domingo, 17 de octubre de 2021

¿El catolicismo es compatible con el liberalismo? Respondiendo argumentos liberales

 



Existen liberales que se empeñan en sostener que el catolicismo es compatible con el liberalismo. Pues bien, vamos a responderles. Responderé a los argumentos liberales sacados de aquí:

https://thelibertariancatholic.com/summa-of-the-libertarian-catholic/

 

Antes de empezar, es de resaltar cómo los liberales no presentan citas magisteriales o de doctores de la Iglesia para apoyar su postura en aquellas cuestiones que para nosotros, católicos, son relevantes.

Simplemente ponen esas citas en cuestiones nada controversiales y que nada discute.

Por ejemplo, en el artículo 6, sobre si todo gobierno constituído de facto es legítimo y deriva su autoridad de Dios; en el artículo 7, sobre si debemos obedecer al gobierno incondicionalmente; en el artículo 8, sobre si los seres humanos tienen derechos; en el artículo 10, sobre el catolicismo es compatible con el socialismo; y en el artículo 13, sobre si existe el derecho a la propiedad.

En estos artículos no hay nada de problemático y son las únicas veces en que citan el Magisterio para apoyar su punto. Y lo citan lí correctamente. Pero en los demás puntos, que son los relevantes, simplemente no lo hacen, por algo evidente: el catolicismo condena el liberalismo y no pueden encontrar en el magisterio apoyo a su ideología libertaria.


Dicho esto, paso a responder. El texto del artículo estará en negro. Mis respuestas estarán en rojo:

 

 

 

 

Artículo 1: Si el libertarismo es compatible con el catolicismo.

Objeción 1: Parecería que el papel de la Iglesia es convertir a la gente y que el gobierno es un medio legítimo para ese fin, por lo tanto, los principios libertarios de limitar el gobierno a la defensa de los Derechos Naturales van en contra de la Gran Comisión.

 

Objeción 2: Hay un mundo de diferencia entre "la carga fiscal debe reducirse para promover el crecimiento económico" y el libertario, "los impuestos son un robo". Hay lugar para lo primero en el catolicismo, pero no para lo segundo.

 

Por el contrario: El Catecismo dice: “La diversidad de regímenes políticos es moralmente aceptable, siempre que sirvan al bien legítimo de las comunidades que los adoptan”.

 

Respondo: La Iglesia católica no respalda ni excluye una ideología política sobre la otra. Su único objetivo es el beneficio de la humanidad. El Catecismo establece que los regímenes deben estar en concordancia con "... la ley natural, el orden público y los derechos fundamentales de las personas ..." Como veremos aquí, el libertarismo puede ser el único sistema político que realmente satisface todos estos requisitos.

 

Respuesta: La Iglesia Católica sí excluye ideologías políticas. Entre ellas, el comunismo. O el liberalismo que aquí se busca defender. Ciertamente, el Catecismo dice que los regímenes deben estar en concordancia con la ley natural, el orden público y los derechos fundamentales de la persona. Pero también dice que el bien común que se debe garantizar y la moral en que se deben basar no pueden ser meramente naturalistas ignorando todo influyo sobrenatural; ni puede negar el carácter divino de la Religión Católica y sus derechos. Pero eso es precisamente el liberalismo, como dice Ludwig Von Mises en “La Acción Humana” cuando habla de liberalismo y religión: “En este sentido podemos calificar al liberalismo de indiferente o agnóstico  (…) Los liberales rechazan resueltamente todo sistema teocrático, pero nada tienen que oponer a las creencias religiosas mientras éstas no interfieran en los asuntos sociales, políticos y económicos”.

 

 Y eso es lo que entiende la Iglesia por “Liberalismo” cuando lo condena:
“No faltaron Estados que creyeron poder pasarse sin Dios, y pusieron su religión en la impiedad y en el desprecio de Dios” (Pío XI, Quas Primas n. 23).

 

A ese liberalismo neutral en materia religiosa, se opone la doctrina católica. He ahí León XIII en Immortale Dei: “es evidente que el Estado tiene el deber de cumplir por medio del culto público las numerosas e importantes obligaciones que lo unen con Dios (…) los Estados no pueden obrar, sin incurrir en pecado, como si Dios no existiese, ni rechazar la religión como cosa extraña o inútil, ni pueden, por último, elegir indiferentemente una religión entre tantas” (Immortale Dei, n. 3).

 

Respuesta a la objeción 1: De hecho, tenemos la tarea de difundir el Evangelio, pero el problema cuando se trata de un gobierno es que no se puede obligar a otro a profesar a Cristo. La fe es el resultado de la gracia de Dios y del libre albedrío. Así como Dios nos dio la libertad de pecar, también deben hacerlo los gobiernos temporales.

 

Contra-respuesta: Nadie dice que hay que obligar a convertir; sino fomentar, promover, permitir y defender a la Única Religión Verdadera, y no ser indiferente a ella poniéndola jurídicamente en el mismo rango que las demás religiones, lo cual es lo mismo que el ateísmo. Lo dice León XIII:
“Entre sus principales obligaciones (las del Estado) deben colocar la obligación de favorecer la religión, defenderla con eficacia, ponerla bajo el amparo de las leyes, no legislar nada que sea contrario a la incolumidad de aquélla” (Immortale Dei, n. 3). Luego de afirmar eso, León XIII dice que no se puede forzar a la conversión.

Por lo que el argumento cae en una falacia del hombre de paja.

 

Respuesta a la objeción 2: Permitir al gobierno cualquier autoridad fuera de sus límites naturales de protección contra las infracciones de los derechos naturales es una receta para el desastre. Como dijo Lord Acton, "el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente". El gobierno debe cumplir su papel legítimo y nada más para no caer inevitablemente en la tiranía.

  

Respuesta: Coincidimos en que el gobierno debe limitarse a cumplir su papel legítimo. El punto es, justamente, que según la doctrina católica la autoridad civil no comete injusticia por cobrar impuestos; contrario a lo que dicen los liberales. Por lo que en realidad no han respondido la objeción.

 

Artículo 2: Si el libertarismo tiene sus raíces en la codicia egoísta.

Objeción 1: libertarismo se basa en el principio erróneo de autonomía, que se manifiesta en la codicia egoísta. Pertenece a la tradición filosófica de pensadores anticristianos como Maquiavelo, Nietzsche y Rand.

 

Al contrario: San Pablo dijo: "Fue por la libertad que Cristo nos liberó".

 

Respondo: El libertarianismo, que se reduce al principio de no agresión (NAP: La iniciación de la fuerza física contra personas o bienes, la amenaza de tal o el fraude a personas o sus bienes es inherentemente ilegítimo) se deriva de los escolásticos católicos. , sobre todo la Escuela de Salamanca , que basó su teoría económica proto-austriaca en los derechos naturales derivados de las Escrituras y la teología católica. Pensadores como Francisco de Vitoria, Domingo de Soto y Francisco Suárez originaron los conceptos modernos de libertarismo basados ​​en la doctrina moral católica y la teoría de la ley natural de Santo Tomás de Aquino, que estipula el principio, "no se debe hacer daño a nadie " ( Summa Theologea I-II P. 95), una progresión de la Regla de Oro, profesada en la Biblia: "Haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti". Lucas 6,31

 

Respuesta: Precisamente, el principio liberal de no agresión, como límite a la autoridad civil, es lo que no se basa en la filosofía cristiana. De ese principio derivan el laicismo de Estado (o neutralidad del Estado en materia religiosa) y las completas libertades de culto, expresión, imprenta y acción siempre y cuando no se dañe a terceros (donde "daño a terceros" se dice desde una cosmovisión naturalista, ateniendo solo a la vida temporal e ignorando la vida eterna).

