Existen liberales que se empeñan en sostener que el catolicismo es compatible con el liberalismo. Pues bien, vamos a responderles. Responderé a los argumentos liberales sacados de aquí:
https://thelibertariancatholic.com/summa-of-the-libertarian-catholic/
Antes de empezar, es
de resaltar cómo los liberales no presentan citas magisteriales o de doctores
de la Iglesia para apoyar su postura en aquellas cuestiones que para nosotros,
católicos, son relevantes.
Simplemente ponen esas
citas en cuestiones nada controversiales y que nada discute.
Por ejemplo, en el artículo 6, sobre si todo gobierno constituído de facto es legítimo y deriva su autoridad de Dios; en el artículo 7, sobre si debemos obedecer al gobierno incondicionalmente; en el artículo 8, sobre si los seres humanos tienen derechos; en el artículo 10, sobre el catolicismo es compatible con el socialismo; y en el artículo 13, sobre si existe el derecho a la propiedad.
En estos artículos no hay nada de problemático y son las únicas veces en que citan el Magisterio para apoyar su punto. Y lo citan lí correctamente. Pero en los demás puntos, que son los relevantes, simplemente no lo hacen, por algo evidente: el catolicismo condena el liberalismo y no pueden encontrar en el magisterio apoyo a su ideología libertaria.
Dicho esto, paso a responder. El texto del artículo estará en negro. Mis respuestas estarán en rojo:
Artículo 1: Si el libertarismo es compatible con el catolicismo.
Objeción 1: Parecería que el
papel de la Iglesia es convertir a la gente y que el gobierno es un medio
legítimo para ese fin, por lo tanto, los principios libertarios de limitar el
gobierno a la defensa de los Derechos Naturales van en contra de la Gran
Comisión.
Objeción
2: Hay
un mundo de diferencia entre "la carga fiscal debe reducirse para promover
el crecimiento económico" y el libertario, "los impuestos son un
robo". Hay lugar para lo primero en el catolicismo, pero no para lo
segundo.
Por el contrario: El Catecismo
dice: “La diversidad de regímenes políticos es moralmente aceptable, siempre
que sirvan al bien legítimo de las comunidades que los adoptan”.
Respondo: La Iglesia
católica no respalda ni excluye una ideología política sobre la otra. Su
único objetivo es el beneficio de la humanidad. El Catecismo establece que
los regímenes deben estar en concordancia con "... la ley natural, el
orden público y los derechos fundamentales de las personas ..." Como
veremos aquí, el libertarismo puede ser el único sistema político que realmente
satisface todos estos requisitos.
Respuesta: La Iglesia Católica sí excluye ideologías
políticas. Entre ellas, el comunismo. O el liberalismo que aquí se busca
defender. Ciertamente, el Catecismo dice que los regímenes deben estar en
concordancia con la ley natural, el orden público y los derechos fundamentales
de la persona. Pero también dice que el bien común que se debe garantizar y la
moral en que se deben basar no pueden ser meramente naturalistas ignorando todo
influyo sobrenatural; ni puede negar el carácter divino de la Religión Católica
y sus derechos. Pero eso es precisamente el liberalismo, como dice Ludwig Von
Mises en “La Acción Humana” cuando habla de liberalismo y religión: “En este
sentido podemos calificar al liberalismo de indiferente o agnóstico (…) Los
liberales rechazan resueltamente todo
sistema teocrático, pero nada tienen que oponer a las creencias religiosas
mientras éstas no interfieran en los
asuntos sociales, políticos y económicos”.
Y eso
es lo que entiende la Iglesia por “Liberalismo” cuando lo condena:
“No faltaron Estados que creyeron poder pasarse sin Dios, y pusieron su
religión en la impiedad y en el desprecio de Dios” (Pío XI, Quas Primas n. 23).
A ese liberalismo neutral en materia
religiosa, se opone la doctrina católica. He ahí León XIII en Immortale Dei: “es
evidente que el Estado tiene el deber de cumplir por medio del culto público
las numerosas e importantes obligaciones que lo unen con Dios (…) los Estados
no pueden obrar, sin incurrir en pecado, como si Dios no existiese, ni rechazar
la religión como cosa extraña o inútil, ni pueden, por último, elegir
indiferentemente una religión entre tantas” (Immortale Dei, n. 3).
Respuesta
a la objeción 1: De
hecho, tenemos la tarea de difundir el Evangelio, pero el problema cuando se
trata de un gobierno es que no se puede obligar a otro a profesar a
Cristo. La fe es el resultado de la gracia de Dios y del libre
albedrío. Así como Dios nos dio la libertad de pecar, también deben
hacerlo los gobiernos temporales.
Contra-respuesta: Nadie dice que hay que obligar a
convertir; sino fomentar, promover, permitir y defender a la Única Religión
Verdadera, y no ser indiferente a
ella poniéndola jurídicamente en el mismo rango que las demás religiones, lo
cual es lo mismo que el ateísmo. Lo dice León XIII:
“Entre sus principales obligaciones (las del Estado) deben colocar la
obligación de favorecer la religión, defenderla con eficacia, ponerla bajo el
amparo de las leyes, no legislar nada que sea contrario a la incolumidad de
aquélla” (Immortale Dei, n. 3). Luego de afirmar eso, León XIII dice que no se puede forzar a la conversión.
Por lo que el argumento cae en una falacia del hombre de paja.
Respuesta a la objeción 2: Permitir
al gobierno cualquier autoridad fuera de sus límites naturales de protección
contra las infracciones de los derechos naturales es una receta para el
desastre. Como dijo Lord Acton, "el poder corrompe y el poder
absoluto corrompe absolutamente". El gobierno debe cumplir su papel
legítimo y nada más para no caer inevitablemente en la tiranía.
Respuesta: Coincidimos en que el gobierno debe
limitarse a cumplir su papel legítimo. El punto es, justamente, que según la
doctrina católica la autoridad civil no comete injusticia por cobrar impuestos;
contrario a lo que dicen los liberales. Por lo que en realidad no han
respondido la objeción.
Artículo 2: Si el libertarismo tiene sus raíces en la codicia egoísta.
Objeción 1: libertarismo se basa en
el principio erróneo de autonomía, que se manifiesta en la codicia
egoísta. Pertenece a la tradición filosófica de pensadores anticristianos
como Maquiavelo, Nietzsche y Rand.
Al contrario: San Pablo dijo:
"Fue por la libertad que Cristo nos liberó".
Respondo: El libertarianismo, que se
reduce al principio de no agresión (NAP: La iniciación de la fuerza física
contra personas o bienes, la amenaza de tal o el fraude a personas o sus bienes
es inherentemente ilegítimo) se deriva de los escolásticos católicos. , sobre
todo la Escuela de Salamanca , que basó su
teoría económica proto-austriaca en los derechos naturales derivados de las
Escrituras y la teología católica. Pensadores como Francisco de Vitoria,
Domingo de Soto y Francisco Suárez originaron los conceptos modernos de
libertarismo basados en la doctrina moral católica y la teoría de la ley
natural de Santo Tomás de Aquino, que estipula el principio, "no se debe hacer daño a nadie " ( Summa Theologea I-II P. 95), una progresión de la Regla
de Oro, profesada en la Biblia: "Haz a los demás lo que te gustaría que te
hicieran a ti". Lucas 6,31
Respuesta: Precisamente, el principio
liberal de no agresión, como límite a la autoridad civil, es lo que no se basa
en la filosofía cristiana. De ese principio derivan el laicismo de Estado (o
neutralidad del Estado en materia religiosa) y las completas libertades de
culto, expresión, imprenta y acción siempre y cuando no se dañe a terceros (donde "daño a terceros" se dice desde una cosmovisión naturalista, ateniendo solo a la vida temporal e ignorando la vida eterna).
