sábado, 10 de julio de 2021

El pensamiento tradicional en la independencia novohispana




 A pesar de lo que se llega a creer, los insurgentes novohispanos no fueron parte de la ilustración, si bien es seguro que llegaron a conocer algunas obras de los enciclopedistas y tuvieron algunas noticias sobre la revolución francesa, lo cierto es que eran sacerdotes católicos que conocían a la perfección las teorías de la escolástica española, teorías surgidas en el seno de la catolicidad.

Los mexicanos siempre mencionan que «los reyes justifican su poder derivado de Dios», pero la escolástica mencionó desde muy temprano (y con ellos los jesuítas) que el poder se transmite al príncipe por la intermediación del pueblo, no de Dios, Francisco Suárez declaraba, en pleno siglo XVI, 200 años antes que los enciclopedistas, que el receptor original del poder, es el pueblo, que lo retransmite a la autoridad, es decir, desde el primer siglo de existencia novohispana, se conocía que el derecho de resistencia era válido por ser el pueblo el titular del poder. A pesar de la aversión que tienen muchos mexicanos a la Iglesia católica, Santo Tomás de Aquino declaraba que Dios dio el poder a la multitud, y eso fue lo que aprovecharon los insurgentes porque el receptor original tiene la prerrogativa esencial soberana y lo faculta para legislar, según Santo Tomás, el poder del príncipe para hacer leyes fue transmitido por la comunidad.

La idea de Morelos de igualdad y que sólo se distinga a los hombres por su vicio o virtud, viene de Suárez, quien dice que todo hombre nace libre por naturaleza, nadie tiene jurisdicción ni dominio sobre otros, nadie es superior a los demás, lo que explicaría que Guerrero y demás insurgentes se uniesen al bando trigarante porque reflejaba las ideas de igualdad contenidas en la lucha insurgente y que eran igual que igualdad trigarante, resultado de la escolástica.

Morelos mismo, como católico, permite que se haga un gobierno a quien reconoce como autoridad soberana, ante el cual se somete como lo indica San Pablo en la epístola a los Romanos, cap. 13. La forma de gobierno tampoco es ajena a las ideas de Suárez, Morelos seguramente conoció que había tres formas de gobierno dictadas por Suárez, monarquía, aristocracia y democracia, pudiendo elegir los hombres cualquiera de ellas, como después dirá Lucas Alamán.

A diferencia del contrato social, Morelos, Hidalgo, Matamoros y demás insurgentes que fueron sacerdotes, sabían que de acuerdo a la escolástica, los hombres se reúnen en sociedad de manera natural, ejerciendo un poder que viene de Dios, el poder no proviene del pueblo, el poder proviene de Dios, el poder, la soberanía, es de origen divino, no creado y el pueblo lo ejerce y lo transmite al gobierno, por eso es que su tesis «liberal» no incluía la libertad religiosa, renunciar a ella era renunciar a la escolástica y las ideas de soberanía nacidas en el seno de la Iglesia a la que pertenecían.

La obra de Suárez, que fue teólogo, filósofo y jurista español, se llama «Tractus de legibus ac Deo legislatore» y se puede considerar un discurso casi democrático por el hincapié de la importancia del pueblo, volviendo al príncipe secundario, a diferencia de lo que se cree, la Iglesia no apoyaba fervientemente el «origen del poder divino de los reyes», sino que desde el siglo XIII, Santo Tomás de Aquino decía que el poder (divino) reside en el pueblo.

Sabemos que Morelos estudió teología y filosofía, sabemos que Hidalgo era rector cuando lo hizo, así que ambos conocieron y tuvieron esas ideas en mente, López Rayón, como novohispano educado por la Iglesia, debió saberlo porque declara: «La soberanía dimana inmediatamente del pueblo, reside en la persona de Fernando VII». Morelos entraña lo mejor del movimiento insurgente, a diferencia de la insurgencia de Hidalgo que se caracterizó por el saqueo, Alamán, no siempre objetivo entre todos los adversarios de los insurgentes, nos dice que Morelos tenía una devoción religiosa auténtica porque «antes de entrar en acción se confesaba siempre», con Quintana Roo demuestra de nuevo Morelos su religiosidad al decirle: «todos somos iguales, pues del mismo origen procedemos».

Gracias a la Inquisición sabemos cuáles libros leía Morelos, eran en su mayoría obras religiosas, gramáticas y diccionarios de hebreo, japonés, tagalo, italiano, francés, mexicano (náhuatl), cora, latín, griego; periódicos liberales gaditanos como Concisos o El Despertador Sevillano, el prontuario de teología de Francisco Lárraga, el Directorio moral e Instrucción y examen de ordenados del franciscano Francisco Echarri, que Morelos citaba casi al pie de a letra, la idea de Morelos de la desobediencia civil también la dan los escolásticos, a diferencia de Bolívar, que si leyó a Montesquieu, Morelos justificaba su rebelión con base a la obra de Francisco Suárez, Defensio Fidei y jamás leyó a Rousseau.

Hidalgo mismo no leía los enciclopedistas, sino a los escolásticos españoles y su obra católica, la noción de soberanía provenía de Francisco Suárez y los jesuítas, mismos argumentos que esgrimió el cabildo de la ciudad de Méjico en 1808; con la salvedad que Hidalgo no reconoció lo justo de su rebelión por la obra escolástica, sino que se arrepintió de ella.

Sabemos que Morelos era religioso y que fueron las mismas ideas de la Iglesia las que soportaron y justificaron su rebelión, igual que con el resto de los sacerdotes, sabemos que Morelos iba rezando hacía su muerte, los salmos «Miserere» y «De profundis», los salmos 50 & 129 respectivamente.

Fuente: Patiño Gutiérrez, C. 2017. La validez del derecho en la escolástica. Desobediencia, iusnaturalismo y libre albedrío en Francisco Suárez. CDMX UNAM.
Krauze Kleinbort, E. 2004. Siglo de caudillos. México, D.F. Acabados editoriales Incorporados, S.A. de C.V.
Imagen: retrato de José María Morelos y Pavón, 3 Museos, Museo de Historia Mexicana, MTY, Nvo. León.

Sacado de: https://www.facebook.com/gazetamexicana/photos/a.1648637965442806/2205490233090907/

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