Existen cristianos (como los del sitio "Evidence for God from Science") que sostienen un diluvio local (reducido a un area geográfica: Mesopotamia) y temprano (es decir, en algún periodo inicial de la historia humana). Pero a su vez existen otros (como los de "Answers and Genesis") que sostienen un diluvio universal y tardío (es decir, aceptan tal cual la cronología bíblica y el diluvio habría ocurrido en el tercer o cuarto milenio AC).
Si aceptamos el diluvio local y temprano, podemos resolver sin dificultad varios problemas (por no decir “casi todos”): da una explicación convincente de porqué el diluvio no tiene que ser necesariamente universal. Pero sacrificamos la exactitud bíblica de las genealogías, surgiendo otros problemas: éstas pretenden ser exactas y dar unos 6000 años de historia humana, y explicaciones alternativas no parecen muy satisfactorias (Ej: se alega que las genealogías no son completas y en realidad son telescópicas. Y 50% de la argumentación de esta hipótesis de diluvio local y temprano depende de este punto). Otro problema es que es una hipótesis ahistórica: no da una fecha o rango cronológico en que podría haber ocurrido el diluvio; que sí, podría haber sido entre el 100.000 y el 20.000 AP, pero es un período muy extenso de 80 mil años. Por otro lado, ésta hipótesis se propone para buscar reconciliar lo relatado por la Biblia con los descubrimientos científicos, y así no tener que oponerse a hechos aceptados por la comunidad científica que la hipótesis de un diluvio universal y temprano, unido con un creacionismo de la tierra joven, suponen. Pero, la verdad, es que también supone rechazar hechos aceptados por la comunidad científica; pues, aunque no son creacionistas de la tierra joven y aceptan lo que las ciencias cosmológica y geológica exponen (aceptando la tierra vieja, el Big Bang y la existencia de las glaciaciones), quienes la proponen rechazan la teoría de la evolución humana y creen que el hombre apareció con la aparición del Homo Sapiens. Aún así, cabe decir, que a pesar de estos tres inconvenientes, son menores comparados con los inconvenientes de otras posturas.
Ahora, si tomamos la exactitud bíblica y
decimos que el diluvio fue en el 3170 AC debemos decidir si el diluvio fue
local o universal, y a la vez si la humanidad se había expandido por la tierra
o no. Si decimos que la humanidad se expandió por la tierra, debemos decir que
el diluvio fue universal, de lo contrario no sería cierto que “pereció toda
carne” y que los pueblos existentes son descendientes de Noé. Ahora, si tomamos
esa alternativa nos encontramos con serios problemas lógicos que no se explican
satisfactoriamente y debe recurrirse a los milagros: cómo llegaron los animales
hasta Noé, cómo volvieron a sus regiones, cómo entraron en el arca y dónde se
fue toda el agua del diluvio. La explicación a todo esto no puede ser más que
milagroso. Pero la Escritura no nos afirma nada de intervención divina con
respecto a estos puntos. Podemos tomar la otra alternativa, que los hombres no
se habían expandido por la tierra, sino que estaban todos juntos, y así luego
todos murieron por el diluvio menos Noé y su familia; y la expansión del hombre
por la tierra sería luego de la confusión de las lenguas. En esto que el
diluvio bastaría con que sea local y así evitamos todos los problemas lógicos
de la hipótesis anterior. Pero el problema con esto es que nos enfrentamos a
que, en realidad, ya había hombres en otras partes del planeta y que no habrían
sido afectados por el diluvio (Egipto, Levante, Elam, Asia Menor, Europa,
China, India, América).
Por otro lado, sea que tomemos la exactitud
bíblica y digamos que el diluvio fue universal o local, que la humanidad se
expandió o no, aún así con ambas variantes hay que enfrentarse a datos aceptamos
por la comunidad científica. Primero, la existencia humana desde mucho antes
del c. 5000 AC (creación de Adán); segundo, la existencia humana en varias
partes de la tierra antes del diluvio (contra la postura local tardía);
tercero, el problema específico del poblamiento humano de América; cuarto, el
poblamiento animal y vegetal de América (contra la postura universalista);
quinto, la inexistencia de cantidad de agua para cubrir la tierra (contra la
postura universalista); sexto, inconsistencias de la teoría de dosel (para la
postura universalista); séptimo, la mezcla de agua dulce y agua salada (para la
postura universalista); y varios problemas más, dependiendo de las diversas
posturas (si se es creacionista de tierra joven o si se piensa que antes del
diluvio existía Pangea o no).
A pesar de todos estos inconvenientes, la postura del diluvio tardío cuenta con la ventaja de que es concordante con la cronología y la historia mesopotámica, que sitúa el diluvio de Ziusudra en el mismo tiempo y la construcción de la torre de Babel y confusión de las lenguas poco después.
Sea cual sea la postura que tomemos (diluvio
tardío o temprano) debemos enfrentarnos a hechos aceptados por la comunidad
científica; es inevitable. Y a su vez debemos enfrentar problemas bíblicos sea
cual sea la postura que tomemos.