Pero eso no es lo que enseña la Iglesia. Porque
el concepto liberal de “libertad” es completamente distinto al de la doctrina
católica. Esto se expresa con lo que dice León XIII:
“Por consiguiente, en una sociedad humana,
la verdadera libertad no consiste en
hacer el capricho personal de cada uno; esto provocaría una extrema
confusión y una perturbación, que acabarían destruyendo al propio Estado; sino que consiste en que, por medio de las
leyes civiles, pueda cada cual fácilmente vivir según los preceptos de la ley
eterna” (Libertas, n. 7).
Lo primero es la libertad según lo
entienden los liberales. Lo segundo es la libertad según lo entiende la
doctrina católica.
La doctrina católica, contrario a lo que
enseñan los liberales, sí considera que el gobierno tiene autoridad para
limitar la libertad incluso aunque no se dañe a otro en su vida, libertad o
propiedad:
“Pero las
opiniones falsas, máxima dolencia mortal del entendimiento humano, y los vicios corruptores del espíritu y
de la moral pública deben ser reprimidos
por el poder público para impedir su paulatina propagación, dañosa en
extremo para la misma sociedad” (Libertas, n. 18).
“El poder público no puede conceder a la
sociedad esta libertad de enseñanza sin quebrantar sus propios deberes”
(Libertas, n. 19).
“…es totalmente ilícito pedir, defender,
conceder la libertad de pensamiento, de imprenta, de enseñanza, de cultos (…) Porque
si el hombre hubiera recibido realmente estos derechos de la naturaleza,
tendría derecho a rechazar la autoridad de Dios y la libertad humana no podría
ser limitada por ley alguna. Síguese, además, que estas libertades, si existen
causas justas, pueden ser toleradas, pero dentro de ciertos límites para que no
degeneren en un insolente desorden” (Libertas, n. 30).
Artículo 3: Si el gobierno promueve el bien común.
Objeción 1: El libertarismo no puede
ser correcto porque el objetivo de la vida no es estar libre de daño, es hacer
el bien. Así como el propósito del hombre no es simplemente evitar el mal
sino hacer el bien, el propósito del gobierno es mejorar a los hombres
inculcándolos con la virtud.
Objeción 2: Parece que el gobierno es
necesario para promover el bien común, como escribió el Papa Pío XII en Summi Pontificatus , “es la noble prerrogativa y
función del Estado controlar, ayudar y dirigir las actividades privadas e
individuales de la vida nacional que convergen armoniosamente hacia el bien
común ”.
Al contrario: Santo Tomás de Aquino
afirma: “El gobierno humano se deriva del gobierno divino y debe
imitarlo. Ahora bien, aunque Dios es todopoderoso y supremamente bueno, no
obstante permite que se produzcan ciertos males en el universo, que podría
prevenir, no sea que sin ellos se pierdan bienes mayores o sobrevengan males
mayores ”( ST
II-II Q .10 )
Respuesta:
El “contra esto” no tiene nada que ver. La tolerancia de ciertos males en
determinadas circunstancias no implica que la autoridad civil no pueda reprimir
lo que en otro momento solo toleró.
Además de que tolerar el mal no siempre es
beneficioso para la sociedad; puede ser también nocivo. Por eso simplemente hay
“tolerancia” del mal. Se tolera no en tanto y en cuanto el Estado no tiene
autoridad para prohibir el mal, sino en tanto y en cuanto tolerarlo causa menos
mal que prohibirlo.
Respondo: El mínimo absoluto para la
sociedad civilizada es la aceptación de Vulnero
Nemo (no
dañar a nadie) y el único propósito legítimo del gobierno es hacer cumplir este
principio. En otras palabras, el único papel legítimo del gobierno es
proteger a sus ciudadanos del daño a sus derechos negativos. Siempre que
el gobierno se sale de sus límites naturales, necesariamente actúa en contra
del bien común.
Respuesta: ¿Cuál es el apoyo en el
magisterio de la Iglesia, o si se quiere en Santo Tomás, para decir que “el
único propósito legítimo del gobierno es hacer cumplir este principio”? Es una
mera afirmación gratuita que presupone el liberalismo como verdadero en vez de
demostrarlo con base a la doctrina católica, que es ignorada a la hora de “argumentar”.
Contrario a lo que dice el liberal, según
la doctrina católica el fin del gobierno es asegurar el bien común y promover
la virtud de los ciudadanos. Otra vez, León XIII:
“Por tanto, es necesario que el Estado, establecido para el bien de todos, al
asegurar la prosperidad pública, proceda
de tal forma que, lejos de crear obstáculos, dé todas las facilidades posibles a los ciudadanos para el logro de
aquel bien sumo e inconmutable que naturalmente desean. La primera y
principal de todas ellas consiste en procurar una inviolable y santa
observancia de la religión, cuyos deberes unen al hombre con Dios” (Immortale
Dei, n. 3).
Y más adelante: “Por consiguiente, no es lícito publicar y exponer a la
vista de los hombres lo que es contrario
a la virtud y a la verdad, y es mucho menos
lícito favorecer y amparar esas publicaciones y exposiciones con la tutela de las leyes. No hay más
que un camino para llegar al cielo, al que todos tendemos: la vida virtuosa. Por lo cual se
aparta de la norma enseñada por la naturaleza todo Estado que permite una
libertad de pensamiento y de acción que
con sus excesos pueda extraviar impunemente a las inteligencias de la verdad y a las almas de la virtud” (n. 15).
Lo mismo dirá en Libertas:
“Pero, además, los gobernantes tienen, respecto de la sociedad, la obligación estricta de procurarle por medio de una prudente acción legislativa
no sólo la prosperidad y los bienes exteriores, sino también y principalmente los bienes del espíritu.
Ahora bien: en orden al aumento de estos bienes espirituales, nada hay ni puede
haber más adecuado que las leyes establecidas por el mismo Dios. Por esta
razón, los que en el gobierno de Estado
pretenden desentenderse de las leyes divinas desvían el poder político de su
propia institución y del orden impuesto por la misma naturaleza” (Libertas,
n. 14).
Y ya se vio que el concepto de “libertad”
liberal es contrario al católico. Por eso la doctrina católica no acepta el “principio
de no agresión” como límite a la autoridad del gobierno, contrariamente a lo
que sostiene el liberal que ha escrito el artículo.
No hace falta volver a citar a León XIII.
