lunes, 14 de noviembre de 2022

¿Los Padres contra el Papado? Respondiendo objeciones ortodoxas a argumentos católicos a favor del Primacía del Papa

 

Los argumentos ortodoxos los saco de aquí:

https://en.m.wikipedia.org/wiki/Eastern_Orthodox_opposition_to_papal_supremacy

La verdad, que son unos argumentos pésimos. Pensé que los ortodoxos tenían algo mejor para dar de sí.

  

Argumento católico

Respuesta Ortodoxa

Respuesta Católica

Roma es llamada “Trono Apostólico” [1]

Roma es UN trono Apostólico, no EL trono [2]

 

Para San Agustín, la sede apostólica Romana tenía una supremacía [3]

Para Agustín no hay solo una sede apostólica, sino mucha [4]

Agustín aceptó sin ninguna reserva las cartas de Inocencio I, en las que este dice:

 

“es decretado por una sentencia divina y no humana, que cualquier cosa que sea echa, aun en provincias distantes, no debe finalizar sin haber sido dado a conocer a esta Sede. Que es por su autoridad que todos los pronunciamientos justos deben ser fortalecidos”

Y:

“ustedes consultan los secretos del oficio apostólico ese oficio, me refiero, a la que corresponde, así como las cosas de afuera, el cuidado de todas las Iglesias

 

Como se dice: quien calla, otorga.

Y San Agustín calla, no denunciando nunca esto.

Para San Ignacio, Roma tiene una primacía al presidir en la caridad.

Para San Ignacio solo existen los obispos y no hay evidencia de que aceptara la existencia de la superioridad de un obispo sobre los demás.

Además, no está claro a qué se refiere cuando habla de “presidir”; bien podría ser el presidir solo a Italia.

Que Ignacio hable de obispos y no del primado de Roma, no significa que tal noción no existiera en él, en Roma o en alguna otra Iglesia.

Ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia.

 

Además, la respuesta ortodoxa implícitamente está reconociendo que “presidir” puede indicar algún liderazgo que se extiende más allá de Roma. Por lo que la idea de una superioridad de algún tipo de un obispo sobre otros ya está presente en San Ignacio. Lo que esto viene a contradecir la primera parte de la respuesta ortodoxa que dice que eso no está presente en Ignacio.

En la Bula de San León al concilio de Éfeso se reconoce Pedro vive y habla por boca de León. 

Se dice que no solo León enseña lo mismo que Pedro, sino que también Cirilo lo hace.

La expresión “Pedro ha hablado por boca de…” solo quiere expresar la concordancia de los Padres con la enseñanza de León, y no un reconocimiento de alguna infalibilidad especial del Papa de Roma o primacía que no tuvieran los demás obispos.

En realidad, se dice que Pedro habla por León porque se reconoce en Roma una inmunidad al error el virtud de ser Pedro el fundamento de la Iglesia, y ser Roma la sede con la que hay que estar en unidad puesto que es fiel a la fe.

San Juan Crisóstomo buscó ayuda en el Papa.

a) Crisóstomo apeló a dos obispos más en igual de condiciones que al Papa.

b) Crisóstomo tomó sus votos de un obispo que no estaba en comunión con Roma, y aceptó Flavio como su obispo, que tampoco estaba en comunión con el Papa.

Crisóstomo aceptaba explícitamente la Primacía de San Pedro como vocero, gobernante y jefe de sus hermanos Apóstoles.

Crisóstomo dice que a Pedro se le confirió autoridad sobre sus hermanos, y se le hizo maestro del mundo y no de una sede.

Crisóstomo también llama maestro del mundo a San Pablo, y lo considera en pie de igualdad con Pedro.

Una cosa es ser maestro en cuanto al ministerio de la predicación (San Pablo); otra cosa es ser maestro por la jurisdicción episcopal. A San Pedro se le consideraba maestro del mundo por su jurisdicción y no meramente por su labor misionera.

A Pedro se lo llama Corifeo del coro.

Basilio también llama corifeo a San Atanasio; y llama Corifeo al Papa Dámaso, pero solo de los occidentales y no de oriente.

Crisóstomo también llama corifeo Santiago y Juan y no solo a Pedro [14].