Pero eso no es lo que enseña la Iglesia. Porque el concepto liberal de “libertad” es completamente distinto al de la doctrina católica. Esto se expresa con lo que dice León XIII:

“Por consiguiente, en una sociedad humana, la verdadera libertad no consiste en hacer el capricho personal de cada uno; esto provocaría una extrema confusión y una perturbación, que acabarían destruyendo al propio Estado; sino que consiste en que, por medio de las leyes civiles, pueda cada cual fácilmente vivir según los preceptos de la ley eterna” (Libertas, n. 7).

Lo primero es la libertad según lo entienden los liberales. Lo segundo es la libertad según lo entiende la doctrina católica.

 

La doctrina católica, contrario a lo que enseñan los liberales, sí considera que el gobierno tiene autoridad para limitar la libertad incluso aunque no se dañe a otro en su vida, libertad o propiedad:

“Pero las opiniones falsas, máxima dolencia mortal del entendimiento humano, y los vicios corruptores del espíritu y de la moral pública deben ser reprimidos por el poder público para impedir su paulatina propagación, dañosa en extremo para la misma sociedad” (Libertas, n. 18).

 

“El poder público no puede conceder a la sociedad esta libertad de enseñanza sin quebrantar sus propios deberes” (Libertas, n. 19).

 

“…es totalmente ilícito pedir, defender, conceder la libertad de pensamiento, de imprenta, de enseñanza, de cultos (…) Porque si el hombre hubiera recibido realmente estos derechos de la naturaleza, tendría derecho a rechazar la autoridad de Dios y la libertad humana no podría ser limitada por ley alguna. Síguese, además, que estas libertades, si existen causas justas, pueden ser toleradas, pero dentro de ciertos límites para que no degeneren en un insolente desorden” (Libertas, n. 30).

 

 

Artículo 3: Si el gobierno promueve el bien común.

Objeción 1: El libertarismo no puede ser correcto porque el objetivo de la vida no es estar libre de daño, es hacer el bien. Así como el propósito del hombre no es simplemente evitar el mal sino hacer el bien, el propósito del gobierno es mejorar a los hombres inculcándolos con la virtud.

 

Objeción 2: Parece que el gobierno es necesario para promover el bien común, como escribió el Papa Pío XII en Summi Pontificatus , “es la noble prerrogativa y función del Estado controlar, ayudar y dirigir las actividades privadas e individuales de la vida nacional que convergen armoniosamente hacia el bien común ”.

 

Al contrario: Santo Tomás de Aquino afirma: “El gobierno humano se deriva del gobierno divino y debe imitarlo. Ahora bien, aunque Dios es todopoderoso y supremamente bueno, no obstante permite que se produzcan ciertos males en el universo, que podría prevenir, no sea que sin ellos se pierdan bienes mayores o sobrevengan males mayores ”( ST II-II Q .10 )

 

Respuesta: El “contra esto” no tiene nada que ver. La tolerancia de ciertos males en determinadas circunstancias no implica que la autoridad civil no pueda reprimir lo que en otro momento solo toleró.

Además de que tolerar el mal no siempre es beneficioso para la sociedad; puede ser también nocivo. Por eso simplemente hay “tolerancia” del mal. Se tolera no en tanto y en cuanto el Estado no tiene autoridad para prohibir el mal, sino en tanto y en cuanto tolerarlo causa menos mal que prohibirlo.

 

Respondo: El mínimo absoluto para la sociedad civilizada es la aceptación de Vulnero Nemo (no dañar a nadie) y el único propósito legítimo del gobierno es hacer cumplir este principio. En otras palabras, el único papel legítimo del gobierno es proteger a sus ciudadanos del daño a sus derechos negativos. Siempre que el gobierno se sale de sus límites naturales, necesariamente actúa en contra del bien común.

 

Respuesta: ¿Cuál es el apoyo en el magisterio de la Iglesia, o si se quiere en Santo Tomás, para decir que “el único propósito legítimo del gobierno es hacer cumplir este principio”? Es una mera afirmación gratuita que presupone el liberalismo como verdadero en vez de demostrarlo con base a la doctrina católica, que es ignorada a la hora de “argumentar”.

Contrario a lo que dice el liberal, según la doctrina católica el fin del gobierno es asegurar el bien común y promover la virtud de los ciudadanos. Otra vez, León XIII:

“Por tanto, es necesario que el Estado, establecido para el bien de todos, al asegurar la prosperidad pública, proceda de tal forma que, lejos de crear obstáculos, dé todas las facilidades posibles a los ciudadanos para el logro de aquel bien sumo e inconmutable que naturalmente desean. La primera y principal de todas ellas consiste en procurar una inviolable y santa observancia de la religión, cuyos deberes unen al hombre con Dios” (Immortale Dei, n. 3).

Y más adelante: “Por consiguiente, no es lícito publicar y exponer a la vista de los hombres lo que es contrario a la virtud y a la verdad, y es mucho menos lícito favorecer y amparar esas publicaciones y exposiciones con la tutela de las leyes. No hay más que un camino para llegar al cielo, al que todos tendemos: la vida virtuosa. Por lo cual se aparta de la norma enseñada por la naturaleza todo Estado que permite una libertad de pensamiento y de acción que con sus excesos pueda extraviar impunemente a las inteligencias de la verdad y a las almas de la virtud” (n. 15).

 

Lo mismo dirá en Libertas:

“Pero, además, los gobernantes tienen, respecto de la sociedad, la obligación estricta de procurarle por medio de una prudente acción legislativa no sólo la prosperidad y los bienes exteriores, sino también y principalmente los bienes del espíritu. Ahora bien: en orden al aumento de estos bienes espirituales, nada hay ni puede haber más adecuado que las leyes establecidas por el mismo Dios. Por esta razón, los que en el gobierno de Estado pretenden desentenderse de las leyes divinas desvían el poder político de su propia institución y del orden impuesto por la misma naturaleza” (Libertas, n. 14).

 

Y ya se vio que el concepto de “libertad” liberal es contrario al católico. Por eso la doctrina católica no acepta el “principio de no agresión” como límite a la autoridad del gobierno, contrariamente a lo que sostiene el liberal que ha escrito el artículo.

No hace falta volver a citar a León XIII.