Respuesta a la objeción 1: Es cierto
que la vida no tiene por objeto evitar daños. Estamos llamados a hacer algo más
que no dañar a las personas. Estamos
llamados a hacer el bien y ser proactivos en el amor, pero ese no es el dominio
del gobierno. Una vez que el gobierno intenta hacer valer los derechos
positivos o inicia una guerra preventiva o detiene los crímenes sin víctimas,
está utilizando la fuerza ilegítima. No
se puede obligar a otro a ser bueno y cuando uno intenta hacer el mal para
promover el bien, una contradicción. En la Summa, Aquino dice :
Ahora
bien, la ley humana está formulada para una serie de seres humanos, la mayoría
de los cuales no son perfectos en virtud. Por tanto, las leyes
humanas no prohíben todos los vicios de los que se abstienen los
virtuosos, sino sólo los más graves, de los que la mayoría puede
abstenerse; y principalmente aquellos que perjudican a otros ,
sin cuya prohibición no se podría mantener la sociedad humana: así la ley
humana prohíbe el asesinato, el robo y cosas por el estilo.( ST II-I Q. 96 )
Santo
Tomás de Aquino elabora más tarde, “… en el gobierno humano también, aquellos
que están en autoridad, correctamente toleran ciertos males, no sea que se
pierdan ciertos bienes o se incurra en ciertos males mayores: así dice Agustín
(De Ordine ii, 4):“ Si lo haces lejos de las rameras, el mundo se convulsionará
de lujuria ". Por lo tanto, aunque los incrédulos pecan en sus ritos,
pueden ser tolerados, ya sea por algún bien que se derive de ellos, o por algún
mal evitado ”. ( ST
II-II P. 10 )
Forzar
la teología moral de la Iglesia sobre las personas quita el libre albedrío y
niega cualquier posibilidad de elección moral en la materia. Dios nos dio
libre albedrío; pretendía que lo usáramos.
Respuesta: Dos de las afirmaciones ahí
dichas son rechazadas explícitamente por Santo Tomás. Por lo que no tiene
sentido luego querer citar a Santo Tomás para apoyar su punto (además de que no
tiene nada que ver lo que está ahí diciendo Santo Tomás con lo que proponen los
liberales, como se verá después).
La afirmación de que no es tarea o papel
del gobierno incitarnos o promovernos a hacer el bien, Santo Tomás la rechaza
cuando habla del efecto de la ley:
“El propósito de todo legislador es hacer
buenos a los ciudadanos” (Suma Teológica, I-II, 92, 1, contra esto).
Más adelante, en la respuesta, va a argumentar
precisamente aquello que acaba de enunciar citando a Aristóteles. Dice:
“Resulta, pues, manifiesto que es propio de la ley inducir a los súbditos
a su propia virtud. Por otra parte, la virtud es la que hace bueno a quien
la posee (obj.1). Luego el efecto propio
de la ley es hacer buenos a sus destinatarios, bien en un sentido absoluto,
bien en un sentido meramente relativo”.
También, hablando sobre la ley positiva y
citando a Aristóteles, dice que ley preceptúa actos virtuosos (es decir, busca
hacer buenos a los hombres):
“La
ley prescribe las obras de fortaleza, de templanza y de mansedumbre, y en
general dispone en materia de virtudes
y vicios, preceptuando aquéllas y
prohibiendo éstos” (Suma Teológica, I-II, 96, 3, contra esto).
Luego, la afirmación de que no se puede
obligar a hacer buenos a los hombres, también la rechaza Tomás. Ante la
objeción de que la ley no puede hacer buenos a los hombres porque la virtud
viene de Dios, el Aquinate responde:
“Ya dijimos (q.63 a.2) que hay dos clases
de virtud, la adquirida y la infusa. Para una y otra resulta provechosa la costumbre, aunque de distinta manera, porque respecto
de la adquirida es causa, mientras que, para la infusa, concurre primero como
disposición y, una vez que se la posee, la conserva y desarrolla. Y como la ley se da para dirigir los actos
humanos, cuanto más estos actos contribuyen a la virtud tanto más la ley hace
buenos a los hombres. Por eso dice el Filósofo en II Polit. que los legisladores hacen buenos a los hombres
suscitando costumbres” (Suma Teológica, I-II, 92, 1, res. obj. 1).
Y también, cuando habla de la utilidad de
la ley, Santo Tomás va a responder a la objeción que dice que si se quiere
inducir a alguien a ser bueno es mejor hacerlo voluntariamente que mediante
leyes. Dirá:
“A los hombres bien dispuestos se les
induce más eficazmente a la virtud recurriendo a la libre persuasión que a la
coacción. Pero entre los mal dispuestos hay quienes sólo por la coacción pueden
ser conducidos a la virtud” (Suma Teológica, I-II, 95, 1, res. obj. 1).
Por otro lado, respecto a las citas que se
hacen de Santo Tomás por parte del liberal, simplemente él es el que fuerza al
Santo para acomodarlo a su ideología.
Santo Tomás en ningún momento está
diciendo que la autoridad civil tiene
como límite el principio de no agresión liberal, y que por tanto, las
personas tienen un derecho a realizar el mal moral y la autoridad civil no puede reprimir más actos viciosos que
aquellos que atentan contra la vida, libertad y propiedad. El Santo habla de la
TOLERANCIA de actos malos; una tolerancia que es ACCIDENTAL, no esencial. Es
decir: PUEDEN SER tolerados en una determinada circunstancia si el no hacerlo
causa más mal que bien, pero PUEDEN SER PROHIBIDOS también; la autoridad civil
TIENE potestad para prohibirlos.
Por lo que no tiene nada que ver con lo
que plantean los liberales: una imposibilidad de la autoridad civil para
reprimir actos malos que no atenten contra terceros porque sería extralimitarse
de su potestad.
Así resulta evidente la manipulación que
hacen de las citas.
Respuesta
a la objeción 2: gobierno debe estar ordenado hacia el bien común, pero
siempre que se sale de su único papel
legítimo de proteger contra la violación de los derechos negativos,
necesariamente daña el bien común. Cuanto más el gobierno busca ayudar a la
gente a través de su coerción burocrática, más daña a esas mismas personas.
Vemos esto en todos los lugares en los que se ha probado, desde Alemania del
Este (en contraste con Alemania Occidental), Corea del Norte (en contraste con
Corea del Sur), Venezuela y, en menor medida, en las ciudades de Estados
Unidos. La intención del burócrata puede ser correcta al promover derechos
positivos hacia el bien común, pero tiene el efecto contrario. El Papa Pío XII
incluso reconoce la tendencia de los gobiernos a arruinar las economías en
detrimento del bien común inmediatamente después de su llamado a la
interferencia del gobierno:
Considerar
al Estado como algo último al que todo lo demás debe subordinarse y dirigirse,
no puede dejar de dañar la verdadera y duradera prosperidad de las
naciones. Esto puede ocurrir cuando se le confiere al Estado un dominio
irrestricto por mandato de la nación, del pueblo o incluso de un orden social,
o cuando el Estado se arroga ese dominio a sí mismo como amo absoluto,
despóticamente, sin mandato alguno. Si, en efecto, el Estado reclama y
dirige empresas privadas, estas, regidas como están por delicados y complicados
principios internos que garantizan y aseguran la realización de sus fines
especiales, pueden verse perjudicadas en detrimento del bien público, por ser
arrancados de su entorno natural, es decir, de una acción privada
responsable. - Summi Pontificatus 60
Respuesta:
ya se mostró que es una afirmación gratuita el que la autoridad civil esté
limitado a proteger los derechos negativos.