Nada impide que se llame corifeo a distinta personas dependiendo del contexto, pudiendo haber yuxtaposiciones entre distintas aplicaciones.

a) Crisóstomo llama corifeos a las columnas con respecto a los demás Apóstoles; pero incluso en el triunvirato de los corifeos  Pedro es la cabeza y el corifeo de todos. Las columnas son corifeos de los Apóstoles. Y Pedro es corifeo de los corifeos. 

b) Además, es evidente que el sentido en el que se le dice corifeo a Pedro es distinto al sentido al que se lo dicen a las columnas. A las columnas se las llama así por su preeminencia y cercanía al Señor; pero a Pedro se le llama corifeo por su autoridad.

El obispo de Roma tiene la primacía por ser sucesor de San Pedro, que tenía la primacía.

Pedro no fue el primer obispo de Roma, sino que fue fundada conjuntamente por Pedro y Pablo.

Organizaron la Iglesia y pusieron de obispo a Lino mientras éste vivía [16].

Una cosa es la organización o fundación, otra cosa es el episcopado. Pedro y Pablo pudieron organizar juntos la Iglesia (podrían haberla organizado multitud de personas más) pero solo podía haber un solo obispo de la diócesis; y este fue Pedro.

Y que pusieran a Lino cuando Pedro vivía lo único que pude significar es que Lino fuera obispo auxiliar, no titular. Lo cierto es que todos consideraban a Pedro el primer obispo y a Lino el segundo. Lino no aparece en ningún Padre como el primer obispo de Roma.

Y más aún; en ningún lado aparece San Pablo como obispo de Roma tampoco.

 

Para Tertuliano, Crisóstomo y Cirilo de Alejandría, todos los Apóstoles eran iguales estando investidos del mismo poder, no teniendo Pedro ningún poder especial [17] 

Falacia de evidencia incompleta, porque ignora a todos los Padres para quienes Pedro sí tenía un poder especial; e ignora las citas de esos padres alegados que también lo sostiene.

Además de que las citas alegadas no demuestran lo que pretenden.

Crisóstomo habla del mismo poder de los apóstoles referido al poder sacerdotal de perdonar pecados explicando Juan 20,23.

Pedro es considerado la roca sobre la que se edifica la Iglesia [18].

Todos estamos llamados a ser rocas; y la roca no solo es Pedro sino también los demás Apóstoles. Multitud de Padres llaman a otras personas “roca” además de a Pedro [19].

Lo mismo que lo de corifeo:

Nada impide que se llame roca a distinta personas dependiendo del contexto, pudiendo haber yuxtaposiciones entre distintas aplicaciones.

 

La respuesta ortodoxa tendría sentido si los católicos argumentáramos “Solo a Pedro se le puede llamar roca”. Lo cual no es el caso. Sino que el argumento es que a Pedro se le llama roca en un sentido especial y distinto al que se llama a otros.

A Pedro se lo llama Príncipe de los Apóstoles [20].

 

Si tal título significaba un carisma especial, entonces no era exclusivo de Roma, porque Gregorio Magno  en la misma carta dice que hay otras sedes que también son sedes de Pedro [21].

Lo mismo hace Teodoreto.

Aquí se comete una falacia de arenque rojo.

 

Porque no se habla sobre la primacía del sucesor de San Pedro en sede de Pedro, sino que se argumenta que el título de Príncipe de los Apóstoles indica una superioridad de Pedro. Y eso es algo que aparece no solo en esa carta de Gregorio, sino en el discurso de Felipe al concilio de Éfeso y en “Contra Nestorio” de San Juan Casiano.

 

Si los ortodoxos aún van a aceptar la superioridad de Pedro, eso igualmente está en contra de su postura, que indica que los obispos solo tienen una primacía de honor y que todos los obispos eran iguales.

 

Si quieren decir que para San Gregorio dos sedes más (Antioquia y Alejandría) tenían la misma autoridad que la de Roma por ser sedes de Pedro, Príncipe de los Apóstoles; igualmente San Gregorio está en contra de la posición ortodoxa que dice que todos los obispos son iguales entre sí.

Porque textualmente dice San Gregorio que “aunque hay muchos apóstoles , sin embargo, con respecto al principado mismo, la Sede del Príncipe de los apóstoles solo se ha fortalecido en autoridad, que en tres lugares es la Sede de uno”.

Cuando mucho, la objeción ortodoxa solo nos muestra que San Gregorio parece cree en una triarquía universal; pero no que sostenía la postura ortodoxa.

