domingo, 3 de enero de 2021

El liberalismo y los principios monárquicos-religiosos, según María Teresa de Braganza y Borbón

Resumen esquemático de cómo concibe María Teresa de Braganza y Borbón, esposa de Carlos V -pretendiente Carlista al trono de España-, el liberalismo en su Carta a los españoles, del 25 de septiembre de 1864, y qué propone como contrapartida.


¿Cómo concibe al liberalismo?


Principios liberales

-Soberanía nacional. De la que emanan todos los poderes, derechos y leyes. Se sustituye la voluntad puramente humana a la divina, y se niega todo poder, ley y derecho divino.

De ello infieren:

-Los preceptos morales no necesitan sanción divina, no es necesario que la ley humana sea conforme a la ley natural, ni reciben de Dios su fuerza obligatoria. No existe ley divina y niegan la acción de Dios en el mundo y los hombres.
-Levanta el Estado ateo o laico, se excluye a Dios y a la Iglesia de las leyes y se lo relega a lo doméstico.
-De ahí que creen que la filosofía, la moral, las leyes civiles pueden apartarse de la revelación y la autoridad de la Iglesia.

 

-Autonomía de la razón humana. Es libre e independiente, árbitro de lo verdadero y falso, lo bueno y lo malo.

De ello se sigue:

-Ella basta para procurar el bien de las naciones.

-Se exalta la razón, la libertad, la independencia, sus fuerzas y sus progresos.

 

De los dos principios, se infiere:

-Se anula de hecho toda autoridad legítima. No hay autoridad donde todos son soberanos y autónomos.

-Se apela al sistema de mayorías y elecciones (democracia) para suplir la falta esencial de autoridad y de legitimidad.

-Se añade el derecho de la fuerza. Porque la autoridad no es más que la suma del número y de las fueras materiales.

-Consideran toda autoridad como tiranía, por lo que apelan al derecho de rebelión.

-Se sustituye el derecho legítimo a los hechos consumados (v.gr. Los bienes a la Iglesia ya se expropiaron, por lo que hay que dar vuelta a la página. La educación laica ya se instauró, hay que discutir otra cosa, etc.). El derecho viene a consistir en el hecho material.

-Se da al Estado un derecho ilimitado sobre la propiedad de la Iglesia y los bienes nacionales. 

-Niegan que la Iglesia sea una sociedad verdadera, perfecta y enteramente libre, con derechos. Que toda al poder civil definir sus derechos y sus límites. Puede el Estado meterse en religión, impedir que ministros y fieles se comuniquen con el Papa, y que los ministros no tienen dominio temporal.

-No admiten obligaciones, solo hablan de derechos.

-No admiten deberes de conciencia, ni delitos ni crímenes sino puramente legales. Menos delitos políticos. Sus penas se reducen a la corrección disciplinaria para satisfacer al hombre o a la sociedad, y no a Dios.

-Felicidad en los intereses materiales. Placeres y comodidades de la vida, sin reparar en los medios.

-Exaltación de las fuerzas naturales de la razón humana. Deprimir de la revelación y la doctrina católica. De ahí se sigue:

-La revelación: imperfecta, sujeto a progreso continuo e indefinido, para ser acorde al progreso y la razón.

-Los que no sostienen eso, son oscurantistas, retrógrados e ignorantes.

-La opinión pública como fundamento del Estado, sus leyes y Gobierno. A pesar de que no existe la opinión pública. Opiniones hay tantas como cabezas. Solamente la verdad liga y une los entendimientos.

 

¿Qué contrapone o propone María Teresa contra el liberalismo?

Los principios de Religión, Patria y Rey.

Religión:

-Principio de unidad, contrario al liberalismo que divide en bandos.

-Fundamento de la vida política, civil y doméstica. Decálogo como base de todas las leyes. Contrario al liberalismo que se basa en la opinión pública –escepticismo- que niega toda verdad.

 

Patria:

El patriotismo entendido como amor al prójimo. opuesto al liberalismo egoísta, ya que lleva a:

-Autonomía de la razón: hombre libre e independiente.

-Soberanía nacional: cada uno soberano, con ambición y orgullo.

-Empleomanía: que lleva a suspirar puestos lucrativos, por apego a intereses materiales.

-El interés de partido: monopoliza los empleos públicos y las riquezas.

Todos principios egoístas, opuestos al patriotismo.

Liberalismo: Salvo yo mis intereses, mis placeres, mi posición y mi vida y húndase la Patria.

Patriotismo: Dios y religión, ante todo y sobre todo, y luego, ante todo y sobre todo, la Patria. Lo nacional a lo extranjero, el bien común al interés de partido o privado.

Mas para renegar del servilismo extranjero es preciso que todos los liberales de corazón  se unan a nuestra divisa: Religión, Patria y Rey.

 

Rey:

-Por la gracia de Dios y no de la soberanía nacional. La primera, conforme a la fe católica, la segunda conforme el liberalismo.

-La autoridad viene de Dios. Siendo Dios autor de la sociedad, y ésta siendo imposible que exista sin autoridad, se sigue que Dios la dota de autoridad. La autoridad tiene origen divino.

-Los derechos y deberes de los reyes y los pueblos, proviene de Dios. Contrario al liberalismo, que dice que todo esto emana de la soberanía nacional. Porque Dios impone leyes al hombre conforme a su naturaleza. De ahí los deberes de los hijos con los padres y viceversa, y los reyes con sus súbditos y viceversa. 

-El Rey no es absoluto. Su poder está limitado por los deberes con Dios y sus súbditos, y está limitado por mil y mil casos particulares, por ser padre de muchos pueblos. Es, cuando mucho, poder absoluto para el bien y no para el mal. Debe respetar los fueros y privilegios de la Iglesia y las provincias, que limitan su poder. Contrario al liberalismo, que es absolutista y despótico: se atribuye una autoridad que no tiene, cree representar al pueblo por elecciones, y en Cortes la minoría queda anulada por la suma mayoría (o sea, por la fuerza); es omnipotente porque impone su voluntad a millones de voluntades. Desprestigia toda autoridad y desencadena pasiones, y se acaba en anarquía o dictadura militar. Y termina como tiránico imponiéndose leyes inicuas.

-Particularismo de cada nación. Los principios de Dios-Patria-Rey son toda la vida, ley, historia, honor y gloria nacional de España. Abandonarlos por principios liberales extranjeros es desnaturalizarse. Las naciones, como los individuos, tienen sus diferencias de temperamento y organización, y lo que conviene a una no conviene a otras. No se puede plantar las mismas plantas en diferentes climas.

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