Lo han
presupuesto, no lo han demostrado. Por tanto, todo lo que sigue carece de
valor. Porque se basa en su ideología liberal y percepciones personales, y no
en el magisterio de la Iglesia.
Y por otro lado, los países que menciona, como Alemania Occidental o Corea del Sur, son países que tienen leyes tremendamente nocivas y liberales, producto de la no interferencia del Estado, que llevó a la irreligiosidad, el agnosticismo y demás barbaridades. Y el enorme daño que ocasiona la indiferencia o inacción del Estado respecto a esto también lo han señalado los Sumos Pontífices, como Pío XI en Ubi Arcano.
Artículo 4: Si el gobierno es necesario para ayudar a los pobres.
Objeción
1: Como dijo el cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga, "la desregulación
libertaria es una gran desventaja para los pobres". La mejor forma de
ayudar a los pobres es mediante la regulación gubernamental.
Objeción
2: En Casti Connubii , Pío XI delinea claramente al Estado como ejecutor de más
que derechos negativos, pero de hecho el Estado en la justicia debe asegurar el
bienestar material de la familia: “ Por tanto, quienes tienen el cuidado
del Estado y de el bien público no puede descuidar las necesidades de las
personas casadas y sus familias, sin causar un gran daño al Estado y al
bienestar común. Por lo tanto, al hacer las leyes y al disponer de los fondos
públicos, deben hacer todo lo posible para aliviar las necesidades de los
pobres, considerando tal tarea como una de sus funciones administrativas más
importantes ”.
Al
contrario: Jesús dijo: "... vende lo que tienes y da el dinero a los
pobres, y tendrás tesoro en el cielo"; no dijo que voten a los
políticos para que tomen el dinero de otras personas para dárselo a los pobres.
Y sobre este diezmo obligatorio, dice Santo Tomás: "en la nueva ley son más cuantiosos, porque el Señor no sólo manda entregar a los pobres la décima parte, sino todo lo superfluo, según aquel texto de Lc 22,41: Lo que os sobra, dadlo como limosna. Incluso los mismos diezmos que se dan a los ministros deben ellos distribuirlos, poniéndolos al servicio de los pobres" (Suma Teológica, II-II, 87, 1, ad. 4).
Y el liberal no puede excusarse con que el Señor manda a dar limosna y que ésta es voluntaria; porque el Señor habla de una obligación moral, y ya hemos establecido que la ley humana puede obligar a actuar bien, o prescribir actos virtuosos.
Respondo: El
factor más importante para aliviar la angustia de los empobrecidos no es la
caridad o la ayuda gubernamental, sino el libre mercado bajo el imperio de la
ley.
Respuesta
a la objeción 1: El cardenal Maradiaga sufre de la falacia
económica de “quién
construirá los caminos” en la que piensa que, dado que los gobiernos
brindan ayuda a los pobres y redistribuyen la riqueza, el gobierno es la única
entidad que puede hacer tales cosas.
Primero,
como funcionario de la Iglesia, debería saber mejor que las instituciones
privadas son mucho más eficientes y efectivas para ayudar a los pobres que el
gobierno. Las organizaciones benéficas realmente ayudan a las personas,
pero los programas gubernamentales tienden a perpetuar los problemas que se
proponen solucionar. En segundo lugar, ningún sistema económico en la
historia de la Tierra ha sido mejor para redistribuir la riqueza de los que
tienen a los necesitados que el libre mercado. Miles de millones de
personas que toman exponencialmente más decisiones siempre serán mejores en la
asignación de riqueza que un puñado de planificadores centrales.
Y esto
se muestra en la experiencia del mundo real. El sistema de libre mercado,
basado en principios libertarios, ha llevado al mayor aumento de riqueza que el
mundo jamás haya visto y el libre mercado ha sacado de la pobreza a más
personas que cualquier otro sistema económico en la historia de la humanidad.
Respuesta
a la objeción 2: Si el objetivo es proteger y alentar a la familia, nada
es peor que el bienestar del gobierno. En un estudio publicado en Focus , Erol Ricketts descubrió que las
familias negras tenían tasas de matrimonio más altas que las blancas entre 1890
y 1950 en los Estados Unidos, disipando la teoría de que los efectos duraderos
de la esclavitud condujeron a una alta maternidad soltera entre los
negros. Lo que provocó el cambio fueron los incentivos perversos
provocados por los programas de bienestar social de la Gran Sociedad. Como
suele ser el caso, cada vez que el gobierno intenta ayudar a las personas
traspasando su papel legítimo, en realidad las perjudica.
Respuesta: Primero, es evidente que contrarían el Magisterio de la Iglesia, porque están contradiciendo a Pío XI quien explícitamente escribe que es una tarea del Estado el aliviar la pobreza, mientras que el liberal dice que el Estado se extralimita en su papel legítimo cuando hace ello.
Y segundo, no puede , de un hecho particular (el caso del estudio de Focus), querer establecer un juicio universal y necesario. El fracaso de una medida gubernamental no hace, per se, que toda medida gubernamental eventualmente lo vaya a ser. Ese no es un juicio que se desprenda de la experiencia. Eso sería tan falaz como querer decir que las empresas privadas no pueden garantizar la justicia porque tal o cual empresa ha cometido injusticia.
Artículo 5: Si uno puede ser obligado a ser bueno
Objeciones
por las que parece que es nuestro deber obligar a las personas a ser
buenas. Si las personas no están siendo buenas cristianas de buena gana,
debemos obligarlas a que lo sean.
Al
contrario: un buen acto es amoral si es coaccionado.
Respondo:
¿Verdad que ya se vio que es una afirmación gratuita y que contradice a Santo
Tomás?
Respondo: si
alguien te pone un arma en la cabeza y te dice que le des un dólar a un
vagabundo, ¿has hecho un bien moral? No. De manera similar, si el gobierno te
cobra por amenaza de violencia y usa ese dinero para algún supuesto bien,
tampoco estás haciendo un acto bueno o moral. Lo mismo ocurre a la inversa:
tomar el dinero de otra persona y dárselo a los pobres no es un acto moral. No
hay benevolencia en regalar el dinero de otra persona. De manera similar, no se
puede obligar a alguien a tener pensamientos caritativos o amar a su prójimo oa
Dios. El papel del gobierno termina en prevenir el daño a los derechos
negativos de uno, no en promover el bien.
Del mismo modo, tampoco se reputa como robo cuando el Estado cobra impuestos para solventar sus gastos o impone contribuciones para hacer cumplir a los ciudadanos su deber moral de asistir a los necesitados, porque ya se mostró como Aquino dice que el Estado (o mejor dicho, la ley), manda los actos virtuosos y en ello sí puede obligar a hacer el bien.
En definitiva, a los liberales no les importa Santo Tomás ni el Magisterio de la Iglesia, sino solo defender su ideología, y tomar solo lo que les conviene para defenderla; mientras que todo lo demás lo ignoran.