 

Algún ortodoxo dirá: “¡Pero está reconociendo que los papistas están errados!¡San Gregorio no cree en el Primado de Roma!”
Pero la cuestión es que el ortodoxo no solo debe refutar la postura católica romana, sino que al refutarla debe a su vez sostener la ortodoxia. Y al admitir que los Padres creían que Pedro era Príncipe de los Apóstoles por tener autoridad de jurisdicción y no solo de honor, eso tira por el caño la doctrina ortodoxa, aunque tire también la doctrina católica de la primacía única de Roma.

De hecho, nos quedaríamos con que los católicos están más cerca de la verdad.

 

Pero incluso la argumentación ortodoxa falla.

Porque Gregorio está escribiendo una carta al obispo de Alejandría, el cual escribió una carta a Gregorio que la tituló: “Carta de la cátedra de San Pedro, Príncipe de los apóstoles”.

El obispo de Alejandría sostiene un principio doctrinal en el que reconoce a Roma como cátedra de San Pedro de un modo especial y distinto a como lo es Alejandría.

Y es ahí que San Gregorio, en agradecimiento y a modo de humildad, para alabar a los demás tronos apostólicos, les llama también “sedes de Pedro” y todo lo bueno que ellos le atribuyen a él, él se los atribuye a ellos.

 

Gregorio los hace sedes de Pedro porque en Antioquia Pedro presidió 7 años, y a Alejandría porque allí envió a Marcos.

Sin embargo, Roma es sede de Pedro (de un modo especial, distinguido y particular) en la que se sientan sus sucesores, como reconoce el mismo obispo de Alejandría.

Además, el obispo de Alejandría le da al obispo de Roma la bendición de San Marcos; mientras que Gregorio le da a Alejandría la bendición de San Pedro.

Lo cual indica claramente que era distinta la forma en que uno y otro se consideraban sedes de Pedro.

 

Eso como primer punto. Como segundo punto, la interpretación ortodoxa está errada porque Gregorio sí acepta ser superior a los demás obispos:

“Es algo manifiesto que la Sede Apostólica, por disposición de Dios, es puesta sobre todas las Iglesias

(Ep XXX a Juan, subdiácono).

Y también:

“…por la voz del Señor el cuidado de toda la Iglesia le fue confiado al santo Apóstol y Príncipe de todos los Apóstoles, Pedro”

(Ep XX a Mauricio)

 

Y por último: El ortodoxo, si reconoce la primacía de Pedro por ser Príncipe, debe reconocer que esta primacía no puede repartirse en tres sedes. Ni puede alegarse que Pedro fundó varias sedes.

Porque es perfectamente posible que Pedro fundara varias sedes y que, sin embargo, legara el Primado solo a un sucesor y no a muchos, pues evidentemente la supremacía solo puede ser una (en caso contrario, tendríamos un triunvirato).

Por eso Roma siempre alegó una primacía que nunca alegaron para sí Alejandría o Antioquia, reconociendo así implícitamente este punto. Como de igual manera reconocen los ortodoxos diciendo que Roma tenía el primer puesto, aunque necesiten alegar por necesidad que esto era de honor (cosa que no aparece en ningún Padre y que es una auto-justificación de la separación de la Iglesia Ortodoxa).

Cipriano dice explícitamente que San Pedro tenía una primacía sobre el resto de los Apóstoles.

Para Cipriano la primacía de San Pedro es honorífica, puesto que todos los Apóstoles son iguales en poder y son todos igualmente pastores.

Y para Cipriano todos los obispos son iguales entre sí e independientes los unos de los otros [23].

No es eso lo que dice Cipriano, sino una acomodación de los ortodoxos. Para Cipriano San Pedro era el sello de la unidad que tenía su cátedra.

Por lo que claramente hay algo particular en Pedro que no tiene el resto de los Apóstoles, y que no se resuelve simplemente diciendo que es un “Primado de honor”. ¿Qué significa “honor”, cuando tal primado no depende de un honor (mero título o primacía ceremonial) conferido por la Iglesia, sino de un reconocimiento de superioridad jerárquica y un atributo especial de Pedro por el cual hay que estar unido a él indefectiblemente por disposición divina?

¿Y qué es estar en comunión con Pedro si no es profesar la misma fe y reconocer su jurisdicción?

Pero en ese caso: ¿Por qué hay que estar específicamente en unión con Pedro y no con cualquier otro obispo?

Pedro es el garante de la unidad porque es la cabeza, como implícitamente reconocen los ortodoxos al hablar de un primus inter pares o una primacía de honor. Pero no puede ser meramente de honor aquello que se establece por disposición divina y no por disposición eclesiástica.

