¿Creía San Pablo que Jesús fue una persona histórica que vivió en un tiempo reciente? Los miticistas responderían negativamente a esta pregunta. Para ellos, los Evangelios y demás fuentes cristianas primitivas no tienen valor probatorio para la existencia de Jesús. Solo las siete cartas auténticas de San Pablo sirven de fuente (Romanos, 1 y 2 Corintios, Gálatas, Filipenses, 1 Tesalonicenses, Filemón). Sin embargo, para estos hombres San Pablo no tiene noticia de ninguna persona histórica reciente que sea Jesús de Nazaret, sino que para él Jesús es un ser celestial que es conocida solo por revelaciones o visiones. Los Apóstoles previos a Pablo mismo no serían los seguidores de un Jesús terreno, sino que serían los primeros que recibieron las visiones de este Jesús, que bien pudo haber vivido hacia mucho tiempo o bien nunca haber vivido en la tierra.
Discrepo grandemente con esta postura, y quisiera evidenciar cómo para San Pablo Jesucristo es una persona histórica, y luego responder a los argumentos de los miticistas.
Punto 1: En Pablo Jesús es una persona histórica que vivió recientemente.
No quiero meterme aquí en el presupuesto miticista de que los Evangelios no sirvan como fuente histórica sobre Jesús, ni entrar a discutir sobre la fiabilidad y el valor probatorio de los testimonios no cristianos (Josefo, Tácito, Suetonio). Más bien quiero centrarme en demostrar la existencia histórica de Jesús a partir de Pablo. Pablo deja ver en varios textos suyos que Jesús fue una persona histórica en la tierra.
Para empezar, multitud de versículos muestran que, para Pablo, Jesús es un hombre. Y como tal fue alguien que vivió en la tierra.
“Nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos (Rm 1:4).
"Pues si la muerte reinó como resultado del delito de un solo hombre, con mayor razón aquellos a quienes Dios, en su gran bondad y gratuitamente, hace justos, reinarán en la nueva vida mediante un solo hombre, Jesucristo. Y así como el delito de Adán puso bajo condenación a todos los hombres, así también el acto justo de Jesucristo hace justos a todos los hombres para que tengan vida. Es decir, que por la desobediencia de un solo hombre, muchos fueron hechos pecadores; pero, de la misma manera, por la obediencia de un solo hombre, muchos serán hechos justos" (Rm 5:17-19).
"Que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amen" (Rm 9:4-5).
"Así como por causa de un hombre vino la muerte, también por causa de un hombre viene la resurrección de los muertos. Y así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos tendrán vida" (1 Cor 15:21-22).
“Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos” (Gál 4:4).
"Tengan unos con otros la manera de pensar propia de quien está unido a Cristo Jesús, el cual: Aunque existía con el mismo ser de Dios, no se aferró a su igualdad con él, sino que renunció a lo que era suyo y tomó naturaleza de siervo. Haciéndose como todos los hombres y presentándose como un hombre cualquiera, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, hasta la muerte en la cruz" (Flp 2:5-8).
Estos versículos son tan claros que no necesitan comentario alguno. Jesús fue un hombre judío, del linaje de David y nacido de mujer. Y fue como hombre que fue crucificado, y su cuerpo mortal fue sepultado. Y resucitó, apareciéndose con su cuerpo resucitado a determinadas personas:
“Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; y después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí. Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios” (1 Cor 15:3-9).
"Sin embargo, entre los que ya han alcanzado la madurez en su fe sí usamos palabras de sabiduría. Pero no se trata de una sabiduría propia de este mundo ni de quienes lo gobiernan, los cuales ya están perdiendo su poder. Se trata más bien de la sabiduría oculta de Dios, del designio secreto que él, desde la eternidad, ha tenido para nuestra gloria. Esto es algo que no han entendido los gobernantes del mundo presente, pues si lo hubieran entendido no habrían crucificado al Señor de la gloria" (1 Cor 2:6-8).