No queremos sacrificar la cronología bíblica,
así que debemos abandonar el diluvio temprano y aceptar el tardío. Pero claro,
surge el interrogante: ¿tardío universal o local?
Sea local o universal tardío, podemos aceptar
un creacionismo de tierra vieja. Pero en ambos debemos rechazar la
infalibilidad del método de datación de C14. Es decir, debemos suponer que
dicha técnica no sirve para datar reliquias más antiguas que el 3000 AC. ¿Es un
precio que estamos dispuestos a pagar? Dudo, pero la opción contraria es el
diluvio temprano, opción que ya rechazamos. Debemos aceptar, asimismo, que el hombre
surgió como hace 6000 años, y por tanto, rechazar toda evidencia que muestre
que el hombre es más antiguo que ese tiempo. Cosa que, en principio, no debería
resultar muy problemática, puesto que el C14 no podría datar reliquias tan
antiguas. Pero aún así queda por explicarlas (es decir, no podemos hacer
desaparecer todo el paleo y neolítico de un plumazo).
Ahora, entre universal o local, la verdad es
que el diluvio local enfrenta menos inconvenientes. Si nos quedamos con la
postura del diluvio local y temprano evitamos las explicaciones milagrosas, ni
debemos recurrir a la teoría del dosel, ni explicar qué pasó con toda el agua
ni por qué no hay evidencia de un diluvio universal. Pero, como se dijo, si
vamos por la hipótesis local queda por explicar un problema bíblico y dos poblacionales.
Bíblico: Por el diluvio pereció toda carne.
Poblacional: Existencia de personas en otras partes del globo que no serían afectados por el diluvio. Existencia específica de los humanos en América.
¿Qué se
hace entonces?
Ante esto,
solamente se pueden ofrecer dos respuestas:
1.- Negar
la existencia de personas en otras partes del mundo.
2.- Aceptar
que hubo personas en otras partes del mundo que, además de Noé y su familia,
sobrevieron al diluvio.
Como
evidencia de la primera respuesta, esté el hecho de que la dispersión por la
tierra ocurrió luego de la confusión de las lenguas, y que los habitantes de
las naciones eran descendientes de Noé. Sin olvidar que se ha rechazado la
datación por C14, por lo que no deberían ser problemáticos los yacimientos
pre-dispersión.
Como
evidencia de la segunda respuesta, está la evidencia arqueológica que no se
puede ignorar rechazando el C14; asimismo está que antes de Noé los hombres se
habían expandido por la haz de la tierra; también que el mismo Ezequiel 22,24 dice
que al Levante no habían llegado las aguas del diluvio; y por último, el hecho
de que la salvación de Noé y su familia es tipo de la salvación de los hombres
por el bautismo, y así como hay quienes se salvan por el bautismo de deseo sin
ser tocados por las aguas, del mismo modo hay quienes se salvaron del diluvio
sin estar en el arca.
Efectivamente, la segunda respuesta sigue rechazando la datación por C14 antes del 3000 AC, pero puede aceptar sin problema la dispersión del hombre por la tierra antes del diluvio (cosa aceptada también por quienes sostienen el diluvio universal). En esto parecería sacrificarse la exactitud bíblica, pero no en tanto y en cuanto aceptamos que “toda la tierra” se refiere a una zona específica y no a todo el globo, y “toda carne” se refiera desde una perspectiva local. Evidencia de eso ya está en la entrada anterior de la traducción del artículo de Carol A. Hill. Génesis 41,46 de ejemplo: "Y el hambre se extendió por toda la faz de la tierra". Está claro que "la faz de la tierra" no incluye América, Oceanía, China, India y Europa. Y así solo pereció "toda carne" de Mesopotamia. Por lo que podría aplicarse lo que Woolley dijo: “No fue un diluvio universal; fue una gran inundación en el valle del Tigris y el Éufrates que ahogó toda la tierra habitable ... para la gente que vivía allí que era todo el mundo".
Se argüirá que eso contradice lo narrado por la Escritura, que explícitamente dice que solo Noé y su familia se salvaron. En efecto, pero muy bien 1 Pedro 3,20 dice que Noé y su familia fueron los únicos que se salvaron “a través de las aguas”; es decir, de las zonas a las que afectó el diluvio.
Se podrá objetar, asimismo, que los pueblos de las naciones (Egipcios, griegos, canaánitas, hititas, elamitas, etíopes, etc) eran descendientes de Noé, por lo que esas tierras, con el diluvio, estaban deshabitadas. Y lo estaban o porque el diluvio les llegó también o porque ya desde antes no había gente.
Pero esto no presenta mayor problema. Porque podemos aceptar perfectamente que tales regiones estaban habitadas y que, a su vez, los descendientes de Noé fueron a esas regiones y realizaron mestizaje. Por lo que sería cierto que tales regiones serían pobladas por descendientes de Noé.
Aún así, todo esto no deja de ser puramente especulativo y propuesto como simple respuesta a este dilema, que no espero que nadie lea porque después de todo este es un blog personal en la red, casi imposible de encontrar, y que solo uso para guardar cosas que me interesan.
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