice Belarmino:

"Respondo al primer argumento: Cristo no fue obispo de ninguna ciudad en particular, sino que fue y es Pontífice no sólo de Jerusalén, sino de toda la Iglesia ; y nadie lo sucede, puesto que vive siempre. Además, era más conveniente para su Vicario general que se estableciera en otro lugar además de Jerusalén, porque así como por la venida de Cristo se cambiaron la ley y el sacerdocio, así también era conveniente que se cambiara el lugar del sumo sacerdote, y todas las cosas fueron hechas nuevas. Además, por casualidad el templo y Jerusalén iban a ser derribados e incendiados poco después de la Ascensión del Señor."

Además, Santiago no fue el primer obispo. El primero fue Pedro.

De nuevo: ¿por qué ignorar todo esto? 

Porque no se dirige de forma honesta. No le interesa la verdad sino solo atacar de cualquier forma el Papado. Por caridad, supondremos que todo esto lo sabía pero se deja llevar por su desprecio al Papado, y olvida todo cuando escribe.

Porque "Él (dice Epifanio), en efecto, el primero en recibir la silla episcopal fue el Señor, ya él confió primero su propio trono en la tierra». Por consiguiente, el primero en ejercer la autoridad de presidir y moderar en el primer Sínodo eclesiástico , como lo observa San Crisóstomo en sus Notas al respecto. Por lo tanto, probablemente San Pablo lo nombra primero en su informe sobre los pasajes de Jerusalén; y parece que el mismo San Pedro se ajustó a sus órdenes , pues se dice allí que «antes de que vinieran algunos de parte de Santiago, comía con los gentiles, pero cuando vinieron, se retiraba».

Respuesta:

¿En serio va a apelar a Epifanio? Pues Epifanio, contrario a lo que el objetor dice, sostenía que Pedro era el jefe y primero de los Apóstoles, no Santiago.

"Por eso los santos son llamados templo de Dios, porque el Espíritu Santo habita en ellos, como testifica aquel jefe de los apóstoles, aquel que fue hallado bendecido por el Señor, porque el Padre se lo había revelado. A él, pues, el Padre le reveló a su verdadero Hijo; y el mismo (Pedro) además le revela al Espíritu Santo. Esto era propio del primero de los apóstoles, roca esa firme sobre la que está edificada la Iglesia de Dios, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Las puertas del infierno son herejes y heresiarcas. Porque en todo sentido fue confirmada la fe en aquel que recibió las llaves del cielo; que desata en la tierra y ata en el cielo.


Luego, dice que Santiago presidió el concilio de Jerusalén, y cita la autoridad de San Juan Crisóstomo para sustentarlo.

Otra vez: ¿por qué alegar la autoridad de un Padre que sostenía el primado de Pedro y no el de Santiago, para negar el primado de Pedro y atribuírselo a Santiago?


A lo segundo, Pedro se retiró cuando vinieron algunos de parte de Santiago no porque "se ajustó a sus órdenes", sino porque no quería escandalizar a los judeoconversos. Esto lo explica San Juan Crisóstomo.


Por eso, en las Constituciones Apostólicas, en la oración prescrita por la Iglesia y por todos los gobernadores de ella, se especifica por nombre a los obispos de las principales Iglesias, se coloca a Santiago en primer lugar, antes de los obispos de Roma y de Antioquía : «Oremos por todo el episcopado bajo el cielo de aquellos que dispensan correctamente la palabra de tu verdad; y oremos por nuestro obispo Santiago con todas sus parroquias; oremos por nuestro obispo Clemente y todas sus parroquias; oremos por Evodio y todas sus parroquias."* Con esto consciente la tradición de aquellos antiguos escritores antes citados, que llaman a Santiago, "el Obispo de Obispos , el Obispo de los Apóstoles", etc.


Respuesta: Si quiere deducir la primacía de Santiago porque se ora primero por él, ¿entonces, bajo el mismo principio, va a aceptar la primacía de Roma, porque siempre se reconocerá a Roma el primer lugar?

Justamente las Constituciones Apostólicas marcan la diferencia entre Santiago y los demás Apóstoles, en el mismo libro 8, pero el inciso 3:

"Por tanto, nosotros, los doce apóstoles del Señor , que ahora estamos juntos, os encargamos aquellas constituciones divinas sobre toda forma eclesiástica, estando presentes con nosotros Pablo , el vaso escogido, nuestro compañero apóstol, y Santiago el obispo , y los demás presbíteros, y los siete diáconos. En primer lugar, pues, yo Pedro digo ".

Santiago no está incluido entre los doce, no es llamado Apóstol, y además, Pedro es el primero en hablar.

Por otro lado, se ve claramente que se pone a Santiago como obispo de Jerusalén primero, porque a modo de anacronismo se está suponiendo que Pedro, el jefe de los Apóstoles, no ocupa ninguna sede, está vivo y, por tanto, conserva el primado. Pero además, las mismas Constituciones Apostólicas presuponen el primado de Pedro, porque de los cuatro obispos mencionados por sus sedes (Santiago por Jerusalén; Clemente por Roma; Evodio por Antioquia; Annino por Alejandría), excepto el primero, los siguientes tres son considerados sucesores de Pedro.