La crucifixión es una pena que aplicaban los romanos, no los judíos. Con lo cual, Pablo nos está diciendo que Jesús murió en tiempos del dominio romano por las autoridades romanas. No que murió quizá hace muchos siglos.
Otra evidencia de que para Pablo Jesús fue un hombre de carne y hueso, es que nosotros moriremos y resucitaremos tal como el Señor murió y resucitó. Lo cual implica que el mismo Señor Jesús tuvo cuerpo como nosotros, y como nosotros murió.
"Hermanos, no queremos que se queden sin saber lo que pasa con los muertos, para que ustedes no se entristezcan como los otros, los que no tienen esperanza. Así como creemos que Jesús murió y resucitó, así también creemos que Dios va a resucitar con Jesús a los que murieron creyendo en él" (1 Tes 4:13-14).
"Lo que quiero es conocer a Cristo, sentir en mí el poder de su resurrección y la solidaridad en sus sufrimientos; haciéndome semejante a él en su muerte, espero llegar a la resurrección de los muertos (...) En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, y estamos esperando que del cielo venga el Salvador, el Señor Jesucristo, que cambiará nuestro cuerpo miserable para que sea como su propio cuerpo glorioso. Y lo hará por medio del poder que tiene para dominar todas las cosas" (Flp 3:10-11, 20-21).
"Pero si Cristo vive en ustedes, el espíritu vive porque Dios los ha hecho justos, aun cuando el cuerpo esté destinado a la muerte por causa del pecado. Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús vive en ustedes, el mismo que resucitó a Cristo dará nueva vida a sus cuerpos mortales por medio del Espíritu de Dios que vive en ustedes" (Rm 8:10-11).
"Ninguno de nosotros vive para sí mismo ni muere para sí mismo. Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. De manera que, tanto en la vida como en la muerte, del Señor somos. Para eso murió Cristo y volvió a la vida: para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos" (Rm 14:7-9).
"Pero si nuestro mensaje es que Cristo resucitó, ¿por qué dicen algunos de ustedes que los muertos no resucitan? 13 Porque si los muertos no resucitan, entonces tampoco Cristo resucitó; 14 y si Cristo no resucitó, el mensaje que predicamos no vale para nada, ni tampoco vale para nada la fe que ustedes tienen. (...) Porque si los muertos no resucitan, entonces tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, la fe de ustedes no vale para nada: todavía siguen en sus pecados. En este caso, también están perdidos los que murieron creyendo en Cristo. 19 Si nuestra esperanza en Cristo solamente vale para esta vida, somos los más desdichados de todos. Pero lo cierto es que Cristo ha resucitado. Él es el primer fruto de la cosecha: ha sido el primero en resucitar. 21 Así como por causa de un hombre vino la muerte, también por causa de un hombre viene la resurrección de los muertos" (1 Cor 15:12-21).
Otros textos también dejan patente que Cristo es un hombre:
"... a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación" (Rm 4:24-25).
"Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos (...) Más Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros (...) Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida" (Rm 5:6-10).
"Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seas de otro, del que resucitó de los muertos" (Rm 7:4).
"Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su hijo en semejanza de carne y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne" (Rm 8:3).
"Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros" (Rm 8:11).
"Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados" (Rm 8:17).
"El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros" (Rm 8:32).
"¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros" (Rm 8:34).
"No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo); o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos)" (Rm 10:6-7).
"Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven" (Rm 14:9).
"Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: Los vituperios de los que te vituperaban, cayeron sobre mi" (Rm 15:3)
"Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres" (Rm 15:8).
"Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos" (2 Cor 8:9).
Existen tantos otros versículos que es imposible ponerlos todos.
En todo lo dicho por San Pablo se desprende que Jesús fue un hombre que caminó en la tierra y que murió y resucitó. Y que como él murió y resucitó, así también nosotros moriremos y resucitaremos. En ningún lugar de sus epístolas que los miticistas consideran auténticas se desprende que San Pablo no considerara a Jesús como un hombre o que padeciera o muriera en un plano espiritual.