Respuesta a la objeción 1: Es cierto que la vida no tiene por objeto evitar daños. Estamos llamados a hacer algo más que no dañar a las personas. Estamos llamados a hacer el bien y ser proactivos en el amor, pero ese no es el dominio del gobierno. Una vez que el gobierno intenta hacer valer los derechos positivos o inicia una guerra preventiva o detiene los crímenes sin víctimas, está utilizando la fuerza ilegítima. No se puede obligar a otro a ser bueno y cuando uno intenta hacer el mal para promover el bien, una contradicción. En la Summa, Aquino dice :

Ahora bien, la ley humana está formulada para una serie de seres humanos, la mayoría de los cuales no son perfectos en virtud. Por tanto, las leyes humanas no prohíben todos los vicios de los que se abstienen los virtuosos, sino sólo los más graves, de los que la mayoría puede abstenerse; y principalmente aquellos que perjudican a otros , sin cuya prohibición no se podría mantener la sociedad humana: así la ley humana prohíbe el asesinato, el robo y cosas por el estilo.ST II-I Q. 96 )

Santo Tomás de Aquino elabora más tarde, “… en el gobierno humano también, aquellos que están en autoridad, correctamente toleran ciertos males, no sea que se pierdan ciertos bienes o se incurra en ciertos males mayores: así dice Agustín (De Ordine ii, 4):“ Si lo haces lejos de las rameras, el mundo se convulsionará de lujuria ". Por lo tanto, aunque los incrédulos pecan en sus ritos, pueden ser tolerados, ya sea por algún bien que se derive de ellos, o por algún mal evitado ”. ( ST II-II P. 10 )

Forzar la teología moral de la Iglesia sobre las personas quita el libre albedrío y niega cualquier posibilidad de elección moral en la materia. Dios nos dio libre albedrío; pretendía que lo usáramos.

 

Respuesta: Dos de las afirmaciones ahí dichas son rechazadas explícitamente por Santo Tomás. Por lo que no tiene sentido luego querer citar a Santo Tomás para apoyar su punto (además de que no tiene nada que ver lo que está ahí diciendo Santo Tomás con lo que proponen los liberales, como se verá después).

La afirmación de que no es tarea o papel del gobierno incitarnos o promovernos a hacer el bien, Santo Tomás la rechaza cuando habla del efecto de la ley:

“El propósito de todo legislador es hacer buenos a los ciudadanos” (Suma Teológica, I-II, 92, 1, contra esto).

Más adelante, en la respuesta, va a argumentar precisamente aquello que acaba de enunciar citando a Aristóteles. Dice:

“Resulta, pues, manifiesto que es propio de la ley inducir a los súbditos a su propia virtud. Por otra parte, la virtud es la que hace bueno a quien la posee (obj.1). Luego el efecto propio de la ley es hacer buenos a sus destinatarios, bien en un sentido absoluto, bien en un sentido meramente relativo”.

 

También, hablando sobre la ley positiva y citando a Aristóteles, dice que ley preceptúa actos virtuosos (es decir, busca hacer buenos a los hombres):

La ley prescribe las obras de fortaleza, de templanza y de mansedumbre, y en general dispone en materia de virtudes y vicios, preceptuando aquéllas y prohibiendo éstos” (Suma Teológica, I-II, 96, 3, contra esto).

 


Luego, la afirmación de que no se puede obligar a hacer buenos a los hombres, también la rechaza Tomás. Ante la objeción de que la ley no puede hacer buenos a los hombres porque la virtud viene de Dios, el Aquinate responde:

“Ya dijimos (q.63 a.2) que hay dos clases de virtud, la adquirida y la infusa. Para una y otra resulta provechosa la costumbre, aunque de distinta manera, porque respecto de la adquirida es causa, mientras que, para la infusa, concurre primero como disposición y, una vez que se la posee, la conserva y desarrolla. Y como la ley se da para dirigir los actos humanos, cuanto más estos actos contribuyen a la virtud tanto más la ley hace buenos a los hombres. Por eso dice el Filósofo en II Polit. que los legisladores hacen buenos a los hombres suscitando costumbres” (Suma Teológica, I-II, 92, 1, res. obj. 1).

 

Y también, cuando habla de la utilidad de la ley, Santo Tomás va a responder a la objeción que dice que si se quiere inducir a alguien a ser bueno es mejor hacerlo voluntariamente que mediante leyes. Dirá:

“A los hombres bien dispuestos se les induce más eficazmente a la virtud recurriendo a la libre persuasión que a la coacción. Pero entre los mal dispuestos hay quienes sólo por la coacción pueden ser conducidos a la virtud” (Suma Teológica, I-II, 95, 1, res. obj. 1).

 

Por otro lado, respecto a las citas que se hacen de Santo Tomás por parte del liberal, simplemente él es el que fuerza al Santo para acomodarlo a su ideología.

Santo Tomás en ningún momento está diciendo que la autoridad civil tiene como límite el principio de no agresión liberal, y que por tanto, las personas tienen un derecho a realizar el mal moral y la autoridad civil no puede reprimir más actos viciosos que aquellos que atentan contra la vida, libertad y propiedad. El Santo habla de la TOLERANCIA de actos malos; una tolerancia que es ACCIDENTAL, no esencial. Es decir: PUEDEN SER tolerados en una determinada circunstancia si el no hacerlo causa más mal que bien, pero PUEDEN SER PROHIBIDOS también; la autoridad civil TIENE potestad para prohibirlos.

Por lo que no tiene nada que ver con lo que plantean los liberales: una imposibilidad de la autoridad civil para reprimir actos malos que no atenten contra terceros porque sería extralimitarse de su potestad.

Así resulta evidente la manipulación que hacen de las citas.

 

Respuesta a la objeción 2: gobierno debe estar ordenado hacia el bien común, pero siempre que se sale de su único papel legítimo de proteger contra la violación de los derechos negativos, necesariamente daña el bien común. Cuanto más el gobierno busca ayudar a la gente a través de su coerción burocrática, más daña a esas mismas personas. Vemos esto en todos los lugares en los que se ha probado, desde Alemania del Este (en contraste con Alemania Occidental), Corea del Norte (en contraste con Corea del Sur), Venezuela y, en menor medida, en las ciudades de Estados Unidos. La intención del burócrata puede ser correcta al promover derechos positivos hacia el bien común, pero tiene el efecto contrario. El Papa Pío XII incluso reconoce la tendencia de los gobiernos a arruinar las economías en detrimento del bien común inmediatamente después de su llamado a la interferencia del gobierno:

Considerar al Estado como algo último al que todo lo demás debe subordinarse y dirigirse, no puede dejar de dañar la verdadera y duradera prosperidad de las naciones. Esto puede ocurrir cuando se le confiere al Estado un dominio irrestricto por mandato de la nación, del pueblo o incluso de un orden social, o cuando el Estado se arroga ese dominio a sí mismo como amo absoluto, despóticamente, sin mandato alguno. Si, en efecto, el Estado reclama y dirige empresas privadas, estas, regidas como están por delicados y complicados principios internos que garantizan y aseguran la realización de sus fines especiales, pueden verse perjudicadas en detrimento del bien público, por ser arrancados de su entorno natural, es decir, de una acción privada responsable. - Summi Pontificatus 60

 

Respuesta: ya se mostró que es una afirmación gratuita el que la autoridad civil esté limitado a proteger los derechos negativos.

Lo han presupuesto, no lo han demostrado. Por tanto, todo lo que sigue carece de valor. Porque se basa en su ideología liberal y percepciones personales, y no en el magisterio de la Iglesia.

Y por otro lado, los países que menciona, como Alemania Occidental o Corea del Sur, son países que tienen leyes tremendamente nocivas y liberales, producto de la no interferencia del Estado, que llevó a la irreligiosidad, el agnosticismo y demás barbaridades. Y el enorme daño que ocasiona la indiferencia o inacción del Estado respecto a esto también lo han señalado los Sumos Pontífices, como Pío XI en Ubi Arcano.

 

Artículo 4: Si el gobierno es necesario para ayudar a los pobres.

Objeción 1: Como dijo el cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga, "la desregulación libertaria es una gran desventaja para los pobres". La mejor forma de ayudar a los pobres es mediante la regulación gubernamental.