Ya, para eso, que digan sin tapujos que abujan de la fe católica.
La
fuerza solo es legítima en respuesta o prevención de igual cantidad de
fuerza. Uno puede legítimamente usar la fuerza para evitar que se haga
daño (o en represalia por un daño), pero no puede usar legítimamente la fuerza
para promover un bien, como ser amoroso, caritativo o inventivo. Para que
uno sea bueno, primero debe desearlo, y no puede desear el bien si el estado lo
obliga a hacerlo.
Un
resultado secundario de la coerción del gobierno para promover el bien es el
riesgo moral que resulta de una población dependiente. A medida que
aumenta el alcance del gobierno, disminuye la responsabilidad personal.
Artículo 6: Si toda autoridad proviene de Dios.
Lat
Objeciones por las que parece que todo gobierno es instituido por Dios,
como dice San Pablo: “Que todos estén sujetos a las autoridades
gobernantes; porque no hay autoridad sino de Dios, y las autoridades que
existen han sido instituidas por Dios ”. (Romanos 13: 1)
Al
contrario: San Pablo aclara: “… Porque los gobernantes no son motivo de
temor por el buen comportamiento, sino por el mal”.
Respondo: San
Pablo no está afirmando que todo gobierno sea instituido por Dios, porque eso
conllevaría la inquietante implicación de que Napoleón, Hitler y Stalin fueron
instituidos por Dios. Solo se refiere a la autoridad justa como
aclara más tarde: "... Porque los gobernantes no son causa de temor por el
buen comportamiento, sino por el mal". Napoleón, Hitler y Stalin causaron
temor por el buen comportamiento y, por lo tanto, no se incluyeron en la
definición de gobernante de San Pablo. Pedro tiene un criterio similar para la
autoridad que debemos aceptar: “Por amor al Señor, acepta la autoridad de toda
institución humana, ya sea del emperador como supremo, o de gobernadores, como
la envió para castigar a los que obran mal y alabar a los que hacen lo correcto
". (Pedro 2: 13-14)
Como
dice el Catecismo: “La autoridad no deriva su legitimidad moral de sí
misma. No debe comportarse de manera despótica, sino que debe actuar por
el bien común como una 'fuerza moral basada en la libertad y el sentido de la
responsabilidad' ”(CIC 1902).
Artículo 7: Si debemos obedecer al
gobierno incondicionalmente.
Objeciones
por las que parece que debemos obedecer incondicionalmente a nuestro gobierno,
como dice San Pablo, "por tanto, el que resiste a las autoridades se
resiste a lo que Dios ha designado, y los que resistan incurrirán en
juicio".
Al
contrario: El Catecismo aclara que, “La autoridad se ejerce legítimamente
sólo cuando busca el bien común del grupo en cuestión y si emplea medios
moralmente lícitos para alcanzarlo. Si los gobernantes promulgaran leyes
injustas o tomaran medidas contrarias al orden moral, tales arreglos no serían
obligatorios en conciencia. En tal caso, "la autoridad se derrumba por
completo y da como resultado un abuso vergonzoso". (CCC 1903)
Respondo: Si
bien la autoridad puede ser designada por Dios, la razón justa exige que solo
se obedezca a la autoridad legítima, es decir, la autoridad justa. El Catecismo
dice: “El ciudadano está obligado en conciencia a no seguir las directivas de
las autoridades civiles cuando sean contrarias a las exigencias del orden
moral, a los derechos fundamentales de las personas oa las enseñanzas del
Evangelio. Rechazar la obediencia a las autoridades civiles, cuando
sus exigencias son contrarias a las de una conciencia recta, encuentra su
justificación en la distinción entre servir a Dios y servir a la comunidad
política. "Dad, pues, al César lo que es del César, ya Dios lo que es de
Dios". "Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres". (CCC
2242)
El Dr.
Martin Luther King Jr. escribió en su carta
desde una cárcel de Birmingham : “ Uno tiene no solo la
responsabilidad legal sino también moral de obedecer leyes justas. A la
inversa, uno tiene la responsabilidad moral de desobedecer las leyes
injustas. Como escribió Agustín, “Una ley injusta no es ley en absoluto”,
de manera similar, un gobierno injusto no es gobierno en absoluto. Tenemos
la obligación moral de desobedecer a los gobernantes injustos.
Artículo 8: Si los seres humanos tienen
derechos.
Objeciones
por las que parece que la noción de derechos es una invención moderna
concebida para alejarse del objetivo del bien común. Los humanos no
tenemos derechos.
Por el
contrario: Santo Tomás de Aquino dice, “… la justicia tiene su propio
objeto propio especial por encima de las otras virtudes, y este objeto se llama
el justo, que es lo mismo que 'derecho'” ( ST
II-II Q .57 )
Respondo: Thomas
Jefferson tenía razón cuando escribió que estamos “dotados por [nuestro]
Creador de ciertos Derechos inalienables, que entre ellos están la Vida, la
Libertad y la búsqueda de la Felicidad”. Y tenemos estos derechos ya sea
que nuestros soberanos los reconozcan o no. Como dice Santo Tomás de
Aquino, “Ahora bien, una cosa puede ajustarse a un hombre de dos maneras:
primero por su propia naturaleza, como cuando un hombre da tanto que puede
recibir el mismo valor a cambio, y esto se llama 'derecho natural'. Esto
se contrasta con el 'derecho positivo' que es decretado por el príncipe o
soberano ". Nadie puede quitarte tus derechos naturales, pero pueden
hacerte un gran daño haciéndote pensar que pueden.
Artículo 9: Si el gobierno debería cobrar impuestos a sus ciudadanos.
Objeción
1: El Catecismo dice: “La sumisión a la autoridad y la corresponsabilidad
por el bien común hacen moralmente obligatorio pagar impuestos…” (CCC 2240)
para que los gobiernos tengan la autoridad de gravar a sus ciudadanos por el
bien común.
Objeción
2: San Pablo dice: "Por eso también pagas impuestos, porque las
autoridades son ministros de Dios y se dedican a esto
mismo". (Romanos 13: 5-7) Dado que las autoridades son ministros de
Dios, tenemos la obligación de seguir su orden.
3. Incluso
Jesús dijo: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de
Dios". ¿Y qué hay en el billete de un dólar? Es el billete de la
Reserva Federal de los Estados Unidos, les pertenece.
Al
contrario: Dios dijo a través de Moisés el Séptimo Mandamiento: "No
robarás", y San Agustín declaró: "Una ley injusta no es ley en
absoluto".
Respondo: El robo está proscrito en
los Diez Mandamientos como uno de los fundamentos centrales del
cristianismo. Y un acto que es malo si lo comete un individuo no se vuelve
bueno de repente cuando lo hace un grupo de personas. Un matón que te
quita dinero no es moral solo porque la mayoría de la comunidad votó por él
para que te quitara dinero o porque le da parte del dinero a niños
hambrientos. Robo es hurto sin importar quién lo cometa. Agustín
sabía que los gobiernos son ladrones cuando preguntó, “… ¿qué son reinos sino
grandes robos? Porque, ¿qué son los robos en sí mismos, sino pequeños
reinos? "
Respondo: Comete una falacia de falsa analogía al homologar a la persona individual con
las personas, o conjunto de personas, investidas de autoridad civil.