Tenemos dos evidencias más, pero estas son disputadas por los miticistas. La primera, es que San Pablo dice claramente que el Señor tiene un hermano, y que él lo conoció.
"Tres años después fui a Jerusalén para conocer a Cefas, con quien estuve quince días. Pero no vi a ningún otro de los apóstoles, excepto a Santiago el hermano del Señor" (Gál 1:18-19).
Lo que alegan los miticistas es que San Pablo no dice que Santiago es el "hermano de Jesús", sino "del Señor", o sea, de Dios. Y que no tiene un significado de hermandad consanguínea, familiar, sino que en Pablo se llama "hermanos" a los creyentes, entre los cuales Jesús es el primogénito de muchos hermanos, que son los cristianos. Por lo cual, que Santiago sea hermano del Señor no sería evidencia de nada.
Pero considero que esta réplica es tremendamente débil. Porque es evidente que hay una distinción entre los cristianos en general que son llamados hermanos, y Santiago, que es llamado específicamente hermano del Señor. Y "DEL Señor", no "en el Señor". Santiago es considerado hermano de un modo distintivo por alguna razón, razón que no es explicable por la hermandad espiritual en Cristo. Si todos son hermanos del Señor a como lo es Santiago, entonces es superfluo distinguirlo por este título.
Por eso, contrario a lo que pretenden los miticistas, la hermandad de Santiago implica algo más que la hermandad de los cristianos. Implica que Santiago es hermano del Señor de un modo distintivo a como lo son los demás, como Cefas o Juan o el mismo Pablo. Y fuera de la hermandad espiritual no queda otra que la hermandad familiar. Había muchos Santiagos, y específicamente se distingue a uno como hermano del Señor; lo cual implica que los demás Santiagos no son hermanos del Señor. Y Santiago es hermano del Señor porque tenía una relación de parentesco con él en su vida terrena, cosa que no tenían Cefas o Juan o Pablo o los demás Santiagos que existieran.
Con lo cual, por esto concluimos que Jesús no solo fue un hombre, sino que vivió en tiempos recientes y tuvo como hermano a Santiago.
La segunda evidencia es una referencia explícita que muestra que Jesús fue muerto por hombres, específicamente, por los judíos:
"Cuando ustedes, hermanos, sufrieron persecución a manos de sus paisanos, les pasó lo mismo que a las iglesias de Dios de los que pertenecen a Cristo Jesús en Judea, pues ellos también fueron perseguidos por sus paisanos los judíos. Estos judíos mataron al Señor Jesús, como antes habían matado a los profetas, y nos echaron fuera a nosotros. No agradan a Dios, y están en contra de todos, pues cuando queremos hablar a los que no son judíos, para que también se salven, no nos dejan hacerlo. De esta manera llenan siempre la medida de sus pecados. Pero para poner fin a eso, el terrible castigo de Dios ha venido sobre ellos" (1 Tes 2:14-16).
Este versículo no es esencial para defender lo que ya demostramos. Solo contribuye a fundamentarlo, pero los miticistas alegan que este es un texto interpolado al original.
Sus argumentos, que tomo de Richard Carrier, son estos:
1) Que los judíos sean finalmente alcanzados por el castigo de Dios debe referirse a un evento fatal para ellos. Este evento no puede ser otro que la destrucción del Templo y la expulsión de los judíos en el 70 d.C., o la destrucción de Jerusalén en el 135 d.C.
2) El tono del texto es antijudío, y el poner a los judíos como enemigos de toda la humanidad contrasta con lo que Pablo escribe en otros pasajes. Por ejemplo, Romanos de 9 al 11, donde espera que los judíos se conviertan a Cristo.