Objeción 2: En Casti Connubii , Pío XI delinea claramente al Estado como ejecutor de más que derechos negativos, pero de hecho el Estado en la justicia debe asegurar el bienestar material de la familia: “ Por tanto, quienes tienen el cuidado del Estado y de el bien público no puede descuidar las necesidades de las personas casadas y sus familias, sin causar un gran daño al Estado y al bienestar común. Por lo tanto, al hacer las leyes y al disponer de los fondos públicos, deben hacer todo lo posible para aliviar las necesidades de los pobres, considerando tal tarea como una de sus funciones administrativas más importantes ”.

Al contrario: Jesús dijo: "... vende lo que tienes y da el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo"; no dijo que voten a los políticos para que tomen el dinero de otras personas para dárselo a los pobres.


Pero Jesús sí estableció la ayuda gubernamental para darlo a los pobres, al establecer los diezmos:  

" Al fin de cada tres años sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás en tus ciudades. Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados" (Deuteronomio 14,28-29).

Y sobre este diezmo obligatorio, dice Santo Tomás: "en la nueva ley son más cuantiosos, porque el Señor no sólo manda entregar a los pobres la décima parte, sino todo lo superfluo, según aquel texto de Lc 22,41: Lo que os sobra, dadlo como limosna. Incluso los mismos diezmos que se dan a los ministros deben ellos distribuirlos, poniéndolos al servicio de los pobres" (Suma Teológica, II-II, 87, 1, ad. 4).

Y el liberal no puede excusarse con que el Señor manda a dar limosna y que ésta es voluntaria; porque el Señor habla de una obligación moral, y ya hemos establecido que la ley humana puede obligar a actuar bien, o prescribir actos virtuosos.


Respondo:  El factor más importante para aliviar la angustia de los empobrecidos no es la caridad o la ayuda gubernamental, sino el libre mercado bajo el imperio de la ley.


Respuesta: Comete una falacia de falsa dicotomía, en donde la ayuda gubernamental y el mercado son dos cosas opuestas como agua y aceite.

La doctrina católica enseña que AMBOS son necesarios, no se puede prescindir de uno. Y por tal motivo se opone a la completa libertad de mercado que proponen los liberales, al querer excluir la interferencia del gobierno en la economía.


Además, contrariamente a lo que dice el liberal, Juan Pablo II enseña que el libre mercado no basta:

"Da la impresión de que, tanto a nivel de naciones, como de relaciones internacionales, el libre mercado es el instrumento más eficaz para colocar los recursos y responder eficazmente a las necesidades. Sin embargo, esto vale sólo para aquellas necesidades que son «solventables», con poder adquisitivo, y para aquellos recursos que son «vendibles», esto es, capaces de alcanzar un precio conveniente. Pero existen numerosas necesidades humanas que no tienen salida en el mercado" (Centesimus Annus, n. 34).


Respuesta a la objeción 1: El cardenal Maradiaga sufre de la falacia económica de “quién construirá los caminos” en la que piensa que, dado que los gobiernos brindan ayuda a los pobres y redistribuyen la riqueza, el gobierno es la única entidad que puede hacer tales cosas.

Primero, como funcionario de la Iglesia, debería saber mejor que las instituciones privadas son mucho más eficientes y efectivas para ayudar a los pobres que el gobierno. Las organizaciones benéficas realmente ayudan a las personas, pero los programas gubernamentales tienden a perpetuar los problemas que se proponen solucionar. En segundo lugar, ningún sistema económico en la historia de la Tierra ha sido mejor para redistribuir la riqueza de los que tienen a los necesitados que el libre mercado. Miles de millones de personas que toman exponencialmente más decisiones siempre serán mejores en la asignación de riqueza que un puñado de planificadores centrales.

Y esto se muestra en la experiencia del mundo real. El sistema de libre mercado, basado en principios libertarios, ha llevado al mayor aumento de riqueza que el mundo jamás haya visto y el libre mercado ha sacado de la pobreza a más personas que cualquier otro sistema económico en la historia de la humanidad.

 

Respuesta: Nadie propone que el gobierno es la única institución capaz de ayudar a los pobres y redistribuir la riqueza (por lo que ya hay una falacia del hombre de paja), sino que ES uno de ellos; y uno válido. Contrario a lo que dicen los liberales, que quieren reducir al Estado al mero papel de guardiar de los derechos negativos.

Después, no es una cuestión de quién es mejor a quién. Solamente vuelve a repetir la falsa dicotomía entre privado y público. No hay ninguna eficiencia mayor que sea intrínseca a las entiddes privadas; ni una ineficiencia intrínseca a las instituciones públicas. Además de ser esa una afirmación ideológica, que no puede ser ni necesaria ni universal; y por tanto, entran en juego muchos más factores que meramente lo público o privado. Y como tal, que las entidades públicas sean peor y las privadas mejor es solo algo accidental, no esencial. 

Y por otro lado, la idea de que ha sido el libre mercado el que ha sacado al mundo de la pobreza es una idea que existe solamente en las mentes liberales. Porque en la realidad de los hechos hubo intervención el Estado, con medidas como subvenciones, proteccionismo económico, impuestos, redistribución de la riqueza y gasto público, para garantizar precisamente los derechos positivos a los cuales estos liberales se oponen. 


Respuesta a la objeción 2: Si el objetivo es proteger y alentar a la familia, nada es peor que el bienestar del gobierno. En un estudio publicado en Focus , Erol Ricketts descubrió que las familias negras tenían tasas de matrimonio más altas que las blancas entre 1890 y 1950 en los Estados Unidos, disipando la teoría de que los efectos duraderos de la esclavitud condujeron a una alta maternidad soltera entre los negros. Lo que provocó el cambio fueron los incentivos perversos provocados por los programas de bienestar social de la Gran Sociedad. Como suele ser el caso, cada vez que el gobierno intenta ayudar a las personas traspasando su papel legítimo, en realidad las perjudica.


Respuesta: Primero, es evidente que contrarían el Magisterio de la Iglesia, porque están contradiciendo a Pío XI quien explícitamente escribe que es una tarea del Estado el aliviar la pobreza, mientras que el liberal dice que el Estado se extralimita en su papel legítimo cuando hace ello.

Y segundo, no puede , de un hecho particular (el caso del estudio de Focus), querer establecer un juicio universal y necesario. El fracaso de una medida gubernamental no hace, per se, que toda medida gubernamental eventualmente lo vaya a ser. Ese no es un juicio que se desprenda de la experiencia. Eso sería tan falaz como querer decir que las empresas privadas no pueden garantizar la justicia porque tal o cual empresa ha cometido injusticia.

 

Artículo 5: Si uno puede ser obligado a ser bueno

Objeciones por las que parece que es nuestro deber obligar a las personas a ser buenas. Si las personas no están siendo buenas cristianas de buena gana, debemos obligarlas a que lo sean.

Al contrario: un buen acto es amoral si es coaccionado.

 

Respondo: ¿Verdad que ya se vio que es una afirmación gratuita y que contradice a Santo Tomás?

