sábado, 12 de noviembre de 2022

Por qué no soy protestante

Definición de protestantismo: Conjunto de denominaciones cristianas surgidas en general a partir del siglo XVI y que tienen en común las doctrinas de la justificación solo por la fe, oponiéndose a la doctrina católica de la justificación, y la Sola Escritura, oponiéndose a la doctrina de la Tradición como depósito de la revelación y a la autoridad magisterial de la Iglesia.


  Esta definición es tan amplia que abarca incluso a luteranos y anglicanos.

Pero en realidad excluyendo a luteranos y anglicanos, que en realidad son una minoría, hay varias doctrinas que son comunes a las denominaciones protestantes (sin por eso negar que pueda haber protestantes en particular que no sostenga algunas de estas cosas):

-El rechazo a los deuterocanónicos como libros inspirados.

-El rechazo de la existencia de una Iglesia visible.

-Rechazo de la infailibilidad de la Iglesia.

-Rechazo de la existencia de una cabeza visible y su infalibilidad.

-Rechazo del episcopado monárquico vinculante.

-Rechazo de la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía.

-Rechazo de la Eucaristía como sacrificio propiatorio.

-Rechazo de la existencia de sacramentos.

-Rechazo de la necesidad del bautismo y sus efectos.

-Rechazo de la existencia del purgatorio o purificación del pecado en la otra vida.

-Rechazo de las oraciones o sufragio por los difuntos.

-Rechazo de la intercesión de los Santos.

-Rechazo del poder sacerdotal para absolver los pecados.


Definición de denominación cristiana: congregaciones que profesan las verdades esenciales de la fe cristiana, que consisten en la creencia de la Santísima Trinidad, que el Hijo de Dios se hizo hombre, nacido de una Virgen, para redimir al mundo del pecado por su muerte en Cruz como Mesías prometido, para resucitar al tercer día y ascender al cielo, en donde se sentó a la diestra del Padre para luego volver el último día y juzgar a todos los hombres según sus obras, siendo unos destinados a la vida eterna y otros a la condenación eterna.

Con esta definición se excluye a mormones, Testigos de Jehová, pentecostales unicitarios y cualquier otra secta semejante (“secta” no en un sentido peyorativo).


Aquí simplemente expongo las razones para no ser protestante; pero no aplica para ortodoxos, que coincidirán en todo lo aquí expuesto.

Con esto, pasemos a las razones.


Razón 1: Varias doctrinas protestantes son manifiestamente falsas a la luz de la Sagrada Escritura y la Tradición.


   En efecto, la Escritura enseña explícitamente doctrinas que muchísimos protestantes niegan. Y la que creo que es más clara y relevante de estas es la doctrina de la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía. Esto por sí solo basta para rechazar gran parte de las denominaciones protestantes y quedarse solo entre las Iglesias anglicana y luterana. 

 Otra doctrina negada es la necesidad del bautismo para la salvación y los efectos que produce, donde para gran parte de los protestantes solo es una manifestación pública de la fe y no un sacramento.

 En esto también se incluye la doctrina de la Iglesia jerárquica, visible, infalible e indefectible. 


  Y eso que solo estoy hablando de doctrinas que son explícitamente enseñadas por la Escritura, no metiéndome con otras igual de relevantes.


Razón 2: Varias doctrinas que muchos protestantes impugnan como errores al Catolicismo, apelando solo a la Escritura son indemostrables que sean verdaderamente errores y doctrinas falsas.


  En efecto, muchos protestantes discrepan con la enseñanza católica en doctrinas tales como la veneración de los Santos, la intercesión de los Santos, el bautismo de infantes y la licitud del uso y veneración de imágenes. Pero hasta ahora no he podido encontrar protestantes que me demuestren racionalmente y con base a las Escrituras que tales doctrinas son falsas. E incluso hay protestantes que aceptan algunas de tales doctrinas, por lo que tampoco hay uniformidad en esto.

