domingo, 29 de julio de 2018

¿Es posible que los Santos intercedan?

Comencemos exponiendo los argumentos de los protestantes por las cuales parece que los Santos en el Cielo no pueden interceder.

1.- En la Biblia, toda oración es dirigida solo a Dios, ni una a algún Santo.
2.- En la Biblia, no aparece ni un solo ejemplo de un vivo pidiendo intercesión a un Santo muerto.
3.- Los Santos en el Cielo no pueden escucharnos, ya que no son omnipresentes.

Esos son, en definitiva, sus únicos argumentos.

Respondiendo a la objeción primera. La oración va dirigida a alguien de dos maneras:
a) La primera, como para que él personalmente conceda lo que se le pide.
b) La segunda, como para que por su mediación se impetre de otro.
De la primera manera nos dirigimos únicamente a Dios, porque todas nuestras oraciones deben ordenarse a la consecuencia de la gracia y de la gloria, que solo Dios da. De la segunda manera nos encomendamos a los santos ángeles y a los hombres, tanto a los vivos como a los del cielo. Esta segunda forma de oración es completamente bíblica (Éxodo 32,9-14; Números 12,10-14; 1 Reyes 2,19; Hechos 12,1-5; Romanos 10,1; 15,30; 1 Corintios 12,26; 2 Corintios 9,14; Efesios 6,18-19; Colosenses 4,3; 1 Tesalonicenses 5,25; 1 Timoteo 2,1-3; Santiago 5,16).
Así que, desde ya, la primera no es ninguna objeción.


Por tanto, la verdadera cuestión es si los Santos en el Cielo pueden oírnos. Primero hay que decir cómo es que pueden oírnos, y no, no es porque sean omnipresentes. Los Santos pueden oírnos, al igual que los ángeles, solo por manifestación de Dios. Los Santos y los Ángeles, estando en Dios, pueden conocer lo que Dios quiere que ellos conozcan. Ahora, ¿por qué querría Dios que los Santos y los Ángeles conozcan lo que sucede acá en la tierra? Por tres motivos:
1.- Porque los Santos en el Cielo son miembros del Cuerpo Místico de Cristo (1 Corintios 12,13). Siendo los de la tierra y los del Cielo miembros de un mismo cuerpo, se necesitan mutuamente (1 Corintios 12,20). Los miembros del Cuerpo se preocupan unos de otros (v. 25). Cuando un miembro sufre, los demás padecen con él; y si un miembro recibe un bien, todos se alegran con él (v.26). Por tanto, en lo que respecta a la Comunión de los Santos, entre los vivos y los del cielo, los del cielo han de poder enterarse de lo que sucede en la tierra para poder padecer o alegrarse junto con toda la Iglesia.
2.- Porque es obligación, por caridad, que nos preocupemos de los demás. Es obligación de los miembros del Cuerpo preocuparse por el prójimo, y por eso deben orar por ellos (Santiago 5,16). Nada hace pensar que los Santos en el Cielo estén exentos de esta obligación. Y de hecho, los Santos en el Cielo tienen más perfecta caridad y mayor es su unión con Dios, por lo que su oración es muy preciada.
3.- Porque es conveniente y de ello se saca un bien mayor. Como dice el Apóstol, la oración del justo tiene mucho poder (Santiago 5,16), por lo que sería más conveniente que pueda interceder que el hecho de que no pueda hacerlo. Dios siempre busca los bienes mayores y lo que es más conveniente para nuestra Salvación, dándonos todos los medios necesarios para que la obtengamos. Pero si Dios privada a los Santos y a los Ángeles del cielo de poder escuchar nuestras oraciones para así poder interceder, entonces nos estaría negando un medio eficaz para poder obtener de Él la salvación. Es lógico entonces, pues, que si la oración del justo tiene poder, que Dios permita a los que han alcanzado la perfección el poder escucharnos para que puedan orar por nosotros.


Ahora, podrá decirse "Eso de que estando en Dios pueden conocer lo que Dios quiere que ellos conozcan no tiene ningún fundamento y es una afirmación gratuita". Pues ahí les va.

"Les digo que igualmente habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierte, que por los noventa y nueve justos que no tienen necesidad de conversión" Lucas 15,7.