 

Respondo: si alguien te pone un arma en la cabeza y te dice que le des un dólar a un vagabundo, ¿has hecho un bien moral? No. De manera similar, si el gobierno te cobra por amenaza de violencia y usa ese dinero para algún supuesto bien, tampoco estás haciendo un acto bueno o moral. Lo mismo ocurre a la inversa: tomar el dinero de otra persona y dárselo a los pobres no es un acto moral. No hay benevolencia en regalar el dinero de otra persona. De manera similar, no se puede obligar a alguien a tener pensamientos caritativos o amar a su prójimo oa Dios. El papel del gobierno termina en prevenir el daño a los derechos negativos de uno, no en promover el bien.

 

Respuesta: Aquí simplemente se vuelve a la falacia de falsa analogía de equiparar a la persona particular con la autoridad pública. Y Santo Tomás de Aquino ya dice que lo que no es lícito a la persona indvidiual, sí es lícito a la autoridad pública.

Por eso, cuando la justicia aplica la pena de muerte no se reputa como homicidio; ni cuando aplica la pena de prisión se reputa como esclavitud o servidumbre.

Del mismo modo, tampoco se reputa como robo cuando el Estado cobra impuestos para solventar sus gastos o impone contribuciones para hacer cumplir a los ciudadanos su deber moral de asistir a los necesitados, porque ya se mostró como Aquino dice que el Estado (o mejor dicho, la ley), manda los actos virtuosos y en ello sí puede obligar a hacer el bien.

En definitiva, a los liberales no les importa Santo Tomás ni el Magisterio de la Iglesia, sino solo defender su ideología, y tomar solo lo que les conviene para defenderla; mientras que todo lo demás lo ignoran.

Ya, para eso, que digan sin tapujos que abujan de la fe católica.


La fuerza solo es legítima en respuesta o prevención de igual cantidad de fuerza. Uno puede legítimamente usar la fuerza para evitar que se haga daño (o en represalia por un daño), pero no puede usar legítimamente la fuerza para promover un bien, como ser amoroso, caritativo o inventivo. Para que uno sea bueno, primero debe desearlo, y no puede desear el bien si el estado lo obliga a hacerlo. 

Un resultado secundario de la coerción del gobierno para promover el bien es el riesgo moral que resulta de una población dependiente. A medida que aumenta el alcance del gobierno, disminuye la responsabilidad personal.

 


Artículo 6: Si toda autoridad proviene de Dios.

Lat Objeciones por las que parece que todo gobierno es instituido por Dios, como dice San Pablo: “Que todos estén sujetos a las autoridades gobernantes; porque no hay autoridad sino de Dios, y las autoridades que existen han sido instituidas por Dios ”. (Romanos 13: 1)

Al contrario: San Pablo aclara: “… Porque los gobernantes no son motivo de temor por el buen comportamiento, sino por el mal”.

 

Respondo: San Pablo no está afirmando que todo gobierno sea instituido por Dios, porque eso conllevaría la inquietante implicación de que Napoleón, Hitler y Stalin fueron instituidos por Dios. Solo se refiere a la autoridad justa como aclara más tarde: "... Porque los gobernantes no son causa de temor por el buen comportamiento, sino por el mal". Napoleón, Hitler y Stalin causaron temor por el buen comportamiento y, por lo tanto, no se incluyeron en la definición de gobernante de San Pablo. Pedro tiene un criterio similar para la autoridad que debemos aceptar: “Por amor al Señor, acepta la autoridad de toda institución humana, ya sea del emperador como supremo, o de gobernadores, como la envió para castigar a los que obran mal y alabar a los que hacen lo correcto ". (Pedro 2: 13-14)

Como dice el Catecismo: “La autoridad no deriva su legitimidad moral de sí misma. No debe comportarse de manera despótica, sino que debe actuar por el bien común como una 'fuerza moral basada en la libertad y el sentido de la responsabilidad' ”(CIC 1902).

 

Artículo 7: Si debemos obedecer al gobierno incondicionalmente.

Objeciones por las que parece que debemos obedecer incondicionalmente a nuestro gobierno, como dice San Pablo, "por tanto, el que resiste a las autoridades se resiste a lo que Dios ha designado, y los que resistan incurrirán en juicio".

Al contrario: El Catecismo aclara que, “La autoridad se ejerce legítimamente sólo cuando busca el bien común del grupo en cuestión y si emplea medios moralmente lícitos para alcanzarlo. Si los gobernantes promulgaran leyes injustas o tomaran medidas contrarias al orden moral, tales arreglos no serían obligatorios en conciencia. En tal caso, "la autoridad se derrumba por completo y da como resultado un abuso vergonzoso". (CCC 1903)

 

Respondo: Si bien la autoridad puede ser designada por Dios, la razón justa exige que solo se obedezca a la autoridad legítima, es decir, la autoridad justa. El Catecismo dice: “El ciudadano está obligado en conciencia a no seguir las directivas de las autoridades civiles cuando sean contrarias a las exigencias del orden moral, a los derechos fundamentales de las personas oa las enseñanzas del Evangelio. Rechazar la obediencia a las autoridades civiles, cuando sus exigencias son contrarias a las de una conciencia recta, encuentra su justificación en la distinción entre servir a Dios y servir a la comunidad política. "Dad, pues, al César lo que es del César, ya Dios lo que es de Dios". "Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres". (CCC 2242)

 

El Dr. Martin Luther King Jr. escribió en su carta desde una cárcel de Birmingham : “ Uno tiene no solo la responsabilidad legal sino también moral de obedecer leyes justas. A la inversa, uno tiene la responsabilidad moral de desobedecer las leyes injustas. Como escribió Agustín, “Una ley injusta no es ley en absoluto”, de manera similar, un gobierno injusto no es gobierno en absoluto. Tenemos la obligación moral de desobedecer a los gobernantes injustos.


Artículo 8: Si los seres humanos tienen derechos.

Objeciones por las que parece que la noción de derechos es una invención moderna concebida para alejarse del objetivo del bien común. Los humanos no tenemos derechos.

Por el contrario: Santo Tomás de Aquino dice, “… la justicia tiene su propio objeto propio especial por encima de las otras virtudes, y este objeto se llama el justo, que es lo mismo que 'derecho'” ( ST II-II Q .57 )

Respondo: Thomas Jefferson tenía razón cuando escribió que estamos “dotados por [nuestro] Creador de ciertos Derechos inalienables, que entre ellos están la Vida, la Libertad y la búsqueda de la Felicidad”. Y tenemos estos derechos ya sea que nuestros soberanos los reconozcan o no. Como dice Santo Tomás de Aquino, “Ahora bien, una cosa puede ajustarse a un hombre de dos maneras: primero por su propia naturaleza, como cuando un hombre da tanto que puede recibir el mismo valor a cambio, y esto se llama 'derecho natural'. Esto se contrasta con el 'derecho positivo' que es decretado por el príncipe o soberano ". Nadie puede quitarte tus derechos naturales, pero pueden hacerte un gran daño haciéndote pensar que pueden.

 Estas tres cuestiones notenían nada para responder. Pero para que se veacómo en estassí citan el Magisterio o a Santo Tomás para fundamentarse, y en las otras no.


Artículo 9: Si el gobierno debería cobrar impuestos a sus ciudadanos.

Objeción 1: El Catecismo dice: “La sumisión a la autoridad y la corresponsabilidad por el bien común hacen moralmente obligatorio pagar impuestos…” (CCC 2240) para que los gobiernos tengan la autoridad de gravar a sus ciudadanos por el bien común.