Si se basaran en lo que dice Santo Tomás
sabrían que él considera ilícito el ejercer justicia por mano propia y matar a
alguien por venganza. Sin embargo, el mismo Santo Tomás dice que la autoridad
civil tiene potestad para aplicar justicia y castigos como la pena capital.
Por tanto, es falaz comparar al gobierno
con un grupo de matones. El gobierno tiene autoridad civil para conducir a la
sociedad a su fin; un grupo de matones, no. De eso se sigue que el gobierno
puede, lícitamente, cobrar impuestos si fuese necesario –y eso no es considerado
a robo-, como dice Santo Tomás de Aquino cuando habla de los diezmos:
“En efecto, la razón natural dicta que el pueblo provea de lo necesario a los
ministros encargados para bien del mismo del culto divino; al igual que debe sostener a su costa a
quienes cuidan del bien común, como son los príncipes, los soldados y
cualesquiera otros” (Suma Teológica, II-II, 87, 1, resp.).
Lo mismo dice el Apóstol San Pablo, como
se cita en la objeción 2 que tratará de “refutar” el libertario.
A la objeción: 1. Así como es una
obligación moral seguir las leyes de su comunidad (siempre y cuando no se esté
pecando o cooperando con el mal) en aras
del orden, es una obligación moral pagar impuestos a pesar del hecho. que
es robo. Comparo los impuestos con una bofetada financiera en mi mejilla. “Pero
yo les digo, no resistan al malvado; pero al que te dé una bofetada en la
mejilla derecha, vuélvele también la otra ”. (Mt. 5, 39) El Catecismo también
dice “ cualquier forma de tomar y guardar injustamente la propiedad de
otros está en contra del séptimo mandamiento”(CCC 2409) pero eso plantea la pregunta
en cuestión: ¿son los impuestos justos?
Dado que los impuestos son la apropiación involuntaria de riqueza, no pueden
ser justos. El Catecismo también dice que es una obligación moral pagar
impuestos, pero un acto no puede ser
moral si no es una elección libre, libre de coerción por amenaza de violencia o
muerte como en los impuestos. Por lo tanto, la CCC 2240 solo debe aplicarse
a impuestos justos, impuestos voluntarios, que no existen, al menos en el
gobierno de los Estados Unidos.
Respondo:
En ningún momento se habla de pagar
impuestos “en aras del orden”. Eso, cuando mucho, a los impuestos injustos.
Pero no quita que haya impuestos justos que haya que pagar en conciencia.
Ahora, la idea de que los impuestos justos
son solamente aquellos que son voluntarios no es algo que se derive de la
Doctrina Católica, sino un malabarismo del liberal para sostener su postura.
Es completamente falso que no hay
obligación moral si no hay elección libre, sin coerción o amenaza. Esa es una
absurdez que ignora completamente la doctrina católica. El mismo Santo Tomás
dice que se puede OBLIGAR a hacer el bien; y que existe obligación moral de
sustentar a los que garantizar el bien común (cosa que se hace con impuestos).
Es decir, se puede coaccionar. Por tanto, lo que dice el liberal carece de
sustento.
A la objeción 2: El problema aquí es
sacar una cita de la Biblia sin usar la razón ni considerar el contexto para
justificar una ideología. Uno podría justificar cada acto vil de la
humanidad haciendo eso. Después de todo, Pablo les dice a los efesios:
"Esclavos, obedezcan a sus amos terrenales con temor y
temblor". ¿Significa eso que la esclavitud está justificada? No,
así como la esclavitud se aceptaba como norma en la época de Pablo, ahora se
aceptan impuestos. Eso no los hace justos.
Respondo: Lo único que hace es apelar al “contexto”
de tiempos de San Pablo, sin explicar por qué lo que dice es errado, ni
fundamenta su postura en el Magisterio de la Iglesia.
En la objeción 1 precisamente se mostró cómo
la Iglesia TODAVÍA sigue enseñando lo mismo: es lícito cobrar impuestos y hay
obligación de pagarlos; y la respuesta liberal es completamente floja, por lo
que el argumento sigue en pie. Entonces no se puede apelar al “contexto” de
tiempos de San Pablo.
Respuesta
a la objeción 3: “Dar al César” se ha convertido en un cliché utilizado
para justificar los impuestos, pero el argumento no defiende explícitamente los
impuestos. TLos fariseos estaban tratando de atrapar a Jesús cuando le
preguntaron si debían pagar impuestos, lo que lo obligó a respaldar los
impuestos romanos y, por lo tanto, hacer que perdiera el apoyo y ser
considerado un colaborador o un traidor, o reprender explícitamente a la
autoridad romana y, por lo tanto, ponerlo para el castigo por sedición. En
cambio, los llamó: "¿Por qué estás tratando de atraparme?" y los
burló con una respuesta intencionalmente ambigua, devolviéndoles la pregunta.
“Dad a César” plantea la pregunta de qué es justamente del César. Por supuesto,
se podría responder correctamente a la pregunta de que César es dueño del
dinero, así que devuélvaselo. Del mismo modo, la Reserva Federal es propietaria
del dólar estadounidense, así que devuélvaselo. Pero, ¿son dueños de tu tiempo
o de tu vida? ¿Son dueños de su propiedad o incluso de un porcentaje de ella? No.Déjelos
tener su moneda y permítanos quedarnos con la propiedad que es legítimamente
nuestra.
Este argumento
es completamente irrelevante.
Artículo 10: Si el socialismo es compatible con el catolicismo.
Objeción
1: El socialismo es un “ sistema de organización
social que aboga por la investidura de la propiedad y el control de los medios de producción y distribución, del capital, la tierra, etc., en la comunidad en su conjunto”. Esta
parece ser la mejor manera de garantizar que se mantenga la justicia
social y fiscal.
Objeción
2: Parece que para que una sociedad funcione de manera eficiente, debe
estar controlada por una autoridad centralizada.
Por el
contrario: San Papa Juan Pablo II dijo: “La experiencia histórica de los
países socialistas ha demostrado tristemente que el colectivismo no acaba con
la alienación sino que la aumenta, añadiéndole falta de necesidades básicas e
ineficiencia económica”.
Respondo: Si
bien la autoridad centralizada puede parecer una forma fácil de solucionar los
problemas de la sociedad, el socialismo no es compatible con el catolicismo
porque requiere coerción y una violación del libre albedrío y no hace nada para
promover la prosperidad de las personas bajo su control.
Respuesta
a la objeción 1: Es reconfortante pensar en una comunidad entera que posee
algo, pero la experiencia nos ha demostrado que este modelo económico es
insostenible y conduce a la ruina económica, como vimos durante más de un siglo
en la Unión Soviética o durante un par de años en Venezuela. Como escribió el
Papa León XIII en la Rerum Novarum , “está claro que el principio principal del socialismo, la
comunidad de bienes, debe ser rechazado por completo, ya que solo daña a
aquellos a quienes parece destinado a beneficiar, es directamente contrario a
los derechos naturales de los ciudadanos. humanidad, e introduciría confusión y
desorden en el bien común. El primer y más fundamental principio, por lo tanto,
si uno quiere comprometerse a aliviar la condición de las masas, debe ser la
inviolabilidad de la propiedad privada ”.