¿Por qué Clemente de Roma va luego, cuando se supone que Clemente no tiene ninguna primacía? ¿Y por qué se mencionan las tres sedes de Pedro, que fueron constituidas en patriarcados, y no se mencionan las sedes de los otros Apóstoles o los obispos de otros lugares como Corinto, Atenas, Éfeso, Filadelfia, Cesarea?

Que se ponga a Santiago de Jerusalén primero se explica por la enorme dignidad de su sede, que era tenida en alta estimación, y el autor de las Constituciones probablemente era oriental e, incluso, de Jerusalén; pero las siguientes sedes no se explican sino por ser sedes de Pedro, el cual era jefe de la Iglesia.

Por lo que, en realidad, al objetor le termina saliendo el tiro por la culata.


Por otro lado, dice que a Santiago se lo ha llamado Obispo de Obispos y Obispo de los Apóstoles.

El primer título, en realidad, se ha usado con el obispo de Roma, como lo hizo Tertuliano. Además, la fuente que llama a Santiago como Obispo de Obispos a su vez reconoce el primado de Pedro, en contra del objetor.

Así la Epístola de Clemente a Santiago:

CLEMENTE a Santiago, el señor y obispo de obispos, que gobierna Jerusalén, la santa iglesia de los hebreos y las iglesias de todas partes, excelentemente fundadas por la providencia de Dios, con los ancianos y diáconos, y el resto de los hermanos, paz sea siempre.

Sepa, mi señor, que Simón , quien, por causa de la verdadera fe y el fundamento más firme de su doctrina, fue apartado para ser el fundamento de la iglesia, y para este fin fue nombrado Pedro por Jesús mismo, con su boca veraz, primicias de nuestro Señor, el primero de los apóstoles; a quien el Padre primero reveló al Hijo; a quien Cristo, con razón, bendijo; los llamados, elegidos, y compañeros en la mesa y en los viajes [de Cristo]; el excelente y aprobado discípulo, quien, como el más apto de todos, recibió la orden de iluminar la parte más oscura del mundo , es decir, Occidente, y fue capaz de lograrlo, y hasta qué punto alargo mi discurso, no queriendo indicar lo que es triste, lo cual sin embargo por necesidad, aunque a regañadientes, debo decirles, él mismo, en razón de su inmenso amor hacia los hombres, habiendo llegado hasta Roma, clara y públicamente testificando, en oposición al maligno que se le resistió, que ha de haber un buen Rey sobre todo el mundo, mientras salva a los hombres mediante su doctrina inspirada por Dios, él mismo, por la violencia, cambió esta existencia presente por la vida.

 Pero por aquel entonces, cuando estaba a punto de morir, reunidos los hermanos, de repente me tomó de la mano, se levantó y dijo en presencia de la iglesia: «Escúchenme, hermanos y consiervos. Puesto que, como me ha enseñado el Señor y Maestro Jesucristo, de quien soy apóstol, se acerca el día de mi muerte, impongo las manos a este Clemente como su obispo; y a él le confió mi cátedra de discurso, a quien ha viajado conmigo desde el principio hasta el fin, y así ha escuchado todas mis homilías, quien, en una palabra, habiendo participado en todas mis pruebas, se ha encontrado firme en la fe; a quien encontró, por encima de todos los demás, piadoso, filantrópico, puro, erudito, casto, bueno, recto, de gran corazón y esforzándose generosamente por soportar la ingratitud de algunos de los catecúmenos. Por lo tanto, le comunico el poder de atar y desatar, para que con respecto a todo lo que deba ser ordenado en la tierra, será decretado en los cielos. Porque él atará lo que debe ser atado y desatara lo que debe ser desatado, como conocedor de la regla de la iglesia. Por tanto, escúchenlo, pues saben que quien contrista al presidente de la verdad, peca contra Cristo y ofende al Padre de todos. Por lo tanto, no vivirá; y, por lo tanto, le corresponde a quien preside ejercer el papel de médico, y no alimentar la furia de una bestia irracional.


El segundo título, por otro lado, nunca se atribuyó a Santiago. Es una cita corrupta de Eusebio, que en realidad dice "Obispo de Jerusalén", como siempre se lo llamó a Santiago. Como responde Belarmino:

"Esa cita de Eusebio ha sido corrompida sin ninguna duda. Porque aunque está en el Códice de Basilea, la versión de Rufino contiene las palabras que citamos arriba; sin embargo, en la versión de Colonia, editada por un hombre católico, el nombre de primacía no está contenido, y en lugar de las palabras: “Apostolorum Episcopum”, contiene “Hierosolymorum Episcopum”. Tal lectura concuerda especialmente con Nicéforo, y alega aunque esta cita en el libro 2, capítulo 3, sin embargo no concuerda con la opinión de Eusebio en el mismo libro, de la Historia Eclesiástica, donde dice que Pedro fue el apóstol más grande y el príncipe de los primeros. 

Si el objetor quiere atribuir a Santiago una primacía, que nos presente todas las citas donde a Santiago se lo llame Primero, Príncipe, Jefe y cosas similares, y no una mera cita corrupta donde se lo llama a Santiago de una manera en que nadie más lo llamó.



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