 

Objeción 2: San Pablo dice: "Por eso también pagas impuestos, porque las autoridades son ministros de Dios y se dedican a esto mismo". (Romanos 13: 5-7) Dado que las autoridades son ministros de Dios, tenemos la obligación de seguir su orden.

3. Incluso Jesús dijo: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". ¿Y qué hay en el billete de un dólar? Es el billete de la Reserva Federal de los Estados Unidos, les pertenece.

 

Al contrario: Dios dijo a través de Moisés el Séptimo Mandamiento: "No robarás", y San Agustín declaró: "Una ley injusta no es ley en absoluto".

 

Respondo: El robo está proscrito en los Diez Mandamientos como uno de los fundamentos centrales del cristianismo. Y un acto que es malo si lo comete un individuo no se vuelve bueno de repente cuando lo hace un grupo de personas. Un matón que te quita dinero no es moral solo porque la mayoría de la comunidad votó por él para que te quitara dinero o porque le da parte del dinero a niños hambrientos. Robo es hurto sin importar quién lo cometa. Agustín sabía que los gobiernos son ladrones cuando preguntó, “… ¿qué son reinos sino grandes robos? Porque, ¿qué son los robos en sí mismos, sino pequeños reinos? "

 

Respondo: Comete una falacia de falsa analogía al homologar a la persona individual con las personas, o conjunto de personas, investidas de autoridad civil.

Si se basaran en lo que dice Santo Tomás sabrían que él considera ilícito el ejercer justicia por mano propia y matar a alguien por venganza. Sin embargo, el mismo Santo Tomás dice que la autoridad civil tiene potestad para aplicar justicia y castigos como la pena capital.

Por tanto, es falaz comparar al gobierno con un grupo de matones. El gobierno tiene autoridad civil para conducir a la sociedad a su fin; un grupo de matones, no. De eso se sigue que el gobierno puede, lícitamente, cobrar impuestos si fuese necesario –y eso no es considerado a robo-, como dice Santo Tomás de Aquino cuando habla de los diezmos:

“En efecto, la razón natural dicta que el pueblo provea de lo necesario a los ministros encargados para bien del mismo del culto divino; al igual que debe sostener a su costa a quienes cuidan del bien común, como son los príncipes, los soldados y cualesquiera otros” (Suma Teológica, II-II, 87, 1, resp.).

Lo mismo dice el Apóstol San Pablo, como se cita en la objeción 2 que tratará de “refutar” el libertario.

 

A la objeción: 1. Así como es una obligación moral seguir las leyes de su comunidad (siempre y cuando no se esté pecando o cooperando con el mal) en aras del orden, es una obligación moral pagar impuestos a pesar del hecho. que es robo. Comparo los impuestos con una bofetada financiera en mi mejilla. “Pero yo les digo, no resistan al malvado; pero al que te dé una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra ”. (Mt. 5, 39) El Catecismo también dice “ cualquier forma de tomar y guardar injustamente la propiedad de otros está en contra del séptimo mandamiento”(CCC 2409) pero eso plantea la pregunta en cuestión: ¿son los impuestos justos? Dado que los impuestos son la apropiación involuntaria de riqueza, no pueden ser justos. El Catecismo también dice que es una obligación moral pagar impuestos, pero un acto no puede ser moral si no es una elección libre, libre de coerción por amenaza de violencia o muerte como en los impuestos. Por lo tanto, la CCC 2240 solo debe aplicarse a impuestos justos, impuestos voluntarios, que no existen, al menos en el gobierno de los Estados Unidos.

 

Respondo:

En ningún momento se habla de pagar impuestos “en aras del orden”. Eso, cuando mucho, a los impuestos injustos. Pero no quita que haya impuestos justos que haya que pagar en conciencia.

Ahora, la idea de que los impuestos justos son solamente aquellos que son voluntarios no es algo que se derive de la Doctrina Católica, sino un malabarismo del liberal para sostener su postura.

Es completamente falso que no hay obligación moral si no hay elección libre, sin coerción o amenaza. Esa es una absurdez que ignora completamente la doctrina católica. El mismo Santo Tomás dice que se puede OBLIGAR a hacer el bien; y que existe obligación moral de sustentar a los que garantizar el bien común (cosa que se hace con impuestos). Es decir, se puede coaccionar. Por tanto, lo que dice el liberal carece de sustento.

 

 

A la objeción 2: El problema aquí es sacar una cita de la Biblia sin usar la razón ni considerar el contexto para justificar una ideología. Uno podría justificar cada acto vil de la humanidad haciendo eso. Después de todo, Pablo les dice a los efesios: "Esclavos, obedezcan a sus amos terrenales con temor y temblor". ¿Significa eso que la esclavitud está justificada? No, así como la esclavitud se aceptaba como norma en la época de Pablo, ahora se aceptan impuestos. Eso no los hace justos.

 

Respondo: Lo único que hace es apelar al “contexto” de tiempos de San Pablo, sin explicar por qué lo que dice es errado, ni fundamenta su postura en el Magisterio de la Iglesia.

En la objeción 1 precisamente se mostró cómo la Iglesia TODAVÍA sigue enseñando lo mismo: es lícito cobrar impuestos y hay obligación de pagarlos; y la respuesta liberal es completamente floja, por lo que el argumento sigue en pie. Entonces no se puede apelar al “contexto” de tiempos de San Pablo.


 

Respuesta a la objeción 3: “Dar al César” se ha convertido en un cliché utilizado para justificar los impuestos, pero el argumento no defiende explícitamente los impuestos. TLos fariseos estaban tratando de atrapar a Jesús cuando le preguntaron si debían pagar impuestos, lo que lo obligó a respaldar los impuestos romanos y, por lo tanto, hacer que perdiera el apoyo y ser considerado un colaborador o un traidor, o reprender explícitamente a la autoridad romana y, por lo tanto, ponerlo para el castigo por sedición. En cambio, los llamó: "¿Por qué estás tratando de atraparme?" y los burló con una respuesta intencionalmente ambigua, devolviéndoles la pregunta. “Dad a César” plantea la pregunta de qué es justamente del César. Por supuesto, se podría responder correctamente a la pregunta de que César es dueño del dinero, así que devuélvaselo. Del mismo modo, la Reserva Federal es propietaria del dólar estadounidense, así que devuélvaselo. Pero, ¿son dueños de tu tiempo o de tu vida? ¿Son dueños de su propiedad o incluso de un porcentaje de ella? No.Déjelos tener su moneda y permítanos quedarnos con la propiedad que es legítimamente nuestra.

 

Este argumento es completamente irrelevante.

 

Artículo 10: Si el socialismo es compatible con el catolicismo.

Objeción 1: El socialismo es un “ sistema de organización social que aboga por la investidura de la propiedad y el control de los medios de producción y distribución, del capital, la tierra, etc., en la comunidad en su conjunto”. Esta parece ser la mejor manera de garantizar que se mantenga la justicia social y fiscal.

 

Objeción 2: Parece que para que una sociedad funcione de manera eficiente, debe estar controlada por una autoridad centralizada.

Por el contrario: San Papa Juan Pablo II dijo: “La experiencia histórica de los países socialistas ha demostrado tristemente que el colectivismo no acaba con la alienación sino que la aumenta, añadiéndole falta de necesidades básicas e ineficiencia económica”.

Respondo: Si bien la autoridad centralizada puede parecer una forma fácil de solucionar los problemas de la sociedad, el socialismo no es compatible con el catolicismo porque requiere coerción y una violación del libre albedrío y no hace nada para promover la prosperidad de las personas bajo su control.