A la
objeción 2: Si bien San Pablo alaba la autoridad, está claro que el abuso
de autoridad puede conducir a la tiranía y, como dice el Catecismo ( CCC 1883 ), “ La
intervención excesiva del Estado puede amenazar la libertad y la iniciativa
personal. La alternativa a una jerarquía de arriba hacia abajo es el
sistema autárquico de subsidiariedad, según el cual “una comunidad de
orden superior no debe interferir en la vida interna de una comunidad de orden
inferior, privando a esta última de sus funciones, sino que debe apoyarlo en
caso de necesidad y ayudar a coordinar su actividad con las actividades del
resto de la sociedad, siempre con miras al bien común ”.
El principio de subsidiariedad se opone a
todas las formas de colectivismo. Establece límites para la intervención
estatal. Tiene como objetivo armonizar las relaciones entre individuos y
sociedades. Tiende al establecimiento de un verdadero orden internacional.
- CCC 1885
Quienes
decimos que el Catolicismo es incompatible con el liberalismo no decimos que,
en cambio, sea compatible con el socialismo.
El
punto no es la compatibilidad con el socialsimo, sino precisamente los
problemas intrínsecos del liberalismo. Por lo que este punto es irrelevante.
Artículo 11: Si el catolicismo es compatible con el libertarismo.
Objeción 1: Parece que un libertario
no puede ser católico, ya que la Iglesia católica ha sido durante mucho tiempo
la fuente de la jerarquía, la monarquía y la persecución, por lo que los
libertarios no pueden apoyarla con buena conciencia.
Objeción 2: Los libertarios apoyan la
separación de la iglesia y el estado y, por lo tanto, no pueden afiliarse a él
en ninguna capacidad oficial.
Al contrario: para que una sociedad
libre prospere, debe basarse en la moral.
Respondo: El libertarianismo no es
una condición de no gobierno (anarquía), sino de autogobierno (autarquía). El
autogobierno se basa en la responsabilidad personal y debe haber algún
fundamento para esa responsabilidad personal. La Iglesia es el mejor
fundamento para esa responsabilidad personal. Si bien un gobierno legítimo
no hace cumplir toda la moralidad, su papel legítimo es hacer cumplir la moral
común básica protegiendo los derechos negativos de los ciudadanos.
Respondo: Pero no demuestra lo que
enuncia.
No demuestra, con Magisterio católico en
mano, que la autoridad civil deba limitarse a proteger los derechos negativos
de las personas. De hecho, explícitamente se ha contrariado el Magisterio en la
cuestión de los impuestos, y se ha ignorado completamente a Santo Tomás.
No se ha citado ni una sola vez el
Catecismo o alguna encíclica o documento conciliar que fundamente que la
Iglesia defiende esa concepción del Estado.
Literalmente, la Iglesia tiene un
documento (Immortale Dei, sobre la Constitución cristiana del Estado) que
condena esa visión liberal sobre el gobierno.
A las objeciones: 1. La Iglesia ha
dejado de ejercer su función política y ya no persigue a los herejes ni a los
infieles.
Respondo:
Pero la Iglesia no ha dejado de enseñar las obligaciones del Estado para con la
verdadera religión (Immortale Dei, n. 3; Dignitatis Humanae, n. 1; CDC n. 2105),
que son precisamente la que los liberales niegan.
A la objeción 2: La Iglesia y sus
practicantes están comenzando a ser perseguidos por el Estado secular, por lo
que ven el valor de limitar el alcance del gobierno. La única manera de
vivir una vida virtuosa y productiva en estos días es sacar al gobierno del camino.
Respondo: Pero el Estado secular es lo que
los liberales defienden, como dice Ludwig Von Mises. Y es lo que los liberales
se han empeñado en instaurar siguiendo el principio de no agresión.
Artículo 12: Si el libertarismo puede distinguirse del liberalismo moderno y el libertinaje.
Objeción
1: Parece que el libertarismo es descendiente del liberalismo de la
Ilustración, que sostiene que la libertad es el fin más alto y que los
individuos deberían poder hacer lo que consideren oportuno independientemente
de los dictados morales.
Objeción
2: Los libertarios promueven la libertad personal para incluir el uso de
drogas, la licencia sexual, la automutilación, el suicidio y el aborto, que la
Iglesia condena rotundamente.
Por el
contrario: el libertarianismo no es más que el Principio de No Agresión
(NAP) y no promueve ningún comportamiento positivo de una forma u otra.
Respondo: El libertarianismo se basa
en las libertades negativas, es decir, la libertad de no dañar la vida, la
libertad y la propiedad. No se suscribe a ninguna libertad positiva, es
decir, la libertad de hacer algo positivamente. Como tal, el libertarismo
no promueve el libertinaje que la Iglesia considera pecaminoso.
Respondo: Sí lo promueve, en tanto y en
cuanto considera que el Estado no tiene autoridad para reprimir actos malos
libertinos, pudiendo solamente dejar que se expandan entre la población;
contrariando a la doctrina católica, que dice que el Estado sí tiene esa
autoridad.
Respuesta a la objeción 1: Un error
común es que el libertarismo es el engendro de la Ilustración y descendiente
del reinado jacobino del terror. Pero la Ilustración tuvo dos tendencias,
Lockean, que condujo al liberalismo / libertarismo clásico y Rousseauean, que
condujo a todos los desastres comunistas del siglo XX y al neoliberalismo
moderno. Sólo la cepa lockeana se mantuvo fiel a la filosofía de los
escolásticos con respecto a los derechos negativos y la ley natural.
Respondo: Esto es gracioso, porque ya se
ha visto cómo los que han escrito este artículo se oponen groseramente a lo que
decía Santo Tomás y los exponentes de la Escuela de Salamanca, contrariamente a
lo que quieren hacer creer aquí, de que la línea lockeana se mantuvo fiel a la
escolástica.
Así podemos ver cómo los liberales se oponen explícitamente a lo enseñado por los exponentes de Salamanca:
La liberta puede ser de muchas clases: de la servidumbre del pecado, de la servidumbre del temor, del reato de la pena y de cualquier mal, de la obligación de la ley, y en general de cualquier cosas; de entre todos estos sentidos los herejes eligen este último. Ahora bien, yo por mi parte digo que la libertad cristiana no se toma en este sentido sino en alguno de los otros”
-Francisco Suárez, Tractus de legibus ac Deo Legislatore, I, XIX, 22.
“Nunca, ni en los años de escasez, deja la tierra de dar frutos para todos, y no habría miseria si las reservas de trigo y dinero acumulados por los poderosos se entregaran en beneficio común y alimento de los pobres. Así lo quiere Dios y lo sancionan sus leyes”.
-Juan de Mariana.