3) Solo en este pasaje culpa a los judíos de la muerte de Jesús. En 1 Cor 2:8 afirma que fue asesinado por los espíritus inferiores (los arcontes de este eón). Y Romanos 11 deja claro que Pablo desconocía que los judíos asesinaron a Jesús, porque cita las palabras de Elías en 1 Reyes en donde dice que los judíos mataron a los profetas en el pasado, y no menciona que mataron a Jesús; cosa que habría sido inevitable si lo hubiese sabido.
Estos son, en definitiva, las razones para hablar de interpolación.
Pero es irónico cómo el primer argumento se contradice con el tercer argumento. Pues, en efecto, si una ausencia es evidencia de ignorancia (como se alega en el argumento tercero), debemos decir que no puede asumirse que Pablo hablaba de la destrucción del Templo o de Jerusalén solo por hablar de "castigo", porque está completamente ausente cualquiera de los dos sucesos. Si el autor conoce alguno de esos sucesos lo habría mencionado, y sin embargo no lo hace y solo hace una vaga referencia a un castigo que viene sobre los judíos. Por lo que no se puede alegar a la vez el argumento primero y el argumento tercero.
Eso en primer lugar. En segundo lugar, cabe decir con William Lane: “Una onza de evidencia vale una libra de presunción”. La evidencia es que el texto está en 1 Tesalonicenses, como así también en todas las copias que tenemos del mismo. La presunción es el cúmulo de estas razones alegadas, que no tienen más peso que la evidencia. Hay que tener muy buenas razones para rechazar la autenticidad de este pasaje, y los argumentos presentados no parecen lo suficientemente fuertes como para inclinar la balanza a su favor lo suficiente, porque el texto puede ser de San Pablo sin ningún problema.
Al argumento 1, respondemos que el argumento es una petición de principio. Porque solo tiene sentido considerar a la destrucción del Templo como el candidato al "gran castigo" si uno asume que la carta se escribió después del año 70. Sería natural que este sea el evento que el autor puede tener, porque no habría otro de mayor magnitud. Sin embargo, si la carta se escribió antes del año 70 el autor original puede estar pensando en otra cosa distinta que para nosotros nos parece insignificante porque tenemos como parámetro lo que ocurrió en el 70; pero ese parámetro no lo tendría el autor porque la destrucción del Templo no habría ocurrido todavía. Por ello el argumento en sí parece una petición de principio, porque te obliga a aceptar lo que tiene que demostrar.
Carrier, por ejemplo, presenta otro argumento, que es este:
Otro problema es que en otra parte Pablo dice que las autoridades (que tendrían que significar judías y romanas) no hacen sino hacer la voluntad de Dios ( Romanos 13 ), y que el asesinato de Jesús fue la voluntad de Dios, no algo por lo que condenarse; de hecho, Pablo dice que los enemigos de Dios (incluso los asesinos de Jesús) habrían impedido el asesinato de Jesús si hubieran sabido los efectos que tendría en el universo ( 1 Corintios 2:6-8 ). Incluso desde antes de Pablo, el credo cristiano era regocijarse por la muerte de Jesús, no condenarla ( Filipenses 2:8-11 ; 1 Corintios 15:1-3 ; Romanos 3:25 ). El pensamiento de Pablo en cualquier caso no es coherente con un sentimiento de "malditos los judíos"; y tales contradicciones son siempre improbables. Pero, de nuevo, dejaré esto de lado y "pretenderé" que no tiene efecto en la probabilidad de autenticidad.
Los argumentos de Carrier:
Argumento 1: Pablo nunca culpa a los judíos por la muerte de Jesús en ningún otro lugar, a pesar de las repetidas oportunidades y la reiterada necesidad de hacerlo. Por ejemplo, cuando intenta disuadir a los cristianos gentiles de su hostilidad hacia los judíos y explicar el plan de Dios para ellos en Romanos 3, 9-10 y 15; o cuando afirma que Dios perdonó a los judíos incluso después de que asesinaran a antiguos profetas , donde encontramos exactamente el sentimiento opuesto al expresado en 1 Tesalonicenses 2:14-16. Por lo tanto, es improbable que Pablo dijera lo contrario aquí, donde ni siquiera es retóricamente relevante para el argumento que presenta en 1 Tesalonicenses 1-2.