   Sin embargo, muchos protestantes apelan a estas doctrinas como motivos de sobrepeso como no ser católicos. Y dedican una gran cantidad de tiempo a tratar estas cuestiones que ni siquiera pueden demostrar que sean erróneas.

   Tomemos, por ejemplo, la intercesión de los Santos.

  Algunos protestantes iniciarán negando la posibilidad de la intercesión de los Santos en el hecho de que los difuntos no tienen consciencia. Pero en general un protestante dirá que no es posible que intercedan porque solo es Cristo es Mediador. Sin embargo, él mismo aceptará que los unos podemos interceder por los otros. A esto responderá el protestante que una cosa es interceder los unos por los otros aquí en la tierra, y otra es pedir intercesión a los Santos en el cielo. Sin embargo, cuando se le pida que diga en qué fundamenta esa distinción del poder pedir intercesión entre nosotros pero no pedir intercesión a los Santos o Ángeles, responderá que éstos no son omniscientes. Pero es evidente que la misma Escritura enseña que en el Cielo los ángeles tienen conocimiento de lo que sucede aquí en la Tierra; y que los difuntos recuerdan su vida en la Tierra. Esto ningún protestante me lo ha negado, y sin embargo no se entiende de dónde deduce que los Santos y Ángeles no pueden conocer las peticiones de los fieles.

   Por lo que resulta que, al final, para el protestante sí es teóricamente posible que los Santos y Ángeles intercedan y fundamenta todo su rechazo a tal doctrina en una imposibilidad cuasi absoluta del alma separada y de la sustancia espiritual de tener conocimiento contingente del mundo físico. Pero justamente tal imposibilidad no la puede derivar de la misma Escritura, siendo que la misma Escritura da esbozos de lo contrario.

Esto es solo un ejemplo.


Otro ejemplo es la idea de venerar a los Santos, o específicamente a la Virgen María (al parecer a veces ignoran que la veneración a María y los Santos es cualitativamente la misma: dulía).

  Lo primero que dirán es una de dos: O que la Biblia no muestra a los Apóstoles o Jesús mandando a venerar a María, o que los católicos cometemos idolatría y eso la Biblia lo condena. Sin embargo, esto se neutraliza fácilmente mostrando cómo la Escritura sí enseña que hay que rendir dulía a los Santos y, por ende, a María; y que esto no es equiparable a la latría.

   Esto lo aceptan a punto tal que ni siquiera se ponen luego a discutirlo, sino que simplemente luego pasan a criticar el modo en que los católicos rinden dulía y a tratar de justificar porqué los católicos en realidad están tributando latría a los Santos y no dulía.

   Y es allí que pasan a criticar prácticas como prender velas, tener imágenes, postrarse ante ellas; eso cuando están en lo correcto, porque cuando no es así saltan con disparates tales como que le rezamos a las imágenes (evidentemente no hacemos eso).

  Pero centrándonos en lo primero, cuando se les demuestra cómo en la misma Escritura signos como el postrarse no indican necesariamente latría sino también dulía y que lo mismo aplica para lo demás, queda entonces muy poco que discutir.


Lo mismo con la cuestión de las imágenes: rechazarán las imágenes apelando a toda la letanía de versículos en los que la Escritura condena la idolatría y los ídolos. Todo eso se desmorona cuando se parte de la distinción entre ídolo e ícono, y entre la dulía y latría relativa y absoluta; y mostrando cómo tales ideas son bíblicas y racionales, y que las aceptamos todo el tiempo (incluso los protestantes) y que no son meras distinciones abstractas sacadas de la manga.


Podríamos seguir mostrando todo esto con las demás doctrinas, pero se entiende el punto.


Por lo que: Si yo fuera un cristiano sin denominación pero quisiera tomar una postura, y analizara los argumentos a favor y en contra de cada doctrina, llegaría a la conclusión de que en realidad no está demostrado razonablemente que son falsas, que está demostrado en cambio que es más razonable pensar que son verdaderas y que, por tanto, son otro motivo más para ser católico.