 

Respuesta a la objeción 1: Es reconfortante pensar en una comunidad entera que posee algo, pero la experiencia nos ha demostrado que este modelo económico es insostenible y conduce a la ruina económica, como vimos durante más de un siglo en la Unión Soviética o durante un par de años en Venezuela. Como escribió el Papa León XIII en la Rerum Novarum , “está claro que el principio principal del socialismo, la comunidad de bienes, debe ser rechazado por completo, ya que solo daña a aquellos a quienes parece destinado a beneficiar, es directamente contrario a los derechos naturales de los ciudadanos. humanidad, e introduciría confusión y desorden en el bien común. El primer y más fundamental principio, por lo tanto, si uno quiere comprometerse a aliviar la condición de las masas, debe ser la inviolabilidad de la propiedad privada ”.

 

A la objeción 2: Si bien San Pablo alaba la autoridad, está claro que el abuso de autoridad puede conducir a la tiranía y, como dice el Catecismo ( CCC 1883 ), “ La intervención excesiva del Estado puede amenazar la libertad y la iniciativa personal. La alternativa a una jerarquía de arriba hacia abajo es el sistema autárquico de subsidiariedad, según el cual “una comunidad de orden superior no debe interferir en la vida interna de una comunidad de orden inferior, privando a esta última de sus funciones, sino que debe apoyarlo en caso de necesidad y ayudar a coordinar su actividad con las actividades del resto de la sociedad, siempre con miras al bien común ”.

El principio de subsidiariedad se opone a todas las formas de colectivismo. Establece límites para la intervención estatal. Tiene como objetivo armonizar las relaciones entre individuos y sociedades. Tiende al establecimiento de un verdadero orden internacional.

CCC 1885

Quienes decimos que el Catolicismo es incompatible con el liberalismo no decimos que, en cambio, sea compatible con el socialismo.

El punto no es la compatibilidad con el socialsimo, sino precisamente los problemas intrínsecos del liberalismo. Por lo que este punto es irrelevante.

 

Artículo 11: Si el catolicismo es compatible con el libertarismo.

Objeción 1: Parece que un libertario no puede ser católico, ya que la Iglesia católica ha sido durante mucho tiempo la fuente de la jerarquía, la monarquía y la persecución, por lo que los libertarios no pueden apoyarla con buena conciencia.

 

Objeción 2: Los libertarios apoyan la separación de la iglesia y el estado y, por lo tanto, no pueden afiliarse a él en ninguna capacidad oficial.

 

Al contrario: para que una sociedad libre prospere, debe basarse en la moral.

 

Respondo: El libertarianismo no es una condición de no gobierno (anarquía), sino de autogobierno (autarquía). El autogobierno se basa en la responsabilidad personal y debe haber algún fundamento para esa responsabilidad personal. La Iglesia es el mejor fundamento para esa responsabilidad personal. Si bien un gobierno legítimo no hace cumplir toda la moralidad, su papel legítimo es hacer cumplir la moral común básica protegiendo los derechos negativos de los ciudadanos.

 

Respondo: Pero no demuestra lo que enuncia.

No demuestra, con Magisterio católico en mano, que la autoridad civil deba limitarse a proteger los derechos negativos de las personas. De hecho, explícitamente se ha contrariado el Magisterio en la cuestión de los impuestos, y se ha ignorado completamente a Santo Tomás.

No se ha citado ni una sola vez el Catecismo o alguna encíclica o documento conciliar que fundamente que la Iglesia defiende esa concepción del Estado.

Literalmente, la Iglesia tiene un documento (Immortale Dei, sobre la Constitución cristiana del Estado) que condena esa visión liberal sobre el gobierno.

 

 

A las objeciones: 1. La Iglesia ha dejado de ejercer su función política y ya no persigue a los herejes ni a los infieles.

 

Respondo: Pero la Iglesia no ha dejado de enseñar las obligaciones del Estado para con la verdadera religión (Immortale Dei, n. 3; Dignitatis Humanae, n. 1; CDC n. 2105), que son precisamente la que los liberales niegan.

 

A la objeción 2: La Iglesia y sus practicantes están comenzando a ser perseguidos por el Estado secular, por lo que ven el valor de limitar el alcance del gobierno. La única manera de vivir una vida virtuosa y productiva en estos días es sacar al gobierno del camino.

 

Respondo: Pero el Estado secular es lo que los liberales defienden, como dice Ludwig Von Mises. Y es lo que los liberales se han empeñado en instaurar siguiendo el principio de no agresión.

 

 

Artículo 12: Si el libertarismo puede distinguirse del liberalismo moderno y el libertinaje.

Objeción 1: Parece que el libertarismo es descendiente del liberalismo de la Ilustración, que sostiene que la libertad es el fin más alto y que los individuos deberían poder hacer lo que consideren oportuno independientemente de los dictados morales.

Objeción 2: Los libertarios promueven la libertad personal para incluir el uso de drogas, la licencia sexual, la automutilación, el suicidio y el aborto, que la Iglesia condena rotundamente.

 

Por el contrario: el libertarianismo no es más que el Principio de No Agresión (NAP) y no promueve ningún comportamiento positivo de una forma u otra.

 

 

Respondo: El libertarianismo se basa en las libertades negativas, es decir, la libertad de no dañar la vida, la libertad y la propiedad. No se suscribe a ninguna libertad positiva, es decir, la libertad de hacer algo positivamente. Como tal, el libertarismo no promueve el libertinaje que la Iglesia considera pecaminoso.

 

Respondo: Sí lo promueve, en tanto y en cuanto considera que el Estado no tiene autoridad para reprimir actos malos libertinos, pudiendo solamente dejar que se expandan entre la población; contrariando a la doctrina católica, que dice que el Estado sí tiene esa autoridad.

 

 

Respuesta a la objeción 1: Un error común es que el libertarismo es el engendro de la Ilustración y descendiente del reinado jacobino del terror. Pero la Ilustración tuvo dos tendencias, Lockean, que condujo al liberalismo / libertarismo clásico y Rousseauean, que condujo a todos los desastres comunistas del siglo XX y al neoliberalismo moderno. Sólo la cepa lockeana se mantuvo fiel a la filosofía de los escolásticos con respecto a los derechos negativos y la ley natural.

 

Respondo: Esto es gracioso, porque ya se ha visto cómo los que han escrito este artículo se oponen groseramente a lo que decía Santo Tomás y los exponentes de la Escuela de Salamanca, contrariamente a lo que quieren hacer creer aquí, de que la línea lockeana se mantuvo fiel a la escolástica.

Así podemos ver cómo los liberales se oponen explícitamente a lo enseñado por los exponentes de Salamanca:

La liberta puede ser de muchas clases: de la servidumbre del pecado, de la servidumbre del temor,  del reato de la pena y de cualquier mal, de la obligación de la ley, y en general de cualquier cosas; de entre todos estos sentidos los herejes eligen este último. Ahora bien, yo por mi parte digo que la libertad cristiana no se toma en este sentido sino en alguno de los otros” 

-Francisco Suárez, Tractus de legibus ac Deo Legislatore, I, XIX, 22.


“Nunca, ni en los años de escasez, deja la tierra de dar frutos para todos, y no habría miseria si las reservas de trigo y dinero acumulados por los poderosos se entregaran en beneficio común y alimento de los pobres. Así lo quiere Dios y lo sancionan sus leyes”.