Argumento 2: Pablo tampoco habla nunca de los judíos como si no fuera uno de ellos (cf. Gálatas 2:15 ; 1 Corintios 9:20 ; Romanos 9:1-5 , 11:1 ; Filipenses 3:4-5). Por lo tanto, es extremadamente improbable que dijera exactamente lo contrario aquí.
"Sea su convite delante de ellos por lazo, y lo que es para bien, por tropiezo. Sean oscurecidos sus ojos para que no vean, y haz temblar continuamente sus lomos. Derrama sobre ellos tu ira, y el furor de tu enojo los alcance. Sea su palacio asolado; en sus tiendas no haya moradores. Porque persiguieron al que tú heriste, y cuentan del dolor de los que tú llegaste. Pon maldad sobre su maldad, y no entren en tu justicia" (Sl 69:22-27).
"¿Qué pues? Lo que buscaba Israel, no lo ha alcanzado; pero los escogidos sí lo han alcanzado, y los demás fueron edurecidos; como está escrito: Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean y oidos con que no oigan, hasta el día de hoy. Y David dice: Sea vuelto su convite en trampa y en red, en tropezado y en retribución; sean oscurecidos sus ojos para que no vean, y agóbiales la espalda para siempre" (Rm 11:7-10).
Al segundo argumento, respondemos: es un argumento débil también. Porque San Pablo también habla de los judíos en general en otros textos. Dos veces en 1 Corintios Pablo habla de los judíos como ajenos a él:
“Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría” (1 Cor 1:22). Obviamente, Pablo no se incluye entre los judíos que piden señales.
“Nosotros predicamos a Cristo crucificado, tropiezo para los judíos” (1 Cor 1:23). Obviamente, Pablo no se considera a sí mismo como escandalizado por la cruz. Estos judíos y gentiles infieles se distinguen de los judíos y gentiles fieles, entre los que Pablo sí se incluye.
“Pero a los llamados, así judíos como griegos, Cristo es potencia y sabiduría de Dios” (1 Cor 1:24).
Del mismo modo también se distingue de los judíos en 2 Corintios:
“De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno” (2 Cor 11:24).
Por lo que por lo menos tres veces San Pablo habla en términos negativos de los judíos, y una de esas veces es para decir específicamente que de ellos recibió azotes. Así que no hay dificultad alguna en que, igualmente, pueda decir que los judíos mataron a Jesús.
Los versículos alegados por Carrier en nada contristan los versículos anteriores. Porque en ellos (excepto 1 Cor 9:20) Pablo solo se identifica en cuanto a la raza, pero no se identifica en cuanto a la incredulidad o la maldad de los de su pueblo.Al contrario, Pablo señala específicamente la distinción entre él y sus compatriotas en este punto:
"Por si en alguna manera puedo provocar a celos a los de mi sangre, y hacer salvos a algunos de ellos" (Rm 11:14).
1 Cor 9:20 "Me he hecho a los judíos, como judío, para ganar a los judíos".
Gál 2:15 "Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles".
Flp 3:4-5 "Circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo"
Argumento 3: Pablo nunca habla de la ira de Dios como algo que ha venido, sino como algo que vendrá solo en el juicio futuro (por ejemplo, en Romanos 2:5 , 3:5-6 , 4:14-16 ; incluso —lo más relevante de todo— en 1 Tesalonicenses 1:10 y 5:3 y 5:9 ; cf. también 1 Corintios 5:5 , Gálatas 6:8 , Filipenses 3:19 ). Por lo tanto, es improbable que Pablo dijera algo diferente aquí.
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