Si Pedro y sus sucesores son cabezas visibles de la Iglesia a las que hay que estar unidos, significa que la Sede Apostólica tiene primacía por lo menos en cuestiones de Fe y Costumbres, aunque no las tenga en otros asuntos como el gobierno de la Iglesia o la disciplina o la liturgia.

 

Gregorio Magno señala (Epístola 20 a Mauricio, libro V) que otorgó honor a Pedro y la Iglesia de Roma en virtud del concilio de Calcedonia. Y también rechaza que a un obispo se lo llame “obispo universal”.

 

 

Falso. Gregorio dice explícitamente que la primacía de Roma se fundamenta en la disposición divina del primado otorgado primeramente a Pedro que continúa en sus sucesores en la Cátedra de Roma:

 

“Es algo manifiesto que la Sede Apostólica, por disposición de Dios, es puesta sobre todas las Iglesias

(Ep XXX a Juan, subdiácono).

 

Y también, en la misma Epístola alegada por los ortodoxos:

“…por la voz del Señor el cuidado de toda la Iglesia le fue confiado al santo Apóstol y Príncipe de todos los Apóstoles, Pedro”

(Ep 20 a Mauricio)

 

 

Por otro lado, Gregorio en la Epístola no rechaza la idea de que existe un obispo con jurisdicción universal, sino que rechaza que el obispo Juan se llame a sí mismo “obispo universal” cuando resulta que ni siquiera San Pedro, que tuvo el cuidado de la Iglesia universal, se tituló así.

Por lo que Gregorio no está negando el  papado, sino justamente reafirmándolo. Está diciendo: Si Pedro, que tenía autoridad universal, fue humilde y no se atribuyó ese título, ¿por qué Juan, que no tiene esa autoridad universal, sí se atribuye ese título?
Así dice Gregorio:

“He aquí, recibió las llaves del reino celestial, y se le da poder para atar y desatar, se le confía el cuidado y el principado de toda la Iglesia, y sin embargo, no se le llama el apóstol universal; mientras que el santísimo hombre, mi compañero en el sacerdocio Juan, intenta ser llamado obispo universal. Me veo obligado a gritar y decir: ¡Oh tempora, oh mores!

 

He aquí, todas las cosas en las regiones de Europa se entregan al poder de los bárbaros, las ciudades son destruidas, los campamentos derribados, las provincias despobladas, ningún cultivador habita la tierra, los adoradores de ídolos se enfurecen y dominan diariamente para la matanza de los fieles, y sin embargo los sacerdotes, que deberían yacer llorando en tierra y en cenizas, buscan para sí nombres de vanidad y gloria en títulos nuevos y profanos”.

 

 

Y lo que dirá Gregorio es que el título de “Obispo Universal” fue ofrecido por Calcedonia a Roma a título honorífico; pero no que le fue ofrecido una autoridad, que de suyo se origina en la potestad dada por Cristo a San Pedro y transmitida por sucesión:

“Ciertamente, en honor de Pedro, Príncipe de los apóstoles, fue ofrecida por el venerable sínodo de Calcedonia al Romano Pontífice. Pero ninguno de ellos ha consentido nunca en usar este nombre de singularidad, no sea que, dado algo peculiar a uno, los sacerdotes en general se vean privados del honor que se les debe. ¿Cómo, pues, no buscamos la gloria de este título aun cuando se ofrece, y otro se atreve a apoderarse de él aunque no se le ofrezca?”

 

Por tanto, los ortodoxos que alegan esto cometen una terrible falacia.

 

 

El Papa Zósimo no condenó el pelagianismo y fue él mismo condenado por el resto de las Iglesias.

Pensar que eso niega que las demás Iglesias reconocían la autoridad del Papado es como pensar que la FSSPX niega la primacía de Pedro por criticar el Vaticano II y los Papas post-conciliares.

La realidad es que para tiempos del Papa Zósimo está bien establecido que la propia Roma pretendía tener una autoridad sobre toda la Iglesia y consideraba tener la última palabra en temas doctrinales.

 

San Cipriano no se sometió a Roma y le llevó la contraria en cuestión de doctrina.

No procede.

Porque eso cuando mucho demostraría que Cipriano era un proto-galicano, pero no un oriental; porque él reconoce a San Pedro una primacía que no es meramente honorífica.