Razón 3: El protestantismo es inconsistente al dogmatizar un Canon sin creer en el Magisterio y negar que la Tradición sea fuente de Revelación, sosteniendo así la Sola Escritura

 

   Para rechazar doctrinas católicas como la intercesión de los Santos, el purgatorio y la oración por los difuntos los protestantes suelen alegar que a tales doctrinas los católicos simplemente las fundamentamos en los libros deuterocanónicos (algo falso, pero es lo que he visto que dicen). Por lo que ellos negarán que los deuterocanónicos sean libros inspirados, con lo cual no se ven obligados con las enseñanzas de estos libros.


   Con esto los protestantes buscan dogmatizar el canon y decirle a los católicos que tienen un canon equivocado. Es decir, los protestantes pretenden que es demostrable que su canon es el correcto.

   Pero los argumentos por los cuales los protestantes quieren demostrar que su canon es el verdadero y por los cuales hay que desechar los deuterocanónicos son tremendamente débiles, y en general apelan a la Tradición, sea judía o sea cristiana.


   Además tal argumentación es fútil, porque es evidente que en el protestantismo, al no existir una autoridad infalible, no puede existir tampoco un canon definido que sea vinculante para todos los cristianos; y la doctrina de la Sola Escritura agrava aún más esto porque la misma Escritura no define cuáles son sus libros y cuáles no ni la Tradición sirve para resolver la cuestión de modo vinculante.

   Pero es tremendamente paradójico que los protestantes se vean obligados a apelar a la Tradición y confiar en ella para sostener que de ella nos viene el canon. Sin embargo, puesto que se rechaza por principio que algo como la Tradición sea vinculante, es evidente que absolutamente ningún cristiano estaría obligado a seguir a la Tradición en esto, puesto que la misma Tradición no es infalible.

   Además, muestra que son enormemente selectivos a la hora de apelar a la Tradición, puesto que aceptan esto del canon pero consideran que en gran cantidad de otros temas la Tradición está errada y la rechazan. 

   Por otro lado, incluso los libros del Nuevo Testamento no afirman en ningún lado ser inspirados, menos Apocalipsis. La idea de inspiración no aparece en Mateo, Marcos, Lucas, Juan o Hechos, y tampoco en las cartas de San Pablo.  Por lo que la propia idea de que los libros del Nuevo Testamento sean inspirados no se encuentra en el Nuevo Testamento; lo cual va en contra de la misma doctrina de la Sola Escritura.  

   Por lo que, siendo protestante, parecen consistentes con su propia doctrina aquellos que rechazan tal o cual libro como Judas, Santiago o Apocalipsis; y estarían en todo su derecho de hacerlo según los principios que acepta. Si alguien puede eso, nada impediría que alguien rechazara como apócrifas los llamado deuterocanónicos del Nuevo Testamento apelando a la crítica textual moderna.


En el Catolicismo nada de esto es un problema, porque tanto Biblia como Tradición son fuentes de revelación, y a su vez existe una autoridad infalible que puede determinar cuál es el canon.


Razón 4: El protestantismo destruye la indefectibilidad de la Iglesia

  Al separar al Cuerpo de Cristo de cualquier estructura eclesiástica jerárquica gubernamental, subsistiendo la Iglesia simplemente en la multitud de creyentes en Cristo separados en tiempo y en espacio, el protestantismo lleva a negar la indefectibilidad de la Iglesia visible.

De esto derivan su rechazo a la autoridad de la Iglesia Católica y su consideración de que ha caído en error o en apostasía.