“Impónganse solo módicos tributos sobre los artículos de primera necesidad, el vino, el trigo, la carne, los vestidos de lana y lino, principalmente cuando no haya en ellos una delicadeza extrema; grávese, por lo contrario, con lo que en esto se disminuya los artículos de puro recreo y lujo, los aromas, el azúcar, la seda, el vino generoso, la carne de pluma y otros muchos que, lejos de ser necesarios para la vida, no hacen más que afeminar los cuerpos y corromper los ánimos. Favoreceríase así a los pobres, de que hay en España tan gran número, se pondría freno al desenfrenado lujo de los ricos, se evitaría que disipasen sus tesoros en los placeres de la mesa, y ya que esto no se alcanzase, se haría redundar cuando menos su locura en favor de la república. No se estrujaría así a los pobres dando con esto pie a nuevos y graves trastornos, ni se permitiría que aumentasen excesivamente su poder y riquezas los que ya están opulentos”.
-Juan de Mariana.De rege et regis institutione, III, VII.
“No admitas otra religión que la cristiana, ni permitas que la adopte ninguno de tus ciudadanos”
-Juan de Mariana
"Mas sobre todo, donde quiero que esto se observe con especialidad, es con los vestidos que
vienen de otros reinos, los que no deben venderse sin imponerles un grande tributo".
-Juan de Mariana.De rege et regis institutione, III, VII.
“Suelen mercaderes codiciosos aumentar el precio de los objetos valiéndose de malas mañas y vendiendo una cosa cien veces en el mismo punto; mas esto es también preciso prohibirlo por medio de una ley, pues no es justo que por la desenfrenada ambición de unos pocos deban pagar muchos con usura objetos que son indispensables”.
-Juan de Mariana
“Si piensan que a ellos [a los gobernantes] les es lícito y que pueden dar preceptos contrarios a la religión verdadera son herejes o ciertamente ateos, pues quien cree que existe Dios no puede menos de creer que sus preceptos deben ser antepuestos a los mandatos de los hombres, siendo como es la jurisdicción de Dios muy superior"
-Francisco de Suárez, Tractus de legibus ac Deo Legislatore, III, XII, 5.
"Por lo cual el primer objeto debe ser amparar la indigencia y aliviar al pueblo. Si se obligase a los ricos a repartir equitativamente las riquezas que acumularon, en este caso participarán todos de ellas y nunca habría escasez del pan que nace para todos"
-Juan de Mariana, De rege et regis institutione, III, XIV.
Pero aparte de ello, es cierto lo que
dicen: los viejos liberales no tienen nada que ver con los liberales modernos.
Pero resulta que los que han escrito este
artículo son liberales modernos. Son hijos de Rousseau y von Mises, que
excluyen la religión de la política; tal como el liberalismo condenado por la
Iglesia.
Liberales viejos fueron, por lo menos en
el ámbito hispanoamericano, personas como José María Morelos, Agustín de
Iturbide, Mariano Moreno, Manuel Belgrano, José Ignacio Gorriti, José de San
Martín o Simón Bolívar. Pero su liberalismo no tiene nada que ver con el
liberalismo de los libertarios de este artículo. Pues ellos no limitaban la
acción del gobierno a defender los derechos negativos; y no proponían tampoco
la neutralidad del Estado en materia religiosa; ni consideraban los impuestos
intrínsecamente injustos.
Así, ninguno de ellos limitó la autoridad
del Estado a los defender “derechos negativos”; sino que defendían los derechos
de la Iglesia o limitaron las libertades.
Ahí, José de San Martín, en el Estatuto
Provisional del Perú de 1821, establece que es deber del Gobierno mantener y
conservar la Religión; y establece castigar a aquellos que ataquen los dogmas o
principios de la Religión.
Mariano Moreno, al defender la libertad de
imprenta, pone como límite también el ataque a la Religión.
Según los liberales del artículo, San
Martín y Moreno estarían violando el principio de no agresión.
Respuesta a la objeción 2: El
liberalismo clásico se construyó sobre las mismas libertades negativas que el
libertarismo. Desde entonces, el liberalismo se ha desviado de esa base
para incluir muchas libertades positivas como la atención médica, el empleo y
el servicio. Esto ha significado que el liberalismo moderno se opone en
realidad al liberalismo clásico y al libertarismo en el sentido de que el
gobierno obliga a sus ciudadanos a pagar y suministrar los servicios y bienes
que comprenden las libertades positivas.
Respondo:
Pero no
están respondiendo la cuestión. La están evadiendo.
El liberalismo efectivamente se ha
encargado de establecer leyes que faciliten la realización de actos malos,
basado simplemente en el supuesto de que el Gobierno está para defender las
libertades. De ahí se derivan leyes como las libertades de prensa y culto; el
divorcio, segundas nupcias, educación laica o matrimonio civil. Sin olvidar la
aconfesionalidad de Estado y la igualdad jurídica de todas las religiones.
Y las actuales leyes o permisiones de
aborto, matrimonio homosexual, identidad sexual, cambio de sexo y eutanasia
solamente han podido ser aceptadas socialmente gracias a ese liberalismo
clásico que se quiere hacer pasar por bondadoso.
Artículo 13: Si tenemos derecho a la
propiedad privada.
Objeciones
por las que parece que no tenemos derecho a la propiedad, como escribió el
Papa San Gregorio Magno: “Porque, cuando administramos a los indigentes
artículos de primera necesidad, no les damos los nuestros, sino que les damos
lo que es suyo; preferimos pagar una deuda de justicia que realizar obras
de misericordia ". (Libro de Reglas Pastorales III, Capítulo 21)
Al
contrario: aunque tenemos el deber de ayudar a los necesitados, mantenemos
el derecho a la propiedad privada. Como escribió el Papa León XIII,
"El primer y más fundamental principio, por lo tanto, si uno quiere
comprometerse a aliviar la condición de las masas, debe ser la inviolabilidad
de la propiedad privada".
Respondo: El
derecho a la propiedad privada es esencial para una sociedad estable y próspera
y el Catecismo lo reconoce: “El derecho a la propiedad privada, adquirida o
recibida de manera justa, no elimina el don original de la tierra para toda la
humanidad. El destino universal de los bienes sigue siendo primordial, incluso
si la promoción del bien común requiere el respeto del derecho a la propiedad
privada y su ejercicio ”. (CCC 2403) También tenemos el deber de ayudar a los
necesitados, pero este deber no puede ser medido por el hombre y esa es una
pista de que no es el mismo tipo de derecho. Un pobre no está justificado en
tomar lo que tiene el rico por la fuerza y, si se le niega, matar al rico.
A la
objeción 1: Si bien el punto de vista de San Gregorio puede motivar a
algunos a hacer lo correcto, no es técnicamente correcto, como dice el Papa
León XIII, “[asmgiving] es un deber, no de justicia (salvo en casos extremos),
sino de cristiano caridad - un deber que no se impone por la ley humana
". (Rerum Novarum) Los derechos positivos son de la economía divina. Debemos
dejar que Dios juzgue si alguien ayudó a su vecino o no y dejar al gobierno
fuera de él. Como dijo Crisóstomo: “¿Deberíamos exigir que los soldados
vengan y se apoderen del oro del rico y lo distribuyan entre sus vecinos
desamparados? La igualdad impuesta por la fuerza no lograría nada y haría
mucho daño ”. (Sobre vivir simplemente)
Y esta cuestión es irrelevante
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