"Igualmente, les digo, hay gran alegría entre los ángeles del cielo por un solo pecador que se convierte" Lucas 15,10.

"Cuidado con despreciar a uno solo de estos pequeños; porque les aseguro que sus ángeles en los cielos están viendo constantemente el rostro de mi Padre celestial" Mateo 18,10.

"Que se alegre el cielo a causa de su ruina, y alégrense ustedes, los santos, los apóstoles y los profetas, porque al condenarla, Dios les ha hecho justicia" Apocalipsis 18,20.

Desde ya, ¿cómo piensan que los Ángeles y los Santos pueden alegrarse por lo que ocurre en la tierra? Porque en Dios pueden conocer lo que Dios quiere que conozcan. Así de simple.
Ahora, ¿estamos alejados nosotros de los Santos y los Ángeles? Pues...

"Por tanto, también nosotros, teniendo en torno nuestro tan gran nube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con fortaleza la prueba que se nos propone" Hebreos 12,1.
Los Ángeles y los Santos nos rodean como una nube de testigos. Podrá decirse "se habla metafóricamente". Pues bien:

"Pero ustedes se han acercado al monte Sión, a la ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén de arriba, a millares de ángeles, a una reunión plena, a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, al Dios juez del universo, a los espíritus de los justos llegados a su consumación" Hebreos 12,22-23.

Y convengamos que el hecho de que los Ángeles puedan oírnos es creencia judía. Ellos nos oyen y presentan nuestras oraciones a Dios.

"Y vino otro ángel y se puso en pie, junto al altar, con un incensario de oro... Y el humo del incienso con las oraciones del pueblo santo subió de la mano del ángel en presencia de Dios” Apocalipsis 8,3-4.

“Pues bien, cuando oraban tú y tu suegra Sara, yo (el ángel Rafael) llevaba a la presencia del Salto el memorial de vuestra oración; y cuando dabas sepultura a los muertos, estaba igualmente junto a ti” Tobías 12,12.

“Por eso, la mujer debe llevar sobre su cabeza la señal de sujeción, por razón de los ángeles” 1 Corintios 10,10. Hay presencia angélica en el culto a Dios, y se enteran de lo que pasa.

Pero bien, se seguirá diciendo "De igual forma, no hay ejemplo de un muerto siendo escuchado por un vivo".

Pues acá tiene:

“Era así la tal visión: Onías, que había sido sumo sacerdote... oraba con los brazos extendidos en favor de toda la comunidad de los judíos. Después se apareció en la misma actitud otro varón que se distinguía por sus blancos cabellos... Tomando la palabra Onías, dijo: Éste es Jeremías, el profeta de Dios, el que ama a sus hermanos y ruega mucho por el pueblo y la ciudad santa2 Macabeos 15,12-14.
Acá Judas Macabeos ve a Onías y Jeremías, ya fallecidos, orando por el pueblo.

Podrá objetarse "Puff, es apócrifo". Pues parece que Juan no tuvo ningún reparo en tomar la idea de los ángeles que llevan las oraciones de Dios del libro de Tobías; ni Judas tuvo reparo en utilizar el libro de Enoc. Pero si aún así no le resulta suficiente, acá tiene:

"Pedro hizo salir fuera a todos, Luego, puesto de rodillas, oró; y vuelto al cadáver, dijo: Tabitá, levántate. Ella abrió los ojos y viendo a Pedro, se incorporó" Hechos 9,40.
Acá no tienen nada que alegar, Pedro fue escuchada por Tabitá, y Dios le devolvió la vida. Pero parece que muchos son muy necios y se siguen negando a creer que los Santos y los Ángeles pueden enterarse de lo que pasa en la tierra.

Hasta aquí fue demostrado que los Santos y los Ángeles sí pueden oírnos.
Ahora, podrá objetarse que de igual forma, no hay un solo ejemplo de un un vivo pidiendo intercesión a un muerto y que éste lo haya oído. Sin embargo esta objeción es infantil porque no responde en nada a los motivos por los cuales es posible la intercesión de los Santos, los cuales ya han sido expuestos. La base para la práctica existe, y no hay refutación a eso.



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