  Sostienen que la Iglesia no está dotada de infalibilidad, lo que lleva necesariamente a que la jerarquía de la Iglesia primitiva post-apostólica podría enseñar doctrinas erróneas, y hacer Concilios con declaraciones de fe con doctrinas manifiestamente falsas. Eso sería perfectamente plausible, y los cristianos simplemente no tendrían ninguna obligación de asentir a tales declaraciones de fe erradas. Como la Iglesia son los creyentes y no un cuerpo jerárquico gubernamental no habría ningún problema con esto; los cristianos lo único que deberían hacer es no obedecer a los pastores con sus doctrinas erradas y, simplemente, formar sus propias congregaciones.

   Pero toda esta doctrina protestante es completamente falsa, por cuanto la misma Escritura enseña que la Iglesia de Cristo tiene pastores con autoridad que pueden enseñar de modo infalible determinando cuestiones de fe asistidos por el Espíritu Santo.

Negado esto la potestad de enseñar de la Iglesia queda reducida a la mera exhortación o recomendación, pero sin ser vinculante para los cristianos. Eso nos lleva al siguiente punto.


Razón 5: El protestantismo destruye la unidad de la Iglesia

   El protestantismo ha llevado necesariamente a multitud de divisiones entre los cristianos. Llegan a creer en una Iglesia invisible a la que pertenecen multitud de personas de diferentes denominaciones que incluso se tachan de heréticos entre sí. Además, por negar el episcopado monárquico ningún cristiano está obligado a sujetarse a su pastor, y ante cualquier discrepancia doctrinal o de disciplina moral cualquiera puede formar su propia congregación o pasarse a otra ya existente. Incluso es evidente que los pentecostales no reconocen ninguna autoridad a un obispo episcopal, anglicano, luterano, católico u ortodoxo; ni reconocen sus concilios.

   Sin embargo, esto es claramente un disparate y no tiene nada que ver con la Iglesia Apostólica, donde había una sola Fe y una comunión de todas las Iglesias, donde en cada Iglesia los fieles debían someterse a sus autoridades y donde desobedecerlas y separarse constituye cisma.

   En este protestantismo que acepta una Iglesia invisible a la que pertenecen todos los cristianos de todas las denominaciones no puede existir la idea de cisma.


Razón 6: El protestantismo es una innovación que sería considerada herética y cismática por todos los Padres y los mismos Apóstoles

  Es una realidad evidente que el protestantismo es innovador, por cuanto creencias como la negación de la Presencia Real, el carácter sacrificial de la Misa, la intercesión de los santos, la oración por los difuntos, la Virginidad de María y el episcopado monárquico son ideas rupturistas con la Iglesia precedente. Eso lo reconocen los mismos protestantes; y reconocen asimismo que se separan de la Iglesia Católica, y muchos ni siquiera reconocen a los católicos el carácter de cristianos.

  Esta actitud, evidentemente, habría sido considerada cismática y herética por los Padres de la Iglesia; aquellos a los que los mismos protestantes muchas veces apelan y citan. Por lo que no es coherente a la vez estar en comunión con los Padres y ser protestante; puesto que todos los Padres habrían lanzado el anatema contra ellos.

 Muchos protestantes, entonces, apelarán a que tal o cual Padre no sostenía lo que la Iglesia Católica enseña sobre tal o cual cuestión (v.gr. San Juan Crisóstomo no creía que María tuviera inmunidad al pecado actual; San Jerónimo no creía que los deuterocanónicos fueran inspirados). Pero la realidad es que en muchas cuestiones los Padres estaban de acuerdo con doctrinas que los protestantes niegan y consideraban herejes a los que los negaban (v.gr. San Jerónimo, San Efrén y San Agustín tachan de herejes a los que niegan la Virginidad perpetua de María); y aunque los Padres podían errar en cuestiones todavía no definidas sin embargo se habrían sometido a la enseñanza infalible de la Iglesia si ella se hubiese pronunciado, cosa que los protestantes no hacen. Justamente los protestantes se glorían de hacer lo contrario. 


Todas estas razones me impiden a mí ser protestante.


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