-Juan de Mariana.


Impónganse solo módicos tributos sobre los artículos de primera necesidad, el vino, el trigo, la carne, los vestidos de lana y lino, principalmente cuando no haya en ellos una delicadeza extrema; grávese, por lo contrario, con lo que en esto se disminuya los artículos de puro recreo y lujo, los aromas, el azúcar, la seda, el vino generoso, la carne de pluma y otros muchos que, lejos de ser necesarios para la vida, no hacen más que afeminar los cuerpos y corromper los ánimos. Favoreceríase así a los pobres, de que hay en España tan gran número, se pondría freno al desenfrenado lujo de los ricos, se evitaría que disipasen sus tesoros en los placeres de la mesa, y ya que esto no se alcanzase, se haría redundar cuando menos su locura en favor de la república. No se estrujaría así a los pobres dando con esto pie a nuevos y graves trastornos, ni se permitiría que aumentasen excesivamente su poder y riquezas los que ya están opulentos”.

-Juan de Mariana.De rege et regis institutione, III, VII.


“No admitas otra religión que la cristiana, ni permitas que la adopte ninguno de tus ciudadanos”

-Juan de Mariana


"Mas sobre todo, donde quiero que esto se observe con especialidad, es con los vestidos que

vienen de otros reinos, los que no deben venderse sin imponerles un grande tributo".

-Juan de Mariana.De rege et regis institutione, III, VII.


Suelen mercaderes codiciosos aumentar el precio de los objetos valiéndose de malas mañas y vendiendo una cosa cien veces en el mismo punto; mas esto es también preciso prohibirlo por medio de una ley, pues no es justo que por la desenfrenada ambición de unos pocos deban pagar muchos con usura objetos que son indispensables”.

-Juan de Mariana


Si piensan que a ellos [a los gobernantes] les es lícito y que pueden dar preceptos contrarios a la religión verdadera son herejes o ciertamente ateos, pues quien cree que existe Dios no puede menos de creer que sus preceptos deben ser antepuestos a los mandatos de los hombres, siendo como es la jurisdicción de Dios muy superior"

-Francisco de Suárez, Tractus de legibus ac Deo Legislatore, III, XII, 5.


"Por lo cual el primer objeto debe ser amparar la indigencia y aliviar al pueblo. Si se obligase a los ricos a repartir equitativamente las riquezas que acumularon, en este caso participarán todos de ellas y nunca habría escasez del pan que nace para todos" 

-Juan de Mariana,  De rege et regis institutione, III, XIV.





Pero aparte de ello, es cierto lo que dicen: los viejos liberales no tienen nada que ver con los liberales modernos.

Pero resulta que los que han escrito este artículo son liberales modernos. Son hijos de Rousseau y von Mises, que excluyen la religión de la política; tal como el liberalismo condenado por la Iglesia.

Liberales viejos fueron, por lo menos en el ámbito hispanoamericano, personas como José María Morelos, Agustín de Iturbide, Mariano Moreno, Manuel Belgrano, José Ignacio Gorriti, José de San Martín o Simón Bolívar. Pero su liberalismo no tiene nada que ver con el liberalismo de los libertarios de este artículo. Pues ellos no limitaban la acción del gobierno a defender los derechos negativos; y no proponían tampoco la neutralidad del Estado en materia religiosa; ni consideraban los impuestos intrínsecamente injustos.

 

Así, ninguno de ellos limitó la autoridad del Estado a los defender “derechos negativos”; sino que defendían los derechos de la Iglesia o limitaron las libertades.

Ahí, José de San Martín, en el Estatuto Provisional del Perú de 1821, establece que es deber del Gobierno mantener y conservar la Religión; y establece castigar a aquellos que ataquen los dogmas o principios de la Religión.

Mariano Moreno, al defender la libertad de imprenta, pone como límite también el ataque a la Religión.

Según los liberales del artículo, San Martín y Moreno estarían violando el principio de no agresión.

 

Respuesta a la objeción 2: El liberalismo clásico se construyó sobre las mismas libertades negativas que el libertarismo. Desde entonces, el liberalismo se ha desviado de esa base para incluir muchas libertades positivas como la atención médica, el empleo y el servicio. Esto ha significado que el liberalismo moderno se opone en realidad al liberalismo clásico y al libertarismo en el sentido de que el gobierno obliga a sus ciudadanos a pagar y suministrar los servicios y bienes que comprenden las libertades positivas.

 

Respondo:

Pero no están respondiendo la cuestión. La están evadiendo.

El liberalismo efectivamente se ha encargado de establecer leyes que faciliten la realización de actos malos, basado simplemente en el supuesto de que el Gobierno está para defender las libertades. De ahí se derivan leyes como las libertades de prensa y culto; el divorcio, segundas nupcias, educación laica o matrimonio civil. Sin olvidar la aconfesionalidad de Estado y la igualdad jurídica de todas las religiones.

Y las actuales leyes o permisiones de aborto, matrimonio homosexual, identidad sexual, cambio de sexo y eutanasia solamente han podido ser aceptadas socialmente gracias a ese liberalismo clásico que se quiere hacer pasar por bondadoso.

 

 

Artículo 13: Si tenemos derecho a la propiedad privada.

Objeciones por las que parece que no tenemos derecho a la propiedad, como escribió el Papa San Gregorio Magno: “Porque, cuando administramos a los indigentes artículos de primera necesidad, no les damos los nuestros, sino que les damos lo que es suyo; preferimos pagar una deuda de justicia que realizar obras de misericordia ". (Libro de Reglas Pastorales III, Capítulo 21)

Al contrario: aunque tenemos el deber de ayudar a los necesitados, mantenemos el derecho a la propiedad privada. Como escribió el Papa León XIII, "El primer y más fundamental principio, por lo tanto, si uno quiere comprometerse a aliviar la condición de las masas, debe ser la inviolabilidad de la propiedad privada".

Respondo: El derecho a la propiedad privada es esencial para una sociedad estable y próspera y el Catecismo lo reconoce: “El derecho a la propiedad privada, adquirida o recibida de manera justa, no elimina el don original de la tierra para toda la humanidad. El destino universal de los bienes sigue siendo primordial, incluso si la promoción del bien común requiere el respeto del derecho a la propiedad privada y su ejercicio ”. (CCC 2403) También tenemos el deber de ayudar a los necesitados, pero este deber no puede ser medido por el hombre y esa es una pista de que no es el mismo tipo de derecho. Un pobre no está justificado en tomar lo que tiene el rico por la fuerza y, si se le niega, matar al rico.

A la objeción 1: Si bien el punto de vista de San Gregorio puede motivar a algunos a hacer lo correcto, no es técnicamente correcto, como dice el Papa León XIII, “[asmgiving] es un deber, no de justicia (salvo en casos extremos), sino de cristiano caridad - un deber que no se impone por la ley humana ". (Rerum Novarum) Los derechos positivos son de la economía divina. Debemos dejar que Dios juzgue si alguien ayudó a su vecino o no y dejar al gobierno fuera de él. Como dijo Crisóstomo: “¿Deberíamos exigir que los soldados vengan y se apoderen del oro del rico y lo distribuyan entre sus vecinos desamparados? La igualdad impuesta por la fuerza no lograría nada y haría mucho daño ”. (Sobre vivir simplemente)


Y esta cuestión es irrelevante

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