 

Para San Agustín, Cipriano estaba en su derecho porque un Concilio ecuménico no había resuelto la cuestión.

Y además, un Concilio ecuménico tiene la última palabra y puede invalidar a una iglesia local, incluida la de Roma.

Y también decía que la adhesión a Roma no era necesaria para la unidad.

San Agustín aceptó sin reserva alguna las cartas de Inocencio I en donde éste habla de su primado sobre toda la Iglesia.

 

 

San Vicente de Lérins, al hablar de la regla de la fe, no menciona la adhesión al obispo de Roma sino a lo que enseña toda la Iglesia.

Si nos adherimos a lo que enseña toda la Iglesia, deberíamos rechazar la idea oriental de un “Primado de honor” y aceptar, con los Padres, que el primado de Roma no era solo de honor.




Cuadro II

Verde: acepta infailibilidad

Naranja: llama a Pedro roca o dice que sobre él se fundó la Iglesia

Rojo oscuro: llama a Pedro corifeo o cabeza o portavoz o semejante

Subrayado: explícitamente habla del primado universal

 

Padres que aceptan fuera de toda duda razonable la superioridad de Pedro o de sus sucesores en la Cátedra de Roma.

Padres que parecen negar dicha superioridad, por distintas razones

-Eusebio de Cesarea (Historia Eclesiástica 2:14; 6:25).

-Afraates (Homilia De Paenitentibus 7:15).

-Ambrosiaster (Comentario a Gálatas, PL 17:344).

-San Hilario (Sobre la Trinidad, 6:20).

-San Basilio (Hom. de poenitentia n.4).

-San Gregorio de Nisa (Panegyric on St. Stephen,3).

-San Ambrosio de Milán (Com. Sal,40:30; Exposit. in evang. Luc. X,175-176; De fide IV.56).

-San Juan Crisóstomo (Hom. Ioann. 21,1; Hom. 88 in Ioann. 1; De Eleemosyna, 3:4).

-Optato De Mileve (De schismate donatistarum II).

-Dámaso I (Decreto 3).

-San Jerónimo (Epist. 14; Epist. 16; Contra Jovinianus 1).

-San Agustín (Sobre los Salmos 55[56]:14; 69:4; Ep 43,3,7; Serm 76,3; Serm 295 2,75 9)

-Efrén el sirio (Homilias 4:1).

-Inocencio I Papa (Cartas 29,1; Ep 181; Ep 182).

-Asterio de Amasea (Hom. 8).

-Cirilo de Alejandría (In. Evang. Ioann. II, 1,42; Coment. Mt.; Catequesis 11,3).

-San Juan Casiano (Contra Nestorium,3:12).

-León Magno (Epístola a los obispos de Viena; Sermón III,2-3; Sermón III,3; Sermón 4,11).

-Concilio de Éfeso (Discurso de Felipe, Legado del Romano Pontífice, sesión III).

-Gelasio, Papa (Decreto de Gelasio).

-San Pedro Crisólogo (Epístola 25 de León por Pedro).

-Bonifacio, Papa (A Rufus Obispo de Tesalónica, Epistola 13).

-Omisdas Papa (Libellus professionis fidei)

-Gregorio Magno (Ep. XL; XXX a Juan, subdiácono; Ep a Columbo, XLVIII, Libro II; Ep XX a Mauricio).

-Isidoro de Sevilla (in PL:84)

-Agatón Papa (Al concilio de Constantinopla).

-Máximo el confesor (Opuscula theologica et polémica).

-

-Firmiliano de Cesarea (Epistle To Cyprian, Ep 75(74):17)

Padres que lo aceptan implícitamente, o puede deducirse que lo hacen.

 

-San Epifanio (In Ancorat , 9:6; Panarion, II-III).

-San Panciano de Barcelona (Epist. 3 ad Sempronium n.11)

-Teodoreto de Ciro (Ep. 3 a Ireneo; Ep. 86 a Flaviano).

-Basilio de Seleucia  (Oratio 25)

-Máximo de Turín (Homilía 63)

-Concilio de Calcedonia (Acts of the Council, session 3).

-San Próspero de Aquitania (The Call of All Nations,2:28)

 

 

Si los ortodoxos tienen Padres que niegen explícitamente la autoridad de Roma, estaría genial que los citen, y que no presenten meramente autores por la mitad ni citas torcidas de autores como Gregorio Magno que sí aceptan el Primado de Roma.

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